viernes, 26 de diciembre de 2008

Mis cuadros III

Tamara de Lempicka o Tamara Łempicka, nacida Maria Górska, fue una pintora nacida en Varsovia (Polonia) en 1898.

En 1916 se casó en San Petesburgo con el abogado polaco Tadeusz Łempicki. En 1923 se trasladaron a París, donde nació su hija, Kizette, a la que retrató en varias ocasiones.

kizzette en el balcón, 1927              kizette in Pink 1926

Su obra se basa sobre todo en retratos femeninos de la burguesía artística de París y Nueva York. Siguiendo el estilo del art decó, pinta mujeres etéreas, aunque a la vez férreas; son sus mejores ejemplos, junto con los desnudos. Las destacadas formas geométricas, los tonos grises, los paisajes urbanos y modernos (para la época) son el fiel reflejo de esta artista.

"Retrato de Ira P."                           "Retrato de Marjorie Ferry"

Portrair of Ira P.          Portrait of Marjorie Ferry, 1927

"El  Marqués d´Affitto"

The Marquis d´Affitto 

"Saint Moritz"                                                            "Mujer en verde"

Saint Moritz     woman in green

Una de sus pinturas revolucionarias fue la de su amante, la Duquesa de la Salle, proclamando así su sexualidad desbordante que la llevó a frecuentar hombres y mujeres por igual.

"Retrato de la Duquesa de La Salle"

Portrait of the Duchess de La Salle, 1925 

También se paseó por el mundo de las drogas, organizando fiestas y orgías, en las que se paseaban sirvientes desnudos. Se convirtió, durante unos años, en el prototipo de la mujer moderna, que ha conquistado su independencia personal, como si fuera un precedente del moderno feminismo; una mujer que se retrataba a sí misma en automóvil, como vemos en el famoso Autorretrato en el Bugatti, que se ha convertido en su más célebre cuadro, aunque no tenga un gran valor artístico.

"Autorretrato"

Autoportrait (Tamara in the Green Bugatti), 1925 

Sin embargo, no había dejado de ser una hija del antiguo régimen, cuyas transgresiones apenas eran una diversión de burguesa alborotada, una impostura, un entretenimiento para colmar una desbordante ansiedad sexual envuelta en cocaína. Era una mujer contradictoria, amante del gran mundo, con una obsesiva aversión al comunismo, eslava, medio polaca y medio rusa, apasionada por la modernidad, por los rascacielos y los coches, que otorgaban a las modernas ciudades americanas el perfume del futuro.

Vivió los felices veinte en París pero cuando comenzó la segunda guerra mundial se exilió a los EE.UU, donde decidió vivir tan espectacularmente como lo había planeado. Fue amiga de Greta Garbo, Orson Welles, Tyrone Power y Rita Hayworth, entre otros. A la muerte de su marido decidió abandonar éste país, yéndose a vivir a Cuernavaca (México), donde siguió pintando y frecuentando los altos círculos sociales hasta su muerte.

"La durmiente"

The Sleeper

Murió en 1980. Kizette, complaciendo el sueño de su madre, acompañada del escultor Victor Contreras (heredero de gran cantidad de la obra de la pintora), subieron a un helicóptero y arrojaron sus cenizas en el cráter del volcán Popocatepetl.

 "Lilas"

Calla Lilies, 1941

 

 

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10 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues si que mola eso de frecuentar sirvientes desnudos (¿habré leído Bien?).
Demasiado metálica esta pintora.

guillermo elt dijo...

Creo que no pondría un cuadro así en mi casa... salvo que fuera de alguien de la familia... y no me refiero al autor.
Besicos.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

me gusta ese eestilo: fuerte y personal, dice mucho de ti si lo has elegido

Francisco Méndez S. dijo...

Me gusta Tamara de Lempicka es una de mis preferidas.

saludos

TORO SALVAJE dijo...

De todos sólo conocía un par de cuadros. Me han gustado mucho.

Besos.

EL SUEÑO DE GENJI dijo...

A mi me gusta mucho, y salvando las distancias....y salvándola en muchos kilómetros....Siempre ha habido algo de ella que me recuerda a las mujeres de Julio Romero de Torres. Esos ojos...

Besos amiga,

matrioska_verde dijo...

Matapollos: Sí que has leído bien: sirvientes en masculino, denuditos... claro que mola. Tamara aunque a veces se desfasara más de la cuenta, de seguro, vivió una vida plena.

Guiller: Pues nada, no importa que no te guste Tamara, te voy a querer lo mismo.

Pedro: Precisamente me gusta Tamara porque creo que marca una diferencia. Pinta con claridad lo que quiere con rasgos marcados y fuertes, diciéndole al mundo: ésta soy yo para bien o para mal y ésto es justo lo que quiero hacer y no otra cosa. Eso es lo que representa para mí. En sus cuadros encuentro rebeldía pero también candidez dentro de esas formas tan rígidas. No sé si estoy acertada o no pero para mí lo que veo es lo que cuenta.

Ulysses: Me alegra que coincidamos. No hace muchos años que la conocí y me perdí ver una exposición suya en Vigo. Aunque queda un poco lejos de donde vivo fueron unos amigos y no pude ir. Otra vez será.

Toro: Me alegra que sigas descubriendo cosas nuevas en mi blog.

El sueño de Genji: Pues sabes que... ahora que lo dices creo que tienes razón. También tiene un nexo de unisón con Tamara. En 1920 la sociedad española no veía con buenos ojos las mujeres desnudas que pintaba. Romero de Torres era L’enfant terrible para esas mujeres cordobesas, que tomaban el té hablando del pintor y sus amantes, catalogándolo de borracho y mujeriego. De todos modos mi visión de sus mujeres es que eran como más dulces y sumisas

Hace tiempo en mi blog ilustré un relato con un cuadro suyo, puedes verlo y leerlo en este link:

http://www.blogger.com/post-edit.g?blogID=6754475845091761537&postID=8086231839295920879

Biquiños a todos y que tengáis un buen sábado.

Silvia dijo...

Una gran pintora. No conocía mucho su obra. Gracias por mostrala.
Un abrazo

Teresa dijo...

No me extraña que odiara el comunismo, con la vidorra que se cascó.

Todas somos liberales e independientes, pero no tenemos pasta para demostrarlo.

No obstante me gustan sus cuadros, más los que representan a mujeres.

Zeltia dijo...

muchas gracias por mostrarme el post!
de seguro me sirvió de recuerdo, aunque de Tamara de Lempicka he leído bastante, sobre ella y sobre su obra.
Ya veo que te fijaste también en lo contradictoria que fue su vida. Cómo, dentro de sus ganas de romper esquemas, dentro de su feminismo particular,
y, a pesar de adelantarse a su tiempo en muchos aspectos en las formas,
en el fondo no pudo dejar de ser una mujer de su tiempo, ni salirse de su mundo burgués en el que se formó.
Pero éso, lejos de causarme rechazo, la comprendo. somos humanos, no héroes de novela.