viernes, 15 de enero de 2010

El SoBrE RoJo

Dibujo

Viernes noche

Pepa y Ángel llevaban casados 6 años. No habían quedado con nadie para salir porque al día siguiente tenían una boda. Después de cenar en la cocina se habían ido al salón. Estaban sentados en el sofá viendo la tele. Bueno, Pepa estaba ojeando un Cosmopolitan al mismo tiempo:

- No sé qué encuentras en esas revistas.
- Me hacen pasar el rato. Tampoco pretendo descubrir la piedra filosofal.
- Es que ves una y ves todas.
- Ya lo sé. Mira la tele y deja que me entretenga. Oye ¿por qué no dejas que te haga este test: “Es usted feliz en su relación actual”?
- Pepa, olvídate de mí.
- Anda, ¿qué más te da?. Tú sólo tienes que contestar.
- Vale, seré tu conejillo de indias.

El test tenía 40 preguntas y la última consistía en escoger entre tres sobres sorpresa y era la respuesta clave para leer el resultado de todas las demás. Había un sobre verde, otro azul y otro lila. Pero Ángel, tercamente, se empeñó en decir que no quería ninguno de aquellos colores.

- Yo quiero el sobre rojo.
- Tienes que escoger entre los que hay.
- Pues no quiero saber el resultado.
- Haberlo dicho desde el principio, ¿tienes miedo de lo que diga un test estúpido?
- No, pero es que no quiero ninguno de esos colores
- Está bien, dejémoslo. No pienso enfadarme por semejante chorrada. Me voy a la cama que mañana tengo vez en la peluquería a las 11 y antes tengo que hacer unas compras.

Le dio un beso y subió a la habitación. Ángel se quedó allí sentado y terminó de hacer el test. El resultado era previsible.

Sábado

Después de las compras Pepa no pudo resistir la tentación de ir a la librería y comprar un sobre rojo. Le daría una sorpresa. Escribiría algo, lo metería en el sobre y lo llevaría a su despacho. Conocía al guardia de seguridad del edificio, Paco. Le pediría que lo dejase metido en uno de los cajones de su mesa. No era complicado. Antes de volver a casa podría pasarse por allí. Seguro que le hacía ilusión. Llegó a la peluquería a tiempo pero tendría que esperar un rato antes de que le tocase su turno, algo habitual por otro lado. Mientras tanto buscó una revista para leer. Tenían el mismo Cosmopolitan de casa. Instintivamente se puso a hacer el test. El resultado la dejó un poco perpleja:

“Estás completamente enamorada de tu pareja y te entregas a la relación al ciento por ciento. En cambio, tu pareja no te da todo lo que mereces. Quizá su pasado todavía no le haya abandonado.”

Se puso un poco nerviosa. Bah!, chorradas. Un simple test. No quería pensar más en ello. Pero sin querer vino a su mente la imagen de Ana. Ella había llegado a conocerla. Una casualidad en las vacaciones del año pasado. Ángel había vivido con ella durante 3 años. Incluso iban a tener un hijo. Ninguno de los dos consiguió superar el aborto y la relación se deterioró hasta romperse. Ya había pasado mucho tiempo. No sé porqué estaba pensando en todo aquello. Seguiría adelante con su plan. Sacó del bolso su agenda, arrancó una hoja, cogió el bolígrafo y se dispuso a escribir.

“Querido Ángel. No he querido que te quedaras con la sensación de no haber podido conseguir tu sobre rojo. Ahora ya lo tienes. Has hecho una buena elección porque este sobre contiene: “Los deseos que se van a cumplir”. Ya sabes que soy una hechicera y por eso en cuanto acabes de leer esta nota cerrarás los ojos y dejarás que un solo deseo sobresalga entre todos los demás. Ese te será concedido. Te quiero”

Metió la nota dentro del sobre procurando distraer los recuerdos y prosiguiendo el día como tenía previsto. Fueron a la boda, salieron con un grupo de amigos a bailar después del banquete y cuando llegaron a casa ya eran las cuatro de la madrugada. Se acostaron rendidos.

Domingo

Se despertaron tarde y no acababan de quitarse la pereza.

- ¿Qué vamos a comer hoy?
- Saqué filetes del congelador –dijo Pepa.
- ¿Por qué no los dejas para mañana?. Podemos ir a dar un paseo por el puerto y tomarnos unas tapas. Hace un día estupendo.
- Acepto. A mí tampoco me apetece nada meterme en la cocina ahora.

Se arreglaron y salieron a la calle. Pepa seguía dándole vueltas a la cabeza. Mientras paseaban agarrados de la mano, le soltó a Ángel sin venir a cuento:

- ¿Cuánto tiempo hace que no hablas con Ana?.
- ¿A qué viene eso ahora?.
- No es por nada. Se me ocurrió sin más. Sé que hablas con ella de vez en cuando. Tampoco creo que tenga tanta importancia esa pregunta. No sé por qué te lo tomas así.
- No me lo tomo de ninguna manera. La llamé la semana pasada. Está bien. Muy contenta en su nuevo colegio. Tiene menos alumnos que el año pasado.
- ¿Está con alguien ahora?
- No. Venga, vayamos a comer. Tengo hambre.

Comieron en un mesón un poco cutre pero que servía unas tapas de morirse. Habían tenido suerte, una mesa estaba esperando por ellos. Después de comer tomaron un café en una terraza y se fueron a casa. A ninguno de los dos les apetecía salir los domingos. A Pepa le encantaba pasarse la tarde leyendo los periódicos y los suplementos que compraba y Ángel solía distraer la tarde delante del ordenador, bien haciendo algún trabajo pendiente o curioseando por internet.

Un fin de semana como tantos otros.

Lunes por la mañana

Antes de irse de casa Ángel tenía por costumbre dar un beso a Pepa que todavía quedaba en la cama. Ella entraba más tarde a trabajar.

- Hasta la noche
- Que tengas un buen día. Recuerda que hoy tienes dentista a las 7. No te olvides, Ángel.
- ¿Me llamarías media hora antes?. Ya sabes que soy un desastre.
- Vale, lo haré.
- Eres un encanto.
- Eso se lo dirás a todas.
- Me voy que es tardísimo.

Cerró la puerta de la habitación y salió apresurado. Bajó al garaje, condujo hasta el edificio donde estaba situada su oficina, aparcó y se dispuso a entrar. En la puerta estaba, como siempre, Paco, el guardia de seguridad. Era un buen tipo.

- Buenos días Ángel. El sábado por la mañana vino tu mujer por aquí y me entregó un sobre. Lo guardé en el primer cajón de la derecha de tu mesa tal como ella me indicó.
- Gracias Paco.

Mientras entraba al ascensor Ángel empezó a pensar en qué sería lo que contenía el sobre. ¿Qué se le habría ocurrido esta vez?. No acababa de acostumbrarse a sus imprevisibles sorpresas. Subió hasta el 5º piso, entró al despacho, dejó la cartera en el suelo al lado de la mesa y abrió el cajón. Se sentó en el sofá. El sobre no estaba cerrado y contenía una nota. La sacó y la leyó un par de veces, incrédulo y totalmente atónito. Aún así cerró los ojos como ella indicaba y se dispuso a llevar a cabo el primer deseo y más fuerte de todos los que pasó por su mente. Se dirigió de nuevo a su mesa y marcó un número de teléfono. Le respondió un buzón de voz: Hola, soy Ana. En estos momentos no puedo atenderte. Por favor, deja tu mensaje después de oir la señal. Gracias.

Ana, soy Ángel. Tenemos que vernos esta tarde. Llámame tan pronto vuelvas a casa. No soporto más esta situación.

Ángel se acordó de su respuesta: Yo quiero un sobre rojo.

 

Todavía tengo que contaros algunas cosas más sobre Madrid y alrededores pero como no quiero ser monotemática, os dejo un relato para el fin de semana.  

28 comentarios:

El Pinto dijo...

Resulta complicado mantener una relación distante con alguien a quien se ha/ quiere. Apuesto por Ana
Un abrazo

guillermo elt dijo...

Conocialo yo antes???

Besicos.

Estela dijo...

Está muy bien esta historia, muy bien por Pepa aun sabiendo que su deseo es estar con Ana, se lo sirve en bandeja.

Gracias,gracias, gracias, he recibido el saquito y aun tengo el olor a heno de pravia,me has dado una idea, cada año para Navidad les regalo algo a mis clientas, y si puedo me voy a poner hacer saquitos, para el año que viene es precioso, y un buen detalle, para el armario, para que haga buena olor.

Aunque no te conozco, lo guardare en la caja de mis tesoros, a sido todo un detalle.

Un abrazo!!

Chus dijo...

Una historia preciosa, tan sencilla y tan real ,es bien cierto que la felicidad aveces tan solo es un puñado de polvo, ¡Ah si pudieramos ser de piedra para no sufrir!
Te dejo dos estrofas de un precioso poema de Juana de Ibarbourou que creo que pueden encajar con tu historia, espero que te gusten, es una de mis escritoras favoritas

Te quise ayer, no sé si cuarzo o fruta;
y anteayer, tal vez llama diminuta,
y mas allá, pequeña flor nevada

Te quise ser anónimo y sufriente,
y ahora te quiero, piedra de rompiente
que muerde a sombra ya sol la marejada



PD. Tengo mogollón de fotos de los desfiles de los chicos, ya te mandare alguna, un abrazo

ALBINO dijo...

Cuantos sobres rojos hay en el mundo? Tu historia, querida amiga, es perfecta y propia para leer con calma en esta mañana de sabado en la que la tranquilidad de mi despacho y el silencio que todavía hay en la casa, permimite saborearla.
Un beso

TORO SALVAJE dijo...

Me ha enganchado desde el principio.
Muy bien estructurado y contado.
Muy bien.

Besos.

Belén dijo...

Si es que hay que saber cerrar el pasado...

Besicos

fonsilleda dijo...

Pues te lo agradezco porque la he disfrutado mucho.
Y, a saber qué cantidad de sobres rojos hay en los cajones de los despachos.
Bicos

jg riobò dijo...

Los deseos pasan por delante.

Teresa dijo...

¡Qué hipócrita! Hay pocas parejas que se libren de ese sobre rojo.

Esteve Gallardo dijo...

Pasaron las 1001 noches desvelado, pasaba de refilon a ver el movimiento artistico, pude comprobar siempre que la sierena seguia su rumbo a aguas mas calidas y azules, hoy me decidi de nuevo y pense!!! JOER ya hace mucho que ni la saludo, pues eso.... muy liado y solo saludarte y mandarte dos besos muy salados, casi tanto como tu piel.
nos vemos....

Moriah dijo...

Ten cuidado con lo que deseas porque puede hacerse realidad...

Quizás...

¡Qué triste! O al menos ese ha sido el residuo que me ha quedado...

Buen fin de semana y un abrazo.

irene dijo...

Muy fuerte, y algo triste, no sé si para bien o para mal, pero conozco algún caso de esos, por ambas partes. Ay, ay, ay, el amor...
Biquiños, Aldabra.

Ricardo Miñana dijo...

Excelente tu texto y bonito blog,
un placer pasar por tu casa
que tengas un feliz fin de semana
un abrazo
RMC

beker dijo...

La leyenda cuenta que hay amores que no se olvidan y que forman parte de a vida invisible de muchas personas, a veces menos... Un abrazo

Paz Zeltia dijo...

el relato se deja leer muy bien.
pero yo el final... no lo cojo.
que no me entero, vaya.
será que hace tanto tiempo que he estado casada que se me ha olvidado todo lo relacionado con anas y sobres rojos.

iliamehoy dijo...

Una pregunta, un sobre respuesta...la vida, amores cruzados.
Fin de semana intenso!!!
Una sonrisa

Titajú dijo...

Pues yo apuesto por Pepa, porque conoce a la perfección a su marido.
Y su marido es un capullo que no la merece.

Chousa da Alcandra dijo...

Solo Cosmopolitan podía omitir un sobre vermello, carallo!!!.
E, claro, despois pasou o que pasou.

Un bico colorado

d2 dijo...

gracias,es una gozada leerte

Pedro Ojeda Escudero dijo...

siempre hay un sobre rojo y una voz

Carlos Sousa dijo...

O peor é que tamén sempre hai un contestador cando non tiña que habelo, que mala sorte...

MeTis dijo...

no se si yo le hubiera entregado un sobre rojo, a veces hay que ser valiente para decidir por uno mismo sin que nadie te empuje.

un saludo.

Chela dijo...

¡Hola!
En primer lugar te felicito, tienes unas excelentes dotes literarias. Buena la idea, buena la estructura y buena la redacción. ¡Muy interesante!

La verdad es que nada del pasado, vivido con intensidad, se borra del todo de nuestro presente. Nuestro corazón y nuestros pensamientos están siempe habitados por "fantasmas" que a veces se hacen presentes.Para bien o para mal.

Este jueves,si te gusta el piano, tienes un estupendo concierto en el Jofre. Consulta sobre el excelente intérprte en la última página de mi blog.

Un abrazo muy fuerte.

Silvia dijo...

Me ha enganchado desde el primer momento. Muy bien pensado y redactado. Un abrazo

matrioska_verde dijo...

Muchísimas gracias por dedicarme unos minutos y leer este relato, un poco más largo de lo habitual.

El sobre rojo simboliza aquellas pequeñas cosas que en un momento dado nos hacen tomar una decisión trascendental: un tonto test de una revista, una película, una música, un aroma... Porque a veces los humanos somos así: totalmente impredecibles.

biquiños,

Juanjo Montoliu dijo...

A veces necesitamos un sobre rojo, o algo o alguien que nos diga lo que nos negamos.

Un relato muy clarificador.

Besos.

SOMMER dijo...

Yo creo que Ángel quedará con Ana para asesinarla....

Bueno bah, valeeeeeeeeee.....
Definitivamente, ángel se irá con Ana. Al menos eso creo...