Autorretrato
(así es como me veo por dentro)
Hace ya bastantes años escribí unas pequeñas memorias, y digo pequeñas porque mi vida es pequeña, yo soy pequeña… Les puse: un poquito de realidad, un toque de fantasía, mucho humor, ironía a raudales, dos pizcas de rabia y muchas ganas de luchar en cada línea… Las publiqué por primera vez en el blog un 3 de marzo del 2008, recién estrenadito como quien dice, ya que el 28 de diciembre del 2007, publiqué por primera vez. Y las titulé: “Autorretrato”.
Hoy, día de mi cumpleaños, quise volver a recuperarlas, y después de darles una nueva mano de barniz, aquí os las dejo.
Porque no hay como mirar atrás para comprobar: ¡Cuánto hemos avanzado! ¡Que lejos hemos llegado!
(Una mujer se pasea nerviosamente por el escenario. Hasta que se detiene y empieza a hablar)
Mi vida es muy jodida.
Y ahora muchos de ustedes van a pensar: “¿Qué miserias nos va a contar esta tía?”. No, no… mal… se equivocan… porque resulta divertido saber por qué mi vida es tan rematadamente jodida. Ya verán.
Para empezar voy a presentarme.
Me llamo esther, con hache intercalada (es un dato importante) y minúsculas. A mí me gusta mi nombre, me gusta mucho y cuando lo pronuncio para presentarme, mi mente empieza a pensar en piruletas de fresa, en el mar del verano, en golondrinas en primavera, en nubes blancas, en jardines en flor, y todas esas gilipolleces. Pero nada es así en realidad, ni mi nombre, ni mi vida.
Nací un 31 de diciembre. No les voy a decir el año porque eso sí que sería jodido, no quiero ni pensarlo para no deprimirme pero puedo darles una pista para los que tengan mucha curiosidad:
Ese año Stanley Kubrick dirigió Lolita, basada en la novela del mismo título de Vladimir Nabokov.
Claro, ustedes para animarme van a decir: “Mujer, pero si no se te echan. Estás divina para tu edad”. Pero yo no soy tonta y comparo mis fotos de antes y de ahora, y miro mi piel y veo mi celulitis y algunas arruguillas de la cara… y ya estoy empezando a tener golpes de calor y voy con el abanico a todos lados para no sufrir lipotimias. Y es que lo que tiene de bueno tener una vida jodida es que los sentidos se te agudizan. Siempre estás alerta y pensando: “¡A ver por dónde me cae algo ahora!”.
Pues sí, un 31 de diciembre, ya les digo. Yo ya como dudando, que si salgo hoy, que si salgo mañana. ¿Cuándo coño salgo? Y salí un año antes, en vez de salir al año siguiente.
¿Y saben cuánto pesé al nacer? Les daré una pista: era más pequeña que el muñeco “Pucheritos” de mi hija: 1.800 gramos en canal. Ya se pueden imaginar que debía de dar pena. Aquel invierno, además, nevó mucho por eso mi bisabuela, ante aquel bultito que era yo, y con el frío que hacía sentenció: “Esta pequena vai morrer” (“Esta niña se va a morir.”)
No le quise dar ese gusto a nadie, siempre fui muy cabezota. Empecé a crecer, a crecer y a ser tan, tan feliz que cuando tenía 16 años y como muchos adolescentes, intenté suicidarme. Y no se me ocurrió nada mejor para tal fin que tomarme un buen puñado de optalidones ¡Que imbécil! ¿Se acuerdan de aquellas pastillitas pequeñas, rosa fucsia que hace años las retiraron del mercado porque se demostró que creaban adicción? El 90% de las amas de casa españolas estaban dopadas y nadie se enteraba. Figúrense lo que me pasó a mí después de tomarme un montón. Vamos, que agarré una borrachera de pastillas de no te menees pero no me morí. No era mi destino. Todavía tenía que ser mucho más feliz. Algo bueno me estaba esperando a la vuelta de la esquina, seguro.
Así que algunos años después… ¡Que bonito es el amor!, ¿verdad? El amor sí que no es nada jodido. El amor es maravilloso. Me enamoré por primera vez muy joven, realmente perdí la cabeza por aquel cabrón. Tienen que perdonar que emplee esta palabra tan vulgar, en realidad yo no suelo decir tacos, soy una mujer muy educada y elegante pero es que hoy estoy jodidamente cabreada. Pues sigo, el muy cabrón me llevaba 10 años y cuando lo conocí todavía no era mayor de edad. ¿Saben que día escogió el muy sinvergüenza para que perdiese la virginidad?: el día 14 de febrero, llamado también de San Valentín o de los enamorados. Y digo que escogió porque no pintaba mucho en aquella historia. En realidad sólo me encargaba de poner el amor, mi amor adolescente, mi primer amor. Él se encargó del resto. Fue en su coche, un cuatro latas… un desastre se lo pueden imaginar. Ahora aunque me maten no recuerdo si fue en el asiento delantero o en el trasero… es que ya se me va la olla. Tampoco tiene mucha importancia, ¿o si la tiene? porque dicen que la primera vez nunca se olvida. Claro que la mía para qué leches voy a querer recordarla si fue muy jodida. Lo que si sé es que después de aquel día no volví a verlo. Me dejó. ¿Para qué le servía ya?
¡Ay, que bonito es el amor!
El pobre hombre ya se murió. Sí, fue hace años, en un accidente de tráfico. Cuando me enteré de la noticia no sentí ninguna pena. No sentí nada. Había conseguido ya perdonarle y perdonarme por aquello, así que por lo que a mí respecta ya puede estar en el cielo convertido en ángel de la guarda o serafín. ¿A mí qué me importa?
Sin embargo, todo se supera en la vida, de verdad que sí, pueden creerme. Tuve varias depresiones, insomnio, principios de anorexia… pero como siempre fui cabezota además de no morirme, no hay nada que un buen profesional no pueda arreglar. Aquí estoy. ¡Mírenme!, con unos años encima que no se me echan.
¡Genial!
Hoy, sin ir más lejos y aunque tengo una vida muy jodida, me siento muy feliz. Vamos, que me dan ganas de bajar del escenario y abrazarlos a todos. Me sale el amor por los cuatro costados. También puedo abrazar a uno en representación… por ejemplo, a aquel chico del fondo de camisa de cuadros y jersey granate que está sentado en la penúltima fila… sí, sí, tú, el morenito de gafas y con barba de dos día… ah…. que dices que no tienes interés… lástima. Estás muy bueno y perdona que te lo diga. Otra vez será.
Después de aquel primer gran amor tuve otro amor. Los amores van y vienen sólo que con el primero nunca se sabe porque nos parece que será el único. ¡Que desastre! Pues resulta que tuve otro gran amor con el que me casé y tuve una maravillosa hija. Y no me pregunten cómo pero el amor se nos rompió. Y tampoco creo yo que fuera de tanto usarlo, como dice la canción. De un día para otro me ví envuelta en un tumulto, perdón, quería decir en un convenio de mutuo acuerdo y dos juicios, ¿o fueron tres?... llamadas telefónicas de tono cariñoso, miradas románticas a la puerta de casa… Buen rollito que se llama. No hemos vuelto a hablarnos desde nuestra separación. ¿Para qué?, ya nos lo hemos dicho todo. Ahora también voy al psicólogo ¿quién mejor para compartir tanta felicidad? Ellos tanto arreglan un roto como un descosido. Sí es que en el fondo, mi psicólogo y yo ya somos como buenos amigos.
¿Y qué me dicen de los hijos? La maternidad… eso si que me ha llenado por completo. Sí, aquella maravillosa hija que un día tuvimos hoy ya es una adolescente. Y hay que ver lo que siente una madre cuando llega su hija a casa y le dice: “Mami, hoy soy muy feliz. He hecho el amor con mi novio”. Y tú le contestas: “Hija, si sólo tienes 17 años”. A lo que ella responde: “Mamá tú me has contado que perdiste la virginidad antes de ser mayor de edad y aunque no se me dan muy bien las matemáticas se hacer números. No te preocupes, mamá, que hemos tomado precauciones y ha sido muy romántico y especial. Lo hemos hecho en la cama de sus padres. Este fin de semana se han ido al campo. Por cierto, te he traído las sábanas a lavar, ¿crees que estarán listas para mañana? No quiero que ellos se enteren”. Yo emocionada y al borde de las lágrimas le digo de nuevo: “Hija, anda, dame un abrazo”. Y me quedo rumiando: ¡Que felicidad tan grande… su primera vez y la comparte conmigo! Que bien la he educado!, para que luego diga su padre que está malcriada. ¡Que sabrá él!
Sí, ya ven, aquí estoy contándoles mi vida. Con…. dejémoslo en… taitantos años.
Pero no, no se crean que todo en mi vida es jodido, no, no. Hay días que incluso hago el amor con mi pareja. Y que llego al orgasmo. Eso sí, para que suceda, han de cumplirse en el mismo día los siguientes requisitos: que sea luna nueva, de número 25 y que coincida viernes, sábado o domingo. Y si además anunciaron en los telediarios que habrá eclipse solar, de luna, un tornado… en fin, alguno de esos que se llaman “fenómenos naturales extraordinarios”, incluso mejor. Y no quieran saber cuántas veces sucede todo esto junto en un año porque no tengo ni idea. En realidad, ya no me acuerdo de cuando fue la última vez que hice el amor. ¿A quién quiero engañar?
(La mujer mira el reloj)
¡Ay que ver, que tarde se me ha hecho!, tengo que dejarles. Voy a ir urgentemente a la biblioteca más cercana a buscar un manual porque han dicho en la radio que hoy probablemente caerá el meteorito que lleva años acercándose a la tierra.
Puede que cambie mi suerte. ¡Ojalá!
(Parece que la mujer se marcha del escenario pero vuelve)
Ah!, casi se me olvida decirles:
Que tengan cuidadito con las uvas, no se vayan a atragantar. Ya saben, cómanlas de una en una y despacito, que llega el tiempo de sobra.
Que no se olviden en ningún momento de ser felices. Ya saben, tómense la vida con buen humor y mucha filosofía.
Que les deseo muy “FELIZ AÑO NUEVO”.
Y ya por último: Gracias por venir. Y por estar.
(La mujer acerca sus manos juntas y ahuecadas, a la boca y esparce por el aire un beso muy muy grande. Se nota que lo hace con el corazón)
y sí mis memorias tuvieran música, sería ésta: