martes, 31 de marzo de 2009

Andrés ( 1ª Parte de 2)






Vaya cara que tengo, ¡doy pena! La verdad es que esta luz halógena del cuarto de baño no puede favorecer a nadie y menos a las siete de la mañana. Con la luz de la oficina se me ve mucho mejor, seguro. De todos modos peor que ahora ya no voy a parecer.

(Haciendo gestos delante del espejo, pasándose los dedos por los dientes para comprobar que están perfectamente limpios, metiendo la barriga para dentro y poniendo el pelo de modo que se le disimulen las entradas)

Tampoco estoy tan horrible así, arreglado, con traje y corbata. Este color de camisa resalta el moreno de mi piel. Tenía razón la dependienta de la tienda. La verdad es que la chica estaba para comérsela con patatas y estuvo muy convincente. Cuando se acercó a mí para colocar bien el cuello de la camisa tuve una visión como si me encontrase en los Picos de Europa. A punto estuve de sufrir un mareo del vértigo que me dio. Y como olía... ¿Por qué tendrán que gustarme tanto las mujeres, joder? Es que esto no es vivir. Siempre al borde de una crisis de ansiedad por culpa de mi afán conquistador. Porque anda que no me he visto yo en aprietos... Todavía recuerdo perfectamente la cara de aquél tío echando chispas por los ojos cuando me vio coqueteando con su mujer en la barra del bar mientras él se encontraba fuera hablando por el móvil. Casi me fulmina con la mirada. Es que tengo un ojo... a veces no doy una. Si me hubiese fijado le hubiese visto salir.

(Se echa un poco de colonia y mira el reloj)

¡Joder que voy a perder el metro como no salga pitando! Si es que además el aspecto físico no es tan fundamental. Lo que sí atrapa a las mujeres, de verdad, es el encanto personal, el despliegue de palabras aduladoras y detalles que la hagan sentir especial. A las mujeres se las conquista por el oído. Con cuatro palabras bonitas caen rendidas a tus pies y después las muy... tontas, ya están perdidas. Se puede abusar de ellas cuanto se quiera. Algunas se resisten un poco más pero esas tampoco interesan demasiado. A mí las que de verdad me atraen son las del primer tipo: sin complicaciones, poco profundas, intrascendentes y siempre monas en cualquier lugar y situación.

(Ya en el metro, sentado)

He tenido suerte, voy bien de hora. Me va a dar tiempo a tomar mi café de todos los días. Hoy también podré ver a Lola. ¡Ay que ver que bien hace los cafés la niña esa! Hombre, el detalle de que se le vea el tanga cuando se agacha a coger las botellas del suelo no es muy importante. Las cosas como son, si prepara bien los cafés hay que reconocerle su mérito. Yo creo, además, que la atraigo un poco pero es demasiado joven para mí. Como mucho tendrá 23 años y yo ya voy para los... vamos, que no nací ayer. Aunque como dicen algunos, yo no lo digo, con tal de que sea mayor de edad... Me gusta divertirme, eso es todo. Una chica así se me derretiría entre los dedos.

(Mirando a la chica que va sentada a su lado)

Divagando con la Lola y con este pedazo de cuerpo aquí al lado. Ahora me acuerdo del chiste aquél que me hizo tanta gracia y que, precisamente, transcurre en un vagón de metro abarrotado de gente:
“Un hombre de pie y aprovechándose de las circunstancias, descaradamente, le toca un pecho a la chica que está a su lado, muy pegada. La chica le dice: “Oiga usted, ¿es que no puede meter la mano en otro sitio?, a lo que el hombre contesta: “¡No me tiente, no me tiente!”.

Y ésta no tiene desperdicio ninguno. Es del tipo de las que me gustan: madurita con aspecto juvenil, vestida de sport pero elegante, melena negra, delgada... Podría preguntarle algo para iniciar una conversación pero ya no me queda tiempo. Me bajo en la siguiente parada. Además tengo que concentrarme: de hoy no pasa.

(Se apea del metro y entra en la cafetería. Se sienta en la barra, como de costumbre y se acerca Lola, la camarera)

- Buenos días, ¿qué vas a tomar Andrés?
- Lo de siempre ¿o es que ya no te acuerdas?
- Sólo pretendo hacer bien mi trabajo.
- Siendo así no voy a ser yo el que lo entorpezca. Ponme un café solo laaaargo con un croissant pequeño.
- ¿Hoy no te apetece uno graaaande?
- Es que me he apuntado al gimnasio y tengo que rebajar calorías.
- Pero si no te hace falta. Estás muy bien para la edad que tienes, le dijo riéndose burlona pero con gracia.
- Gracias, Lola, eres verdaderamente generosa.
- Es la verdad. Como mucho se te echarán 38. Ya sé que tienes más porque me lo has dicho pero no los aparentas ni recién levantado de la cama. Bueno, es un decir.
- Si algún día quieres comprobarlo... me puedo hacer una foto.
- No hace falta, hombre, tengo una imaginación prodigiosa.
- No lo pongo en duda pero nada comparable con la mía, seguro.
- Bueno te pongo el café o llegarás tarde.
- Tienes razón. Perdona, te estoy entreteniendo. Cóbrame ya.
- 1,20.
- Toma, tengo ya justo.
- Gracias.

La verdad es que hoy está guapísima y hay que ver como le gusta quedarse conmigo. Tal vez si la invitase a salir algún día... No, no y no, voy a concentrarme: “Andrés olvídate de todas las demás mujeres. Tu meta es Candela y hoy tiene que suceder algo”. Como me diga que no, me suicidaré. Así, radicalmente. Es que esa mujer me está volviendo loco. Cada día comparto mesa en el despacho y me ignora como hombre. No sé por qué de entre todas y con todas las que hay del primer tipo he tenido que poner la cabeza (bueno... y algo más) en esa mujer que es de las duras de roer. Y sí, ya sé que estoy perdido porque como acepte a salir conmigo me va a llevar hasta el juzgado. Porque por la iglesia si que no voy a pasar. De ninguna manera. Ni loco, vamos.

(Entrando en el edificio de oficinas)

Estoy un poco nervioso. Se diría que es la primera vez que voy a entrarle a una mujer. Parezco idiota. Sólo faltaba que me arrancase a sudar. Y total, mira, si me dice que no... pues hasta me saco un peso de encima porque no lo tengo todavía muy claro.

(En el ascensor manteniendo una conversación con su imagen reflejada en el espejo)

- Andrés, mírate hombre, no seas gilipollas. Reconoce que estás colado hasta los huesos por Candela. Llevas meses pensando en ella día y noche. Y las noches son muy largas y los días a su lado sin poder rozar su piel, un tormento.
- Vale, vale, está bien. Estoy enamorado. Ya está. Lo he dicho. No soy ningún cobarde. No es tan difícil. Ayer me contó que hoy comería fuera y sola porque tiene que hacer tiempo para ir a recoger a la estación un paquete que le envía su prima la de Burgos. Así que la invitaré a comer. Ya lo he decidido. Y me declararé. Deséame suerte.
- Suerte, Andrés. Tú puedes.

(Saliendo del ascensor y dirigiéndose a su despacho y al de Candela. Ella ya está sentada en su mesa retocándose los labios. La mira desde la puerta, embobado)

¡Que guapa ha venido hoy, joder! No sé por dónde empezar.


sábado, 28 de marzo de 2009

Las cosas que hay que hacer, llegado el momento.

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Fotografía de Alex Caranfil - Photo net

Bibiana se armó de valor. Se sacudió el chandal de encima, zapateándolo sobre la cama deshecha y abrió las puertas del armario. Buscó su mejor vestido aunque tampoco era nada del otro mundo, ropa interior y se fue a la ducha. Ya estaba bien de lutos, lágrimas y lamentaciones.

Bibiana se enjabonó con rabia. Se frotó a conciencia con el guante de crín. Y masajeó su cabeza con el champú de romero. Para cuando terminó la faena parecía un camarón. Desnuda, respiró hondo frente al espejo y se sintió gratamente purificada y joven. Una sensación que no tenía desde hace algún tiempo.

Bibiana se vistió lentamente escuchado la radio. Echaban aquel programa de entrevistas que tanto le gustaba. Se puso las medias acompañada de la voz de Carles Francino. Era un hombre muy atractivo, la verdad, lo había visto hacía poco en un programa de entretenimiento de la Cuatro.

Bibiana decidió que se pintaría, ¿por qué no? Un poquito de color en la cara, una raya de khol en los ojos, y un color suave en los labios, siempre le sentaban bien. Y la ocasión lo merecía. También se pondría tacones, los fabulosos zapatos de charol que había llevado a la última boda.

Bibiana estaba lista. La verdad es que así simulaba feliz y contenta. Cogió el abrigo, el bolso y apagó la radio y las luces. Por último se echó colonia del frasco que estaba sobre la cómoda. Siempre lo dejaba para el final de todo. Una manía como otra cualquiera.

Bibiana salió a la calle y decidió que iría a pie. Tampoco había prisa. Disfrutaría del paisaje del atardecer. Las personas que paseaban al lado del río iban a lo suyo. Era una desconocida más en aquella ciudad que le era ajena. Atravesó el puente y hasta se paró a mirar el agua desde lo alto.

Bibiana enfiló la calle Real con mirada ausente. Ahora que estaba llegando empezó a sentir un cosquilleo en el estómago. Tuvo un par de arcadas que reprimió metiendo un chicle en la boca. Y se puso los guantes cuando ya tenía en frente el portal de color rojo inglés. Típico en él.

Bibiana tocó el timbre. Empujó. El portal se abrió. Y empezó a subir las escaleras, Ya no había vuelta atrás, ni lugar para el arrepentimiento.

jueves, 26 de marzo de 2009

¿En tú casa o en la mía?

 

Esta foto tan sugerente, como son siempre sus fotos, me la envió jg riobó del blog: "Sobre la mirada" para la serie que comencé de Fotografías. 

Las fotos de jg riobó me gustan porque siempre me desconciertan y me hacen pensar, al igual que los textos que las acompañan. Pinchar en los enlaces y podréis visitar su interesante blog.

Agradezco la foto jg, espero que el texto y la música sean de tu agrado.

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De madrugada.

Se cruzan las miradas en el local en penumbra y lleno de humo.
Él se acerca y le dice algo al oído, de otro modo sería imposible la comunicación a causa de la música machacona y ensordecedora.
Ella acepta lo que sea.

Dos jóvenes.

Se cogen de la mano para abrirse paso entre la multitud.
Él va sacando las llaves del coche de uno de los bolsillos de su vaquero de marca. Así vestido parece un modelo de anuncio.
Ella observa sus gestos.

Atraviesan la calle.

Entran en el coche como una pareja más.
Él se acerca para darle el primer beso de la noche que es larga. Y se besan, con lascivia y apresuramiento.
Ella necesita acariciar su cuerpo atlético.

El piso está cerca.

Se besan otra vez frente al portal del edificio.
Él nota la urgencia de su miembro en sus pantalones de diseño. Y el desenfreno se va apoderando de la situación.
Ella entra primero al ascensor.

Y por fin la puerta se cierra.

No hay vuelta atrás para los amantes desconocidos.
Él empieza a desnudarla con gestos mecánicos. Se tocan los cuerpos sin nombre, sin pasado.
Ella disfruta el trofeo.

Comienza el sexo.

Se arrojan al mar azul del sofá de la sala.
Miradas bocas piel jadeos al oído sudor sin lágrimas manos palabras de mentira lenguas que se deslizan.
Están al límite del deseo.

Y no llega el desenlace.

El mar se convierte en un árido desierto.
La noche ya no abriga la fogosidad de los amantes. Las miradas se vuelven turbias y esquivas. Y llegan las palabras: alcohol, pastillas, como un eco de ultratumba.
Ella acepta las disculpas.

Empieza a amanecer.


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Los colores en el texto indican diferentes lecturas pero seguro que vosotros encontraréis otras.
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martes, 24 de marzo de 2009

Son puñales que se clavan



Fotografía de Andreaanahi - Flickr


No sabes cuanto lo siento, cariño pero no puedo dominar este sentimiento que me está haciendo la vida imposible. Todo el día con la misma obsesión en la cabeza.



Yo ya sé que me quieres porque año tras año sigues a mi lado. Y eso a pesar de los espectáculos que te monto por la mínima tontería: que si te has retrasado cinco minutos al volver del trabajo, que si te has entretenido demasiado con la cajera del hipermercado, que si pasas demasiado tiempo en el ordenador, que si has tardado mucho en pasear al perro, que si has mirado demasiado tiempo a una chica que pasaba por la calle…



Tienes razón. Debo visitar a un psicólogo. Nuestro matrimonio se está yendo a pique. Lo presiento. Ya no hacemos el amor. Ya ni si quiera me abrazas ni me besas como antes. No te lo reprocho, es más, lo comprendo. Pero es que necesito que me quieras, que me ayudes. Te lo suplico, cariño. Si me dejas ahora me moriré. No podría con eso.



Ayúdame, por favor. No me dejes sola. Soy despreciable y deberías odiarme, repudiarme. No soy digna de ti, ni de nadie pero yo no puedo, no puedo con ésto.



Este infierno tiene que acabarse, cariño. Y se va a acabar, te lo prometo. Iré al psicólogo y todo se va a arreglar. Ya verás.




domingo, 22 de marzo de 2009

Bed

 

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"Bed". Fotografía de Bill Boyd - Photo.net

 

Ayer Congo y yo nos amamos
sin palabras.

Ayer sentí su malestar
solapado en nuestros besos.

Ayer quise a Congo,
más aún si cabe que otros días,
sin derramar ni una sola lágrima
para no romper el silencio
que flotaba a la deriva en nuestra cama.

viernes, 20 de marzo de 2009

Que toda la vida es cine y los sueños cine son.

 

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Siguiendo la serie que empecé la semana pasada con Santiago, del blog "Fotos brujas", hoy publico este texto para acompañar la fabulosa fotografía titulada "El Aliatar, que pertenece a Paco (Francisco Martin Cobos) del blog: Cielos y que muy amablemente me regaló para el blog. Pinchar en los enlaces si queréis ver más fotos suyas. Os encantarán porque hace unas fotos magníficas y además en el formado de su blog lucen más. También podéis escuchar buenas canciones, ahora que se ha decidido a ponerles música. Gracias por la fotografía Paco y espero que el texto y la música sean de tu agrado. 

 

- ¿Sabes? Todavía no acabo de asimilar que se hubiera cerrado el cine. ¿A ti no te pasa?
- Mujer... Me acuerdo del cine pero ya me hice a la idea.
- Es que la plaza no es la misma. Echo de menos ver aquellas colas que se formaban los días de estreno, ¿te acuerdas?
- Sí. Ya te dije que me acordaba... pero no soy como tú. Siempre fuiste una sentimental.
- Supongo que sí, no lo niego.
- ¿Quieres que entremos a tomar algo?
- No. No pienso entrar nunca en ese bar. Me da igual que lo pongan por las nubes. Prefiero ir a cualquier otro sitio.
- ¿A dónde?
- Pues vamos a ese sitio donde ponen el Tiramisú tan bueno. Parece que se me está antojando.
- Ya sé cual dices. Ven, ya podemos torcer por aquí.
- Y pégate más a mí que me estoy mojando.
- Si quieres lleva tú el paraguas.
- ¡Pero que gracioso eres!
- Si es que eres una enana...

Risas y pellizcos varios.

 

 

La empresa Aliatar Cinema, propietaria de las salas de cine del mismo nombre cerraron las puertas del cine buscando una salida que permitiera explotar comercialmente el edificio, ubicado en pleno corazón de Granada. El objetivo era encontrar un tipo de negocio compatible con las características del edificio.

Al inmueble, al tener catalogada su fachada, no era posible cambiarle su fisonomía. Ese detalle, a juicio de la empresa, dejaba muy mermadas las posibilidades de explotación del local. Teniendo en cuenta esas circunstancias, la intención de la empresa era dar una salida como centro comercial o centro de ocio.

Al final:

El espacio situado en la parte inferior del local está ocupado por la firma Blanco, dedicada a la venta de ropa y complementos, que tiempo atrás sustituyó a una serie de pequeñas tiendas que había instaladas desde 1994, cuando el cine reabrió tras una importante reforma.

Y además:

"Efectivamente, el edificio que albergara las únicas salas de exhibición cinematográfica alternativa de esta ciudad, con pelis en VOS o provenientes de países exóticos, ahora se ha convertido en un macro bar de copas de diseño, que empieza a ser muy frecuentado por los granadinos... leer el resto de la noticia.

Información sacada de internet y del blog: "Pateando el mundo".

 

 

miércoles, 18 de marzo de 2009

Mi desprecio



Fotografía Tamara L. - Photo.net




no creíste en mí
cuando aún estabas a tiempo

y ahora que me admiras
te pago con mi desprecio









Desprecio (según la R.A.E.)


1. m. Desestimación, falta de aprecio.
2. m. Desaire, desdén.


lunes, 16 de marzo de 2009

Un gusano en la tripa





Mientras lo esperaba sentada frente al volante, con el coche apagado, leía bajo el piloto interiror. Se quedó pensativa un instante apartando la vista del libro y trató de dibujar su cuerpo por dentro. Era la primera vez que su estómago no se había retorcido al llamarlo por teléfono minutos antes. Supuso que era un buen síntoma.

La confianza tenía que ser eso.

Miró hacia su ventana y de nuevo se concentró en la historia de ficción.




Foto: Aldabra

sábado, 14 de marzo de 2009

Instantáneas III






escribí en el papel las ofrendas
lo doblé con mimo
lo metí en un frasco de cristal
y lo lancé al mar desde el faro
lejos de la costa
con tu nombre dentro


y en ese momento
recuperé un pedazo de inocencia


y lloré









Las fotografías las hice desde Punta Frouxeira - Valdoviño.


viernes, 13 de marzo de 2009

Como un hijo






Protegido,
esperabas tras el muro
-madre paciente-
crecías a su abrigo.

Hoy, convertido ya,
en árbol adulto y altivo,
removiendo sus cimientos
te abres paso, solitario,
sin amparo, sin cobijo,
persiguiendo tu destino.

Lo que siempre deseaste,
lo que estaba escrito




La fotografía es de Santiago del Blog Fotos Brujas. El otro día le pregunté si le apetecería enviarme una foto para que escribiese algo. Y él, amablemente, me envió ésta. Podría tener varias interpretaciones pero he optado por la que acabáis de leer. Espero que mis palabras no hayan desmerecido lo que la foto transmite y que a Santiago le parezcan de su agrado.

Si pincháis en Fotos Brujas podréis visitar el blog de Santiago y ver más fotos suyas. No os arrepentiréis porque hace unas fotos estupendas.



miércoles, 11 de marzo de 2009

Mis cuadros V - Leandro Lamas

Desde 1998 dedicado al mundo de la pintura, ha realizado exposiciones principalmente en Galicia, aunque también ha participado en exposiciones por otras provincias españolas y en Portugal. Algunos de los lugares en los que ha expuesto su obra son: Galería Sargadelos de Ferrol y Lugo, Galería Visol en Ourense, Auditorio Ceutí en Murcia…

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No sé si recordaréis que tenía pendiente hacer mi último post sobre pintura. Un día por otro lo fui dejando y hasta hoy. Pero por fin ha llegado el momento. Espero que las obras de Leandro Lamas os gusten tanto como a mí, que he tenido el placer de ver alguna de ellas en directo en alguna exposición y a la venta en algún comercio, ya que Leandro vive por aquí cerca.

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El pintor y Frida. Frida es la que no tiene barba (según palabras del pintor en su blog).

 

Me gustan los cuadros de Leandro porque tienen:

clip_image002[4]  color y fantasía

clip_image002[6]           clip_image003  amor por los animales

 

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clip_image006  romanticismo

 

pasión y sensualidad

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clip_image004[4]           clip_image006[4]               clip_image008

 

formas originales

 clip_image001[4]          clip_image002[12]          clip_image003[4]

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clip_image002[14]             clip_image004[8]

 

relax

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VIDA

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Además de la realización de cuadros, Leandro:

diseña de carteles

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ilustra “contos”

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El Centro Social Uxío Novoneyra acogió, del 1 al 15 de diciembre la exposición itinerante alrededor del libro “Eu tamén son fonte” (Yo también soy una fuente) de Teresa Moure, ilustrado por Leandro Lamas. El objetivo de esta muestra organizada por la Federación Gallega de Asociaciones de apoyo a la lactancia materna (Fadelgama) fue que todos nos ensibilicemos sobre la importancia de la lactancia materna en el crecimiento del bebé.

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“Quero saber onde se agacham as Cores” – Carlos G. Figueiras / Leandro Lamas
“Sopra neste furadiño”- Antón Cortizas / Leandro Lamas

 

estampa camisetas y diseña complementos

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pinta murales

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Hace títeres

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Y ahora os dejo su blog por si queréis ver más. Pinchar en la imagen:

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“Uno no sólo es realista cuando pinta la realidad que vive o padece, también es realista cuando pinta la realidad que necesita porque en el vientre de este mundo existe otro mundo posible.” – Eduardo Galeano

 

 

lunes, 9 de marzo de 2009

Viernes




-feel inside- Sascha Hüttenhain - photo.net


los viernes,
me pueden tus besos
cuando llegas de viaje
con las ganas renovadas,
nuestro coito apresurado
en el sofá naranja del salón

tanto es el deseo.



domingo, 8 de marzo de 2009

Madres

 

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La pintura pertenece a María Dolores Barbeyto, una pintora de Alicante, que he descubierto por azar.

 

Hoy es un día tan bueno como otro cualquiera para hablar de mi madre

Y todos pensaréis: ¡Que original! Y lo pensaréis porque no conocéis a mi madre. Nos llevamos bastante mal a diario y para no desentonar con el resto de las madres/hijas del resto del mundo pero nos queremos y respetamos mucho.

Mi madre se quedó huérfana con 14 años, con dos hermanos más pequeños. Mi abuela contaba por aquel entonces 36 años y mi abuelo supongo que tendría algunos más, no lo recuerdo ahora con exactitud. Eran tiempos muy duros, se pueden imaginar. Mi abuela se tuvo que poner a trabajar en la limpieza de los trenes de RENFE con unos horarios infernales y mi madre dejó el colegio para pasar a ejercer de madre, en lugar de ser hija, como era lo propio. A esa edad había aprendido las cosas justitas para defenderse en la vida con un poco de dignidad. Es decir, sabía las cuatro reglas, que se decía por entonces, y leer no sin cierta dificultad.

El caso es que en el verano del 2003, envié un pequeño relato a un concurso de un periódico de tirada nacional con tan buena fortuna que salió publicado. No lo premiaron porque no era lo bastante bueno pero me hizo ilusión de igual modo. El día que llamé a mi madre para decírselo salió escopetada al kiosco más cercano para comprar un ejemplar. Tengo que decir que estaba un poco avergonzada porque el relato era un poco sensual, por ponerle una etiqueta. Y claro, que mi madre me descubriese de ese modo me daba un poco de pudor, cuando menos. Cuando lo leyó, emocionada, me dijo que le parecía muy bonito, sobre todo porque intuía el significado de cada una de aquellas palabras.

A raíz de leer ese relato me preguntó si ella sería capaz de leer un libro. Nadie, desde luego, la iba a animar más que yo para que comenzase a experimentar el placer de descubrir nuevos horizontes. Así que fui a la biblioteca y le recomendé leer uno de esos libros de lectura fácil, de amor y con final feliz, por supuesto. Se puso tan contenta que ni os lo imagináis. Le lleva mucho tiempo leer pero no se desanima.

Entre medias, un día me pidió que le leyese algunas cosas más de las que yo escribía porque hasta el relato nunca le había enseñado nada. Una tarde como muchas que venía a visitarnos le leí algunas de las cartas que tenía escritas. Se puso a llorar tanto (bueno, lloramos tanto las dos) que le dije que así no merecía la pena. Sabía cuanto había de verdad en aquellas cartas y lo que era ficción. Sus lágrimas eran por el orgullo que sentía y por los sentimientos que le despertaban. Lo último que le he leído fue la primera carta que escribí a Congo. Me dijo que era muy tierna al mismo tiempo que vi como por su rostro pasaba un velo de preocupación por todo lo que le hizo pensar.

Desde hace un tiempo ya no lee tanto, pero no importa. Ya sabe que puede hacerlo cuando quiera. Últimamente se le ha dado por calcetar, se buscó una clase y se lo pasa pipa dándole a las agujas y conversando con sus compañeras. Este invierno nos hizo unos jerseys preciosos y unas bufandas muy originales, a Senia y a mí.

En fin… Con toda esta perorata quería expresar que: Ojalá cuando mi hija tenga la misma edad que tengo yo ahora, me quiera y me respete tanto como yo a mi madre.

¿No es mucho pedir, verdad?