sábado, 31 de diciembre de 2011

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Día típico de orballo gallego.

Se acaba el año, apenas quedan unas horas por apurar.

El 1 se despide de sus compañeros un poco tristón; a nadie le gusta que lo arrinconen y terminen por olvidarlo.

Y es mi cumpleaños.

¡¡ Yupi !!

¡¡ Requeteyupi ¡!

Sí amigos, sí, cumplir años en Nochevieja es un martirio que vengo soportando ya desde 1962.

¿Habéis hecho ya las cuentas?

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En 1962, además de nacer yo [que no va ni viene], sucedieron cosas importantes.

En 1962, España formaliza su primera solicitud de ingreso en el Mercado Común Europeo.

En 1962, el BOE de España publica un decreto del Ministerio de Trabajo que equipara los derechos laborales de la mujer con los del hombre.

En 1962, en Grecia se casan los reyes Juan Carlos y Sofía [Si supieran los jaleos en que iban a verse envueltos ahora igual ni se casaban] .

En 1962, se produce el lanzamiento del Telstar 1, el primer satélite de comunicaciones comercial del mundo.

En 1962 sonaba en las radios: Tornados – Telstar.

En 1962 comienza la saga de películas de James Bond con “007 contra el malvado Dr. No”.

En 1962 se funda la banda británica de rock The Rolling Stones.

Por poner algunos ejemplos.

¡¡ Yupi !!

¡¡ Requeteyupi !!

Si voy llevando con animosidad y buen humor lo de cumplir años y más en Año Viejo es porque me hincho a comer polvorones. Es lo que más me gusta de estas fiestas navideñas.

Adoro los polvorones.
Me pierden los polvorones.

[Los polvo, sin el rones, también me pierden. Sí, lo sé, soy una gamberra. Pero es que ser una niña buena todo el rato me aburre. Y con 49 años yo creo que ya es momento de ser sinceros sin ruborizarnos en exceso, ¿no? Pido perdón por anticipado]

Os invito a pinchar en el enlace y leer porque me parece realmente interesante lo que encontré.

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No acabo de creérmelo, amigos.

Porque me miro en el espejo y no me veo tan mayor.

Es más,

sigo viendo a aquella princesa de cuento

con la cabeza llena de pájaros.

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Ilustración de Irma Gruenholz

 

 

¡¡ Que hermanas tan talentosas !!

miércoles, 28 de diciembre de 2011

Dos veintiochos

Los Santos Inocentes (28-12-07)


Hoy quiero empezar el camino
con Congo pisándome los talones
en silencio

domingo 28 de diciembre de 2008

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Hoy "Congo y yo" cumple un año. Aunque es un blog todavía muy pequeño se puede decir que ya ha recorrido un largo camino.

Comenzó a andar descalzo pero con decisión, tan sólo abrigado por unos calcetines de rayas de colores. Y aquí sigue, unos días con más fuerza que otros pero siempre constante y tenaz.

Alguien dijo un día que así, sin más protección en mis pies, no llegaría lejos (hoy lo recuerdo con mucho cariño). Tenía razón en lo que afirmaba. Lo que no sabía es que yo no quería llegar lejos, simplemente quería caminar, sin importar la meta, intentando disfrutar de la ruta diaria, contemplando los paisajes y conociendo a las personas que encontraría a mi paso.

Y la verdad es que éste, ha sido un buen año, vosotros también habéis contribuído. Hablo de los que acompañáis el blog desde su comienzo, de los que ya no estáis, de los que pasáis fugazmente, de los que llegásteis hace poco para quedaros o de los que todavía quedan por venir (espero). Aunque no os conozca en el plano real (a algunos) me dáis mucha compañía, con vuestros propios blogs (los que los tenéis) y con vuestros comentarios. Crear el blog ha sido un acierto. He aprendido mucho y espero seguir haciéndolo por mucho más tiempo.

Mientras escribía estas letras pensaba: ¿Por qué exactamente decidí echar el blog al mundo, un día de "santos inocentes"? Aunque inconscientemente sé cual es la respuesta. Porque para mí la inocencia es una de las mayores virtudes, entendida por tal inocencia, la 3ª acepción de la R.A.E.: "Candor, sencillez". Y no perderla ,a lo largo de toda nuestra vida, todo un logro.

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Así, para que no desaparezca, de vez en cuando, me visto por dentro con prendas que me recuerden que nunca dejaremos de ser los mismos niños del principio, con los mismos miedos, con los mismos sueños imposibles o posibles, con las mismas inseguridades...

Porque da igual que nos recubramos, cada año que vivimos, de fuertes y arrogantes corazas. Si rascamos bajo la superficie seguimos tal y como llegamos al mundo. Ligeros de equipaje. Solos. Con la fuerza de nuestros pies. Y con nuestro llanto.

El 28 de diciembre de 2009 y 2010 no publiqué nada.

..........

Y ahora, por favor, hacer conmigo Chin-chin.
También me gustaría que escuchárais una canción, haciendo simplemente
Chas.

lunes, 26 de diciembre de 2011

Luces y sombras




Algunos días al año, cuatro o cinco, incluso puede ser que alguno más, todo depende de las estaciones y los ciclos de las mareas, Congo se enfurruña consigo mismo.
Y construye una línea infranqueable ente los dos.
Ni se acerca.
Ni deja que me acerque.
Y atrás quedan los días de risas y abrazos.
Paciente, sólo puedo esperar a que él de el primer paso para volver a mi lado.
Le dejo su espacio para que pelee a solas con sus demonios.
Aguardo hasta que me eche de menos con tanta fuerza, que sienta que sin mis besos y mimos, todo es gris y tedioso.
A veces el tiempo que tarda en regresar se me hace interminable.
Otras veces su vuelta es más rápida y sencilla.
Paciente, sólo puedo esperar a que él de el primer paso para volver a mi lado.
No tengo prisa.
Nunca tengo prisa.

[Aínda que neses intres non poda deixar de sentirme como unha faragulliña]


Espero.




La fotografía me la envió un día Congo, con un correo electrónico que decía:

- Mira, así somos tú y yo.




martes, 20 de diciembre de 2011

Maktub

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Para los peques

Maktub es una palabra árabe que quiere decir “estaba escrito”.

Y algo así es lo que pasa con la Navidad, que queramos o no queramos, llega. Y en estos casos donde prima lo irremediable, lo mejor es dejarse llevar y disponerse para pasarla con optimismo y alegría [si se puede].

Como ya sabéis [porque os lo he contado en alguna ocasión] soy muy desastre con las fechas de cumpleaños, aniversarios, santos y celebraciones varias [además de para otras cosas] así que estos días [las Navidades nunca se me olvidan] aprovecho para tener detalles con las personas que me importan.Ya tengo todo listo para ser entregado o enviado y estoy emocionada. Porque si hay algo que me guste a mí en la vida es buscar el regalo apropiado para cada quien y si puedo, hacerlo yo misma.

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Y después para colofón, envolverlo del modo más bonito posible [para mí, obviamente] y desear que al interesado le guste lo que elegí o preparé.

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Para los mayores

Me quedan algunas cosillas para Reyes [cuando nos regalamos los de casa] pero todo está controlado.

Como ya sabéis también [porque ya me vais conociendo un poquito] y puesto que siempre [en cualquier momento del año] os deseo a todos lo mejor de lo mejor, en estas fechas no iba a ser menos. Así que, venga, va:

Queridos amigos, virtuales y reales:

Deseo que la concordia, el optimismo y la esperanza, reinen estos días en vuestros corazones y que disfrutéis de estas fechas señaladas en compañía de aquellos que de verdad queréis. Subrayo lo de verdad porque os recuerdo el chiste aquel que viene al caso: Oye Manolo, ¿Y tú, cómo pasas la Navidad, bien o en familia?

Pues eso.

Dejo el blog en modo Stand by hasta que pase todo este jaleo porque ando muy liada en mil cosas y un tanto perezosa para sentarme delante del ordenador. Eso sí, prometo pasar a leeros [voy retrasadilla,lo sé, sorry] y venir a desearos Feliz Año Nuevo.

Por último, puesto que todos vais a tener muchos días libres para ir al cine, quiero haceros dos recomendaciones.

Una tarde de cine

”Maktub”

Una película con alma de niño.

La vi este fin de semana y me ha parecido muy tierna y amable. He llorado y me he reído un montón, también.

Inspirada en la voluntariosa experiencia de un niño canario víctima del cáncer, está concebida como un cuento de Navidad

El pasado 16 de diciembre se estrenó en España la primera película de Paco Arango que lleva por título Maktub. El título hace referencia a esas extrañas casualidades que nos suceden a veces y que parecen inevitables, como si fueran producto del destino.

Los recursos económicos que genere Maktub serán destinados a sufragar la construcción en España de un centro de trasplantes de médula ósea para niños.

La información es de Alicia Montesdeoca y está aquí.

Es, por tanto, una comedia sin pretensiones, que gustará a un público sin grandes expectativas cinematográficas pero con ganas de que le muestren una realidad amable y dulce, aunque medie el cáncer y la muerte, aquí totalmente desdramatizados y enfocados de manera positiva. Una causa noble, además, porque el proyecto busca recaudar fondos para la Fundación Aladina, que preside el propio Arango y que trata de ayudar a niños con esta enfermedad.

No se lleva este cine y eso puede arruinar este trabajo conmovedor —aparte del título, claro—, pero existe un palco que disfrutará de verdad con esta película porque le hará llorar y sentirse feliz, porque en ella unos ángeles caídos del cielo parecen haberse cruzado en la vida de un hombre para darle una segunda oportunidad.

Leer el resto de la crítica de Julio Rodriguez Chico (La Butaca.net) aquí.

Y unos libros [para leer o regalar]:

De entre todos los libros que leí este año [podéis ver la lista en la columna izquierda del blog], os recomendaría, sin dudar:

1. La conjura de los necios, de John Kennedy Toole – Lectura indispensable.

2. Contra el viento del norte, de Daniel Glattauer. Superentretenido y de fácil lectura.

3. La trilogía de Óscar Esquivias: Inquietud en el Paraíso, La ciudad del Gran Rey y Viene la noche. Pero si tuviera que elegir uno de los tres me quedaría con La ciudad del Gran Rey porque me parece el más original, el más loco y está igual de bien escrito que los otros dos.

Feliz Navidad

Con todo mi cariño,

Si queréis ver el vídeoclip de la película pinchar aquí.

Esta canción es para ti, Quela,
tú también eres playa, mar, cielo azul

jueves, 15 de diciembre de 2011

Diario de a bordo

 

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Este es uno de los cuadros expuestos en la Cervecería Quintana, en donde estuve esta tarde con una amiga. Desconozco el nombre del autor aunque mi amiga me dijo su nombre, ya que estudió con ella. ¡Que cabeciña!   

 

Diario de a bordo
13 de diciembre de 2011
02:30 de la madrugada

Son las dos y media. ¡Que poco sentido tengo! Debería de llevar al menos dos horas durmiendo. Además la otra noche dormí mal. Me desperté un par de veces con angustia. No me atrevía a abrir los ojos y parecía sentir ruidos. Se ve que no me sienta bien dormir sola en casa. ¿Y a quién le sienta bien me pregunto? La soledad pesa, duele, a veces, aunque ahora no, ya no me duele. Y además está Ron, que de no ser por él esta mañana me hubiera quedado dormida. Vino a llamarme a la cama. Como no es capaz de subirse, rasca con sus patitas para que oiga el ruido y también hace un sonido quejicoso, como de mimo. Me tiene robado el corazón.

Son las dos y media de la madrugada y lo que es peor: No tengo sueño. Parece que sí tenía sueño mientras terminaba de darme el atracón de capítulos de “In treatment” (En terapia),  pero ya no tengo. Bye bye sueño.

Así que pienso.

Desde esta mañana que leí un comentario de Juanjo, del blog “La voz del silencio” , en mi post Más cine, por favor que decía: “A kiss is just a kiss. Un beso es sólo un beso. Qué gran mentira. Cada beso es diferente de los demás y ellos lo sabían.”, no puedo dejar de pensar de forma intermitente [más bien imaginar] en escribir tres relatos sobre besos.

Tres besos que serían especiales sin ser apasionados. Tres besos sinceros. Desesperados.

Tengo las tres historias en la cabeza, es más, puedo verlas como si de una película se tratara pero temo que al relatarlos pierdan su encanto, su intensidad. Me asusta que mis tres besos importantes, especiales, grandiosos, se conviertan en tres besos normales y corrientes.

Tendré que pensar un poco más.

Oigo silbar el viento fuera. Con fuerza.

Ha dejado de llover.

Es muy tarde.

Y no me gusta estar sola en casa.

Por la noche.

En diciembre.

 

Mis pupilas siempre tienen sed,
y son sobre tu espalda enredaderas.
todo lo que quiero ver son las aguas,
que inundan tus maneras.
y todas las lagrimas son sal,
del mar de tus secretos,
y todas las paginas están
heridas de tus besos.

Y mi corazón badea popa,
no se donde esta mi ropa,
la habré perdido junto al miedo
.




Y como cada diciembre…


  


sólo quiero un beso eterno
en una habitación sin luz
encenderla y que aparezcas tú…

domingo, 11 de diciembre de 2011

Diálogo 85

 

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Fotografía: Casa Fundación César Manrique – Lanzarote

Ella - No puedo dormir, y tú ¿tienes sueño?

Él - No mucho pero es lógico. Nos levantamos muy tarde esta mañana.

Ella - Igual me está haciendo efecto el café que me tomé después de comer… como no tengo costumbre.

Él - ¡Qué va! No creo. ¿Quieres que ponga la radio?, ya sabes que a mí no me molesta en absoluto, duermo igual.

Ella - Ya, ya lo sé pero prefiero que no. Estoy a solas con mis pensamientos.

Él - Quedarse a solas con los pensamientos de uno mismo es aburrido y más en tu caso que sólo tienes serrín en la cabeza.

Ella - ¡Te vas a enterar!

(Risas y pellizcos varios)

Él - ¿Y en qué piensas si puede saberse?

Ella - Pues verás, estaba pensando en una pareja que vi esta tarde a la salida del centro comercial. Veintitantos. Estaban sentados en las escaleras exteriores que suben a la planta superior, ¿sabes?

Él - Sí.

Ella - Ella estaba llorando, sentada dos escalones más abajo que él. No sé si tiene o no importancia este dato. Puede que sea significativo porque desde la distancia en que los vi era como un gesto de imploración. Ella hablaba y gesticulaba mucho y él solo parecía escuchar, contrito y cabizbajo. Todo en el rostro de la chica reflejaba dolor. Era rubia natural y si cabe parecía frágil. Al pasar cerquita de ellos, la chica le decía al chico: “Sólo quiero una vida normal, hacer cosas normales y dialogar sin estar discutiendo todo el tiempo”. Mientras volvía a casa no dejaba de pensar en eso de “una vida normal”.

Él – Los humanos somos muy contradictorios. La mayor parte del tiempo anhelamos aventuras y todo aquello que no poseemos para después, a la hora de la verdad, echar de menos la vida sencilla, la rutina, las cosas de siempre: casa, un libro, música, hijos, paseos, playa, una peli… Supongo que a eso se refería la chica.

Ella - Sí, pensé lo mismo que tú. También pensé que uno de los mayores sufrimientos de los humanos es por culpa del amor. Ojalá inventaran alguna pastillita, incluso alguna vacuna. ¡Porque mira que duele el desamor! Sólo de pensarlo…

Él - Tienes razón, sí. Lo mejor es no enamorarse, como yo.

Ella - ¿Qué dices?

Él - Eso, que yo no estoy enamorado, ni nunca me he enamorado, ni nunca me enamoraré.

Ella - ¡Pero mira que eres tonto!

Él - Y tú más, por eso me quieres… o eso dices.

(Risas y pellizcos varios)

Él - ¿Te va entrando el sueño o paso directamente a aplicarte el tercer grado?

Ella - ¿Interrogatorio con esposas incluidas?

Él - Todo el paquete, sí.

Ella - Pues me pido el tercer grado.

Él - Ahora sí que te vas a enterar… Ya verás como al final vas a dormir como una linda gatita.

Ella - No espero menos de ti que para algo te tengo…

Él - ¿Con que para eso me tienes?

Una peli de domingo.

domingo, 4 de diciembre de 2011

Mis monstruos

 

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Ilustraciones: Juan Luís López Anaya del blog Dibujando sueños

Relato de:  Luisa H del blog Que 65 no es nada… para empezar a escribir [Dí que sí Luisa, la edad está demasiado valorada. Lo que importa siempre son las ganas de crecer]

El día 14 de marzo de este año tuve el placer de aterrizar en el blog de Luisa H, llevada de la mano de Belén in Red y desde el primer momento su forma de escribir me sedujo. A medida que iba leyéndola me iban entrando ganas de enlazar su blog con el mío [porque lo más importante de los blogs es, incluso por encima de la escritura, las relaciones humanas que se establecen] pero estaba esperando la ocasión perfecta. Y por fin, con este relato tan estupendo que escribió [“Mis monstruos” que ella publicó en su blog el 24 de noviembre] y que os dejo hoy aquí gracias a su gentileza, ha llegado el momento. Espero que lo disfrutéis, al mismo tiempo que os animo a que hagáis un hueco en vuestro tiempo para leerla porque no quedaréis defraudados.

Con Juan Luís también me pasó algo parecido, tuve con sus ilustraciones “amor a primera vista” y ya sabéis que una mujer enamorada hace cualquier cosa por conseguir su objeto deseado, en este caso, una ilustración para el relato de Luisa H. Le escribí a Juan Luís contándelo lo que me apetecía hacer con el relato y en seguida respondió a mi petición, se leyó el relato de Luisa H y me regaló el dibujo para el blog.

Muchísimas gracias a los dos.

“MIS MONSTRUOS”

Luisa H

Me apunté al viaje organizado a Escocia como último recurso. Estaba sola, me habían fallado planes mejores, no conocía el país. Pero, leyendo el folleto, ante el consabido reclamo turístico del monstruo del lago Ness, sonreí. Esto no, pensé. No porque no me gusten los monstruos. Sobre todo por mantener la imagen que tanto me ha costado construir. De mujer seria, civilizada, contraria a los otros mundos.

Qué risa. ¿Contraria a los otros mundos, yo? Desde que puedo recordar, veía a la gente desdoblada en tres: la persona que tenía ante mí, la niña que había sido, la anciana que sería. No era una visión voluntaria, ni podía provocarse. Ocurría de improviso. Con un vecino de asiento en el autobús. Con una pareja por la calle. O con mi prima Pilar, cuya anciana lucía una larga trenza blanca que me encantaba. Aunque en alguna ocasión el anciano o anciana no estaban. Yo entonces pensaba tranquilamente: esta persona no tiene futuro.

De pequeña no hablé nunca de ello. Estaba convencida de que le pasaba a todo el mundo. Que todos nos veíamos así. Niño, adulto y anciano. Pero en la adolescencia, claro, se me escapó algún comentario. Y ante las caras de asombro, por no decir de pánico, de mi entorno, no volví a mencionar mis visiones “tridimensionales”. Decidí guardarlas en el cajón secreto.

Pero algunos de los que “no tenían futuro” comenzaron a morir. Al principio no era gente demasiado importante para mí, y no pensé que hubiera una relación. Incluso lo acepté con cierta normalidad: yo ya lo había visto. Me aterroricé cuando ocurrió con alguien de mi familia, con dos amigos. Me sentí dominada por una suerte de poder siniestro. Y me empeñé en matar aquel poder dentro de mí. Hice un esfuerzo sobrehumano. Durante mucho tiempo fue imposible centrarme en otra cosa. Fracasaba en los estudios, era incapaz de mantener una conversación de cinco minutos. Cuando mi familia ya no sabía qué hacer conmigo, lo conseguí. Conseguí ver sólo a las personas que tenía delante, que podía tocar. Ni niños, ni viejos a su lado. Nunca más. O eso creí.

Durante el viaje a Escocia, todo transcurre más o menos bien, salvo la previsible lluvia. Por suerte, los compañeros de viaje son bastante normales. Si me ven callada, no insisten en conversar. Lo que ya es mucho. Incluso he conectado con una mujer de pelo recogido y expresión serena, que lee tanto como yo. Diana. Procuramos sentarnos juntas en la comida. En el autobús, con nuestros libros. Cruzamos sonrientes miradas.

Hoy ha surgido lo del monstruo del lago Ness. He intentado zafarme de la dichosa excursión, pero Diana ha dicho “vamos”. Y mansamente la he seguido. Pensando irónica “mira que si lo vemos”. Pero sin dejar de sentir una leve punzada en el estómago.

Me encanta el hombre que espera la aparición del monstruo. Convencido de su existencia. Viviendo en un trailer aparcado junto al lago. El pobre está harto de ser parte del morbo de la visita, pero lo lleva bien. Diana y yo nos acercamos a él. Incluso nos ofrece té en vasos de plástico. Nos sentamos los tres con placidez en la orilla.

Mientras ellos charlan, me percato de que la idea “monstruo” no me resulta extraña ni lejana. Estoy dispuesta a aceptar todo tipo de monstruos, visibles e invisibles. De alguna manera siempre han estado ahí.

Quiero imaginarlo. Al monstruo del lago. Cómo será, cómo me gustaría verlo si de repente apareciese. No como una serpiente, nunca una serpiente. ¿Un gran dragón, verde y terrorífico, con llamaradas en las fauces? Puede.

Dejo mi mirada perdida, errática.

De la superficie emerge una sirena. Una sirena gigante, de larga cola plateada que agita el lago. Y dos cabezas. Una de niña, rizos rubios, gesto asustado. Otra de mujer adulta, con una abundante maraña de cabello entremezclada de algas, diminutos peces, algún guijarro. Ojos insondables como las aguas. Amenazadores o suaves en un segundo. Boca cerrada en un gesto milenario. Junto al seno izquierdo una gran herida, como un agujero vacío. Alarga hacia mí un brazo. En la mano sostiene un corazón. Un corazón que veo latir.

Diana y el hombre han desaparecido. Me rodea el silencio y una intensa niebla.

Solas la enorme sirena de dos cabezas y yo, muda, inmóvil. Que no me mire. Pero no puedo apartar la vista de ella. Percibo en los míos los ojos claros de la niña. Me inspira cierta ternura. Ambas intentamos una sonrisa. Entonces la cabeza de mujer se agita para atraer mi atención. Me ofrece de nuevo su palpitante mano. Yo no siento mi cuerpo, no puedo moverme. Entonces ella, con rapidez, introduce el corazón en el agujero del pecho. Gira su rostro a la niña, que de inmediato la mira con devoción. Sin reparar en mí, se sumergen las dos en el lago, ahora sin oleaje alguno. Como si yo no estuviese.

Diana me llama desde lejos. Alguien me zarandea. Siento golpes en la cara. Creo que vuelvo a mi ser. Recupero la visión normal y miro a mi alrededor. Todo está igual que antes. El quieto lago, Diana, el hombre de la furgoneta, los bulliciosos compañeros de viaje. Nada más.

Ya recuperada, mientras caminamos hacia el autobús, en un impulso murmuro: “El monstruo del Lago Ness no tiene futuro”. Me abruman las carcajadas y las miradas que quieren ser cómplices. Ya no he vuelto a mencionarlo.

Pero sé que hubiera debido aceptar ese corazón.

 

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miércoles, 30 de noviembre de 2011

Mirar atrás

 

con burro
Hace un tiempo, leyendo esta entrada de Gelu y sobre todo viendo las fotografías que la ilustraban [en su blog Penélope aguarda en Ítaca], recordé que yo también tenía fotografías de cuando era pequeña acompañada de diferentes tipos de vehículos: coches, motos, bicicletas y hasta borricos [burros].

Ayer, después de comer y aprovechando que dimos cuenta de un buen cocido de repollo en casa de mis padres, me dispuse a buscar algunas de esas fotografías, como le dije en su momento a Gelu que haría [si no me falla la memoria], pero mi madre tiene tal cantidad de álbumes que me pareció una tarea titánica que tendría que dejar para otro día, en el que dispusiera de más tiempo.

Aún con todo, no me pude resistir a curiosear en alguno, y así fue como me topé con esta fotografía. Lo primero que se me vino a la cabeza fue:

un dos tres

Veinticinco respuestas acertadas a veinticinco pesetas cada una, hacen un total de Seiscientas veinticinco pesetas.

¿En la época de la fotografía ya vería Un dos tres, responda otra vez? Porque no me digan que no parezco una de aquellas Secretarias del programa, con mis gafas grandes y todo… por no hablar de lo de ir enseñando pierna.

¡Pero qué pinta de redicha que tenía!

Mi madre, todo hay que decirlo, no quería que me llevara esa foto porque decía que ahí no se me veía muy bien mi cara bonita [siempre me ve con buenos ojos].

¡Ay, las madres, siempre metiéndonos en donde no nos llaman!

A pesar de la pobreza que se ve detrás del portalón de madera de nuestra casa [años más tarde, garaje del vespino naranja de mi padre y después del mítico R-5 blanco] ya se nota que a mi madre le gustaban las flores. Las plantaba en cualquier lugar, dígase bloque de cemento, ladrillo, maceta, balde [en mi casa no se llamaba cubo]… “o que fora”, que decimos por mi tierra [lo que fuera].

Ahora mis padres viven en un piso, por lo tanto mi madre ya no puede plantar flores, ahora las compra pero para llevar al cementerio, en casa las pone plásticas. Y no soy quien de desmontarla de esa idea, así que sólo me queda hacer lo de: “Vivir y dejar vivir”. A veces llora [lo hizo en el Tanatorio hace poco tiempo cuando surgió la conversación] si le digo que yo no iré al cementerio a llevarle flores, claro, yo soy su única hija y por tanto su única esperanza. Se quedó un poco más tranquila, cuando un vecino, un par de años más joven que yo, le dijo que no se preocupase, que él le dejaría alguna flor de vez en cuando. La verdad es que podía complacerla, ella no se enterará si le llevo o no flores cuando se muera [en caso de que lo haga antes que yo] pero no me gusta mentir. Y además ella sabría si le cuento o no verdad que las madres lo sabemos todo.

Mi padre, en cambio, no se mete en nada, “igual lle da arre que so” [igual le da arre que so].

¿Y todo esto a cuento de qué venía?

 

Y esto sonaba en 1962, el año en que nací yo

domingo, 27 de noviembre de 2011

Más cine, por favor

 

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tóca [me] la otra vez, Congo

- Usted le trae mala suerte

- Tócala Sam, déjame recordar

- No sé a qué se refiere

- Tócala Sam, toca El tiempo pasará

- Se me ha olvidado esa canción, no recuerdo la melodía

- Te la recordaré

[Ella empieza a tararearla y Sam comienza a tocarla]

- Cántala Sam

miércoles, 23 de noviembre de 2011

Detrás del muro

 

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Y bien, ¿qué te parece el relato?

Así, a bote pronto, me surgen algunas dudas.

Uy, malo malo porque entonces es que no conté bien la historia.

Que no, tonta, igual es que yo no la comprendí bien.

Cuando un relato hay que explicarlo es que no se ha hecho bien el trabajo. Eso decía el profe de Taller.

A ver, es que… Me pregunto: ¿Cómo se le ocurre a una mujer que sabe que su marido es celoso, decirle que se siente atraída por otro?

Craso error. Si en el relato no se cita explícitamente que el marido era celoso, es porque supuestamente no era celoso. Me explico. A veces, durante toda una vida nos comportamos de una forma determinada hasta que se produce un cortocircuito, un trauma, una situación nueva y entonces surge la verdadera personalidad. Suele suceder así en personas que son muy reprimidas o tan egoístas que no quieren ni el mínimo cambio en su vida . Y no es que lo diga yo, lo dicen los psiquiatras y psicólogos. Por eso cuando oímos algunas noticias se dice eso de “era una persona normal”. Aparentemente era normal pero rascando un poco, había conductas que no encajaban dentro de la normalidad, entre comillas.

Ya, ya entiendo.

En el caso que nos ocupa, la mujer no sabía el alcance de esos celos, es más nunca había pensado que su marido era más celoso de la media. Porque todos somos un poquito celosos, todos tenemos miedo a perder aquello que queremos pero de ahí a los celos patológicos, que serían los que quise retratar en este relato, hay unos cuantos escalones. Digamos que el hombre enloqueció ante la idea de que su mujer sintiera algo por otra persona que no fuera él.

Supongo que es una situación difícil de digerir.

Todos las complicaciones y problemas de la vida (sea infidelidad, enfermedad, pérdida, ausencia… lo que sea) son difíciles de digerir, eso lo comprendo, pero de ahí a decir que se merecía un tiro… Lo que te digo, escalones.

Y después hay otra cosa que no me quedó clara. ¿Había algún tipo de maltrato anterior?

Nooooooooo. Tampoco se dice y si no se dice es que no lo había. Eran una pareja modélica hasta que surgieron esos sentimientos por parte de ella.

¿Y por qué ella se lo tuvo que contar?

Porque ella pensaba que él, además de su marido, era su amigo, su compañero… Ahí también se equivocó.

No sé, yo preferiría no saber ese tipo de cosas.

Eso ya es harina de otro costal. El caso es que ella se lo contó [inocente] porque creía que efectivamente podía ayudarla a superar esa atracción, obsesión o lo que quiera que fuese. La mayor parte de las veces esos sentimientos, igual que vienen, se van y no hay que darle más vueltas. En la vida de una pareja de larga duración pasan muchas cosas y nos vemos expuestos a muchos tipos de situaciones. Pero también hay ocasiones en que esos sentimientos surgen porque la relación está desgastada o necesita un aliciente y entonces son el detonante de una ruptura incipiente.

Es un tema muy complejo el que propones, quizá el relato sea un entorno demasiado corto para abordarlo, haría falta toda una novela, creo yo. Un novelón, más bien.

Puede que tengas razón.

¿Se arrepintió la mujer alguna vez de haber contado eso a su marido?

No, de ningún modo. Ella creía que así debían hacerse las cosas, con sinceridad, con franqueza, y fue consecuente hasta el final. Además, descubrir que su marido era como era fue una decepción que tampoco pudo superar. Es como si lo hubiese destronado. No, nunca se arrepintió, es más, no quería un hombre así a su lado, un hombre que a la primera de cambio (porque era su primera crisis matrimonial en 10 años) la iba a dejar tirada. No. Los sentimientos surgen, ella no había buscado nada, en el corazón no se manda, ¿sabes?

Ya, visto así…

Cada uno tiene sus ideas y todas son respetables, por supuesto. Pero piénsalo. Ella sólo le estaba confesando un sentimiento, no una infidelidad. Él no se la encontró en la cama con otro [es más, mis personajes nunca tuvieron un idilio, ni una aventura, todo fue platónico] porque si fuera así, ¿cómo sería la reacción de él? Entonces sí que le pegaría un tiro, ¿no?

Da miedo pensarlo.

Claro que da miedo. Es más, después de la separación él siguió atosigándola y haciéndole la vida imposible todo cuanto pudo [no mucho porque ella no se lo permitió pero…]

Joder, que mal rollo. Ojalá nunca me pase a mí.

Ojalá.

Venga, dale a Publicar al relato y vámonos o no llegaremos a tiempo.

Venga, va, y ya veremos a ver si se entiende o no se entiende lo que quiero contar.

Y después del muro… La libertad de volver a empezar

quería un amor como el que cantaba Nacha “… mi cómplice y todo…”

Foto: Playa de Famara, Lanzarote.

sábado, 19 de noviembre de 2011

El muro

 

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Un día, después de más de diez años de matrimonio, le confesé al que entonces era mi marido, que no sabía lo que me estaba pasando pero que me estaba sintiendo atraída por un compañero del trabajo.

“Tienes que ayudarme”, le dije, “Porque yo quiero superar ésto a tu lado ya que es a ti a quien quiero”.

Un tsunami asoló nuestro hogar, nuestra pequeña familia.

Nada ni nadie fue capaz de parar el huracán de los celos.

Y otro día, Él me dijo:

“Tienes suerte, otro en mi lugar ya te habría pegado un tiro”

Palabras textuales.

Si en ese justo momento, Él me hubiese pegado el tiro de gracia, no me habría quedado más muerta.

Y con el miedo, llegó el insomnio.

Me acostaba en la cama, a su lado, con mucho cuidado de ni siquiera rozarme un ápice y casi sin atreverme a respirar, rígida y minimizando todos mis movimientos.

A Él lo iba venciendo el sueño.

Cuando ya me parecía que se había quedado dormido, muy, muy despacio, me levantaba de la cama. A oscuras y procurando no despertar al niño en la otra habitación, me ponía a salvo.

Me iba a la sala y me tendía en el sofá, tapada con la manta de cuadros, un poco más tranquila, pero no lo suficiente como para que mi cabeza consiguiera reposar, de tantos pensamientos como la agitaban.

“Tienes que hacer algo. No puedes seguir así. No es vida. Tienes que hacer algo. Haz algo ya. Decídete. Saldrás adelante, no te va a pasar nada. No tengas miedo. No será capaz de hacerte daño. Dice esas cosas pero no las siente. Te quiere mucho. No tengas miedo. Él es bueno pero ya no eres feliz. Tienes que dejarlo…”

A veces ni siquiera me tendía, simplemente me envolvía en la manta, como un indio y sentada en el sofá, me mecía. Adelante, atrás, adelante, atrás, tratando de dejar la mente en blanco porque ya no podía más con mi carga.

Meses de infierno.

Me llevó un tiempo reunir el valor.

Tomar una decisión.

Alejarlo de mi vida.

Para siempre.

 

[Otras no han tenido la misma suerte que yo.
No puedo dejar de pensar en ello cada vez que me golpea,
una nueva noticia de violencia de género]

La foto es de Lanzarote.

Y la canción no tiene nada que ver con el texto,
pero es que la escuché hace unos días
y no puedo dejar de oírla.
¿No os sucede algunas veces lo mismo?

lunes, 14 de noviembre de 2011

Espinas

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Deliciosa rutina.

Días que pasan sin sobresaltos
con la suavidad de una pluma que aterriza en la hierba,
después de un viaje azaroso en brazos del viento loco que nos azotó este fin de semana.

Dormir a pierna suelta en el sofá mientras los rayos de sol inundan la estancia
aromatizada por el olor a comida reciente. A fuego lento.

Truchas rellenas de jamón serrano.
Berenjenas rellenas gratinadas con queso.
Langostinos al horno.
Ensaladas variadas.
Alvariño fresco.
Tarta de queso.

Delicioso festín.

Ron toqueteándome en las piernas como un niño travieso para que le tire un juguete, para que le suba a mi regazo, o al sofá. También él ansía el sueño amoroso, las caricias en la tripa de pelo rizado. Su pequeño cuerpecito de tres kilos se infla y se desinfla acompasado en cuanto se rinde al cobijo de mi cuerpo.

Deliciosa respiración.

[Ahora entiendo mejor que nunca porque los animales se emplean en muchas terapias]

Y Congo,
y Senia,
los dos tan cerca de mí pero con sus propias historias.

Y tejer, y coser, y leer y recordar…
recordar Lanzarote, tan reciente todavía.

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Deliciosa serenidad,
a pesar de las espinas del camino.

 

 

Simple things, que diría Zeltia

Las fotos las hice en el Jardín de Cactus de Lanzarote

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jueves, 10 de noviembre de 2011

Fue en aquel cine, ¿te acuerdas?

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Congo, al igual que yo, es un amante del cine; suerte que tenemos el gusto de compartir. Si bien cada uno de los dos tenemos nuestras preferencias cinematográficas, también es verdad que tenemos una franja en común de películas de las que podemos disfrutar por igual.

La primera película que vimos juntos fue Million DolLar Baby. Recuerdo que conversamos (bueno, nos mensajeamos) acerca del final, de lo que pensábamos cada uno de nosotros que sucedería después del The End. Por aquel momento todavía no éramos pareja, pero teniendo en cuenta que Congo me gustó desde el primer momento que puse los ojos en él, recuerdo que su proximidad en la sala oscura me llenaba de dicha y de esperanza. Voy a hacer memoria:

Aldabra
MIércoles 09 Febrero 2005 – 10:06:48

Mensaje: Hoy, de nuevo, hace un día precioso. El cielo está despejado, las grúas grises brillan por el efecto del sol que está saliendo. Dos gaviotas reposan perezosas sobre el tejado de uralita de uno delos talleres…

¿Te das cuenta qué maravilloso es este mundo imperfecto?

Me encantaría estar ahora en un barco y salir a cubierta y ver el mar. Tiene que ser bonito en esta hora de la mañana, y como en las películas, ponerme en la proa y lanzarme al mar, con los brazos estirados, entrando en el agua con la suavidad de las sirenas.

Todavía sigo pensando en la película, es que después de que suceden las cosas me gusta analizarlas, comprenderlas. Y hoy me desperté pensando. Pensando.

Congo
Miércoles 09 Febrero 2005 – 12:54:54

Mensaje: En cuanto a la bonita mañana que me has descrito, no puedo estar más de acuerdo contigo pero en ningún momento te he hablado de que este mundo es imperfecto; al contrario, es un maravilloso planeta que una “RAZA IMPERFECTA” se está encargando de destruir. He tenido la suerte de vivir intensos momentos a solas con una Aurora Boreal, con maravillosos cielos estrellados, con amaneceres y ocasos de colores imposibles, con mares multicolores y lisos como espejos pero ves que poco a poco todo eso, aparte de que la mayoría de las personas no lo aprecian e incluso se mofan, nos lo estamos cargando y eso me entristece y me mantiene enemistado con los de mi misma especie.

Y mira tú que casualidad que mientras me afeitaba esta mañana también estuve pensando en la película y si te hubiera tenido al lado te habría hecho dos o tres preguntas. Por ejemplo: ¿Cómo crees que acaba? ¿Se suicida o se compra el bar de las maravillosas tartas de limón? Desde luego está muy bien terminada. ¿No te parece un poco triste que en el momento que le va a practicar la eutanasia, ella no pueda decir nada, lo que siente, no sé, despedirse al menos? Y aunque el guión es sólido y presenta pocos fallos, ¿no te parece un poco forzado el que pueda desconectar las máquinas que la asisten y que el electro señale muerte cerebral y que las enfermeras no se den cuenta a pesar de estar monitorizada?

Aldabra
Miércoles 09 Febrero 2005 – 14:18:46

Mensaje: Tienes razón en lo de la raza imperfecta. Hay que ser más precisos, yo es que cuando hablo de mundo incluyo todo el equipo, naturaleza y personitas que viven y ¿piensan?.

Respecto a lo que dices de que hay gente que se mofa cuando comentas la belleza de una noche o del mar, o de lo que sea, y te llaman cursi o romántico, ¿sabes qué te digo?, que allá cada uno con su vida. A mí ese tipo de cosas no me preocupan. Tal vez es envidia porque ellos no pueden sentir de ese modo, o no lo saben decir. No sé.

Sobre las preguntas de la película:

1. Creo que no se suicida, creo que se compra el bar precisamente por ella pero todo puede ser. Ni siquiera había pensado en la idea del suicidio.

2. Ella no necesita decirle nada porque él ya abe lo importante que era para ella, no sólo era importante, era todo cuanto tenía. Muy triste, que te fallen los tuyos es lo peor que te puede pasar. Yo no habría superado muchos momentos malos que me tocó vivir sin la ayuda de mis padres, de mis amigos y si no fuera por Senia… Ella especialmente me ha dado las fuerzas para subir peldaños.

3. También pensé lo mismo que tú, ¿por qué no se dan cuenta que la mata? pero tampoco le di mucha importancia, no creo que en el hospital fuesen a hacer nada después de lo que ella mismo hizo por intentar morirse. Yo también querría morirme en ese estado, no tengo ninguna duda.

Por cierto, casi se me olvida. ¿Que suerte haber visto la Aurora Boreal! Tienes que contármelo con más detalle.

Y HASTA AQUÍ PUEDO LEER.

 

En nuestra trayectoria en común hasta la fecha hubo una película de muchas lágrimas, por mi parte, claro, Congo no es de llorar. Tanto y tanto lloraba que Congo se ofreció a que nos fuésemos de la película pero la verdad es que a mí me estaba gustando aunque me pareciera terriblemente triste: Danny The Dog. Recuerdo que era verano y yo llevaba un vestido blanco. Después de ver la película Congo me llevó a pasear por el parque municipal y a tomar algo al Bla Bla Café. Al volver a casa hicimos el amor. Lloraba cuando lo despedí para irse a su casa. Todavía no vivíamos juntos.

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Pero también hubo risas. Una de las películas en las que más recuerdo haberme reído fue La Torre de Suso. Hay que señalar que soy muy fan de Javier Cámara y Gonzalo de Castro, creo que los dos son de los actores que o te gustan o te desagradan. Y a mí me gustan mucho [ojalá vuelva a empezar pronto Doctor Mateo].

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A veces vamos al cine solos, él se va a ver sus películas de miedo y ciencia ficción y yo mientras tanto, aprovecho para ver películas que sé que me gustarán más a mí que a él, bien voy sola o con alguna amiga/o. Es el caso de Un hombre soltero [¡Como me gustó esta película! También soy muy fan de Colin Firth y de Julianne Moore], Biutiful o Beginners [en esta película sale un personaje maravilloso, un precioso perro que enamora a cualquiera].

perro  beginners

 

Las últimas películas que vimos juntos fueron Eva y Las aventuras de Tintín: El secreto del Unicornio. Eva nos pareció una gran película por la historia que cuenta, por la sorpresa inespereda que se produce, por la buena interpretación de los personajes, por el paisaje, por la música… Vamos, que nos encantó [nosotros no le ponemos reparos a una película por ser española o de la nacionalidad que sea] y Tintín le gustó más a Congo que a mí.

pelicula-eva    tintín

 

Os iba a dejar el trailer de Eva pero es que no quiero desvelaros nada, mejor ir a verla y que os sorprenda. Pero igual os gusta ver esta pequeña entrevista al director y los actores

El cine forma parte de nuestra vida, podríamos ir al cine todos los días si nos lo permitiera el bolsillo y si la cartelera fuera suficientemente interesante.

Y tú, ¿quieres contarme de tus películas?

 

No podía irme sin dejar algo de una de mis películas favoritas.

Que casi se me olvida:
Esta entrada se debe a que un día acepté hacer este Meme,
en el blog de Mucipa.

sábado, 5 de noviembre de 2011

Haciendo balance

tarabela

No me engaño a mí misma, ¿para qué?
Ahora tengo ya casi cuarenta y nueve años [gasté ya más de la mitad de mi vida, seguro], y soy perimenopáusica. Tengo sofocos, a pesar de la soja, y duermo mal por las noches.
Tengo cinco lunares nuevos en la espalda y algunas manchas oscuras en la piel de las manos.

Tú tampoco eres el mismo: menos pelo, más pereza.

Tantas palabras para explicar que la pasión, conforme pasan los años, termina por apaciguarse.

A veces no puedo dejar de echar de menos aquellas tardes noches amorosas de cortinas descorridas, escondidos en tu casa bajo el nórdico de manzanas verdes. 

Es verdad que ya no es como antes, pero ¿sabes qué, Congo? Dentro de mí, de mi corazón, tú sigues siendo el mismo trol de mis primeros versos , aquellos en los que yo era una princesa encerrada en la torre de un castillo. Y tú siempre me rescatabas.

 

No es necesario que todo sea como antes. ¿para qué?
Todavía hacemos planes para emprender nuevos viajes, y reímos.
Reímos mucho.
Y dormimos abrazados.

 

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La foto la hice este verano en esta tienda tan curiosa de moda y complementos:
Tarabela, en A Coruña

 

 

miércoles, 2 de noviembre de 2011

A CASA

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Diario de Viaje. Lunes 24 de octubre de 2011.

mordedura

Esta mañana me rasguñó la muñeca Camoes, el perro de Saramago pero no me mordió porque sea un perro agresivo, no, me mordió porque es viejito [ya tiene 17 años] y está ciego. Tal vez al acercar mi mano a su hocico pensó que iba a ofrecerle comida [fue la versión que me ofreció el guía].

“A cierta distancia de aquel herido paisaje que hoy se denomina Parque Nacional de Timanfaya, vive, en una bella y blanca casa de perfil insular, José Saramago. Al llegar a la isla aún no castigaba el calufo, ese calor local y profundo, ni el siroco imponía en el cielo su amarillo de desierto africano. Los tres perros que Pilar del Río, la esposa del escritor, ha rescatado del abandono de sus dueños, alborotan entre curiosos y alegres alrededor de la mesa donde está servido el café. Ella los identifica: "el caniche se llama Pepe;

Camoes

el de agua, Camoes, y la yorkshire, Greta",

SAM_1720

mientras va llenando de elogios y cuidados a ese tumulto canino. Luego, ya en la acogedora biblioteca del escritor, los sonidos lejanos semejan un suave salmodia enmarcando la entrevista...” 

[la entrevista completa aquí]

Aún me quedan algunas cosas de interés por ver en Lanzarote pero a estas alturas del viaje, sé que solamente por ver “A casa” y la Biblioteca de Saramago, mi visita a la isla ya ha merecido la pena.

En los dos lugares se respira tranquilidad, arte, orden, equilibrio y mucho, mucho cariño.

josé y pilar 1      josé y pilar 4 

josé y pilar 3       josé y pilar 2

josé y pilar 5

Las fotos y cuadros de José y Pilar salpican todas las estancias.

las 4 en punto

Y los relojes de toda la casa marcan la hora en la que se conocieron.

despacho

A Casa es “Una casa hecha de libros”

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“Galería: Piedra y luz”

salón  

su sofá de piel marrón

“Salón: La caída de la tarde”

dormitorio

“Dormitorio: Sentir que se acaba el día”

la cocina

La Cocina: El hogar de la casa”

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el olivo  SAM_1727

“Jardín: Un olmo, tres olivos, un granado y el sol del membrillo”

la silla del jardín

Y la silla donde le gustaba sentarse a contemplar la isla.

a casa - folleto

Biblioteca

Edificio Biblioteca

la biblioteca

“Dice José Saramago que los libros hay que abrirlos con cuidado, porque tienen dentro al autor, con toda su sensibilidad, con todo lo que le ha hecho ser único e irrepetible. Dice que hay que pasar la yema de los dedos por los lomos de los libros con un gesto cómplice, decirles a los escritores que no están olvidados y demostrarlo acudiendo a ellos, hoy un libro, mañana otro, para que no se desesperen mientras nos aguardan y nos reclaman…”

la bilbioteca 2

“La biblioteca está presidida por un retrato de José Saramago y su esposa del pintor  checo Jiri Dokoupil que plasma un momento de la presentación del libro “Las pequeñas memorias…“

“… los libros escritos por mujeres están juntos y por orden alfabético. Saramago nunca compartió este criterio, pero respetó la decisión de su esposa, que no quiso que autoras que no fueron consideradas por sus pares por el hecho de ser mujeres estuvieran condenadas a compartir estantes con quienes no las respetaron o valoraron.”

[Párrafo extraídos de una Guia de visita que compré]

 

Quijotes 1   Quijotes 3

Quijotes 2

Quijotes 5

Quijotes 0

Sus Quijotes

Saramago en figura   En el Nobel

Si bien me gustó ver de cerca como vivió [somos curiosos por naturaleza], he de reconocer que sentí cierto pudor. No sé, exponer así todas sus cosas: su cama, su sofá, sus objetos personales…

¿Qué pensáis vosotros?  

 

 

el viaje no acaba nunca

Quiero añadir los poemas que me han dejado en sus comentarios Toro Salvaje, del blog que lleva su nombre

José Saramago no ha muerto.
A las 17:37 de hoy martes
veintiseis de julio de 2011
ha subido al autobús
de la línea número 17
cerca de Plaza Cataluña.
Ha caminado lentamente
apoyado en su bastón
y se ha sentado frente a mí.
Iba a saludarle ilusionado
pero su mirada de súplica
me ha hecho desistir.
Al llegar a mi parada
me he despedido de él
con una sonrisa cómplice.
Quiere pasar inadvertido
y no seré yo quien le traicione

y Carlos del blog Apenas Penas

Morir en Lanzarote, colmenera
donde urdir la palabra combativa,
arder en carne viva
más allá del ardor y la ceguera;
hubo un tiempo de abril en primavera,
de claveles en flor, de voz altiva,
con tu verbo de savia y de saliva
atizando los gajos de la hoguera.
Libertario de lumbre, fuego ardido,
no habrá nunca ni olvido
ni indulgencia,
ni egoísmo de sal, ni Dios ateo,
sólo un laico deseo:
“Resistir desde toda resistencia”.

 

Gracias chicos,