jueves, 31 de diciembre de 2009

El teatro de la vida cambia tu papel

Esther 47 - recorte -  marco

Hoy he cumplido 47 años.
Y es un día feliz.
Pero no hay alegría sin tristeza.

...ooo000ooo...


Como escribió Gibran Khalil Gibran, en su libro "El profeta":

"Mas yo os digo que ambas son inseparables.
Juntas llegan, y cuando una se sienta a vuestro lado en la mesa, la otra espera durmiendo en vuestra cama.
Realmente estáis como el fiel de la balanza entre vuestra alegría y vuestra tristeza.
Sólo cuando estáis vacíos vuestro peso está quieto y en equilibrio. 
Cuando el guardián del tesoro os llame para pesar su oro y su plata, vuestra alegría o vuestra tristeza harán oscilar a un lado o a otro el fiel de la balanza."

 

...ooo000ooo...

Por eso hoy recuerdo a Quela,
como casi todos los días desde que se fue.

Y recuerdo otro fin de año,
el último que la vida,
que cambió su papel
(como dice la canción *),
le permitió celebrar.

Senia todavía no podía salir porque aún no había cumplido los 18
y Quela vino a casa a vernos antes de irse al baile.

¡Estaba tan guapa! 
¡Tan llena de vida!

Raquel

¡Que contradicción!

"Ante la pérdida de una persona querida nuestra primera respuesta, la más natural, es el dolor y el lamento. Nos ayudan durante las primeras horas de duelo y desgracia, pero no son suficientes para unirnos con el muerto. Esto lo consigue, en el nivel primitivo, el culto a los muertos: sacrificios, ornamentos fúnebres, monumentos, flores.

En nuestro nivel, en cambio, el sacrificio mortuorio debe llevarse a cabo dentro de nuestra propia alma, por medio de la evocación del recuerdo exacto, por la reconstrucción en nuestro interior de la persona amada.

Si lo conseguimos, el muerto sigue a nuestro lado, su imagen está salvada y nos ayuda a hacer fructífero el dolor."

Cita de Herman Hesse del libro "Lecturas para minutos 1"     

 

(*)

"A tu destino querías mantenerte fiel. Princesa herida, el teatro de la vida cambia tu papel..."

 

...ooo000ooo...

Y ahora
sólo me queda deciros:
Muchas Gracias
por acompañarme otro año más

y

desearos:

paz y amor 

Os quiero,

E x

 

martes, 29 de diciembre de 2009

Las cosas que se cuentan en las leyendas urbanas pueden ser ciertas, o no.

recorte

Rosalía había nacido con el estigma.

Fue en el año 1800, cuando se tuvo constancia de la primera mujer de la familia que venía al mundo con aquel mismo lunar en el pecho izquierdo. Justo debajo de la areola del pezón. Un lunar pequeño como una lenteja.

Había que reconocer que la belleza del pecho, bendecida con esa peculiaridad era tan extraordinaria, que todos los fotógrafos del país se volvían locos por obtener una imagen para la posteridad.

Pero en Norán, el pueblo donde vivía la familia de Rosalía, también desde tiempos inmemoriales, estaba prohibido obtener fotografías del lunar en cuestión. Había una leyenda que decía que la mujer fotografiada podía morirse en el mismo instante de efectuar el disparo con la cámara. Y todo el mundo hasta la fecha había respetado esa ley transmitida de forma oral, de abuelos a padres y de padres a hijos.

Hasta un día en que llegó al pueblo un afamado fotógrafo aventuro que tenía por nombre Blackduke. Un nombre muy raro para un pueblo tan discreto como aquél. Por eso a él no le importaba, explicar a sus habitantes, con toda la calma de la que era capaz, su exacta pronunciación: Blakdiuk; así, todo junto del tirón.

Y como el destino, mucho antes de nacer, ya nos tiene dispuestas nuestras cartas sobre la mesa, así quiso también que Rosalía y Blakdiuk se conocieran por unos medios poco habituales.

Paseaba Rosalía con su perro salchicha, de nombre Elvis, por las dunas de la playa (porque en Norán había una playa muy afamada por sus aguas medicinales) cuando se desató una tormenta espeluznante. En ese preciso momento, Blakdiuk se encontraba por las inmediaciones sacando fotografías a las olas del mar, que lamían la arena de la playa con mimo. No pudo evitar ver el rayo que alcanzara a Rosaura. Hasta pudo fotografiarlo.

Rosalía quedó tendida fulminantemente sobre unos juncos que sobresalían de la duna, con Elvis llorando a su lado. De manera milagrosa el perro se había salvado del alcance. Blakdiuk que lo veía todo desde una distancia cercana se acercó corriendo tan veloz como el rayo que había caído minutos antes. Nada más llegar levantó la cabeza de Rosalía del suelo y le separó el pelo de delante de la cara. Una preciosa melena castaña, ahora enredada con granos de arena, la cubría. Y acercó su oído a la boca de Rosalía para comprobar si respiraba.

Y como el momento de Rosalía, al parecer, todavía no había llegado (así lo quería el destino), regresó a la vida de nuevo, con un tosido ligero, como atragantada por un hueso de aceituna o un caramelo de manzana verde.

Y eso no era todo.

Ninguno de los dos se había dado cuenta, con el trajín del momento tan tenso que habían vivido, de que Rosalía se encontraba totalmente desnuda. Incomprensiblemente la ropa había sido calcinada, hecha trizas. Y Blakdiuk que sabía de la leyenda del lunar en el pecho, no pudo evitar mirar. Y lo que es peor todavía: Fotografiar.

Rosalía, todavía aturdida por los acontecimientos recientes, no era consciente de lo que estaba pasando y las consecuencias que podría acarrear.

Blakdiuk, disparaba y disparaba, preso de una febril desesperación por captar cada segundo, como si el lunar fuese a cobrar una vida distinta en cada disparo.

El lunar era como todos decían. Pequeño. Como una lenteja. Y estaba justo debajo de la areola del pezón izquierdo. No era nada del otro mundo, a simple vista un lunar cualquiera. Pero tenía algo. Aunque si Blakdiuk hubiera sido sometido a un interrogatorio policial, no podría haberlo explicado de otro modo.

Tampoco pudo evitar Blakdiuk tocarlo. Suavemente, empezó a acariciarlo con las yemas de sus dedos, como quien acaricia un diamante y se deja cegar por su brillo. Y todavía más: Blakdiuk se agachó para besarlo, para lamerlo… Era tal el poder de atracción que ejercía el lunar sobre él que sentía haber perdido la voluntad. Y es que así era realmente.

De los ojos de Rosalía empezaron a brotar lágrimas, que iban dejando un surco en su cara, entre los granos de arena y un lamento lastimero salió de su garganta reseca:

- ¿Qué pasará ahora?
- Presiento que no pasará nada en absoluto, contestó Blakdiuk, tranquilamente. Bueno, sí, tal vez pase algo, pero algo bueno. Tal vez lo de la leyenda haya sido siempre una pura especulación.
- Espero que sea cierto lo que dices.
- Lo único que sé es que no te has muerto. Y que no puedo dejar de mirar el lunar, de acariciarlo. Tu pecho, Rosalía, es lo más hermoso que haya visto nunca.

Porque es verdad que las manos de Blakdiuk no dejaban de resbalar por el pecho de Rosalía. Tocaban su redondez, la suavidad de su piel, sentían su calor… Rosalía entre caricia y caricia trataba de cubrir pudorosamente el pecho con su mano, hasta que Blakdiuk, tiernamente, retiraba la mano de Rosalía y volvía a acariciárselo incansable.

Fue Elvis quien los condujo a la realidad de antes del rayo caído, con sus ladridos de advertencia y de cansancio, pues había trancurrido ya cierto tiempo. Al oir Blakdiuk al perro y darse cuenta de los acontecimientos recientes, decidió actuar con prontitud. Sí, había que hacer algo. Rosalía tendría frío, así que se quitó la camisa para cubrir delicadamente su cuerpo, y a continuación la levantó en brazos para llevarla de vuelta a casa. Un lugar más seguro.

Rosalía no se había muerto como decía la leyenda, era evidente. Y quién sabe cuantas cosas más serían falsas de todo aquello que contaban las gentes. Tenían mucho por descubrir.

Era un presentimiento.

 

domingo, 27 de diciembre de 2009

Toda una vida

vida

Mi corazón se rompió a ritmo de bolero y maracas.
La primera vez. Tan joven.

En el cuatro latas sonaba a veces la camarera de Machín y otras, eran Los Panchos los que hacían sonar los acordes de mi cuerpo desafinado, que te deseaba con miedo.
Tú lo sabías. Pero qué te importaba. Sólo era una más. Blanca.

Todavía recuerdo la matrícula del coche: C-4159-H. Nunca he conseguido olvidarla, a pesar de que al volver a casa aquel día, me restregué la piel. Y la conciencia.

Te odié, te odié, te odié.
Te odié.

Había momentos que para vivir, sólo me aferraba a ese odio. Y con él, loca de dolor, inventaba millones de maneras de matar tus manos que me hacían vomitar.

Te odié, te odié, te odié.
Te odié.

Pero el tiempo pasó. 
El odio se volvió pena.
Y mi corazón lamento.

Después fueron llegando todas las demás veces: la segunda vez, la tercera, la cuarta... No quiero recordarlas todas.

Hasta llegar a Congo.  
Toda una vida.

 

La pintura está sacada de aquí.

 

sábado, 26 de diciembre de 2009

Así te espero...

entre mis cosas,
leyendo,
escuchando música,
y bailando (tú ya sabes)... 
para no echarte tanto de menos.

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"Leer, leer, leer, vivir la vida
que otros soñaron.
Leer, leer, leer, el alma olvida
las cosas que pasaron.

Se quedan las que quedan, las ficciones,
las flores de la pluma,
las olas, las humanas creaciones,
el poso de la espuma.

Leer, leer, leer; ¿seré lectura
mañana también yo?
¿Seré mi creador, mi criatura,
seré lo que pasó?

El cuerpo canta;
la sangre aúlla;
la tierra charla;
la mar murmulla;
el cielo calla
y el hombre escucha."

Miguel de Unamuno

 

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"Sobre la falda tenía
el libro abierto,
en mi mejilla tocaban
sus rizos negros:
no veíamos las letras
ninguno, creo,
mas guardábamos ambos
hondo silencio.
¿Cuánto duró? Ni aun entonces
pude saberlo.
Sólo sé que no se oía
más que el aliento,
que apresurado escapaba
del labio seco.
Sólo sé que nos volvimos
los dos a un tiempo
y nuestros ojos se hallaron
y sonó un beso.


Creación de Dante era el libro,
era su Infierno.
Cuando a él bajamos los ojos
yo dije trémulo:
¿Comprendes ya que un poema
cabe en un verso?
Y ella respondió encendida:
¡Ya lo comprendo!"

Gustavo Adolfo Bécquer

 

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"- Ahora digo -dijo a esta sazón don Quijote- que el que lee mucho y anda mucho, vee mucho y sabe mucho. Digo esto porque ¿qué persuasión fuera bastante para persuadirme que hay monos en el mundo que adivinen, como lo he visto ahora por mis propios ojos? Porque yo soy el mesmo don Quijote de la Mancha que este buen animal ha dicho, puesto que se ha extendido algún tanto en mis alabanzas; pero como quiera que yo me sea, doy gracias al cielo, que me dotó de un ánimo blando y compasivo, inclinado siempre a hacer bien a todos y mal a ninguno."

Miguel de Cervantes 

 

1

"De los diversos instrumentos del hombre, el más asombroso es, sin duda, el libro. Los demás son extensiones de su cuerpo. El microscopio, el telescopio, son extensiones de su vista; el teléfono, de la voz; luego tenemos el arado y la espada, extensiones de su brazo. Pero el libro es otra cosa: es una extensión de la memoria y de la imaginación."

J. L. Borges

 

"Con la lectura ocurre como con todos los demás placeres: se hace tanto más profunda y duradera cuanto más intensa y afanosamente nos entregamos a ella."

Herman Hesse

me encanta la letra de esta canción

y éstas para bailar, Congo lo sabe 

¿os animáis?

 

(Las fotos son mías)

martes, 22 de diciembre de 2009

All I want for Christmas is you.

 

Dibujo

Congo me preguntará:
¿Te quieres casar conmigo?

y yo le responderé:
¿Y por la noche que harás?

 

¿Recordáis este diálogo que incluí hace unos días en uno de mis post?

Pues sólo era la versión  "aldabrista" del cuento de La Ratita Presumida, de los Hermanos Grimm.

 

Tengo que confesaros algo:

 Mi cuento no es así.

En realidad soy yo,
quien siempre le pide a Congo,
si se quiere casar conmigo.

 

Él, amoroso,
siempre me contesta que Sí,
aún cuando sabemos que
(probablemente) 
nunca sucederá.

Dibujo 1

Pero aunque sólo es un juego más
entre nosotros,
sólo el hecho de que me diga:

Sí,
me basta.

 

Él sabe que mi único compromiso
siempre será mi corazón,
que ya es suyo desde hace mucho,
mucho tiempo.   

 

Y ahora a cantar y a bailar. Pinchar donde más os guste.

  

domingo, 20 de diciembre de 2009

La felicidad...

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Que dice Congo, (que dicho sea de paso, está estupendo vestido de esquiador) que es imprescindible que escuchéis la canción, aunque sólo se un poquito.

La conjunción de astros adecuada y el destino, ha querido que nuestros caminos se hayan cruzado este año, por eso no puedo dejar que pasen estas Navidades, aunque no me gusten, ni las celebre como la mayoría, sin tener un detalle especial con vosotros. Más que nada porque me gusta la magia de las sorpresas.

Antes de proseguir tengo que deciros, que lo que yo quería era montar un belén porque sé cuánto os divertiríais (algunos) moviendo las figuritas cada día, jugando con el musgo y dándoos un chapuzón en el río. Pero me encontré conque no sabía muy bien qué personaje os iría mejor a cada uno y no quería peleas ni celillos.

Así que me puse a bordar.

Y bordé un árbol pequeño adornado con corazones pero con un tronco fuerte para que no se caiga al primer soplo de viento.

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Y otro árbol iluminado con una estrella, con las ramas frondosas para que os abrigue de la lluvia, del frío y para que os cobije si os coge la noche fuera de casa.

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Y una Navidad sin adornos estaría muy triste por eso decidí bordar una bolita verde con un lazo enorme rojo para que añadiese un poco de color y alegría.

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Y dos velas encendidas para los que no veáis claro el camino que debéis seguir.

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Y una corona para los que queráis adornar la puerta de casa.

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Y una estrella grande porque si alguna vez os encontráis perdidos siempre podréis distinguir la vuestra entre todas las demás del firmamento.

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Ya daba mi tarea por terminada hasta que me di cuenta que todavía faltaba algo. Si quería que mis presentes tuviesen magia, faltaba algo que os devolviera a la infancia. Y por eso bordé un oso disfrazado de papa Noel.

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Y el destino haría el resto.

 

Me encantaría regalar estas siete pequeñas bolsitas de navidad a los siete primeros que así lo deseen. Para ello tenéis que dejar un comentario en el blog escogiendo la que queréis por riguroso orden de llegada. El que llegue primero será el que primero escoja la bolsa que más le guste. Y a su vez me dejaréis vuestra dirección postal en el correo electrónico para que os las haga llegar.

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Una vez, cuando aún creía en la Navidad, empecé a bordar bolsitas. Cada año iba bordando algunas nuevas. Las enviaba como felicitaciones, para adornar el árbol que ponía en el salón… Pero un día decidí que no tenía sentido que siguiera una tradición en la que no creía y así, estas bolsitas, se quedaron arrinconadas en una caja, en espera de un destino mejor. Y creo que el destino que he pensado ahora para ellas es el correcto. Me da pena que año tras año sigan guardadas porque a pesar de todos los pesares, las he bordado con todo mi cariño.

Pues ea, no se hable más.

 

¿A qué estoy divina con la capa roja?

PC210002 

Gracias a todos por estar un año más.
Os quiero,

(que se me olvidaba; las fotitos son todas mías)

jueves, 17 de diciembre de 2009

In the dark

acurrucados

canda veñas,
unha noite calquera,
lereite desde a testa ata os pés,
zunindo polo teu corpo
versos longos e doces,
como un salaio de ondas,

ata que se durman as miñas verbas,
ata que xa non saibamos quén somos,
por qué estamos xuntos,
e acuruxados.

 

Cuando vengas, una noche cualquiera, te leeré desde la cabeza hasta los pies, susurrando por tu cuerpo versos largos y cálidos, como un murmullo de olas, hasta que se duerman mis palabras, hasta que ya no sepamos quiénes somos, por qué estamos juntos y acurrucados.

(Esta tierna ilustración pertenece a Leonor Pérez y está sacada de aquí)

martes, 15 de diciembre de 2009

El erizo: La elegancia del erizo.

PC150001 

(Mi erizo particular; hace un par de años que me lo regalaron)  

 

El domingo por la tarde, en vez de estudiar Inglés (que es lo que debería) me entretuve volviendo a ver, en la tele, "Bridget Jones". No sé cuántas veces la habré visto ya pero es que me pueden las comedias románticas. Soy incapaz de reprimir el lagrimeo ante esos besos de película tan apasionados. ¡Oh, el amor! Soy una sentimental. Y ya puesta, me puse a recordar cuando leí el libro de Helen Fielding, "El diario de Bridget Jones", mucho antes de que la película existiera.

Y es que (no sé porqué) a menudo me sucede que muchos de los libros que leo, tiempo después (a veces incluso pasan muchos años) acaban por rodar la película. Es como si tuviera ojos para escoger esos libros que luego podré ver representados en la pantalla grande. Podría citaros un montón de títulos además del caso de Bridget Jones: "Castillos de cartón" y "Los aires difíciles" de Almudena Grandes, "Seda" de Alesandro Baricco, "Memorias de una Gheisa" de Arthur Golden, "La casa de los espíritus" de Isabel Allende, "El niño con el pijama de rayas" de John Boyne... pero paro ya que no quiero aburriros, creo que así ya os hacéis una idea. 

Si el libro me gustó mucho mucho, generalmente opto por no ir a ver la película porque prefiero quedarme con el encanto del primero y no arriesgarme a sufrir una decepción. Si el libro me ha gustado lo normal, suelo optar por ir a ver la película. Y entonces pueden pasar dos cosas: que no me diga nada o que me guste mucho más que el libro.

Justo después de terminar Bridget me marché corriendo al cine a ver "El erizo", basada en el libro "La elegancia del erizo" de Muriel Barbery (que leí el año pasado). Tengo que decir que cuando leí el libro esperaba mucho más, puesto que todas las críticas decían que era buenísimo, todo un fenómeno editorial en Francia (decía la solapa). Tal vez es que no lo entendí del todo bien o que no lo leí en el momento adecuado pero simplemente me gustó. Así que se daban dos condiciones para querer ver la película: buenas críticas y que el libro me había gustado lo normal. 

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La película me entusiasmó. Puedo decir que es una de las mejores que he visto últimamente. Podría compararla en el mismo "nivel gustativo" que "Celda 211", aunque la una a la otra se parezcan lo mismo que el tocino a la velocidad. 

Me emocioné. Reí. Lloré. Pensé. Sentí. Me transformé...

Por eso quiero dejaros aquí algunos retazos de la película, para que os animéis a ir a verla.

rené

Me llamo Renée, tengo 54 años, soy viuda, bajita, fea y regordeta. Represento a la perfección el arquetipo de la portera del edificio.

paloma

Me llamo Paloma, tengo once años.

pez
Hace mucho que sé que el destino final es la pecera pero tengo muy claro que yo no iré a la pecera jamás.

kakuro

Kakuro Ozu: He venido a pedirle que cene mañana conmigo.
Renée: Pero si soy la portera.

erizo

Paloma: La Sra. Michel (Renée) me hace pensar en un erizo.
Por fuera está llena de pinchos pero por dentro es tan refinada como ese animal tremendamente solitario y terriblemente elegante.

image

Paloma: "Usted ha encontrado el escondite perfecto"

(Me encantan estos dibujos que aparecen a lo largo de la película)

Y también quiero dejaros un par de pequeños fragmentos del libro, que si bien me gustó "lo normal", tiene como casi todo, cosas interesantes:

"Aparentemente, de vez en cuando los adultos se toman el tiempo de sentarse a contemplar el desastre de sus vidas. Entonces se lamentan sin comprender y, como moscas que chocan una y otra vez contra el mismo cristal, se inquietan, sufren, se consumen, se afligen y se interrogan sobre el engranaje que los ha conducido allí donde no querían ir. Los más inteligentes llegan incluso a hacer de ello una religión: ¡ah, la despreciable vacuidad de la existencia burguesa! Hay cínicos de esta índole que comparten mesa con papá: "¿Qué ha sido de nuestros sueños de juventud?", preguntan con aire desencantado y satisfecho. "Se han desvanecido, y cuán perra es la  vida...". Odio esta falsa lucidez de la edad madura. La verdad es que son como todos los demás: chiquillos que no entienden qué les ha ocurrido y que van de duros cuando en realidad tienen ganas de llorar." (Pág. 17)

"Pienso que a Renée le habría gustado este momento", ha dicho Kakuro. Y nos hemos quedado ahí unos minutos, escuchando la música. Yo estaba de acuerdo con él. Pero ¿por qué?

Pensando en eso esta noche, con el corazón y el estómago hechos papilla, me digo que a fin de cuentas quizá sea eso la vida: mucha desesperación pero también algunos momentos de belleza donde el tiempo ya no es igual. Es como si las notas musicales hicieran una suerte de paréntesis en el tiempo, una suspensión, otro lugar aquí mismo, un siempre en el jamás.

Sí, eso es, un siempre en el jamás." (Pág. final) 

Tal vez debería plantearme volver a leer el libro. 
Ya veré.

 

Aquí podéis ver trailer:

Y aquí podéis escuchar la BSO de la película.

sábado, 12 de diciembre de 2009

Como han pasado los años

vespino

Hicimos el pacto de aprender juntos.

Tú me enseñaste a dar besos con lengua.
Yo te enseñé a doblar bien las camisetas de algodón.

Tú me enseñaste a conducir un coche automático.
Yo te enseñe a acariciar, con una pluma, los dedos de los pies.

Tú me enseñaste que un orgasmo puede llegar sin lágrimas.
Yo te enseñé a patinar en línea recta, con los ojos cerrados.

 

Y así,
aprendiendo,
se fueron pasando
los años.

 

(la de la foto soy yo con +/- 18 años)

jueves, 10 de diciembre de 2009

Congo y yo en los Ancares. 2do. día (Parte II de II)

Nuestro segundo y último día en los Ancares, nos sorprende despejado y con la luz adecuada para que el otoño luzca sus colores con todo el esplendor, ofreciéndonos estupendas imágenes de acebos, muérdagos, paisajes…

 

acebo2   acebo3   acebo1

despejado1  despejado

colores

Pero para disfrutar del día primeramente tenemos que sortear las pequeñas dificultades que aparecen en nuestro camino. ¿Os acordáis de aquella canción que dice: Una piedra en el camino, me enseñó que mi destino, era rodar y rodar…?

piedrra

Y visto así, como no midamos el espacio, bien podemos rodar “monte abaixo”. La lluvia, el viento, las obras en la carretera, son los que provocan estos pequeños desprendimientos. Tenemos que andar con mucho ojo; menos mal que Congo es un hábil conductor.

niebla1

El primer lugar donde paramos después de dejar Navia es el Castro de Sta. Mª de Cervantes, de época romana, situado sobre un espolón de un río, en torno al que se ha construido la iglesia parroquial de Santa María do Castro. Su ubicación facilita que esté protegido, quedando sólo al descubierto uno de sus flancos por lo que parece estar ligado a la explotación minera. Ha sido excavado parcialmente.

castro2     castro

Seguimos nuestro camino  a Piornedo, divisando ya de lejos el castillo de Doiras, fiel centinela de las tierras y montes que lo rodean. Llamado también castillo de la Ferrería, es el monumento más conocido de la Sierra de Ancares.

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Se cree que data del siglo XV. Se sitúa sobre un alto, y constituye una fortaleza inexpugnable, ya que su puerta de entrada se abre a 4 metros de altura. En él sitúa la imaginación popular la leyenda de la mujer-cierva, que tenía por nombre Aldara.

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A continuación nos acercamos a ver el Refugio Albergue Club Ancares, situado ya a unos 1.300 mts. de altitud, lugar desde el que podemos hacer estupendas rutas de senderismo y montaña.

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Le cuento a Congo de cuando estuve allí, hace años, pernoctando con Senia, en nuestra etapa de fornidas senderistas en el Club Montaña Ferrol. Dos intensos años recorriendo la geografía gallega, con las mismas botas que llevo ahora en los pies. Una etapa de mi vida que recuerdo gratamente.

despejado2

Un inciso, en otro orden de cosas, ¿no habéis echado de menos una foto en el post anterior, la foto de un animal típico gallego (además del burro típico gallego), de cuatro patas, cuernos…? Claro. Sería difícil que no nos hubiésemos encontrado con "vaquiñas"; en este caso yendo de camino a pastar, escoltadas por los perros y su dueño.

      vacas1     vacas2

Y llegamos de nuevo a Piornedo, pero hoy es otro Piornedo muy distinto el que nos acoge. Frío pero sin niebla, sin lluvia y más lleno de vida que ayer. 

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Hasta se han animado a limpiar la iglesia (la que casi no veíamos ayer a causa de la niebla). Y fijáos en el confesionario.

 

iglesia  igelsia2  confesionario1

Después de hacer unas fotos y dar un pequeño paseo, comemos en el Hotel Piornedo. El restaurante es cálido, acogedor y de precios económicos. ¿Qué más podemos pedir?

Al terminar, salimos para coger el rumbo a casa. Pero antes de empezar a descender estos montes mágicos, todavía tenemos que subir el último repecho de la ruta.

 puerto ancares  temperatura 

A Congo le entra la "morriña" de su moto, al ver al aventurero solitario, montado en su caballo grís. 

nieve1

¡Que frío!

nieve

Y colorín, colorado,
esta excursión se ha terminado.

Atrás dejamos Ancares en Otoño,  
con los caminos sembrados de hojas secas

senderos1

  y los árboles desnudos. 

liquen1

Pero volveremos,
tal vez en otra estación.