jueves, 29 de mayo de 2008

Por Siempre



Voy a intentar ser breve y tratar de responder a todos los que habéis dejado un comentario en "Para siempre", el post anterior. No os iré nombrando como es habitual porque sois muchos y resultaría un poco pesado para vosotros y para mí ir buscando lo que corresponde a cada uno. Simplemente apuntaré algunas cosillas que se me han ocurrido a la vista de lo que me habéis escrito.

Algunos decís que soy valiente y yo no me tengo por tal. Simplemente sé (porque he aprendido a esucharme a mí misma) que hay cosas que quiero hacer, sin pararme demasiado en los motivos que me llevan a hacerlas. Las hago y punto y luego pues ya se verá. Con esta filosofía me va mejor que con la anterior de: pensar, pensar y repensar, dudar, pensar... porque al final acababa por no hacer nada presa de la indecisión. Ahora directamente me lanzo. He ganado en espontaneidad y en satisfacciones.

Respecto a la medicación, entiendo vuestro punto de vista sobre lo que apuntáis. Es una pastilla como tantas, estoy de acuerdo, pero hay una diferencia tremenda con el resto, que es lo que quise apuntar y tal vez no hayáis reparado en la profundidad de lo que quería transmitir.

Dicen las noticias: el hombre que apuñaló a su ex-mujer la madrugada pasada estaba a tratamiento... Cuando oímos ésto, a nadie se le pasa por la cabeza que ese hombre tomaba tiroxina (como apunta Sirena Varada), todos sabemos que tomaba antidepresivos, ansiolíticos o cualquier otro tratamiento relacionado con una enfermedad "mental". Y ahí englobamos a todas las personas que sufren una enfermedad mental o un trastorno mental sin pararnos a pensar más allá. Ya nos hacemos la idea de un tipo desequilibrado, turbio, agresivo, insociable...

A mí particularmente, estas noticias dichas así me incomodan y mucho. Creo que los informadores deberían ser más rigurosos, pero claro, en los tiempos que corremos en que todo vale y más si es para dar morbo a la noticia, es pedir un imposible.

Yo, como muchas otras personas, tengo un desequilibrio emocional que me produce un trastorno ansioso-depresivo pero no estoy mal de la cabeza. Es más, la tengo mejor amueblada que muchos. Pero como tengo que medicarme, a los ojos de la sociedad, ya estoy metida en un grupo de gente "peligrosa". Y eso es tan falso como que mido 1,90, soy rubia y de ojos azules. Lo he hablado con psicólogos y psiquiatras y detrás de un suicidio o un suceso violento siempre hay muchas más cosas escondidas, sólo es cuestión de rascar un poquito tras la superficie. Nadie se vuelve loco de la noche a la mañana. Las personas vamos dejando pistas, huellas, indicios... sólo que a simple vista igual no se ven.

Durante muchos años estuve callada, me avergonzaba de mi misma, tenía miedo de que me juzgasen incorrectamente, de que me etiquetasen pero ahora ya no. Ya no quiero estar callada. Ahora quiero simplemente que se me comprenda y que se me respete. Y quiero reivindicar para los que como yo antes, no se atreven a hablar, lo mismo. Por eso no me avergüenza decir abiertamente que voy al psicólogo o al psiquiatra, como quien dice: Ayer fui al cine. ¿Por qué no? ¿Qué hay de malo en ello? Se dicen y se hacen cosas mucho peores a diario y nadie se escandaliza.

Como en el caso de Rox (Enredada) lo mío no es nada químico (que también apunta Pedro). Lo mío se debe a que las experiencias que he vivido me han marcado tanto (quizá porque nadie me ayudó a encajarlas debidamente) que me han hecho una persona extremadamente sensible a las emociones, sean del tipo que sean. Es decir, cuando soy feliz, soy la más feliz del mundo pero cuando sufro o veo dolor, realmente soy el ser más infeliz del universo y lo único que quiero es desaparecer porque el miedo y la ansiedad me consumen. Un psiquiatra me dijo una vez que tenía que sentirme una persona afortunada porque podía saborear cosas de la vida que a muchos les pasaban desapercibidas. En realidad tiene razón, con cada una de mis etapas malas he aprendido mucho y creo (humildemente) que me hecho mejor persona. Eso en teoría está bien ¿verdad Rox?... pero pasar las épocas malas, es bastante jodido.

Soy consciente de lo que tengo, lo asumo, lo miro de frente y lucho con todas mis fuerzas. Sé que "mi enfermedad, mi trastorno" sigue dentro de mí como siguen dentro de mí las ganas de volver a fumar aunque lo haya dejado una y otra vez, o como siente el ex-alcohólico ganas de tener una copa entre las manos. Un día pueden volver las lágrimas y la ansiedad, aunque ahora sea muy feliz... pero sé también, que una y otra vez se puede salir por duro que sea.

Sólo espero tener POR SIEMPRE fuerzas, coraje y mi sonrisa para poder enfrentar lo que me depare la vida.

Muchísimas gracias a todos, de corazón (aunque suene cursi, creo que hoy me lo podréis perdonar ¿verdad?).



miércoles, 28 de mayo de 2008

Para siempre





Se me hace difícil aceptar que algo es para siempre y hablo en general pero eso, justamente, es lo que dijo ayer la psiquiatra: "Tienes que hacerte a la idea de que es un tratamiento indefinido, para siempre y que no pasa nada por ello. Si eso te permite estar bien no tienes que darle más importancia".
Eso es lo que dijo.


Y tampoco es que me hubiera cogido por sorpresa porque me lo temía. A lo largo de todos estos años de ir probando de todo, creo que esto es lo que me va mejor. Tal vez tenga alguna recaída y entonces tenga que volver a cambiar de tratamiento, eso me dijo, pero mientras... Mientras, este tratamiento es indefinido.
Eso es lo que escribió en su informe.


Pero yo trato, una y otra vez de analizar ¿por qué se me hace tan dificil aceptarlo? Los que tienen hernia de hiato, por ejemplo, y tienen que tomar una pastilla al día para estar bien, no están de seguro tan preocupados como yo, ni se lo plantean, toman la pastilla y punto. Y así pasa con muchas enfermedades: la alergía, la hipertensión, una anemia... A mí se me hace difícil aceptar, tal vez lo que más, que mi ánimo-caracter-humor-emoción-sentimiento es distinto por tomar una pastilla minúscula y blanca (en mi caso).


Y es que el tema de las depresiones, ansiedades, fobias, angustias y demás hierbas del campo... son otro cantar. Al menos así lo ven muchan personas. Muchos creen que somos bichos raros, que nos enfermamos porque queremos. Cuántas veces habré oído yo: "Pero mujer, ¿por qué estás así si no te falta de nada y no tienes problemas?... ¿por qué lloras, eres tonta?... ¿pero cómo vas a tenerle miedo a eso si nunca va a suceder?..." Y nadie mejor que yo, nosotros los que lo sufrimos, para reconocer que somos tontos por estar drepimidos, angustiados pero no sabemos como evitarlo. Es duro y es una lucha difícil que tenemos que llevar a cabo casi todos los días de nuestra vida.


Y no es que no haya probado otras cosas, claro que las he probado. He leído libros, visitado varios psicólogos y psiquiatras, he puesto a prueba nuevas terapias... y todo sin resultado. Unas temporadas bien, otras mal pero nunca nada estable. Como las parejas. Para matar un poco el tiempo pero nada para siempre que es lo que yo busco de forma tenaz.


Porque yo me pregunto muchas veces ¿cómo soy en realidad? Sé que en el fondo mi esencia es la misma, soy igual de buena o de mala, igual de rápida o igual de lenta, con pastilla o sin ella, pero con pastilla, tengo que reconocer, que mi vida es mejor. Es más, puedo decir sin temor a equivocarme que soy ahora más feliz de lo que nunca he sido, en todos los aspectos de mi vida.


Ya no lloro porque sí, duermo bien, no me angustio, no quiero morirme, no me dan crisis de ansiedad... y la vida me parece hermosa, más hermosa de lo que nunca me ha parecido.


Y la pastilla... bien pensado la pastilla es lo de menos ¿verdad?. Además, lo que se dice para siempre, nunca es tal. Pueden cambiar las circunstancias. Un día puedo despertarme y comprobar que me siento fuerte y capaz de enfrentarme a todo sin miedos. Y entonces...


Entonces... esa será otra historia.



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Y hoy sí que he escrito lo que quería escribir. Aunque por si acaso, más vale que pulse ya "Publicar entrada" antes de que me arrepienta y lo borre todo.


martes, 27 de mayo de 2008

Todos llevamos dentro una casa vieja



Han tapiado las ventanas y las puertas de la casa vieja. Unos obreros. Sí, unos obreros vestidos con ropa de obrero. Camisetas viejas, pantalones viejos. Todo viejo como la casa en ruínas.

De pequeña estuve muchas veces dentro de la casa. Y fuera. Jugando. Me gustaba bajar las escaleras corriendo de dos en dos porque eran de madera y hacían ruído, como si tuviesen vida propia.

Ahora las ventanas y las puertas no ven. Ahora la casa es una casa vieja ciega. Aunque ahora su tejado brilla. Sí, los obreros vestidos con ropa de obrero han puesto retales de tela asfáltica sobre las tejas. Ahora las tejas están disfrazadas de tejas galácticas.

Tampoco puede hablar ahora la casa vieja. Ahora que han tapado todos sus huecos al exterior. No puede contar nada de las personas que vivieron en ella. Yo las conocía. Algunas ya han muerto.

Ahora la casa es una casa vieja ciega muda. Y triste.

Sí, los obreros vestidos con ropa de obrero disfrazaron la casa de tristeza galáctica.



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Pero éste no era el post que quería haber escrito hoy, tal vez mañana tenga valor.



lunes, 26 de mayo de 2008

Se ofrece madre en buen estado...






SE OFRECE MADRE EN BUEN ESTADO
TEMPORADA DE VERANO
BUENA COCINERA
ABSOLUTA DISCRECIÓN


Yo a mi madre la quiero mucho, ¿para qué me voy a engañar? Pero es que a veces no la aguanto. Y hoy es uno de esos días. Así que me dije: “Aldabra, pon el anuncio en el periódico de una vez”. Alguien necesitará más que yo una madre. Además... yo ya la he disfrutado muchos años. Tampoco hay que ser egoístas.

Es una santa, no lo pongo en duda y con un corazón de oro pero, todo hay que decirlo, con un grano de arena es capaz de construir un desierto más grande que el Sáhara. No, no, no exagero ni una pizca. Siempre fue un poco absorbente, insistente y preocupante pero desde que me separé las cosas empeoraron ¡Que drama!, señores: que cémo le podía pasar a ella algo así, que no iba poder superarlo... las murmuraciones de las vecinas, las preguntas indiscretas... ¡que desgracia tan grande había caído sobre la familia!...

Después de pasar la temporada de luto riguroso con llantos y sollozos varios empezó de nuevo a ejercer de super madre amante de la verdad. Cada día me repetía que era una lástima, que a ver si tenía suerte y conseguía a otro hombre que me quisiera, que menos mal que sólo habíamos tenido una hija y no tres como quería Fernando, que pobre Fernando, tanto como ella lo quería, que lo mismo tenía que haber aguantado un poco más. Yo la ví tan apenada por Fernando que no fui capaz de abrirle los ojos y contarle toda la verdad: que sorprendí a Fernando besándose muy apasionadamente con la monitora del gimnasio al que iba tres días por semana. Aquél miércoles quise hacerme invisible o desaparecer de la faz de la tierra. Y quise haberme quedado ciega para no ver la cara de incauto y de imbécil que se le quedaba a Fernando cuando lo sometí al interrogatorio para que confesase toda la verdad. Esta vez no le creí ninguna de las mentiras que tan bien inventaba. No iba a tragarme de nuevo que era otro de sus trabajos de investigación. Ya era suficiente. Y en realidad, pensándolo un poco, Fernando, ya me tenía hasta el gorro, aburrida, ya ni siquiera me ponía y eso que en la cama nos lo pasábamos muy bien... Al fin podría echarme ahora a los brazos de mi compañero de oficina que llevaba tiempo pidiéndomelo a gritos, con esas miradas lascivas que le echaba a mis escotes y a las minifaldas. Mucho más joven y de mejor ver. Al diablo con “Nando”... aún tenía otra oportunidad y no iba a perder el tiempo.

Rápidamente cerramos el convenio de mutuo acuerdo y como dice el refrán: cada oveja con su
pareja. Pero no había contado con mi madre haciendo de fiel perro guardián:

Come, hija, que te estás quedando en los huesos.
Mejor, mamá. Estaré más mona en topless en la playa.
Pero Aldabra, qué dices, si tú nunca has hecho topless.
Pues ya va siendo hora, digo yo.
¿Qué dirá Fernando si te ve?
Se morirá de envidia de ver el cuerpazo que se ha perdido.
Mira que eres bruta, ¡por Dios!

Yo me reía y ella sufría. Esa era la diferencia fundamental entre nosotras. Yo procuro tomarme la vida con humor y ella siempre por la tremenda. Lo peor fue cuando le expliqué que tenía pensado irme un fin de semana con Sebas (el susodicho de las miradas lascivas). Ella ya lo conocía de verlo alguna vez tomando café conmigo en la oficina. Es más, me había comentado en una ocasión que le parecía un chico encantador. Claro que eso era antes. Ahora Sebas se había convertido en un abrir y cerrar de ojos en un joven frívolo, con cara de vicioso, que a saber que buscaría en una mujer separada como yo y que tenía cara de chutarse o tomarse pastillas de esas. En resumen, que yo estaba rematadamente loca corriendo tras un pervertido semejante. Y para rematar, el epitafio: “Ya verás cuando se entere tu padre. Lo vas a matar de un infarto”. No sabía que papá se había enterado de todo mucho antes que ella. Había sido el primero en recomendarme encarecidamente que viviese como mejor me viniese en gana porque todavía era joven y la vida se pasaba más pronto de lo que pensábamos.

Pobre mamá, nunca se entera de nada. Vive recluída en su burbuja de mundo feliz y ordenado. Y yo ya no puedo más. Tengo 45 años. Ya es el momento de tomarme un respiro. Y no se me ocurrió mejor solución que poner el anuncio. Mi padre no sabe nada pero podrá arreglarse un par de meses solo. En realidad le vendrá bien vivir de Rodríguez dos meses en su vida, sin nadie que le atosigue día y noche: siempre por su bien, claro. Y yo podré ser libre: de entrar, salir, comer o no comer, fumar, pensar, montar a caballo, nadar (como los tampones)... sin oir: “Sé lo que estás pensando, lo veo en tu cara. No olvides que fui yo quién te parió” ¡Que engañada! En el fondo me inspira mucha ternura: 68 años y todavía es una niña indefensa, siempre viviendo a la sombra de papá, dedicada por completo a mí, su única hija, y a la casa. No tuvo nunca una vida propia. Si consigo que la acepte otra persona le estaré ofreciendo la oportunidad de encontrarse a sé misma. Y de nuevo, cuando estemos juntos, los tres, tendré ya fuerzas suficientes para volver a representar para ella ese papel de hija de familia tradicional y respetable que tanto le gusta.

Tengo que irme ya, señores. No me acordaba que quedé en recogerla para ir de compras ¡Que tarde me espera! Aunque cuando me haga efecto el ansiolítico que me he tomado, por mí, como si se compra todo el centro comercial.

Aunque para ser sincera y ahora que ya estoy notando el efecto de la pastilla... ¿saben que les digo?... Que madre no hay más que una y a la mía no la cambio por ninguna. Anda, rima y todo.

¡Que bien me siento!

Muchas gracias por escucharme.




sábado, 24 de mayo de 2008

¡Ay, mi madre!



Según mi madre (la fuente que me ha dado la información sin que yo se la pidiera) mi exceso de peso se debe a mi edad.

Según sus palabras: "Es que a tu edad, hija, el cuerpo anchea y ya no hay remedio hagas lo que hagas". Así lo dijo, rotundamente y sin compasión.

Ustedes a mi madre no la conocen pero ya les digo yo que es una mujer positiva donde las haya.
Con su comentario, yo ya me quedé, así de principio, como más tranquila porque si ella dice eso (las madres siempre lo sabemos todo) pues lo mejor es que deje de machacarme en el gimnasio y lanzarme a comer como una posesa porque mi lucha contra la báscula está perdida de antemano.

Hasta este momento, la verdad (es decir, cuando mi madre me ofreció gratuitamente su veredicto) que es que yo tenía la esperanza de que mi vista, afectada ya por una presbicia que crece a pasos agigantados, me engañara con mi peso cada día. En el fondo, pobre ilusa, es lo que pensaba. ¡Seré tonta!

Pero mi sueño se esfumó.


Voy a contarles como sucedió todo desde el principio, lo más brevemente posible porque yo ya sé que ustedes no tienen todo el tiempo del mundo como para perderlo aquí conmigo.

Resulta que el martes de esta semana fui a verla y de paso obsequiarla con unas botellas de sidra que nos trajimos de Asturias, y me dice:

"Ay, hijiña, te veo un poco más delgada". Tengo que aclarar que ella, como muchas madres, siempre me ve delgada, más cuando me hago yo la comida y no estoy bajo sus cuidados.

"No, mamá. No estoy más delgada. He engordado 3 kilos desde diciembre que dejé de fumar y no me sirven ya algunos pantalones", le respondí, armándome de paciencia.

"Pues yo te veo la cara como más labrada, hija. No sé, será por llevar el pelo recogido o por la ropa", volvió ella a la carga.

No le dí mucha importancia a la conversación porque me resultaba demasiado familiar. Pero ayer...

Ayer fue la certeza definitiva de que realmente había engordado irremediablelmente esos 3 malditos kilos. Porque ayer me escupió como si me echara el mejor piropo del mundo:

"Hijiña, pues vas a tener razón, engordaste. Ahora que te observo bien con esa ropa noto que tienes el culo más gordo".

Yo, ustedes se imaginarán, quise que me tragara la tierra o morirme ya del tirón, más si cabe porque ella se reía cariñosamente.

Para rematar, soltó otra de sus sentencias firmes :

"¿Sabes qué? Seguro que es que te engorda la felicidad, y contra eso no puedes luchar."

Es decir, da igual que sude como una cerdita todos los días con el método Curves (The power to amaze yourself). Da igual que sufra de culpabilidad como si me estuvieran haciendo el tercer grado, cada vez que me llevo un bombón a la boca. Da igual que haga o deje de hacer. Sea la edad o la felicidad (que rima y todo y como dice mi madre) lo mío ya no tiene solución.

Claro que ahora que lo pienso tengo que hablar con ella y comentarle si lo mío se podrá solucionar en Lourdes. Yo no tengo ninguna fe pero ella tiene mucha y tal vez si intercede por mí ¿Ustedes que creen?

En fin, pues una vez que le consulte ya les contaré. Mientras, pues que no sé que hacer de mi vida, si les digo la verdad. Estoy un poco confundida con todo este problemón. Tengo que pensar detenidamente.

Ya no les robo más su tiempo. Gracias por escucharme.




Esta noche




Esta noche no sé qué archivo pegar ni qué decir.


Esta noche me gustaría escribir un texto que me cubriera de gloria, que al leerlo, dijérais: ¡Cuanta belleza! ¡Que perfección! ¡No sobra ni falta ninguna palabra! ¡Que bien escribe! ¡Es magnífico!

Y aunque no hicieseís ningún comentario, simplemente conque un pensamiento se pasase por vuestras cabezas sería suficente porque tengo duendes para todo tipo de necesidades. En este caso que nos ocupa tendría que enviar, simplemente, a cada una de vuestras cabezas a Rafifi, "el duende que viaja a la mente de los demás ". Sin duda, él me relataría con absoluta veracidad todo lo sucedido.

Esta noche me gustaría tener tantos comentarios en mi post, que incluso después de una semana y dos días, no hubiera sido capaz de contestarlos todos.

Esta noche me gustaría escribir ese texto, claro que sí, pero no tengo palabras. Llevo tantas horas sin dormir y estoy tan cansada que apenas puedo pensar con claridad. No puedo siquiera levantarme de aquí para irme a la cama. Encallada en esta silla anatómica -menos mal-, mi cuerpo comienza a notarse entumecido.

Esta noche se me hace raro estar en la casa vacía, sin Congo, sin Senia. Tal vez sea por eso que no sé qué archivo pegar ni qué decir.

Y es que esta noche tuve miedo. Miedo al encontrar la luz del portal apagada. Miedo al entrar en el ascensor y pensar que alguien podía estar dentro esperando al acecho para atacar, como le sucede a tantas mujeres. Miedo al salir del ascensor y andar por el rellano hasta abrir la puerta de mi casa.

Esta noche...

¡Que difíciles son algunas noches!


jueves, 22 de mayo de 2008

"A sombra das Queirogas" - Dulce Mª López Rivera



Esta tarde a las 20,30 horas, en la sede del Real Coro Toxos e Froles de Ferrol, tuvo lugar la presentación del libro "A sombra das queirogas" de la escritora y profesora Dulce Mª López Rivera, a la que tuve el placer de asistir.

He tenido la suerte de compartir con Dulce, durante estos últimos años, las tardes de los viernes en Fene, en el Obradoiro Literario (Taller literario) que dirige Eduardo Estévez, al que asistimos junto con otros compañeros. Pasamos todos muchas y muy buenas tardes de lectura de textos y poesía, con la tertulia posterior en el Café Tortoni.

Así que la emoción de ver que este libro sale a luz es intensa ya que algunos de los poemas que recoge, los hemos comentado y discutido en el obradoiro entre todos.

Siempre me gustó su forma de escribir poesía, su voz literaria, desde el principio. Es una poesía sensible, delicada, serena, de palabras escogidas... y lo más importante, que cala muy hondo.

No tengo más que buenas palabras para Dulce. Todos aprendimos cosas de ella como persona grande que es y también por sus conocimientos literarios y del lenguaje, ya que es Licenciada en Filología Hispánica.

¿Y qué mejor para ilustrar mis palabras que poneros aquí uno de sus poemas?

Como algunos de los que leéis el blog no conocéis el gallego, os lo traduzco para que podáis saborearlo porque merece la pena. Perdóname Dulce si la traducción no es la más correcta, ya sabes que el gallego no es mi fuerte.

Te deseo todo el éxito que te merces, de corazón. Desde aquí, y en mayúsculas, ENHORABUENA.

"O teu nome"
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Era setembro e eu repetía un nome.
Aprendino ao son das derradeiras notas
dun verán agonizante.

- O orballo da noite humedece os recordos -

Aquel nome era dos tempos
dos nenúfares ou dos cisnes.
As lendas dos meu soños
xa falaban del.

E hoxe quero volver a pronuncialo.
Degustar o saibo quente
do lume en cada letra.

Porque falar de ti
é lembrar aquela vella troba
perdida no inverno.

E se mañá a vida esfiaña
as tenues fibras da memoria
quedará o teu nome
como único sobrevivente.

......ooo000ooo...... ......ooo000ooo...... ......ooo000ooo......

Era septiembre y yo repetía un nombre / Lo aprendí al son de las últimas notas de un verano agonizante.

-La llovizna de la noche humede los recuerdos-

Aquel nombre era de los tiempos de los nenúfares o de los cisnes / Las leyendas de mis sueños ya hablaban de él.

Y hoy quiero volver a pronunciarlo. Degustar el sabor caliente / del fuego en cada letra.

Porque hablar de ti / es recordar aquella vieja canción / perdida en el invierno.

Y si mañana la vida deshace / las ténues fibras de la memoria / quedará tu nombre / como único superviviente.









miércoles, 21 de mayo de 2008

Mira que he comprado...

patucos

- Mira que he comprado.
- Viniendo de ti, cualquier cosa. A ver, enséñame.
- Es que no he podido evitarlo. Cuando los ví, me dije: “Congo se va a partir de risa cuando me los vea puestos.
- ¡Ay, que me estoy temiendo lo peor! ¿Otros calcetines de rayas?
- No, cariño, peor todavía.
- ¿Peor?
- Venga, enséñamelo ya.
- Cierra los ojos, yo te aviso.
- …
- Ya estoy. ¡Tachán, tachán!
- ¡Unos patucos! No me lo puedo creer.
- ¿A qué son monísimos?
- Sí, ¡divinos de la muerte!
- Sabía que sería esa tu reacción. Sólo por ver tu cara ya ha merecido la pena.
- Ja. Ja. Ja.
- Anda, cariño, pero si abrigan mucho. Con esto voy a tener los piés siempre calentitos cuando me vaya a la cama. Ya no podrás decir eso de: “Tienes los piés congelados”
- Como te metas en la cama con eso no duermo contigo, que lo sepas. Y no hablemos de... ya sabes. Hasta ahí podríamos llegar.
- ¡Que tonto eres!
- Bueno, ¿y a mí qué me has comprado?
- A ti te he traído algo muy especial.
- ¿Muy especial?
- Sí. Sumamente especial. Te va como anillo al dedo.
- Dime ya de una vez lo que es.
- Mira, cariño, es un cencerro.
- ¿Un cencerro?
- ¿A qué es un regalo muy original?
- Eres un demonio. Te voy a matar. Vas a saber lo que es bueno. Verás…
- Sí, sé que soy un demonio pero... ¿a que te gusto mucho?


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Esta entrada se la dedico con todo el cariño y con buen humor a Guillermo Pardo "Migramundo" por haberse metido un día con mis calcetines de rayas, un trauma que todavía no he podido superar.




martes, 20 de mayo de 2008

... y mientras tú


Mientras recorrías kilómetros interminables por ese país lejano, yo consumía mis horas jugando en la casa de muñecas pintada de lila, sacaba el polvo de las páginas de los libros, tejía un nuevo jersey para el gato Sireno y escribía cartas de amor que nunca envíaba, sentada en mi escritorio de madera de cerezo.

Mientras te perdías entre rostros desconocidos por lugares en los que nunca estaré, yo te soñaba, durante el día y cada noche, hasta que los primeros rayos de luz que se colaban por la ventana entreabierta, me devolvían a la realidad de la casa vacía.

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Esta entrada está dedicada a Carlos Casellas Apenas Penas y Mundo gato.




lunes, 19 de mayo de 2008

Asturias: Paraíso Natural

En ruta

¡Que el buen tiempo nos acompañe!




Uno de los atractivos de Arriondas es la pesca del salmón. Y no podemos olvidar hacer mención del conocidísimo Descenso Internacional del Sella: "la fiesta de las piraguas" entre Arriondas y Ribadesella. Se dice que es la fiesta más importante de Asturias. Ya en 1946 se contaron desde el tren fluvial 285 coches y hoy, somos miles las personas que cantamos el himno de las piraguas, el Asturias patria querida y sentimos como se nos encoge el alma debajo del puente de Arriondas.













Puente Romano en Cangas de Onís perteneciente a los siglos XIV y XV, se encuentra sobre el río Sella, espectacular y de un estilo gótico muy depurado.



Un hórreo típico asturiano








El concejo de Cabrales, mundialmente conocido por el queso al que le da nombre, nos abre sus puertas para introducirnos en pleno corazón de los Picos de Europa. Dentro de este Concejo está la posibilidad de realizar la ruta del río Casaño. Es una excusión a pie siguiendo el curso del río donde se pueden contemplar cascadas, puentes y restos de tradicionales construcciones rurales.




... Y nos vamos a comprar unas botellas de sidrina y chorizos




y más arriba, más arriba... Sotres



Sotres es la principal ruta de acceso para llegar hasta el mítico Naranjo de Bulnes.





¡Que frío! ¡Que frío!

¡Que frío hace en el invierno en Sotres






La vista bajando desde Sotres es espectacular.





Y el fin de semana toca a su fin... ¡que pena! ¡quiero quedarme en Asturias!



Paramos a comer de vuelta para casa en... Luarca

Un puerto muy acogedor y colorido.



Luarca, capital del Concejo, es la villa Blanca de la Costa Verde. Es una hermosa villa marineque desde antaño ha tenido una intensa actividad comercial y pesquera en torno a la ballena. Son típicos los barrios de pescadores como la Pescadería o el Cambaral donde se encuentra la Mesa de Mareantes.

La Casa de los Marqueses de Gamoneda o el Palacio de los Marqueses de Ferrera son dos importantes monumentos.










Dios

Rogelio estaba fumando un cigarro en la ventana y mirando al cielo al mismo tiempo. Era verano y las nubes grises. Por la mañana había lloviznado pero al mediodía el sol lograra hacerse un hueco saliendo sin mucha fuerza.

En el bajo de la casa de enfrente había un tanatorio. En un momento en que dirigió sus ojos hacia la calle vió como entraba un nuevo muerto. Inquilino, decía él a modo de chanza, cuando estaba con su mujer en casa. Y pensó: ¿Quién será hoy?

Una mujer rubia y vestida toda de negro bajó del coche fúnebre llorando como una loca. Parecía joven detrás de las gafas oscuras. Sintió pena por ella. Echó otra calada al cigarro y volvió a mirar para el cielo teñido ahora con una luz naranja resplandeciente. Sin saber por qué detuvo su mirada muy fijamente en un punto y el corazón empezó a latirle con una fuerza tal que parecía que iba a reventarle. Le pareció ver la cara de Dios. Era la misma imagen que tenía grabada en su cabeza desde pequeño. La foto que traían todos los libros de religión. Y sin querer dijo en voz alta:

- ¡No puede ser! ¡Me estoy volviendo loco!

Antonia desde la cocina le preguntó:

- ¿Qué dices Rogelio?
- Nada mujer. Estoy hablando conmigo mismo

Apuró el cigarro hasta el final y antes de cerrar la ventana detuvo la mirada en el mismo punto de antes. Dios seguía allí. Pero esta vez le decía algo, sonriendo.

- Hasta pronto.

Rogelio no contestó. Tampoco hacía falta. Cerró pronto la ventana y corrió las cortinas. Una tranquilidad repentina recorrió ahora su cuerpo. Se dirigió a la cocina. La cena ya estaba puesta en la mesa.

- Parece que tienes frío –le dijo Antonia mientras lo miraba fijamente.
- No, estoy bien. ¿Sabes que pensé hace un momento?
- Dime
- Que ya es hora de que hagamos ese viaje a Lanzarote que siempre aplazamos. Hace más de un año que no vemos a nuestro hijo y a nuestros nietos.
- ¿Y esa idea repentina?
- Ya ves. Morriña
- Pues mañana vamos a la agencia de viajes.
- De mañana no va a pasar. Se van a llevar una sorpresa bien grande -dijo Rogelio mientras se le iluminaba la cara.

sábado, 17 de mayo de 2008

"La flor más grande del mundo" - José Saramago


“Las historias para niños deben escribirse con palabras muy sencillas, porque los niños, al ser pequeños, saben pocas palabras y no las quieren muy complicadas. Me gustaría saber escribir esas historias, pero nunca he sido capaz de aprender, y eso me da mucha pena. Porque, además de saber elegir las palabras, es necesario tener habilidad para contar de una manera muy clara y muy explicada, y una paciencia muy grande. A mí me falta por lo menos la paciencia, por lo que pido perdón.



Si yo tuviera esas cualidades, podría contar con todo detalle una historia preciosa que un día me inventé, y que, así como vais a leerla, no es más que un resumen que se dice en dos palabras… Se me tendrá que perdonar la vanidad de haber pensado que mi historia era la más bonita de todas las que se han escrito desde los tiempos de los cuentos de hadas y princesas encantadas…

¡Hace ya tanto tiempo de eso!”.


Así comienza el cuento … Si quieres leerlo entero pulsa aquí.

…oo000oo… …oo000oo… …oo000oo… …oo000oo…

El cortometraje titulado “La flor más grande del mundo” fue dirigido por Juan Pablo Etcheverry. Es una pieza que crece a cada visionado gracias a un exquisito gusto por el detalle, la imponente narración del escritor José Saramago, que cuenta con su propio personaje animado y la delicada música compuesta por Emilio Aragón. La flor más grande del mundo fue nominada en la pasada edición de los Goya en la categoría de Mejor Corto de Animación y pone de actualidad una técnica que a pesar de las modas digitales resiste dentro de la cinematografía española: el stop-motion (animación con plastilina).



Ocho meses de trabajo para adaptar el cuento homónimo del genio portugués con técnicas stop-motion. Ocho meses para hacer que la partitura compuesta por Emilio Aragón casara a la perfección con unas postales animadas repletas de simbolismo. Diez minutos para hablar de la importancia de las cosas pequeñas y, sobre todo, de todo lo que nos rodea. Diez minutos para reflexionar sobre la infancia, la naturaleza y la ficción.

Porque, ¿qué pasaría si las historias escritas para niños fueran leídas por los adultos? …

viernes, 16 de mayo de 2008

Hogar, Dulce Hogar


No hay nada más dulce que llegar a casa a las seis de la tarde y encontrar todo manga por hombro y la cama sin hacer. Y por supuesto, nadie esperándome. Ni un perro que me ladre. Podría comprar uno pero no son comparables los dulces lametazos de un canino con un buen abrazo de macho ibérico. Porque otra cosa no habrá en este país pero machotes nos sobran ¿A qué sí? Los hombres van a poner el grito en el cielo, seguro, pero sé positivamente que muchas mujeres estarán de acuerdo conmigo.

Estoy harta de conocer a esos hombres que parecen semidioses y que van de duros por la vida, en un primer momento, porque después se desarman y ruegan y lloran cuando ya todo está perdido. Y yo me pregunto ¿por qué no demuestran sus sentimientos cuando tienen que hacerlo y no a posteriori cuando lo único que hacen es marear la perdiz? Por decirlo de un modo sutil y no decir abiertamente que “dan por saco”.

Estoy un poco cabreada, no lo niego. Ya se habrán dado cuenta. Ahora mismo lo que tengo ganas es de volver a salir de casa, cerrar la puerta con llave e irme a algún lugar a que me dé el viento fresco. Alguien va a pensar también que estoy algo resentida y tendrá un poco de razón. Pero como soy una persona civilizada prefiero volcar mis frustraciones escribiendo en un trozo de papel en vez de soltar unos cuantos improperios a quien tendría que soltárselos que no me iban a servir de mucho consuelo. Más bien todo lo contrario porque no es mi estilo. Como es habitual yo me lo guiso y me lo como, con patatas o sin ellas. Me lo trago a pesar de que se me hace una bola en la garganta y a riesgo de tener que tomar un Almax porque mi organismo se niega a realizar una digestión tan pesada por sí solo.

Aprendí bien la lección desde pequeña. Sí, guardo silencio. Algo muy propio entre muchas mujeres. Pero un día me cansé y dije: “Basta”. Poco a poco fui soltando amarras hasta ser capaz de poder decir sin avergonzarme palabras más grandes y más fuertes. Algunas veces soy capaz de hablar y decir, por ejemplo, que tengo hemorroides. No las quiero sufrir más en silencio. Además ya han hecho un anuncio, con mujer incluída, que me incita a decirlo. Y es que es algo de lo más natural, por otra parte. Porque vamos a ver, una puede decir que tiene jaqueca, migraña o una hernia de hiato y no pasa nada. Estas enfermedades suenan bien, hasta parecen de primera categoría. En cambio las hemorroides, un callo en el pié izquierdo, hongos vaginales o meteorismo son enfermedades como de más dudosa reputación. Hasta para enfermarse hay que tener suerte y estar en el grupo de las elegidas.

Pero el hecho que me ocupaba es mi hogar, dulce hogar. Home sweet home ahora que está tan de moda la terminología inglesa. Porque hoy en día para andar por el mundo adelante o sabes idiomas o no llegas a ningún sitio. Mañana, sin ir más lejos empiezo en un gimnasio. Y soy de las que me matriculo y asisto a las clases hasta final de temporada. Me gusta estar en forma. Lo que no tengo tan claro es si me gustará hacer spinning, bodytonic, aerobic o step. Yo creo que sí porque me amoldo muy bien a todo. Además busqué en el diccionario cada palabrita de esas. Ya sé en que consistirán más o menos las clases. Pero no me parece justo para otras muchas personas que no tengan ni idea y a las que les dé un poco de apuro preguntar. Y me vuelve a surgir otro interrogante ¿Estamos en España o en una colonia inglesa? Y no hablo de la colonia Lavanda Inglesa de Gal. Me parece inaudito la forma en que nos estamos dejando invadir a costa de perder en el camino parte de nuestra lengua castellana. Podría añadir miles de palabras más y sólo en deportes: skate, snow board, body board, full contact…

Demasiadas preguntas trascendentales para una tarde sola. Voy a fumarme otro pitillo, el segundo del día, procuro controlarme lo que puedo. Para las hemorroides el tabaco no es muy aconsejable. Es un excitante. Pero a falta de otro tipo de excitantes que echarme a este cuerpo serrano algo tendré que hacer, digo yo. Que se me están pasando los días, los meses y los años y sigue sin haber nadie que me abra la puerta al regresar a casa.

Pero eso sí. No sé puede negar que soy una mujer independiente, luchadora, trabajadora por cuenta ajena, vamos, una mujer de hoy en día, actual. No tengo que rendir cuentas a nadie. Y todo en esta vida tiene un precio.

Así que voy a dejarme de monsergas y ponerme a lo mío que tampoco tengo en casa el genio de la lámpara maravillosa que haga todas las tareas por arte de magia. Empezaré por la cama, la lavadora, la plancha, la comida de mañana, la cena… Tal vez al final me quede un poco de tiempo para leer y caer rendida ante los encantos de Robert, mi último héroe de ficción. Aunque, preferiría que se tratase de alguien real, un Pepe, un Paco o un Manolo que es como más nuestro… pero todo llegará. No pierdo las esperanzas. Alguno quedará por ahí. Con suerte, ya que no está dentro de mi casa todavía, aparecerá por la puerta tocando el timbre a modo de vendedor o de cobrador de algo. Nunca se sabe. Estoy esperándolo con los brazos abiertos.

Bueno, pues voy a lo mío que el reloj no deja de seguir pasando minutos y luego me arrepentiré de haber perdido el tiempo escribiendo tonterías en mi hogar, dulce hogar o home sweet home, como mejor se le antoje a cada uno.

Que sean felices.


miércoles, 14 de mayo de 2008

Después de quererme





Dibujo: Dorianart


Después de quererme, a Congo le gusta cerrar los ojos y acariciarme el pelo.

Con sus brazos de gulliver me atenaza a su cuerpo mientras sigue susurrando, lentas, sutiles, las palabras que tanto me gustan.

No busca nada fuera de nosotros. No hay otro paisaje más allá de nuestra cama revuelta y mis besos, que se van apagando a medida que se cansa la tarde.

A veces jugamos a que es un trol y yo una princesa encerrada en la torre de un castillo. Otras veces sólo es él y un silencio que lo dice todo.

Un sueño breve, inocente, sin preaviso, nos roba los últimos instantes.






lunes, 12 de mayo de 2008

Derrota



Fotografía: "Colors del mal temps" Esteve Gallardo



Quiéreme en la derrota de las noches negras.
Deslízate entre mis sueños y espanta a los que quieren hacerme llorar.
Comparte mi tristeza, acéptala de mi mano y sin buscarle explicación, destiérrala con caricias firmes.

Quiéreme en la derrota de nuestro lecho apagado, y espera conmigo a que la marea, se lleve las algas secas de la orilla......

mar adentro.



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Este poema se lo dedico a Esteve, el autor de la fotografía, por prestarme algunas de sus imágenes para este blog. Gracias.



domingo, 11 de mayo de 2008

Miradas perdidas



Al llegar a casa después del trabajo, no pude evitar sentirme un poco desolada y me dejé caer desmadejada e inerte en uno de los sofás de la salita. Y me he puesto a mirar como una estúpida para mis manos.

Mis manos no me gustan. Son anchas, con los dedos cortos y ahora están delgadas y blancas. Se transparentan las venas y los músculos se hacen demasiado visibles cuando muevo los dedos. Llevo las uñas muy cortas (así me gustan) aunque mis manos parezcan todavía más anchas si cabe. Pero sé que su tacto lleva todavía la tibieza de las caricias de una madre. A veces me gusta tocarme las mejillas, los ojos, los labios, despacio, para sentir cómo es su rastro por una piel. Mientras lo hago ahora mi cuerpo se estremece porque están frías. Sí, mis manos y mis pies siempre están fríos aunque mi cuerpo lleve contenido todo el calor de una hoguera. No sé cuál es la explicación.

Miro con cariño las figuras de las estanterías del mueble, un montón de muñecas que conservo desde que era pequeña, los búhos de la suerte, portarretratos con fotos y mis queridos y amados libros; los de lectura y la colección de Grandes maestros de la pintura clásica y moderna. Busco el de Hopper, mi favorito y al azar se abre en la lámina que se titula “Habitación en Brooklyn”. En él hay una mujer sentada en una mecedora de espaldas, frente a un gran ventanal cubierto por unos estores amarillos que están subidos hasta la mitad de los cristales. En una esquina de la habitación reposa un florero lleno de vida sobre una pequeña mesa redonda cubierta por un tapete azul plomizo. El cuadro está lleno de luz y su presencia deja en el suelo del espacio interior un rectángulo amarillo que contrasta con el vestido oscuro de la mujer que parece triste por la postura de su cabeza. Fuera se divisa el cielo despejado, de un azul intenso, y una hilera de edificios rojos rectilíneos coronados por chimeneas.

Cierro el libro, lo dejo de nuevo en su lugar y vuelvo a dejarme caer en el sofá. Sigo paseando la mirada por la silla de mimbre, la que rescaté hace 18 años de la polilla del patio de mi casa de chica y que yo misma barnicé con devoción y esmero, el faro-vela azul y blanco, las brujas, los cuadros que pintó Senia de pequeña y las plantas. Y pienso que aquí me siento segura y que es aquí donde quiero seguir construyendo futuro.


Todavía no me he sacado ni la trenka ni las botas. Me gustaría permanecer inmóvil sin tener que hacer nada más que mirar y mirar y que otras manos, con tanto corazón como las mías, vinieran a despertarme de este letargo invernal.







sábado, 10 de mayo de 2008

Diálogo Veinte: La mesa



- ¿A dónde da esta ventana?

- A la calle. Espera que abro las cortinas. Verás.

- Es grande.

- Sí que lo es. Me gusta sentarme aquí encima de la mesa, de noche y mirar la ciudad.

- Anda, hazme un sitio. Es una suerte que no tengas vecinos en frente.

- ¿A que se está bien?

- Tengo que reconocer que es agradable.

- Espera que voy a sacar estos estorbos de aquí.

- No es mala idea.

- Así estamos mejor.

- Esta mesa es enorme, ¿cuánto mide?

- 1,80 x 90.

- ¿Lo sabes de memoria?

- Es que justo ayer la medí ayer porque quiero comprar un mantel de cuadros naranjas

- Es bonita.

- Fue un antojo. Me gusta escribir sobre ella.

- Se me ocurre algo.

- ¿Qué?

- Ven, muévete un poquito. Así está mejor.

- La verdad es que me hacia falta un beso como ese.

- ¿No me digas?

- Pues sí te digo.

- ¿Y qué más te hace falta?

- ¿Qué tienes para ofrecerme?

- Pues tengo besos así…

- No está mal pero se puede mejorar.

- Pues a ver que me dices de éste.

- Hombre, promete mucho más. No sigas haciendo eso porque…

- ¿Porque?

- Esos besitos me gustan mucho y…

- ¿Y?

- Pues que no querré que pares.

- No hay problema. Tengo muchos en la recámara.

- Siendo así…

- Me gustaría desnudarte ¿Puedo?

- Puedes pedirme lo que quieras porque creo que va a ser que sí.

- Estás muy generosa.

- ¿Te ayudo?

- No es necesario. Creo que me las arreglaré.

- Me vuelven loca los chicos autosuficientes.

- Espera que voy a sacarme la camisa.

- ¿Me dejas a mí?

- Pero eso no es la camisa.

- ¡Ay!, perdón. No sé en qué estaría pensando. Es que…

- ¿Es que?

- Es el inconsciente, hombre, siempre me traiciona.

- Eres un demonio.

- Camisa fuera.

- ¿Desea quitar algo más la señora?

- Pues va a ser que no. De momento.

- ¿Puedo continuar yo?

- ¿Por qué te empeñas en darme esos besitos que me vuelven…?

- No terminaste de hablar.

- Es que…

- ¿Se te acabaron las palabras?

- Creo que…

- ¡Vaya!

- No quiero que…

- No pienses ahora, por favor. No digas nada.

- Está bien.

- Cierra los ojos. Promete que no los abrirás.

- No sé si podré. Quiero…

- Promételo.

- Vale, lo haré.

- Ahora… ven, pequeña.

- Yo…

- Shhhhhhhh!