domingo, 29 de noviembre de 2009

La Mujer Salvaje

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Mientras transcribo al Word, en la oficina, un escrito oficial que habla de procedimientos, observaciones e incumplimientos, mi cabeza se desborda, imaginando una tarde ajena a este paisaje agreste que me acoge día a día, desde hace miles de años (tengo la impresión).

Aunque eso conlleve incumplir ciertas reglas y todas las obligaciones pertinentes que se esperan de una mujer responsable como yo. Pero no me importa.

Ya no.

Esta tarde quiero ser, si cabe, más desinhibida que de costumbre, más despreocupada que siempre y esperar a Congo tras la puerta de entrada, sorprenderlo como una fiera escondida en la espesura de la selva, con ropa interior de diseño, o sin ella, sólo con mi gabardina negra anudada a la cintura y los zapatos de tacón alto, esos que siempre utilizo en las ocasiones señaladas. Como hoy, un día cualquiera. No hay mejor celebración.

Y es que hoy quiero entregarme, con premeditación y alevosía. No quiero que ningún juez, ni defensor me salve de sus manos, del enredo de sus piernas, de su boca. De su boca que me vuelve loca, (que cursi, ¿verdad?).

Hoy quiero que Congo me desee con avaricia, que me esconda a resguardo del mundo y me recuente y me acumule y me atesore.

Hoy no quiero ser la-de-antes.

Ya no.

 

mmmm

Mujeres que corren con los lobos

"Dentro de toda mujer alienta una vida secreta, una fuerza poderosa llena de buenos instintos, creatividad y sabiduría. Es la Mujer Salvaje, una especie en peligro de extinción debido a los constantes esfuerzos de la sociedad por "civilizar" a las mujeres y constreñirlas a rígidos papeles que anulan su esencia instintiva.

En este libro, Clarissa Pinkola Estés revela ricos mitos interculturales, cuentos de hadas e historias (muchas de ellas relativas a su propia familia) para contribuir a que las mujeres recuperen su fuerza y su salud, atributos visionarios de esta esencia instintiva.

Mediante los relatos y los comentarios de la autora, examinamos el amor y comprendemos a la Mujer Salvaje.

Estés ha creado una psicología femenina en un sentido más verdadero, el que lleva al conocimiento del alma."

 

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La pintura que ilustra el post y la imagen de la cubierta del libro es:

"Dos mujeres corriendo en la playa" de Pablo Picasso, 1922.

 

viernes, 27 de noviembre de 2009

Y punto.

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Esta caja lleva conmigo desde el año 1973. Bueno, en realidad conservo dos cajas que utilizo, como podéis ver, para guardar collares y colgantes (adornos ambos que me encantan). En ese año se celebró la boda de un tío mío y esas cajas eran las que contenían los puros: 25 quijotes "La marina". No era casi consciente de que la caja tenía una escena de El Quijote hasta que el otro día pensando en la imagen para ilustrar este post, se me vinieron a la cabeza las cajas. Las comprobé y las fotografié. Y ahora, aquí las tenéis.

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“Mover una sola coma puede alterar por completo no sólo el sentido de un escrito sino el futuro de una persona. Cuentan que un rey cambió una dura resolución: “Perdón imposible, que cumpla su condena” por la clemencia: “Perdón, imposible que cumpla su condena”. ¿De dónde vienen esos pequeños signos que aparecen entre las letras? ¿Cómo se usan?

La puntuación es un arte que exige al que escribe ponerse en el lugar del lector.

¡Qué bien/mal puntuaba Cervantes!

¡Que matices podemos encontrar en su inmortal Quijote!

¡Pero un momento, un momento…! Vayamos a la primera edición:

Pasemos por alto la curiosa ortografía de las palabras, que el editor claramente ha modernizado (por suerte para nuestra lectura), y concentrémonos en la puntuación: en una enumeración que ya se ha hecho famosa, ¡Cervantes escribió una coma antes de la conjunción y!: “rocín flaco y galgo corredor”. ¡Y esa coma nos la han hurtado los editores modernos! Una cosa es que hayan cambiado “vn” por “un” para nuestra comodidad, y otra cosa es que le quiten una coma a… ¡Cervantes!

Durante un larguísimo periodo de tiempo, que llega prácticamente hasta nuestros días, el responsable último de la puntuación no fue el autor, sino el componedor (que en la primera imprenta, como el propio nombre indica, componía los libros letra a letra) o el corrector. No se ha conservado el texto a partir del cual se compuso el Quijote, pero en los manuscritos que nos han llegado vemos que Cervantes no usaba coma, ni punto y coma, ni dos puntos. ¿Por qué? En buena medida, porque los autores de la época confiaban la puntuación a la imprenta. Y las imprentas –dependiendo del momento- tenían distintos usos; por ejemplo: poner coma ante la y. Y –lo que es peor- hacían uso de los recursos de puntuación de forma inconsciente…

Para hacernos una idea veamos el primer capítulo del Quijote. El lector no necesita leer las páginas; sólo tiene que mirarlas como si fueran cuadros. ¿Qué ve, aparte del arranque del primer capítulo y el comienzo del segundo?: una sucesión de bloques cuadrados… ¿No le sorprende?

¡Un momento! No hay ni un punto y aparte en todo el capítulo… Pero en las ediciones modernas incluyen nueve.

Pues sí: la composición del Quijote no usaba apenas puntos y aparte. Ni siquiera para los diálogos, que estaban sumergidos en el texto circundante, y no tenían rayas que marcaran ni el inicio de cada personaje, ni los incisos dentro del diálogo. La primera edición que dividió en párrafos el Quijote fue la que publicó el dramaturgo Juan Eugenio de Hartzenbusch (1862), de modo que la obra circuló durante un cuarto de milenio como un bloque compacto de texto… ¿Cómo pudieron aclararse entretanto los lectores?

La respuesta es que la mayoría del público de la época de Cervantes no era lector, sino escuchador de libros. La lectura colectiva en voz alta era la forma prioritaria por la que los libros llegaban a sus destinatarios. Y –recordémoslo- igual en ausencia de puntuación que con una puntuación imperfecta, la mejor forma de entender un texto es leerlo en voz alta.

Volvamos a la pregunta inicial: ¿qué se puede hacer hoy en día ante un texto lejano en el tiempo, puntuado de forma inconsciente por la imprenta que lo editó, y con un autor que no se preocupaba por esas cosas? La respuesta tiene que pasar por conocer qué quería Cervantes con el Quijote, y por suerte lo sabemos: la había escrito “para universal entretenimiento de las gentes”. Y el editor moderno tiene que procurar proporcionar un texto que no rechine ante nuestros ojos de principios del siglo XXI, y facilitar su lectura… aunque sea a costa de reinventar, prácticamente, toda su puntuación.”

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Este texto está sacado íntegramente del libro “Perdón, imposible” (escogí los párrafos que me parecieron más interesantes), de José Antonio Millán, lingüista, editor (en papel y en formato digital), traductor, articulista y escritor nacido en Madrid en 1954. Cabe destacar su labor al frente del equipo creador del primer diccionario electrónico en español en 1995 y la dirección del Proyecto del Centro Virtual Cervantes en Internet (1997).

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Quiero dejar aquí incorporado al post, este comentario de Guillermo Pardo, del blog Migramundo, porque me parece un buen complemento a lo dicho anteriormente:

"Creo que el proceso impresor de los libros era un poco más complejo del que dice Millán, puesto que desde que salía de manos del autor hasta que llegaba a la imprenta pasaba por varias manos más, que no perdían ocasión para hacer sus aportaciones. En los preliminares de cualquier edición anotada del Quijote aparecen los nombres de una serie de personas que bien pudieron retocar el texto. Entre esos nombres figura el del escribano del rey, Juan Gallo de Andrada, que certifica y da fe de que, "habiéndose visto por los señores del un libro institulado... tasaron cada pliego...". ¿Quién puede asegurar que "los señores del" no añadieron ni quitaron? ¿Y qué papel jugó la censura en la revisión del original? Hay muchos cabos sueltos que no se podrán atar nunca, me temo. Pero una cosa sí podemos decir prácticamente con certeza: ningún texto ha llegado tal cual del autor al lector. En el teatro áureo, por ejemplo, el autor (que no era el dramaturgo, sino el que le compraba la obra para luego representarla) hacía y deshacía a su antojo para rentabilizar la representación."

miércoles, 25 de noviembre de 2009

Non estás soa, Sara / No estás sola, Sara.

claudia moya

Tiña o demo metido no corpo.

Unha especie de tolémia apoderábase de él, cada vez que a insultaba, cada vez que lle levantaba as mans. Sempre cun xesto ameazador na face, que o tornaba totalmente irrecoñecíble.

Sariña mirouno con tristura e medo, mentras ía cara a porta de saída, co corazón desbocado.

Fora a derradeira vez. Xurouno polo seus fillos.

 

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Tenía el demonio metido en el cuerpo.

Una especie de locura se apoderaba de él, cada vez que la insultaba, cada vez que le levantaba las manos. Siempre con un gesto amenazador en la cara, que lo volvía totalmente irreconocible.

Sara lo miró con tristeza y miedo, mientras iba hacia la puerta de salida, con el corazón desbocado.

Era la última vez. Lo juró por sus hijos.

La ilustración pertenece a Claudia Moya y está sacada de aquí.

El vídeo está sacado de Youtube

lunes, 23 de noviembre de 2009

GraCiaS




Gracias a todos por vuestros comentarios y sobre todo Gracias a los que de nuevo perdéis unos minutos para releer. Y por favor, perdonar mi insistencia. No lo habría hecho de no considerarlo importante.

Al menos reconoceréis conmigo en que, la interpretación de los textos, es un buen punto de discusión.

Estoy de acuerdo en lo que decís acerca de que, una vez que el texto es leído por otras personas, las interpretaciones son infinitas. Eso siempre me ha parecido estupendo. Es lo bueno de colgar los textos aquí en el blog y que personas ajenas a nosotros los lean libre y objetivamente, con un total desconocimiento de la vida del autor, que le pueda llevar a dejarse influir por la vida real.

Pero en el caso de este texto (para mí) existía una cuestión impepinable, que si no se entendía, el texto no tenía el significado profundo que debía tener; de ahí mi insistencia. No es lo mismo pensar en la ausencia de alguien que volverá, que en la ausencia de alguien que jamás estará a nuestro lado. La intensidad del relato y de lo que se intenta transmitir difiere notablemente.

Con el corazón en la mano os digo que cualquier lectura me parece interesante y que vuestros comentarios siempre son bienvenidos; es más, sabéis que siempre os he animado a que si algo no os gusta, lo critiquéis objetivamente.

Mi verdadera preocupación era que yo no supiera haceros llegar lo que sentí escribiendo ese texto, que lo hubiera contado mal. Como dice muy bien Chousa: "No debo exigirme tanto" pero una es como es. Y por si alguno no la sabiáis, las sirenas también somos muy exigentes con nosotras mismas. Particularmente, las sirenas del norte somos muy tenaces y hacemos lo imposible por conseguir aquello que para nosotros es importante. Y la escritura para mí lo es. Intento siempre ofreceros las mejores palabras, las más sentidas, las que más os emocionen, o las que más os hagan reir, no importa de lo que hable o lo que me haya inventado.

Pues eso, ya está. Me siento mucho mejor. No es bueno quedarse dentro con las cosas que nos preocupan.

Asunto arreglado.

Biquiños gordos,

La foto es de aquí

domingo, 22 de noviembre de 2009

BoBa II






Me gustaría haceros una pequeña observación. Ya sé que no debiera porque los textos deben hablar por sí mismos pero es que...


Me sorprende que no hayáis reparado, ninguno de los que habéis leído el texto anterior "Boba" y habéis dejado un comentario, en lo que el texto de verdad intenta contar.

Todos habláis de una ausencia y es verdad que la ausencia existe en el texto. Pero lo que quise describir y contaros es una ausencia muy especial y definitiva, que a mi modo de ver y escribir, queda resumida en un par de frases.


A veces con las prisas nos quedamos sólo en lo superficial de las palabras. A mí también me sucede. Sólo con una segunda, tercera o sucesivas lecturas, soy capaz de ver todo lo que el texto implica.


Y como para mí, los textos son como "hijos", algunos de difícil parto, me gustaría (los que tengáis ganas) que lo volviérais a leer y os fijárais en lo que os he dicho al principio.


Si aún así no véis de lo que hablo, es que definitivamente el texto no está bien conseguido.


Biquiños y muchísimas gracias por vuestra lectura.



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La foto es de Senia
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sábado, 21 de noviembre de 2009

BoBa

1

 

Me has oído canturrear mientras hacía la cama, todavía con el pijama granate de snoopy y el pelo revuelto, achicando los ojos porque todavía no llevo puestas las gafas.

Pero me has oído cantar. Y no has podido resistirte a venir y darme los buenos días.  Sabes que hoy todas las horas serán blancas y de algodón, como las nubes de verano.

Te presiento en la habitación porque de repente ha entrado ese aire inusual por la ventana. El de siempre. Y se agolpan las imágenes mientras aliso la manta. Tu camisa de pana, tu barba de dos días, tu vaquero desteñido, tus botas de explorador. Y tus manos de mármol, que se posan en mis mejillas.

El mismo frío de la despedida.  
Se me deslizan dos lágrimas.
Siento que me veas llorar.
No estoy tan mal después de todo.

Ya ves, sigo teniendo el mismo edredón azul puesto en la cama. Sé que necesitaría un cambio pero todavía no estoy preparada. También sé que ahora tienes que marcharte. Sólo te conceden unos segundos.

Antes de irte me soplas en la oreja izquierda y me dices cariñosamente: "Boba", nuestra palabra clave. Y te vas, por la ventana que está abierta tras nosotros, con otro golpe de brisa. Las cortinas se quedan balanceando.

Derrotada,
me siento sobre la cama hecha
y como una boba triste
me quedo mirando las nubes.

 

La imagen está sacada de Internet.

viernes, 20 de noviembre de 2009

L o L i T a

 

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- En qué estas pensando?
- En nada.
- No me engañas, estás pensando en eso otra vez.
- Es que me gustaría que se muriera.
- Ya lo sé, hija, pero eso tal vez no suceda.
- Es que… creo que si se muriera me sentiría mejor. Creo que sería más fácil que olvidara todo.
- Hija, me parece que no vas a poder olvidarlo nunca. Tienes que aceptarlo. Simplemente, con el paso del tiempo, vas a conseguir arrinconar ese recuerdo. Y llegará un día en que ya no te dolerá tanto.
- Es que… ¡Siento tanto asco, mamá! Cuando noté su semen en mi cara…

 

(Arcadas)

 

- Cariño, aleja esas imágenes de tu cabeza o volverás o vomitar.
- No puedo, mamá, no puedo. No puedo. ¡Siento asco día y noche!
- Lo sé, cariño. Schhhhh… No llores. Ven aquí.
- Mamá, quiero morirme.
- No digas eso, cariño. Lo superaremos. Ya lo verás.

 

(Un abrazo ininterrumpido)

 

Este texto es mi humilde aportación a la campaña contra la Pornografía infantil que al igual que el año pasado (en que fue todo un éxito) convocaron los blogs: La Huella Digital de Nacho de la Fuente y Vagón-Bar de Paco Sánchez, ambos periodistas de La Voz de Galicia. 

Si nada se hace, nada se consigue.

El texto se titula igual que el del año pasado y tiene la misma fotografía porque quise seguir una continuidad. He añadido la canción; el año pasado no incluía música en el blog porque aún no había aprendido a insertarla.

miércoles, 18 de noviembre de 2009

Patience

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En el armario trastero del pasillo aguardan, como centinelas en la noche, tus zapatillas de franela a cuadros. Y la ausencia, que todo lo llena, se hace más dulce en esos breves momentos, en los que abro la puerta por cualquier motivo y las veo.

En esas noches en las que la cabeza no deja de dar vueltas y no consigo dormir, las relevo de su cargo en la parte central del armario trastero y las llevo al dormitorio, para que duerman sobre la alfombra de lana, cerca de mí, como si no te hubieras ido.

 

La fotografía, que se titula "Waiting", es de Milena Galchina

lunes, 16 de noviembre de 2009

Las cosas que aún no queriendo que pasen, pasan.

“El único encanto del pasado consiste en que es el pasado”
                                            - Oscar Wilde -

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Días atrás y sin previo aviso, una parte del pasado de Martina entró otra vez por la puerta. Y aunque ya nada en su vida actual era como entonces (ni siquiera era la misma mujer), tenía que reconocer que psicológica y emocionalmente se vio afectada de lleno. Desbordada por los acontecimientos.

Recuerdos dolorosos que Martina creía tener ya sepultados, volvieron a revolotear por su cabeza como buitres hambrientos, impidiéndole conciliar el sueño de manera ordenada y sonreír con la tranquilidad de aquél que se sabe a resguardo.

Y con los recuerdos, llegó también ese miedo falto de cordura, absurdo e injustificado, que se pegaba a la piel de Martina como una sanguijuela.

Y se sentía como en una celda.
Enrejada.
Herida.
Dolida.
Desangrándose por instantes.

Si no fuera por Él...

Porque ahora estaba Él. Que la llenaba de fuerza y de coraje para plantar cara, para no dejarse vencer por el absurdo y la insensatez que pudieran acompañar al miedo.

Él.
Y sus abrazos.
Y todo su cariño.
Su fe incondicional en ella.

Porque...

¿Quién se lo iba a decir a Martina, después de tantísimos años?

 

(la fotografía es mía)

(la letra de la canción es el contrapunto al texto y va dedicada a Congo)

sábado, 14 de noviembre de 2009

Friday. I´m in love.

 

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La casa huele a caramelo
líquido,
a lluvia en los cristales,
a vendaval,
a deseo.

Y en la olla a presión
a fuego lento y baño maría,
se está cocinando el flan
que he preparado para Congo.

Es viernes,
13.
Congo pronto llegará.

Timbrará a la puerta.
Le abriré.
Y sin apenas dejar la maleta,
nos anudaremos en un abrazo,
fuerte.

Y después me preguntará:
-¿A qué huele la casa?
Y yo le responderé:
- Ven, voy a decírtelo al oído.

Mientras,
recorremos el pasillo
de la mano,
hasta nuestro escondite
secreto.

(la imagen está sacada de internet)

y esta canción me vuelve loca...

I don't care if Monday's blue
Tuesday's grey and Wednesday too
Thursday I don't care about you
It's Friday, I'm in love

Monday you can fall apart
Tuesday, Wednesday break my heart
Oh, Thursday doesn't even start
It's Friday I'm in love

jueves, 12 de noviembre de 2009

Apapáchame

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ven y viste mi vientre de blanco y vida
hazme esclava de tus principios geométricos
y sana el miedo que cubre los huecos oscuros
de mi cuerpo que intenta renacer

ven a devorar con tu boca felina
todos los nombres tristes pasados
y salva mis pechos
que tienen cinco mares rodeándolos

ven, 
hay muchas tejas rotas, 
y árboles descalzos ,
y lápidas sin nombre esperando,
y ventanas sin cortinas,
y grúas gigantes que giran sin parar,
y nubes de ceniza,
y mis dientes... 
se caen fulminados
por los faros lacerantes,
de gatos rabiosos que cruzan la noche

ven,
apapáchame,
me estoy muriendo por dentro.

RAE:
apapacho. 1. m. Hond. y Méx. Palmadita cariñosa o abrazo.
apapachar. (Reduplicación de apachar). 1. tr. Hond. y Méx. Dar apapachos a alguien

(La foto me la cedió generosamente una amiga)

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martes, 10 de noviembre de 2009

Un café y dos reproches.

Estimados amigos:

Siento muchísimo haber tardado tanto en publicar estas últimas fotografías para la serie de Fotografías del blog (todavía queda una) pero es que ando tan justa de tiempo que me resulta más sencillo optar por la publicación de textos que ya tenía escritos de antes.

La fotografía que os muestro hoy me la hizo llegar Bipolar del Blog "No me digas que fue un sueño":

"Te envío una fotografía, no tiene muy buena calidad porque está hecha con el móvil; es una taza de café con leche con un dibujo y lo realiza una mujer en una cafetería muy conocida de Burgos que se llama Silma."

El blog de Bipolar permanece temporalmente cerrado, espero que por poco tiempo; no obstante, os dejo igual su enlace. Sus relatos siempre merecen mucho la pena.

5. Bipolar

 

Él:   Tengo que decirte algo. Hace tres meses que conocí a otra mujer
Ella: ¿Cómo es?
Él:   ¿Qué importa como sea? Me gusta
Ella: Bueno, pues que seas muy feliz. Pero ten cuidado
Él:   No empieces
Ella: No empiezo. Te conozco
Él:   No tienes derecho a ponerte así
Ella: Tal vez no
Él:   Sabes que no
Ella: Entonces ¿por qué me lo cuentas?
Él:   Tú  me has dicho que ahora somos amigos
Ella: Te olvidas de un dato importante
Él:   ¿Cuál?
Ella: Lo sabes de sobra. No quieras que lo diga en alto
Él:   Los dos sabemos que lo nuestro ya no puede ser.
Ella: Tú te encargaste de que no fuera
ÉL:  El tiempo de las recriminaciones ha pasado. No voy a entrar por ahí
Ella: No. Ahora quieres entrar por otro sitio
Él:   Te estás comportando como una mujer celosa y rabiosa. Un papel que no te queda nada bien. Sabes que siempre odié esa actitud
Ella: No sabes como lo siento
Él:   Por favor, no seas irónica. No quiero discutir. 
Ella: ¿Por qué a mí no y a ella sí?
Él:   ¿A ti no qué?
Ella: ¿Sabes qué te digo? Que te lo pases muy bien. Que tengas mucha suerte
Él:   Siento que te pongas así
Ella: Pues yo no. Me pongo como quiero
Él:   Hace mucho tiempo ya que somos libres. Me gustaría que siguiéramos llevándonos bien, así que por favor, te rogaría que te comportaras
Ella: Es que me duele
Él:   Lo siento. Tomamos una decisión e iniciamos otra vida
Ella: Lo sé. Perdona, no puedo evitarlo
Él:   ¿Estás bien?
Ella: Sí. No te preocupes.Tengo que irme ya.
Él:   Vale. Pues ya quedamos otro día.
Ella: ¿Me invitas tú al café?
Él:   Claro, márchate tranquila.
Ella: Bueno, pues nos vemos. Ya te llamaré.
Él:   Cuídate.
Ella: Bye.

 

jueves, 5 de noviembre de 2009

Miradas progresivas

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Me saco las gafas para besar a Congo porque necesito verlo sin progresiones, desde lo más profundo de mi estómago. Me suelto el pelo que casi siempre llevo recogido en una coleta porque me gusta como lo enreda con sus manos y lo alborota. Me sacudo los humores agrios, la tristeza, la rabia, el miedo, la torpeza y el pasado como quien sacude las migas del mantel en el fregadero, y los dejo aparcados en el brazo del sofá. Me quito los pendientes, el reloj y los escondo debajo de los cojines.

(Nunca llevo anillos. Me estorban el tacto de las manos.)

Y después viene el resto: la ropa, que tapa nuestras imperfecciones.

Nos desposeemos, nos desnudamos, nos entregamos, nos despojamos, nos desarmamos, nos desalojamos, nos desabrigamos, nos descubrimos.

Porque no nos dan miedo nuestros cuerpos limpios. Y sinceros.

Mientras,
para llenar el salón de magia,
llegan las sombras.

Y una noche más,
nos acoge en su regazo,
el tiempo.

 

(la fotografía es mía)

martes, 3 de noviembre de 2009

Azul

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en la mesa del ventanal
está sentada una mujer
que lleva zapatos azules,
de tacón alto.

el resto,
calzamos la normalidad,
zapatos discretos
y botas aburridas.

la mujer,
la mujer que me gusta,
no sólo lleva zapatos azules,
su falda es azul,
su bolso es azul
es azul su abrigo
y algunas de las rayas
de su bufanda larga.

sólo su pelo es diferente,
granate,
aunque parezca mentira.

 

(La pintura pertenece a Bego Tojo y está sacada de aquí)