sábado, 31 de julio de 2010

Walking by myself

interrogacion400   

Gus es pequeño,
tranquilo y manejable.
Original.
Ágil si se lo propone.
No es sofisticado,
ni elegante,
pero resulta atractivo 
y blandito,
al tacto.  

Gus se vuelve loco
entre mis manos.
Pero no es como tú.

Gus no sabe besar.
No me acaricia,
ni me dice palabras cariñosas.
No sabe hacerme reír.
Y no me abraza,
después de alcanzarte…

Porque es a ti a quien deseo,
todas las veces 
que me consuelo con él.

 

Dime, ¿quién es Gus?

miércoles, 28 de julio de 2010

Las cosas que parecen cotidianas pero no lo son tanto.

              Dos macetas. 0

Sara se despertó por la mañana, bastante temprano para lo habitual y tan envuelta entre la sábana que parecía un bocadillo de mortadela. Y en lugar de seguir con el proceso habitual de convertirse en una persona normal y corriente, simplemente abrió la persiana de la habitación, cerrada para pasar la noche, y de nuevo se volvió a la cama y se puso a leer porque leyendo siempre se borraban los sueños nocturnos que no tenían explicación en la vida normal y corriente.

Esa noche, por ejemplo, Sara había soñado con un muerto, un hombre joven, estaba tirado en la calle, medio despedazado y sin cabeza, eso era lo más notorio, como si lo hubiera atacado un animal. Sobra decir que Sara había tenido miedo de esa visión tan descabellada. Pero también había soñado que estaba curioseando en unas estanterías del Carrefour, en las que había copas de cristal para servir helado, tazones, platos y escurridores de verdura de todos los colores.

Porque Sara soñaba en colores, no sabía si eso tenía algún significado especial pero así era.

Cuando llevaba un rato leyendo, Sara pensó que sería delicioso volver a cerrar la persiana, acurrucarse, encogerse y no preocuparse por sus sueños ni por nada. Vacío absoluto. Una imagen blanca. O negra.

Algunos días Sara tenía deseos así. Esconderse, esa era la palabra. Quería esconderse, olvidarse del mundo real con sus obligaciones y sus normas estúpidas. Sobre todo los domingos.

Porque Sara comía todos los domingos con sus padres, con sus hermanos, con sus hermanas, con sus cuñados y cuñadas, todos sus sobrinos, aún pequeños y su abuela materna. Bueno, aunque para ser honrada, Sara no debía incluir en esa lista a su abuela porque ella era diferente. Sí, la borraría, a ella no tenía que aguantarla, todo lo contrario, era un placer estar con esa mujer, la única de sus abuelos y abuelas que se había resistido todavía a dejar este mundanal ruido.

Pero sólo lo pensó.  

Lejos de eso cerró el libro, anotando mentalmente el capítulo por el que iba. ¡Que tontería! Siempre hacía eso cuando no tenía un marcapáginas a mano, aún sabiendo que siempre, siempre, se olvidaba del número en cuestión. A continuación puso los pies en el suelo de madera y se incorporó. Comenzó a andar hacia el baño. Si alguien la viera por unos prismáticos se reiría o simplemente se quedaría confuso, porque los días que Sara se despertaba así, sin querer ser una persona normal y corriente, se iba caminando hacia el baño muy lentamente, arrastrando los pies como si fuese una autómata porque en el fondo no quería levantarse.

Almudena      Inés      Alejandra      Tonet      Nieves 

Y es que Sara no podía evitar sentir dolor al imaginar la sobremesa con sus padres, con sus hermanos y hermanas, con sus maridos y sus mujeres, con todos sus sobrinos, aún pequeños y con su abuela, la madre de su madre.  Porque Sara quería tener hijos. En realidad cuando se escondía pensaba siempre en eso, en la maternidad, en su bebé que sería gordochito con rosquitas en las piernas que ella mordería mientras lo cambiaba de ropita, y olería como huelen los bebés, y lo acercaría muchas veces a su rostro para darle besitos amorosos, y le echaría talco en el culito para que no se le irritara y le pondría colonia Nenuco para peinarle la pelusilla de la cabeza y...

Al pasar por el espejo de la cómoda, se paró, se miró fríamente y con toda la rabia de la que fue capaz, escupió:

-Vete a la mierda, imbécil.

P-Patri. 0

Estas son algunos de los pequeños regalos que he estado bordando estos días
para hacer llevadera mi convalecencia.
Las dos macetas con flores y la P, ya han sido debidamente enmarcados.
Y los nombres son todos marcapáginas.
No está incluído el mío por si alguien se pone a pensar.
Las fotografías las hizo Senia. 

lunes, 26 de julio de 2010

At home

Holly

Recostada sobre la cama, observo como Congo, entusiasmado, prepara las maletas, un verano más. El sol del Sur y el calor de su gente lo esperan con los brazos abiertos.

Cuando termine la tarea, sé que se tumbará a mi lado y dejará que me acurruque en su pecho desnudo. Sabe que así se disipan las pequeñas nostalgias que me sobrevienen en su ausencia.

Y es que la vida sigue más allá del sofá anaranjado en el que vivo últimamente, rodeada de mi maleta de mimbre llena de hilos de colores, de los teléfonos, de los libros, del ordenador… viendo películas antiguas que me hacen soñar, que busco con Congo, a un gato sin nombre:

- Gato, Gato… Gato… Gato

 

La imagen está quitada de este vídeo,
de la película “Desayuno con diamantes”.

jueves, 22 de julio de 2010

Viaja con nosotros II. Reflexiones

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Mientras os dejo más fotos de la Transpirenaica, quisiera reflexionar sobre algo en lo que pensé ayer.

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Ayer me acosté agitada. Andaba yo pensando en la muerte y en “la insoportable levedad del ser” (siempre me ha parecido un título sublime). Y a pesar de que Congo me rodeaba con sus brazos amorosos y que su respiración acompasada me acunaba, tardé mucho tiempo en dormirme. Y la agitación se coló en mis sueños.

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Antes de montar en nuestro caballo grís, siempre pienso también en la muerte. ¿Cómo no hacerlo? Igual que “el algodón no engaña”, las estadísticas no mienten. Y los accidentes tienen lugar, lo queramos o no, y una vez producidos, no somos quiénes de comprender o explicarnos ni cómo pasaron, ni por qué.

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Los días previos a comenzar la Transpirenaica tuve en cuenta la posibilidad de que pudiera ser que no volviéramos a casa. Tanto es así que dejé apuntada en el corcho de la salita, la contraseña del blog, para Senia, por si me pasara algo. Y no es que esta prevención por mi parte haya sido un pálpito, una premonición, cosa de meigas, o algo parecido; más bien seguía el consejo refranero de mi abuela y de mi madre: “Mujer prevenida, vale por dos”. Sólo estaba teniendo en cuenta la cuestión del porcentaje.

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Pero volvimos a casa salvos y sólo con dos huesos rotos. Una menudencia comparada con algunas noticias del periódico.

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Desde hace tiempo no me asusta la muerte.
Sí me asustan, en cambio, la Enfermedad, el Dolor, la Tristeza, la Pobreza.

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Por un lado, siento que mi misión en la vida (digamos la más importante) ha concluído: Senia ya es mayor de edad. Y si bien me echaría de menos si faltara, saldría adelante. Creo que le he inculcado las suficientes referencias como para que pudiese seguir madurando sin mí.

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Y por otro lado, desde que Congo llegó a mi vida, siento que ya he conseguido alcanzar ese amor con el que tanto tiempo llevaba soñando. Desde que tengo uso de razón, puedo añadir.

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Es decir, soy muy feliz; y no es una frase hecha.

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Cuando me acuesto en la cama cada noche, aún los días en que estoy agitada, como ayer, siento que he aprovechado mi vida y que si tuviera que morirme ya, lo haría con la sensación del trabajo cumplido y bien hecho (al menos de la mejor forma que sé).

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Pero no quiero morirme todavía. Todo lo contrario. Quiero vivir muchos años disfrutando esta sensación recién conseguida, sobrellevando las adversidades que se me presenten con optimismo y resignación y disfrutando, si es posible…

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… de más viajes como éste,

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y con personas como éstas.

Congo y yo
Porque nosotros lo valemos.

 

Gracias a P.P., a Mª Carmen y a Tuchy por las fotos.

Viajar es una buena forma de aprender y de superar miedos
Luis Rojas Marcos

Si al franquear una montaña en la dirección de una estrella,
el viajero se deja absorber demasiado por los problemas de la escalada,
se arriesga a olvidar cual es la estrella que lo guía.
Antoine De Saint-exupéry

lunes, 19 de julio de 2010

Viaja con nosotros. I

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Esta es la primera vez en mi vida que tengo un yeso. Aunque debo puntualizar un poco más: Ésta es la primera vez en mi vida que me he roto un hueso, bueno dos. Tampoco está tan mal para mis 47 años. En realidad tampoco he tenido nunca enfermedades graves, ni he estado hospitalizada más que el tiempo necesario para traer al mundo a Senia. Puedo decir que soy una mujer afortunada.

Esto de la inmovilidad lo llevo bastante bien ya que tengo muchas aficiones caseras a las que puedo dedicarme a mis anchas en estos momentos. Aunque parezca mentira casi no me llegan las horas del día de tantas cosas como quiero hacer. De hecho estoy trasnochando bastante. Ser hiperactiva es lo que tiene.

El ordenador se está llevando la peor parte porque me está dominando la fiebre del punto de cruz y la lectura. Ya he hecho dos baberos, dos letras para enmarcar, unas macetas de flores (todo para regalar) y al mismo tiempo estoy terminando un mantel. Y en cuestión de lecturas ya he dado cuenta de algunos libros y relatos que tenía pendientes y ayer comencé la emocionante historia de Adam Walker, el protagonista de “Invisible”, de Paul Auster.

Pero tampoco quiero descuidar mis visitas a vuestros blogs, ni descuidar el blog. Vamos… que casi que me estoy estresando. Es broma.

Como ya dispongo de fotos de la Transpirenaica porque nuestro querido fotógrafo del Club P.P., y otras compañeras que también hicieron algunas, ya las descargaron, llegó el momento de volver la vista atrás y recordar algo de nuestro viaje. La foto superior que os dejo hoy y la única que Congo me hizo con el móvil, muy bien acompañada de una estatua, por cierto, es de un lugar de Gerona muy emblemático. Seguro que en seguida reconocisteis al personaje y el pueblo. ¿A qué sí?

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Estamos en Cadaqués, el pueblo más oriental de la península, junto al mar. Su mar. Porque Cadaqués es sin duda , Salvador Dalí, el lugar donde se encuentra su Casa Museo, abierta al público en 1997, y en la que se puede visitar su taller, sus recuerdos, su biblioteca, sus habitaciones… A Congo y a mí nos hubiera encantado visitarla pero los viajes en grupo, ya se  sabe, hay que adaptarse a la mayoría y la visita al museo no entraba en el plan.

El pintor surrealista Salvador Dalí (la estatua de la primera foto), cuya família tenía en el pueblo la residencia veraniega, donde había estado de visita en su época de estudiante Federico García Lorca, volvió de Nueva York en 1948 y se instaló en Port Lligat una de las calas del término municipal. También atrajo Cadaqués a celebridades tan destacadas como Eugenio D'Ors que escribió sobre sus estancias veraniegas en el pueblo, Pablo Picasso, Rafael Durancamps o Joan Miró.

Antes de pararnos en Cadaqués a tomar una cocacola y a recoger agua de mar en unas botellitas muy vistosas,

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visitamos el Cabo de Creus, el punto más al este de la península ibérica,

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declarado desde el año 1998 como Parque Natural, siendo el único en España con dos zonas, la marítima y la terrestre, y considerado como el área deshabitada más grande de la costa mediterránea española.

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En la punta del Cabo de Creus vimos el mítico Faro de Creus , lugar donde se rodó la película, “El Faro del Fin del Mundo” (1971), basada en la novela homónima de Verne y protagonizada por los actores Kirk Douglas, Yul Brinner y Fernando Rey.

Congo y yo también sentimos que el mundo podía acabarse en ese lugar porque el viento Tramontana que soplaba era tan impresionante que zarandeaba las motos como si fuesen juncos.

El mismo día de la excursión (domingo 20.06.10) comimos en Can Tura, un restaurante muy peculiar, donde no existe carta  y se va comiendo de los platos, muy variados, que te van sirviendo; hasta reventar. El lugar es muy rústico, con animales sueltos (avestruces, pavos reales, jabalís, cerdos, gallinas, ocas, ponis, gatos… ), un río al lado… Para repetir, la verdad.

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Y para rematar la tarde, antes de volver al hotel paramos en un bar de carretera con una terraza estupenda, desde la que podíamos divisar Castellfollit de la Roca, uno de los municipios más pequeños en extensión de Cataluña. El perfil de la iglesia y de las casas que cuelgan sobre la pared basáltica, al borde del precipicio, se ha convertido en una de las imágenes más fotografiadas y pintadas de Cataluña.

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jueves, 15 de julio de 2010

Stay

Teresa Aedo

J.C. era alto, guapo, delgado y sofisticado en sus gestos.
J.C. vestía peto vaquero y camiseta porque él era muy moderno. Cool, diríamos hoy en día.
J.C. sabía tocar la guitarra como nadie de la pandilla y tenía una voz que te llegaba directamente al corazón.
J.C. bebía té con leche cuando la mayoría bebíamos Kas limón, Cocacola o como mucho, para parecer más elegantes, Ginger Ale.
J.C. fumaba en pipa cuando la mayoría fumábamos Winston, Record, Condal o Ducados.
J.C. vivía en la capital y venía al pueblo, durante el mes de agosto, a veranear a casa de sus abuelos, cuando ninguno de nosotros veraneaba.
J.C. ya tenía claro lo que quería estudiar cuando la mayoría no teníamos ni idea, creo que decía que quería ser Biólogo marino.

Me enamoré de J.C. en cuanto me lo presentaron.

Pero yo era bajita, tirando más bien a rellenita, monilla pero sin tirar cohetes y mi sofisticación todavía estaba por descubrirse.
No tocaba ningún instrumento y cantaba como un disco rayado.
No bebía ni Kas limón, ni Cocacola, ni Ginger ale, yo bebía Trina de piña.
Fumaba Ducados, más por moda que por convicción.
No veraneaba, que más quisiera yo.
Ni tenía ni idea de lo que quería ser de mayor, bastante difícil me estaba resultando tener lo años que tenía.
Y para colmo de males siempre estaba tan nerviosa que me sudaban las manos, las axilas y hasta temblequeaba un poco en el sofá de la cafetería donde solíamos reunirnos.

Durante dos meses, julio y agosto, estuve rendidamente enamorada de J.C. Tanto que hasta le puse música a nuestro amor imposible.

J.C. era el hombre de mi vida.
¡De jóvenes somos tan impresionables!

Hoy, convertida ya en mujer adulta (bastante adulta), ni siquiera lo puedo buscar en Facebook porque no me acuerdo de sus apellidos y las cartas que me escribió, dos, si mal no recuerdo, donde ponía su nombre completo y dirección, las tiré en algún momento a la basura, supongo que en un ataque de autoafirmación.

 

El dibujo es de aquí

martes, 13 de julio de 2010

LLuvia



Cuando te fuiste llovía y las Navidades estaban cercanas.

Tú sabías cuanto odiaba esas fechas señaladas, te lo había contado, pero a pesar de eso no volviste atrás la mirada.

¡Que dura puede ser la lluvia cuando acaba de partirse el corazón!

Lejos de ser el agua, redención para la tierra seca y alimento, es el ahogo en la gargata, la ropa mojada que nos encharca hasta los huesos.

Cuando te fuiste, llovía y yo tuve que seguir bajo el aguacero.

Sola.

La imagen es de aquí

lunes, 12 de julio de 2010

Érase una vez...

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Si os asomáis conmigo por esta ventanita, os contaré un cuento. ¿Queréis? 

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Érase una vez una niña pequeña que parecía chinita, a la que su madre, la sirena Aldabra, le llamaba "Currusquiña" de forma cariñosa, aunque su nombre verdadero era Senia.

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La niña Senia creció poquito a poco, con muchos mimos y cuidados. ¡Ojito con el sol en la cabeza!.

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Su madre la llevaba muchas veces a pasear al puerto y le enseñaba los barcos y las grúas gigantes. Y también la acercaba a ver la Fuente de las ranitas y los delfines, ya que le gustaban mucho los chorros saltarines del agua.

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"Currusquiña" era una niña muy sonriente aunque con un genio bastante respondón, que a la Sirena Aldabra volvía loca. Estaban siempre en un rifi-rafe, tensando la cuerda por los dos lados a ver quién podía más. Siempre ganaba mamá Sirena, no podía ser de otra manera, porque quería hacer de la niña una mujer de provecho y no podía bajar la guardia ni concederle caprichos.

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Senia (porque a medida que creció dejó de ser "Currusquiña") no tardó mucho en hacer buenas amigas en el colegio porque tenía un caracter muy sociable y dicharachero. Su "más amiga" desde Primaria era Quela. Coincidieron en un campamento de verano en Sarria, con 8 años y ya nunca más se separaron hasta... La muerte que es traidora se llevó a Quela con 18 recién cumplidos. Una gran pérdida que Senia tardó en asumir. Y aquél "SIEMPRE" que un día escribieron en una foto de la dos tuvo que convertirse en un adiós cruel.

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Estuvo mucho tiempo triste. Muy triste. La Sirena Aldabra, la vigilaba de cerca para que no se desmoronara y procuraba, en la medida de lo posible, que tirara para delante, sin Quela presente de forma física, pero con Quela en el corazón. Ahí sí que siempre Quela estaría PARA SIEMPRE.

perdida 
Muy perdida, Senia buscaba explicaciones y porqués. No era capaz de encajar que hay cosas que suceden porque sí, porque está escrito en nuestro destino desde el mismo momento en que nacemos.

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Y dejó el mar. Porque Quela era el mar. Y sigue siendo el mar.

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Pero siguió haciendo nuevos nuevos amigos porque la vida sigue, lo queramos o no y hay que vivirla de la mejor  forma posible.

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Y con ellos voló alto. 

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Y viajó lejos.

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Y estudió todo lo que pudo aunque a veces los resultados no la acompañaran.

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Y descubrió cosas nuevas que la llenaron de asombro.

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En todo este periplo que estaba siendo su vida, la acompañó desde el primer día su querida prima Ale, de su misma edad. Tan sólo las separan 15 días de diferencia en la fecha de nacimiento. Dos caminos paralelos que se tocan cada año por Semana Santa, Navidades, algún puente, Verano... porque viven separadas por unos cuantos cientos de kilómetros.

 
Entre riñas y reconciliaciones siempre supieron encontrar el lugar exacto en el que seguir queriéndose como familia y como buenas amigas.

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Senia cumplió los 16 acompañada de sus abuelos, los padres de la sirena, a su lado cada día como ángeles de la guarda.

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Y como regalo, mamá Aldabra le dejó conducir una motocicleta para poder realizar sus desplazamientos con más comodidad. Además, así se libraba ella de hacer algunos viajecitos para recogerla, al menos los días que no lloviese.

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En su camino de hacerse mayor, Senia quiso probar la miel de las pasarelas.

desfile
Y participó en algún desfile local. ¡Que desengaño descubrir que hasta en estos acontecimientos menores había enchufismos, rencillas, envidias...! Así que pronto renunció.

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Y siguió buscando su lugar en el mundo, disfrazándose, a veces, de otra chica que no era ella.

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Probó a ser una mujer fatal,

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y una chica rebelde.

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Pero le iba más el papel de Maga, sacándose del sombrero una paloma blanca, si era necesario.

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O el de reportera gráfica. Porque si había  algo con lo que siempre disfrutaba Senia era con dejar constancia de todas las cosas bonitas que le iban pasando en la vida.

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Como por ejemplo, irse de boda.

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O de excursión con el Instituto. Más cuando aún por encima, venía con un oso de peluche de regalo.

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¡Ay, la niña "Currusquiña", aquella de cara de chinita! Creció tanto y tanto creció que hasta se echó un novio.

- ¡Parece mentira! ¿ Pero como puede ser?, se preguntaba la Sirena Aldabra, si para ella, la niña "Currusquiña", seguía siendo una niña pequeña.

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- ¡Ay, mi pequeña!, decía la Sirena Aldabra. ¡Ay, que mayor soy ya! Este verano, otra vez el 12 de Julio, cumplirá un año más, no paraba de repetirse cansinamente.

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- ¡¡¡ 19 años!!!, ¡¡¡ No puede ser !!!

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- ¿Cuándo te escapaste de mis brazos?, se decía Aldabra, cariacontecida.

Pero como la sirena Aldabra era una Sirena muy positiva, que no se dejaba vencer facilmente por las dificultades, le dijo a la niña Senia:

- Pues, ea, si tienes que cumplir años, cúmplelos, pero no te olvides de algunas cositas:

Que estoy muy orgullosa de ti y que a pesar de que te reprendo muy a menudo es porque te quiero y quiero que aprendas como se han de hacer las cosas.

Que mi deseo es que la vida te depare lo mejor y que si no es así, estés preparada para afrontar las contrariedades. No te olvides nunca de luchar. Y de luchar. Porque nada se consigue sin esfuerzo.

Que intentaré seguir a tu lado para ayudarte, como hasta ahora, pero recuerda que lo difícil tendrás que hacerlo tu misma. Porque aunque te quiero mucho mucho, las madres no lo podemos todo.    

i love you
Con todo mi corazón,