sábado, 31 de diciembre de 2011

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Día típico de orballo gallego.

Se acaba el año, apenas quedan unas horas por apurar.

El 1 se despide de sus compañeros un poco tristón; a nadie le gusta que lo arrinconen y terminen por olvidarlo.

Y es mi cumpleaños.

¡¡ Yupi !!

¡¡ Requeteyupi ¡!

Sí amigos, sí, cumplir años en Nochevieja es un martirio que vengo soportando ya desde 1962.

¿Habéis hecho ya las cuentas?

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En 1962, además de nacer yo [que no va ni viene], sucedieron cosas importantes.

En 1962, España formaliza su primera solicitud de ingreso en el Mercado Común Europeo.

En 1962, el BOE de España publica un decreto del Ministerio de Trabajo que equipara los derechos laborales de la mujer con los del hombre.

En 1962, en Grecia se casan los reyes Juan Carlos y Sofía [Si supieran los jaleos en que iban a verse envueltos ahora igual ni se casaban] .

En 1962, se produce el lanzamiento del Telstar 1, el primer satélite de comunicaciones comercial del mundo.

En 1962 sonaba en las radios: Tornados – Telstar.

En 1962 comienza la saga de películas de James Bond con “007 contra el malvado Dr. No”.

En 1962 se funda la banda británica de rock The Rolling Stones.

Por poner algunos ejemplos.

¡¡ Yupi !!

¡¡ Requeteyupi !!

Si voy llevando con animosidad y buen humor lo de cumplir años y más en Año Viejo es porque me hincho a comer polvorones. Es lo que más me gusta de estas fiestas navideñas.

Adoro los polvorones.
Me pierden los polvorones.

[Los polvo, sin el rones, también me pierden. Sí, lo sé, soy una gamberra. Pero es que ser una niña buena todo el rato me aburre. Y con 49 años yo creo que ya es momento de ser sinceros sin ruborizarnos en exceso, ¿no? Pido perdón por anticipado]

Os invito a pinchar en el enlace y leer porque me parece realmente interesante lo que encontré.

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No acabo de creérmelo, amigos.

Porque me miro en el espejo y no me veo tan mayor.

Es más,

sigo viendo a aquella princesa de cuento

con la cabeza llena de pájaros.

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Ilustración de Irma Gruenholz

 

 

¡¡ Que hermanas tan talentosas !!

miércoles, 28 de diciembre de 2011

Dos veintiochos

Los Santos Inocentes (28-12-07)


Hoy quiero empezar el camino
con Congo pisándome los talones
en silencio

domingo 28 de diciembre de 2008

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Hoy "Congo y yo" cumple un año. Aunque es un blog todavía muy pequeño se puede decir que ya ha recorrido un largo camino.

Comenzó a andar descalzo pero con decisión, tan sólo abrigado por unos calcetines de rayas de colores. Y aquí sigue, unos días con más fuerza que otros pero siempre constante y tenaz.

Alguien dijo un día que así, sin más protección en mis pies, no llegaría lejos (hoy lo recuerdo con mucho cariño). Tenía razón en lo que afirmaba. Lo que no sabía es que yo no quería llegar lejos, simplemente quería caminar, sin importar la meta, intentando disfrutar de la ruta diaria, contemplando los paisajes y conociendo a las personas que encontraría a mi paso.

Y la verdad es que éste, ha sido un buen año, vosotros también habéis contribuído. Hablo de los que acompañáis el blog desde su comienzo, de los que ya no estáis, de los que pasáis fugazmente, de los que llegásteis hace poco para quedaros o de los que todavía quedan por venir (espero). Aunque no os conozca en el plano real (a algunos) me dáis mucha compañía, con vuestros propios blogs (los que los tenéis) y con vuestros comentarios. Crear el blog ha sido un acierto. He aprendido mucho y espero seguir haciéndolo por mucho más tiempo.

Mientras escribía estas letras pensaba: ¿Por qué exactamente decidí echar el blog al mundo, un día de "santos inocentes"? Aunque inconscientemente sé cual es la respuesta. Porque para mí la inocencia es una de las mayores virtudes, entendida por tal inocencia, la 3ª acepción de la R.A.E.: "Candor, sencillez". Y no perderla ,a lo largo de toda nuestra vida, todo un logro.

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Así, para que no desaparezca, de vez en cuando, me visto por dentro con prendas que me recuerden que nunca dejaremos de ser los mismos niños del principio, con los mismos miedos, con los mismos sueños imposibles o posibles, con las mismas inseguridades...

Porque da igual que nos recubramos, cada año que vivimos, de fuertes y arrogantes corazas. Si rascamos bajo la superficie seguimos tal y como llegamos al mundo. Ligeros de equipaje. Solos. Con la fuerza de nuestros pies. Y con nuestro llanto.

El 28 de diciembre de 2009 y 2010 no publiqué nada.

..........

Y ahora, por favor, hacer conmigo Chin-chin.
También me gustaría que escuchárais una canción, haciendo simplemente
Chas.

lunes, 26 de diciembre de 2011

Luces y sombras




Algunos días al año, cuatro o cinco, incluso puede ser que alguno más, todo depende de las estaciones y los ciclos de las mareas, Congo se enfurruña consigo mismo.
Y construye una línea infranqueable ente los dos.
Ni se acerca.
Ni deja que me acerque.
Y atrás quedan los días de risas y abrazos.
Paciente, sólo puedo esperar a que él de el primer paso para volver a mi lado.
Le dejo su espacio para que pelee a solas con sus demonios.
Aguardo hasta que me eche de menos con tanta fuerza, que sienta que sin mis besos y mimos, todo es gris y tedioso.
A veces el tiempo que tarda en regresar se me hace interminable.
Otras veces su vuelta es más rápida y sencilla.
Paciente, sólo puedo esperar a que él de el primer paso para volver a mi lado.
No tengo prisa.
Nunca tengo prisa.

[Aínda que neses intres non poda deixar de sentirme como unha faragulliña]


Espero.




La fotografía me la envió un día Congo, con un correo electrónico que decía:

- Mira, así somos tú y yo.




martes, 20 de diciembre de 2011

Maktub

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Para los peques

Maktub es una palabra árabe que quiere decir “estaba escrito”.

Y algo así es lo que pasa con la Navidad, que queramos o no queramos, llega. Y en estos casos donde prima lo irremediable, lo mejor es dejarse llevar y disponerse para pasarla con optimismo y alegría [si se puede].

Como ya sabéis [porque os lo he contado en alguna ocasión] soy muy desastre con las fechas de cumpleaños, aniversarios, santos y celebraciones varias [además de para otras cosas] así que estos días [las Navidades nunca se me olvidan] aprovecho para tener detalles con las personas que me importan.Ya tengo todo listo para ser entregado o enviado y estoy emocionada. Porque si hay algo que me guste a mí en la vida es buscar el regalo apropiado para cada quien y si puedo, hacerlo yo misma.

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Y después para colofón, envolverlo del modo más bonito posible [para mí, obviamente] y desear que al interesado le guste lo que elegí o preparé.

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Para los mayores

Me quedan algunas cosillas para Reyes [cuando nos regalamos los de casa] pero todo está controlado.

Como ya sabéis también [porque ya me vais conociendo un poquito] y puesto que siempre [en cualquier momento del año] os deseo a todos lo mejor de lo mejor, en estas fechas no iba a ser menos. Así que, venga, va:

Queridos amigos, virtuales y reales:

Deseo que la concordia, el optimismo y la esperanza, reinen estos días en vuestros corazones y que disfrutéis de estas fechas señaladas en compañía de aquellos que de verdad queréis. Subrayo lo de verdad porque os recuerdo el chiste aquel que viene al caso: Oye Manolo, ¿Y tú, cómo pasas la Navidad, bien o en familia?

Pues eso.

Dejo el blog en modo Stand by hasta que pase todo este jaleo porque ando muy liada en mil cosas y un tanto perezosa para sentarme delante del ordenador. Eso sí, prometo pasar a leeros [voy retrasadilla,lo sé, sorry] y venir a desearos Feliz Año Nuevo.

Por último, puesto que todos vais a tener muchos días libres para ir al cine, quiero haceros dos recomendaciones.

Una tarde de cine

”Maktub”

Una película con alma de niño.

La vi este fin de semana y me ha parecido muy tierna y amable. He llorado y me he reído un montón, también.

Inspirada en la voluntariosa experiencia de un niño canario víctima del cáncer, está concebida como un cuento de Navidad

El pasado 16 de diciembre se estrenó en España la primera película de Paco Arango que lleva por título Maktub. El título hace referencia a esas extrañas casualidades que nos suceden a veces y que parecen inevitables, como si fueran producto del destino.

Los recursos económicos que genere Maktub serán destinados a sufragar la construcción en España de un centro de trasplantes de médula ósea para niños.

La información es de Alicia Montesdeoca y está aquí.

Es, por tanto, una comedia sin pretensiones, que gustará a un público sin grandes expectativas cinematográficas pero con ganas de que le muestren una realidad amable y dulce, aunque medie el cáncer y la muerte, aquí totalmente desdramatizados y enfocados de manera positiva. Una causa noble, además, porque el proyecto busca recaudar fondos para la Fundación Aladina, que preside el propio Arango y que trata de ayudar a niños con esta enfermedad.

No se lleva este cine y eso puede arruinar este trabajo conmovedor —aparte del título, claro—, pero existe un palco que disfrutará de verdad con esta película porque le hará llorar y sentirse feliz, porque en ella unos ángeles caídos del cielo parecen haberse cruzado en la vida de un hombre para darle una segunda oportunidad.

Leer el resto de la crítica de Julio Rodriguez Chico (La Butaca.net) aquí.

Y unos libros [para leer o regalar]:

De entre todos los libros que leí este año [podéis ver la lista en la columna izquierda del blog], os recomendaría, sin dudar:

1. La conjura de los necios, de John Kennedy Toole – Lectura indispensable.

2. Contra el viento del norte, de Daniel Glattauer. Superentretenido y de fácil lectura.

3. La trilogía de Óscar Esquivias: Inquietud en el Paraíso, La ciudad del Gran Rey y Viene la noche. Pero si tuviera que elegir uno de los tres me quedaría con La ciudad del Gran Rey porque me parece el más original, el más loco y está igual de bien escrito que los otros dos.

Feliz Navidad

Con todo mi cariño,

Si queréis ver el vídeoclip de la película pinchar aquí.

Esta canción es para ti, Quela,
tú también eres playa, mar, cielo azul

jueves, 15 de diciembre de 2011

Diario de a bordo

 

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Este es uno de los cuadros expuestos en la Cervecería Quintana, en donde estuve esta tarde con una amiga. Desconozco el nombre del autor aunque mi amiga me dijo su nombre, ya que estudió con ella. ¡Que cabeciña!   

 

Diario de a bordo
13 de diciembre de 2011
02:30 de la madrugada

Son las dos y media. ¡Que poco sentido tengo! Debería de llevar al menos dos horas durmiendo. Además la otra noche dormí mal. Me desperté un par de veces con angustia. No me atrevía a abrir los ojos y parecía sentir ruidos. Se ve que no me sienta bien dormir sola en casa. ¿Y a quién le sienta bien me pregunto? La soledad pesa, duele, a veces, aunque ahora no, ya no me duele. Y además está Ron, que de no ser por él esta mañana me hubiera quedado dormida. Vino a llamarme a la cama. Como no es capaz de subirse, rasca con sus patitas para que oiga el ruido y también hace un sonido quejicoso, como de mimo. Me tiene robado el corazón.

Son las dos y media de la madrugada y lo que es peor: No tengo sueño. Parece que sí tenía sueño mientras terminaba de darme el atracón de capítulos de “In treatment” (En terapia),  pero ya no tengo. Bye bye sueño.

Así que pienso.

Desde esta mañana que leí un comentario de Juanjo, del blog “La voz del silencio” , en mi post Más cine, por favor que decía: “A kiss is just a kiss. Un beso es sólo un beso. Qué gran mentira. Cada beso es diferente de los demás y ellos lo sabían.”, no puedo dejar de pensar de forma intermitente [más bien imaginar] en escribir tres relatos sobre besos.

Tres besos que serían especiales sin ser apasionados. Tres besos sinceros. Desesperados.

Tengo las tres historias en la cabeza, es más, puedo verlas como si de una película se tratara pero temo que al relatarlos pierdan su encanto, su intensidad. Me asusta que mis tres besos importantes, especiales, grandiosos, se conviertan en tres besos normales y corrientes.

Tendré que pensar un poco más.

Oigo silbar el viento fuera. Con fuerza.

Ha dejado de llover.

Es muy tarde.

Y no me gusta estar sola en casa.

Por la noche.

En diciembre.

 

Mis pupilas siempre tienen sed,
y son sobre tu espalda enredaderas.
todo lo que quiero ver son las aguas,
que inundan tus maneras.
y todas las lagrimas son sal,
del mar de tus secretos,
y todas las paginas están
heridas de tus besos.

Y mi corazón badea popa,
no se donde esta mi ropa,
la habré perdido junto al miedo
.




Y como cada diciembre…


  


sólo quiero un beso eterno
en una habitación sin luz
encenderla y que aparezcas tú…

domingo, 11 de diciembre de 2011

Diálogo 85

 

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Fotografía: Casa Fundación César Manrique – Lanzarote

Ella - No puedo dormir, y tú ¿tienes sueño?

Él - No mucho pero es lógico. Nos levantamos muy tarde esta mañana.

Ella - Igual me está haciendo efecto el café que me tomé después de comer… como no tengo costumbre.

Él - ¡Qué va! No creo. ¿Quieres que ponga la radio?, ya sabes que a mí no me molesta en absoluto, duermo igual.

Ella - Ya, ya lo sé pero prefiero que no. Estoy a solas con mis pensamientos.

Él - Quedarse a solas con los pensamientos de uno mismo es aburrido y más en tu caso que sólo tienes serrín en la cabeza.

Ella - ¡Te vas a enterar!

(Risas y pellizcos varios)

Él - ¿Y en qué piensas si puede saberse?

Ella - Pues verás, estaba pensando en una pareja que vi esta tarde a la salida del centro comercial. Veintitantos. Estaban sentados en las escaleras exteriores que suben a la planta superior, ¿sabes?

Él - Sí.

Ella - Ella estaba llorando, sentada dos escalones más abajo que él. No sé si tiene o no importancia este dato. Puede que sea significativo porque desde la distancia en que los vi era como un gesto de imploración. Ella hablaba y gesticulaba mucho y él solo parecía escuchar, contrito y cabizbajo. Todo en el rostro de la chica reflejaba dolor. Era rubia natural y si cabe parecía frágil. Al pasar cerquita de ellos, la chica le decía al chico: “Sólo quiero una vida normal, hacer cosas normales y dialogar sin estar discutiendo todo el tiempo”. Mientras volvía a casa no dejaba de pensar en eso de “una vida normal”.

Él – Los humanos somos muy contradictorios. La mayor parte del tiempo anhelamos aventuras y todo aquello que no poseemos para después, a la hora de la verdad, echar de menos la vida sencilla, la rutina, las cosas de siempre: casa, un libro, música, hijos, paseos, playa, una peli… Supongo que a eso se refería la chica.

Ella - Sí, pensé lo mismo que tú. También pensé que uno de los mayores sufrimientos de los humanos es por culpa del amor. Ojalá inventaran alguna pastillita, incluso alguna vacuna. ¡Porque mira que duele el desamor! Sólo de pensarlo…

Él - Tienes razón, sí. Lo mejor es no enamorarse, como yo.

Ella - ¿Qué dices?

Él - Eso, que yo no estoy enamorado, ni nunca me he enamorado, ni nunca me enamoraré.

Ella - ¡Pero mira que eres tonto!

Él - Y tú más, por eso me quieres… o eso dices.

(Risas y pellizcos varios)

Él - ¿Te va entrando el sueño o paso directamente a aplicarte el tercer grado?

Ella - ¿Interrogatorio con esposas incluidas?

Él - Todo el paquete, sí.

Ella - Pues me pido el tercer grado.

Él - Ahora sí que te vas a enterar… Ya verás como al final vas a dormir como una linda gatita.

Ella - No espero menos de ti que para algo te tengo…

Él - ¿Con que para eso me tienes?

Una peli de domingo.

domingo, 4 de diciembre de 2011

Mis monstruos

 

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Ilustraciones: Juan Luís López Anaya del blog Dibujando sueños

Relato de:  Luisa H del blog Que 65 no es nada… para empezar a escribir [Dí que sí Luisa, la edad está demasiado valorada. Lo que importa siempre son las ganas de crecer]

El día 14 de marzo de este año tuve el placer de aterrizar en el blog de Luisa H, llevada de la mano de Belén in Red y desde el primer momento su forma de escribir me sedujo. A medida que iba leyéndola me iban entrando ganas de enlazar su blog con el mío [porque lo más importante de los blogs es, incluso por encima de la escritura, las relaciones humanas que se establecen] pero estaba esperando la ocasión perfecta. Y por fin, con este relato tan estupendo que escribió [“Mis monstruos” que ella publicó en su blog el 24 de noviembre] y que os dejo hoy aquí gracias a su gentileza, ha llegado el momento. Espero que lo disfrutéis, al mismo tiempo que os animo a que hagáis un hueco en vuestro tiempo para leerla porque no quedaréis defraudados.

Con Juan Luís también me pasó algo parecido, tuve con sus ilustraciones “amor a primera vista” y ya sabéis que una mujer enamorada hace cualquier cosa por conseguir su objeto deseado, en este caso, una ilustración para el relato de Luisa H. Le escribí a Juan Luís contándelo lo que me apetecía hacer con el relato y en seguida respondió a mi petición, se leyó el relato de Luisa H y me regaló el dibujo para el blog.

Muchísimas gracias a los dos.

“MIS MONSTRUOS”

Luisa H

Me apunté al viaje organizado a Escocia como último recurso. Estaba sola, me habían fallado planes mejores, no conocía el país. Pero, leyendo el folleto, ante el consabido reclamo turístico del monstruo del lago Ness, sonreí. Esto no, pensé. No porque no me gusten los monstruos. Sobre todo por mantener la imagen que tanto me ha costado construir. De mujer seria, civilizada, contraria a los otros mundos.

Qué risa. ¿Contraria a los otros mundos, yo? Desde que puedo recordar, veía a la gente desdoblada en tres: la persona que tenía ante mí, la niña que había sido, la anciana que sería. No era una visión voluntaria, ni podía provocarse. Ocurría de improviso. Con un vecino de asiento en el autobús. Con una pareja por la calle. O con mi prima Pilar, cuya anciana lucía una larga trenza blanca que me encantaba. Aunque en alguna ocasión el anciano o anciana no estaban. Yo entonces pensaba tranquilamente: esta persona no tiene futuro.

De pequeña no hablé nunca de ello. Estaba convencida de que le pasaba a todo el mundo. Que todos nos veíamos así. Niño, adulto y anciano. Pero en la adolescencia, claro, se me escapó algún comentario. Y ante las caras de asombro, por no decir de pánico, de mi entorno, no volví a mencionar mis visiones “tridimensionales”. Decidí guardarlas en el cajón secreto.

Pero algunos de los que “no tenían futuro” comenzaron a morir. Al principio no era gente demasiado importante para mí, y no pensé que hubiera una relación. Incluso lo acepté con cierta normalidad: yo ya lo había visto. Me aterroricé cuando ocurrió con alguien de mi familia, con dos amigos. Me sentí dominada por una suerte de poder siniestro. Y me empeñé en matar aquel poder dentro de mí. Hice un esfuerzo sobrehumano. Durante mucho tiempo fue imposible centrarme en otra cosa. Fracasaba en los estudios, era incapaz de mantener una conversación de cinco minutos. Cuando mi familia ya no sabía qué hacer conmigo, lo conseguí. Conseguí ver sólo a las personas que tenía delante, que podía tocar. Ni niños, ni viejos a su lado. Nunca más. O eso creí.

Durante el viaje a Escocia, todo transcurre más o menos bien, salvo la previsible lluvia. Por suerte, los compañeros de viaje son bastante normales. Si me ven callada, no insisten en conversar. Lo que ya es mucho. Incluso he conectado con una mujer de pelo recogido y expresión serena, que lee tanto como yo. Diana. Procuramos sentarnos juntas en la comida. En el autobús, con nuestros libros. Cruzamos sonrientes miradas.

Hoy ha surgido lo del monstruo del lago Ness. He intentado zafarme de la dichosa excursión, pero Diana ha dicho “vamos”. Y mansamente la he seguido. Pensando irónica “mira que si lo vemos”. Pero sin dejar de sentir una leve punzada en el estómago.

Me encanta el hombre que espera la aparición del monstruo. Convencido de su existencia. Viviendo en un trailer aparcado junto al lago. El pobre está harto de ser parte del morbo de la visita, pero lo lleva bien. Diana y yo nos acercamos a él. Incluso nos ofrece té en vasos de plástico. Nos sentamos los tres con placidez en la orilla.

Mientras ellos charlan, me percato de que la idea “monstruo” no me resulta extraña ni lejana. Estoy dispuesta a aceptar todo tipo de monstruos, visibles e invisibles. De alguna manera siempre han estado ahí.

Quiero imaginarlo. Al monstruo del lago. Cómo será, cómo me gustaría verlo si de repente apareciese. No como una serpiente, nunca una serpiente. ¿Un gran dragón, verde y terrorífico, con llamaradas en las fauces? Puede.

Dejo mi mirada perdida, errática.

De la superficie emerge una sirena. Una sirena gigante, de larga cola plateada que agita el lago. Y dos cabezas. Una de niña, rizos rubios, gesto asustado. Otra de mujer adulta, con una abundante maraña de cabello entremezclada de algas, diminutos peces, algún guijarro. Ojos insondables como las aguas. Amenazadores o suaves en un segundo. Boca cerrada en un gesto milenario. Junto al seno izquierdo una gran herida, como un agujero vacío. Alarga hacia mí un brazo. En la mano sostiene un corazón. Un corazón que veo latir.

Diana y el hombre han desaparecido. Me rodea el silencio y una intensa niebla.

Solas la enorme sirena de dos cabezas y yo, muda, inmóvil. Que no me mire. Pero no puedo apartar la vista de ella. Percibo en los míos los ojos claros de la niña. Me inspira cierta ternura. Ambas intentamos una sonrisa. Entonces la cabeza de mujer se agita para atraer mi atención. Me ofrece de nuevo su palpitante mano. Yo no siento mi cuerpo, no puedo moverme. Entonces ella, con rapidez, introduce el corazón en el agujero del pecho. Gira su rostro a la niña, que de inmediato la mira con devoción. Sin reparar en mí, se sumergen las dos en el lago, ahora sin oleaje alguno. Como si yo no estuviese.

Diana me llama desde lejos. Alguien me zarandea. Siento golpes en la cara. Creo que vuelvo a mi ser. Recupero la visión normal y miro a mi alrededor. Todo está igual que antes. El quieto lago, Diana, el hombre de la furgoneta, los bulliciosos compañeros de viaje. Nada más.

Ya recuperada, mientras caminamos hacia el autobús, en un impulso murmuro: “El monstruo del Lago Ness no tiene futuro”. Me abruman las carcajadas y las miradas que quieren ser cómplices. Ya no he vuelto a mencionarlo.

Pero sé que hubiera debido aceptar ese corazón.

 

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