viernes, 30 de marzo de 2012

Ahora es una gran mujer


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Un día fue una mujer triste.
Que pensaba triste.
Así:

“Hoy hace uno de esos días apagados en los que me faltan fuerzas hasta para hacer la cama.

Esta noche soñé con agua. Caía desde lo alto de una fuente de piedra. Y me arrullaba. Me mecía. Tenía la sensación de que nadaba en un mar de sollozos. Buceaba por entre las transparencias cristalinas hasta llegar a tus ojos acogedores. En el fondo. Muy en el fondo.

Hoy hace una de esas tardes lánguidas que no se desperezan ni con café amargo ni con té verde.

Así que decido no hacer la cama y olvidarme de las obligaciones. Me desnudo y me cobijo entre las sábanas blancas arrugadas. Enciendo la vela de lavanda en la mesita de noche, y me pongo a enredar en la radio. La música macedonia me transporta a aquel verano en el monasterio, cuando el dolor agudo me hacía arañar una y otra vez las piedras de las paredes frías.

Hoy hace uno de esos días, en los que sería mejor, simplemente, no estar.”

Un día fue una mujer triste.
Pero ahora es una gran mujer,
que a través de la ventana
ya es capaz de ver el mundo en colores.

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Las dos fotos son de Senia

jueves, 29 de marzo de 2012

Y Ferrolterra se echó a la calle

 

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Así estaba esta mañana Alcampo Ferrol, a la hora de apertura: 10 de la mañana. Una comisión de los sindicatos entró a hablar con la gerencia y tomaron el acuerdo de No abrir. Esto ocurría sobre las once de la mañana, no sé lo que sucederá a lo largo del día.

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Hubo quien se dirigió con su carrito, como siempre, para acceder al hipermercado y después de hablar con la Policía, regresó a su casa, seguro que cariacontecido de no poder hacer su compra diaria.

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Así se preparaba la manifestación en la plaza del Inferniño. Eran las 12 de la mañana.

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Y arrancó la manifestación.

Unos dírán que fuimos pocos, otros dirán que fuimos muchos.

Y otros incluso dirán que en las calles había total NORMALIDAD.

No hay más ciego que aquel que no quiere ver.

Yo sé lo que vi y lo que sentí.

Sentí que seamos los que seamos [no me importan los números, en muchos casos engañosos y distorsionados] somos ciudadanos con iguales derechos a aquellos que no estaban en la manifestación, o con los que ni siquiera estaban de acuerdo con esta huelga.

No somos ni peores ciudadanos ni más violentos por ejercer nuestros derechos constitucionales.

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Y honradamente, mal que le pese a algunos, creo que fuimos MUCHOS. Y muy civilizados.

La VIOLENCIA está en el seno de nuestra sociedad en cualquier tipo de evento, tanto en concentraciones de todo tipo: partidos de futbol, botellones, conciertos, etc., como a nivel individual: violencia de género, asesinatos, bulling…

No sólo existen violentos en los piquetes, que deben ser ante todo informativos.

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Cuando la Plaza de Armas ya estaba llena todavía ni se vislumbraba de lejos la cola de la manifestación.

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Hoy sentí ORGULLO de tener los ideales y principios que tengo. Porque gobierne quien gobierne y se aprueben las leyes que se aprueben, jamás conseguirá nadie que pierda mis ideales y mis creencias. Porque sin ellos no soy nadie.

Y por eso no me importa [aunque me duela y mucho] que me digan: Eres tonta, no vais a conseguir nada.

Puede que sea verdad, que no consigamos nada. Pero lo que tengo claro es que quiero ejercer mi derecho a manifestar: Esto no me gusta, o Esto sí me gusta.

Creo en una reforma laboral, pero en una reforma que sea Justa, Legal, y Honrada.

Quiero para mí, para mi hija y para esta sociedad en la que vivo, lo que coreaban hoy muchos:

Traballo decente para toda a xente [Trabajo decente para todas las personas].

Decente, señores políticos. Claro que muchos han olvidado el significado de esa palabra.

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Algunos se manifestaron a otra hora: BNG [Bloque Nacionalista Galego], CIGA [Confedereación Intersindical Galega].
Pero todos merecemos el mismo respeto y tolerancia.
Porque en eso consiste el juego democrático.

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Hoy es un gran día.

… y es que gota sobre gota
somos olas que hacen mares
gotas diferentes pero gotas todas iguales
y una ola viene y dice:
somos una marea de gente
todos diferentes remando al mismo compas…

domingo, 25 de marzo de 2012

La caracola verde

 

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Mamá era una mujer adusta pero de buen corazón.

Sé que siempre nos quiso, y mucho, pero nunca nos lo dijo en palabras y tampoco con abrazos o caricias o besos.

Mamá siempre estaba ocupada trabajando desde primera hora de la mañana, primero limpiando vagones de tren y luego en casa.

Mis hermanos y yo. Tres bocas que alimentar. Huérfanos.

Papá nos dejó pronto. Pronto y sin recursos. Yo tuve que dejar la escuela para cuidar de mis hermanos y que así mamá pudiera trabajar.

Papá no era un hombre seco y también tenía buen corazón. Muy buen corazón.

Sus años fueron breves pero intensos. Nos quiso mucho y nos lo dijo con palabras, y con abrazos, y con caricias y con besos.

Un día volvió a casa del trabajo muy excitado. Nos reunió a los tres en la cocina, sentando al más pequeño en sus rodillas y nos dijo:

- Niños, mirar que os he traído.

Y sacó de un trozo de papel de estraza una caracola.

- ¿Qué bicho es ese, papá?, dijo Choli, el pequeño.

- Es una caracola, hijo. Ya verás, es mágica.

- Bah, no tiene magia, dijo el mayor, Tinín.

- ¿Pero tú que sabrás, mocosillo?

- Es que sólo es un animal muerto, y además no huele muy bien, dijo Tinín apretándose la nariz.

- La magia llega después, cuando se queda vacía.

- ¿Sí? ¿Y qué le pasa?, repitió el mayor con cara de resabiado.

- Aprender de vuestra hermana, ¿véis como ella está callada escuchando?

- Es que no sé qué decir, papá, me parece una maravilla.

- Es que es una maravilla, hija, me alegra que sepas ver lo hermosa que es.

- Venga, cuéntanos cómo hace magia, papá, dijo Choli.

- Pues después de que nos la comamos, la limpiaremos muy bien y la dejaremos secar. Y después si la acercamos al oído, ¿sabéis que pasará?

- Noooo, dijimos los tres a coro.

- Pues oiremos el mar, hijos. Esta caracola tan pequeña puede encerrar el sonido de todas las olas del océano.

- Buahh!!, dijeron mis dos hermanos abriendo la boca de una cuarta.

- ¿Y cuándo la vamos a comer, papá?, dijo Choli revolviéndose en las rodillas.

- Pronto, hijo, cuando mamá venga de trabajar le preguntaremos cuándo va a cocinárnosla.

- Ajjj, a mí me da asco, yo no quiero comerla, dijo Choli.

- Y yo tampoco, añadió Tinín.

- Pues i no la queréis, nos la comeremos vuestra madre, vuestra hermana y yo.

- ¿Pero nos dejarás oír el mar aunque no nos la comamos, verdad?

- Pues claro.

Y comimos la caracola. Y la limpiamos, y la dejamos a secar. Y la pusimos al oído. Muchas veces.

Papá enfermó pronto. Cirrosis, dijo el médico. No duró muchos meses. La caracola dormía sobre la cómoda de la habitación. A él siempre le gustó tenerla cerca. Decía que el sonido del mar lo serenaba. Pero no le calmaba el dolor de los días finales.

Mamá lloró su pérdida. Nosotros también lloramos. Yo más, por algo era la mayor. Los niños en seguida olvidaron. Y yo, aunque nunca olvidé, también hice mi vida.

Mamá en cambio no olvidó, ni hizo su vida. Jamás volvió a casarse y eso que sólo tenía 36 años cuando murió papá. Tan joven. Tan viuda. Guardó luto muchos años y después del luto, como ya le daban miedo los colores, se pasó al alivio. Y así murió, vestida de gris, y con el pelo totalmente blanco… Abatida por una larga enfermedad. Pero adusta y sin dar señales de flaqueza, como cada día de su vida.

La caracola todavía sigue conmigo, como un pilar en mi vida. Y aunque Tinín y yo no nos hablemos desde que murió mamá, cada vez que miro la caracola recuerdo a papá. Y la dicha de aquel día. Y pienso en la vida que pudimos haber tenido los cinco juntos.

¡Qué diferente hubiera sido todo!

La mujer de la fotografía es mi madre, se prestó amablemente a hacerse la foto después de que le leyese el relato [se emocionó mucho], que está escrito desde su voz, como si fuese ella quien lo escribió. Está basado en la historia de su vida, si bien no todo se atañe estrictamente a la realidad.
La canción se la dedico a mi abuela [mi segunda madre]. A ella le gustaban mucho las habaneras y María Dolores Pradera.
Mi abuela fue una mujer muy fuerte y luchadora. Y mi madre le sigue sus pasos, también es una gran mujer. Las dos tienen todo mi respeto y toda mi admiración. Aunque mi abuela nos dejó  hace años, me visita mucho en sueños y mi madre y yo nos vemos a diario. Tenerlas a mi lado cada día siempre ha sido y es un gran apoyo.

domingo, 18 de marzo de 2012

La montaña rusa

 

tan poquita cosa
las ilustraciones son de Cristina Méndez y las encontré aquí

¡A veces me siento tan poquita cosa!

Que tengo que armarme de valor y de recursos para convencerme de que Yo lo valgo.

Supongo que son estas malditas y jodidas hormonas. Bueno, eso es lo fácil. Se me hace más cuesta arriba pensar y constatar que siempre fui un poco así. Con tendencia a disminuirme.

Un poco así poquita cosa.

Poco de todo, mucho de nada.

Y sí ya antes era difícil, ya lo he dicho, ahora todavía es peor. Mis kilos de más, mi celulitis, mis gafas progresivas. No reconozco a mi cuerpo, ¡maldita sea! Es como si me encerraran en un cuerpo que no es mío. Y a este cuerpo no lo quiero. Fuera, que se vaya de mí.

¡Y mi pelo! Lo de mi pelo es inaudito. Y no es que me lo invente yo, no. Tengo fotos de joven que constatan que mi pelo era lacio. Lacio. Era una chica de melena larga lacia. Y ahora, para joder, mi pelo ni es lacio, ni es rizo. Mi pelo es eléctrico. Lo seco con el secador y parece que obedece pero en cuanto le paso el cepillo, o simplemente los dedos… Se me pone un cabezón que parezco Einstein, pero en pelo oscuro. Y ya me gustaría a mí ser un poco Einstein, no me vendría nada mal. Siempre he sido un poco tontiña, inocente, de efectos retardados, y claro, ahora con la edad, las cosas no mejoran. Me he vuelto muy olvidadiza, torpona y la inocencia adolescente que antes era graciosa ya no me queda tan bien y oigo con demasiada frecuencia: “¿Pero tú de qué guindo has caído?”, o eso de “Vives en los mundos de Yupi”. A veces me hace daño.

Mis kilos de más me están desquiciando. Procuro comer bien, y hago ejercicio regularmente, incluso más del que hacía antes. Y nada, la báscula no cede ni un gramo. Y me desespero. Y me frustro. Y me entran ganas de tirar la toalla y dejarme ir. Abandonar estos sacrificios que no me reportan los éxitos esperados. Y olvidarme de mi cuerpo… pero no puedo. Quisiera pero no puedo, nunca pude.

Resulta que además ahora no duermo bien. Me despierto un montón de veces por la noche, envuelta en sudores y eso también me está jodiendo. Me levanto cansada y falta de energía. Y claro, el cafecito me sienta bien pero como no duermo ya he empezado a dejarlo. También voy a dejar el té y la cocacola. Nada de excitación. Relax total.

Ohmmmmmmm!!

Ohmmmmmmm!!

¡Qué mierda! ¡Haaaaaaaaaaaartita estoy.

Y menos mal, menos mal, que a mi churri todavía le sigo gustando, a pesar de que para picarme me diga siempre eso de:

- Nena, se te está poniendo un culazo!

- No me digas esas cosas, hombre, que ya sabes que me da rabia.

- Pero si a mí me gusta tu culo… (cogiéndolo a dos manos)

¿Pero cómo le puede gustar? Si mi culo es horrible que yo bien me lo veo. Me miente descaradamente. Eso o que vemos nuestros defectos mucho más agrandados que los defectos de los demás. Puede ser. No digo que sí ni que no, sino todo lo contrario. Porque, por ejemplo, a mí su tripita me gusta, y es en serio y él se piensa lo mismo que yo: ¿Pero cómo le puede gustar?

Esto de cumplir años es un escándalo.

En fin, chorradas, porque viendo la que está cayendo, lo de mi culo, digo yo que no tiene ninguna importancia. ¿Qué es mi culo comparado con la paz mundial, o la globalización, o el cambio climático, o el fraude fiscal, o la reforma laboral?

Si es que soy una tonta. Además, todas estas frustraciones son momentáneas (bueno, a veces me duran incluso días pero…)

Si es que para la edad que tengo tampoco estoy tan mal.

Y mira, tengo salud, que eso sí que es importante.

Hala, se acabó. Asunto concluido.

Carmela, déjate de chorradas que aún tienes muchas horas de oficina por delante.

¡Qué gusto, hoy sólo tenemos que calentar! A ver si me salieron ricas las lentejas.

¿Y para mañana? No sé qué demonios voy a hacer mañana de comida… Ay, sí… tengo muchas ganas de pollo al ajillo. Le preguntaré a Paco y a la niña y si les apetece, listo. Eso es llegar y a la freidora. Ensaladita y…

- Carmela, ¿me puedes pasar, por favor, la carpeta de Subvenciones?

- Sí, ahora mismo te la llevo, Javier.

- Gracias.

Pues hala, Carmelita, fuera esos pájaros de la cabeza y arreando que es gerundio.

Transformacio fulles

martes, 13 de marzo de 2012

Un pueblo, una señal y Sara


PaulJaneBowlesMorante 
Hace unas semanas Congo hizo un pequeño viaje. Se fue a Valladolid a visitar a una amiga, una amiga a la que yo también conozco y a la que quiero mucho. Y juntos se fueron a Urueña [Villa del libro], un pueblo del que yo jamás había oído hablar hasta ese momento.

La Diputación de Valladolid erige en Urueña la primera Villa del Libro de España; lo que sin duda, le da un valor añadido en su proyección nacional e internacional.

Este ambicioso proyecto cultural tiene inspiraciones en el modelo aportado por otras villas del libro existentes en Europa: Hay-on-way, en el País de Gales –la más antigua-, Montolieu en Francia, Bredevoort en Holanda y hasta una veintena de pequeñas localidades rurales cuyo denominador común es la dinamización económica, cultural y turística a partir de la recuperación de los espacios públicos no sólo como lugar de compraventa de libros, sino como núcleos importantes de celebración de eventos ligados a la literatura.

La Villa del libro de Urueña se ordena en torno a dos ejes: Librerías y E-Lea [en denominación abreviada, Espacio para la Lectura, la Escritura y sus Aplicaciones].

Establecimientos para el ejercicio privado de la actividad comercial de libros, preferentemente antiguos, raros, viejos, descatalogados o de temas específicos y una librería institucional. Alguno de estos establecimientos se orienta hacia otras actividades relacionadas con el mundo del libro, tales como caligrafía, ilustración, encuadernación, papel artesanal, mapas, grabado, etc.

Congo me conoce.
Sabe lo que me gusta.
Sabe hurgar dónde más me duele, en caso de que quiera herirme.
Y, al contrario, acariciar el lugar exacto para producir más placer.

Congo me conoce.
Sabe mis preferencias.
Sabe presentir lo que más necesito en cada momento.
Y regalarme lo que más feliz me hace.

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De allí, de Urueña, me trajo esta maravilla:

“Señal” de Raúl Vacas, ilustrado por Sara Morante.

Al ver los dibujos del libro sentí que había en ellos algo conocido, familiar, y buscando y rebuscando, por fin recordé que había visto esos trazos en el blog de Patricia Esteban Erlés.

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Las niñas novias.

Las niñas novias se querían tanto que comían el mismo número de cucharadas de sopa con el mismo rictus complacido y sufriente que le habían visto poner a Juana de Arco en una película. Se hacían las mismas heridas en forma de corazón con la misma llave en la misma rodilla, y hasta pensaban lo mismo a las siete de la tarde: que nada les gustaría más en el mundo que ser la otra niña novia. Las dos niñas novias juraron que se casarían con el mismo vestido blanco, en la misma iglesia. Bajo la misma lluvia de pétalos párpado. También acordaron, entre otros detalles sin importancia, que sería con el mismo apuesto joven.

Texto: © Patricia Esteban Erlés
Ilustración © Sara Morante

En el blog de Patricia Toditos los días, ya me quedé prendada de Sara Morante.

clip_image006   MargueriteDurasMorante

Al igual que también me quedo ahora prendada de los poemas de Raúl Vacas.

Y es árida la noche y yo te busco,
extraño de tu piel, débil te busco
entre los restos de las papeleras,
en los arroyos blancos de la luna

Sola, por los océanos baratos,
pero tú nunca estás, al frío huyes
como cadáver sin apenas sangre
y años, no vendrás jamás, mujer,

a devolverme al mundo con un beso
si también yo soy hijo de la muerte
que nutre las arrugas de mi piel.

Vuelve una vez si acaso por mis páginas,
moja tus manos blandas en mis ojos
que es árida la noche y yo te busco.

“Señal”, un libro para mirar, y leer, y remirar, y releer, y acariciar.

Duermen las moscas en los prados verdes
sobre las heces tristes de las vacas.
Las margaritas sueñan indecisas
con las abejas dulces y el membrillo.

Cosen las golondrinas en el aire
la telaraña oculta del amor.
Tendidas a secar están las prendas
íntimas, el musgo del invierno,

el chándal rojo del espantapájaros.
Ríe en lo alto el soy y abre su yema
de infinitos ríos. Pasan despacio,

como ovejas muertas, las nubes blancas.
Fui tan feliz aquella primavera
que casi se extinguieron las perdices
.

Dice Raúl en el prólogo del libro:

«Cada poema nace de una cicatriz. Cada ilustración de otra. Ambos, poemas e ilustraciones, deletrean las circunstancias del hombre y la mujer, hechos para el amor y la vida, para el odio y la muerte. La afirmación y la negación, la pasión y el miedo, la intuición, la advertencia, la certeza, la duda se entretejen de manera visible con dos madejas de color rojo y negro, con dos códigos de lenguaje».

sábado, 10 de marzo de 2012

Un día como hoy, hace ya muchos años…

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¿Tú sabes qué día es hoy?

Pues no tengo ni idea.

Pues deberían habéroslo enseñado en el colegio. Forma parte de la historia de nuestro pueblo.

Menos mal que te tengo a ti, que eres una listilla..

Menos risitas, anda. Bien sabes que yo no soy ninguna listilla, ni lo pretendo. Es más, si ahora sé algo a la media hora seguro que ya se me olvidó. Mi memoria está empezando a fallar.

Venga, suelta el rollo.

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Pues tal día como hoy, un 10 de marzo de 1972, hace ya 40 años, la policía franquista reprimía una protesta sindical en los astilleros de Bazán, en Ferrol, y murieron dos responsables del comité ferrolano de Comisiones Obreras: Amador Rey y Daniel Niebla,

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y también resultaron heridos alrededor de medio ciento de manifestantes más. Desde aquel año, la fecha es aprovechada por las diferentes organizaciones sindicales de Galicia para reclamar mejoras sociales y laborales.

Pues hoy bien falta que nos hace reclamar esas mejoras, que vamos de mal en peor.

¡Y que lo digas!

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En el año 1997, el Parlamento de Galiza aprobó por unanimidad una declaración institucional donde hacía constar el especial significado del 10 de marzo, celebrado por las principales organizaciones sindicales especialmente por Comisiones Obreras pues fue el sindicato que pidió la declaración. La efeméride consiguió rango oficial en 2006.

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Y los que queráis escuchar el Himno gallego pinchar aquí.

El himno gallego conjuga el poema “Os Pinos” de Eduardo Pondal, con una composición musical de Pascual Veiga. El nombre de Galicia no figura en el poema, siendo sustituído por hogar de Breogán. Fue interpretado por primera vez en 1907 en La Habana, Cuba. 

lunes, 5 de marzo de 2012

La historia de Panchita y la caracola verde

 

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Panchita, tengo que pedirte algo.

Si te pones así de solemne tiene que tratarse de algo muy gordo.

No, que va, para ti es muy fácil, ya verás. Tú tienes mucha imaginación.

Dime.

Quiero que escribas un cuento para la caracola del abuelo.

Pero qué me estás contando. Estás de broma… pero si yo ni siquiera conocí al abuelo.

No importa, tú puedes hacerlo.

A ti te parece que uno puede escribir lo que quiere ¿no? Pues no es así.

Bah, tonterías. Por cierto ¿quién pintó la caracola? ¿Te acuerdas si fue papá?

Sí, creo que fue papá pero podemos preguntarle a ver si él lo recuerda.

Sí, yo creo que fue tu padre.

Que por cierto, vaya color. ¡Qué horrible! Con lo bonitas que son al natural…

Pues eso, quiero que cuentes que la caracola la encontró tu abuelo en La Graña. Que la trajo con la carne de dentro, no vacía, porque por aquellos tiempos se comían. Quiero que cuentes que la encontró en La Graña porque tu abuelo trabajó en la construcción de los túneles. Y quiero que cuentes que desde siempre ha estado en casa, en nuestra familia. Y quiero que cuentes por último el cariño que le tengo y que no me desprendería de ella por nada del mundo.

Pero mamá, ¿cómo me pides esas cosas, mujer?

Ah!, y que no se te olvide contar que de pequeña te gustaba mucho ponértela al oído y escuchar el mar.

Sí, es verdad. Lo recuerdo.

Venga, que ya verás como te sale una historia bonita.

Te voy a defraudar, seguro. No sé escribir por encargo, yo escribo lo que me sale, no lo planeo. Y no te lo digo por escaquearme.

Anda, no puedes negármelo…

Vale, está bien. Lo intentaré pero no te prometo nada.

Y también puedes escribir otro día sobre el Monasterio del Couto, donde estuvo enterrado tu abuelo, ya que escribiste un día sobre el Monasterio de Caaveiro

Para el carro, eh. Vale con la caracola pero del resto… Ya hablaremos.

Si es que me tienes emocionada, de verdad, jamás podía yo imaginar que escribieras con tanto sentimiento. Me haces reír y luego llorar. Ya le digo yo a tu padre: Panchito, tenemos una hija increíble. Porqué no sé a quién saliste, hija. A nosotros no, desde luego, que ya sabes que no aprendimos más que las cuatro letras.

Será que como papá fue ebanista de joven, me puso en el molde buena madera.

Será eso.

MORALEJA: Si no queréis arrepentiros después, no dejéis que vuestra madre lea vuestro blog.

[Mientras pasan los días, sigo pensando en cómo escribir el relato de la caracola verde. Se admiten sugerencias. Gracias.]

…………oooooooo…………

Poema "Caracola” de Federico García Lorca del libro Canciones (1972):

Me han traído una caracola.

Dentro le canta
un mar de mapa.
Mi corazón
se llena de agua
con pececillos
de sombra y plata.

Me han traído una caracola.