jueves, 21 de enero de 2010

Vivencias

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(esta foto es de Luís Lorenzo, compañero y amigo )

Estabas allí, arrugada,
rendida,
cansada de la vida.

Y yo, iba a verte cada tarde.
En realidad, iba a ver como sufrías
cada tarde.

 

La muerte, al final, no se portó demasiado bien contigo. Aquellos tubos por los brazos, por la nariz, la tos… Con todo y eso te alegrabas de vernos, de que estuviésemos allí, ayudándote a sobrellevar la espera.

En tu caminar hacia el otro lado te acompañé dos noches. En la última, ya estabas llegando. Y reconozco que tenía mucho miedo de ver como la muerte te arrancaba de este mundo. Temía ver de cerca su cara, su olor. Y presintiéndolo, me ahorraste ese trance.

Ahora pienso muchas vez en que apenas te conocí por dentro, apenas sé cómo fue tu vida, si fuiste feliz. Ahora (al igual que me sucede con los seres queridos que se han ido antes que tú) acudes a mi cabeza de vez en cuando, con algún gesto de otra persona, en sueños, por alguna palabra o porque simplemente te convoco a propósito. Ahora ya no puedo hacer más.

¡Que tonta fui! Desaproveché el tiempo, sin pensar en que, más pronto o más tarde, nuestras vidas llegan a su fin.

Tan sólo me queda el consuelo de sentir que nunca nos vamos completamente, que mientras haya una sola persona en este mundo que nos recuerda, seguimos existiendo, aunque ya no seamos un cuerpo terrenal.

 

26 comentarios:

matrioska_verde dijo...

El otro día soñé con mi abuela Felicitas, la última que se me murió, ya hace algunos años. Era una buena mujer: muy callada, tranquila, cariñosa. Siento no haberla conocido más.

biquiños,

El Pinto dijo...

Las abuelas por eso de las generaciones, se hacen distantes de nietos, otras ideas otras formas. Lástima pues normalmente los nietos son lo más importante de su vida y lo que más quieren.
A mis abuelos paternos no pude conocerlos, pero El Pinto, late en el fondo de mi alma, mi padre les adoraba, por la parte materna la abuela Isabel, es la que recuerdo en uno de mis comentarios, la del duro de la multa.
Esta bien que sigan en nuestro corazón.
Un abrazo

Froiliuba dijo...

Mi querida abuela fué madre para mi y tuve la suerte, digo suerte, de ser la persona que estuvo con ella su ultima noche, creo que fui afortunada de poder darle toda mi fuerza en ese ultimo momento aunque nunca tienes la certeza de haber hecho lo suficiente, de haberla querido lo suficiente, es algo que pasa a todos.
Siento mucho tu pena
mil bicos.


pd. reabrí mi "casa"

Myriam dijo...

Y vivirá en tu recuerdo por siempre, Aldabra.

Besos

galmar dijo...

la hemos conocido un poco gracias a ti :) y qué foto más linda :) boas noites!!

TORO SALVAJE dijo...

Muy bonito el homenaje que le has hecho.

Besos.

Alegría dijo...

Aldabra, una vez más me produce, curiosidad al menos, que la relación con al menos, una de nuestras abuelas, contenga exactamente ese mismo tipo de sentimientos... y la despedida, sea así... Escribí una entrada sobre ella, hace algunos meses, y los sentimientos, son exactamente los mismos que hoy reflejas... Curioso...

Un beso (ayer te nombré en mi entrada;) )

Teresa dijo...

Los muertos nos hablan en sueños.
Pasamos la vida desaprovechando todo.
No aprendemos.

Una música muy espiritual y una imagen muy tranquilizadora.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

En la memoria, los muertos queridos crecen.

Chousa da Alcandra dijo...

Sempre temos a sensación de non ter tempo e, na hora da verdade -curiosamente-, decatámonos de que moito tempo perdemos...
Somos así.

Un bico

adolfo payés dijo...

La memoria.. la vida en recuerdos..

Perdón por mi ausencia siempre es un gusto visitarte..

Un abrazo
Con mis
Saludos fraternos de siempre..

Que tengas un buen fin de semana...

Titajú dijo...

No morirá si tú mantienes viva su memoria.

fonsilleda dijo...

Debe ser este invierno nuestro porque yo tengo a mis fantasmas estos días rondándome y voy a tener que escribir algo.
Efectivamente, nadie se irá del todo mientras alguien le recuerde.
Bicos.

jg riobò dijo...

Eternos en la memoria.

Sunny dijo...

Una y otra vez ese sentimiento de no haber hecho lo suficiente,pero...¿cuándo se sabe que es suficiente?...¿cuánto es suficiente?...
Tu recuerdo hacia ella dice lo mucho que la querías...Y seguro que ella lo sabía...

Besinos.

guillermo elt dijo...

Tanto como sientas así vivirá en tí su recuerdo.

Besicos.

Paz Zeltia dijo...

como dice fonsilleda, yo también tengo mis fantasmitas queridos, a veces le hablo (de uno en uno, nunca están junto a mí más que de uno en uno), o le saludo en el espejo, al pasar.
quizá le estoy dedicando ahora sonrisas y guiños que no le dediqué cuando vivían.
ya veo que tú también tienes a los tuyos viviendo cerca de tí.

beker dijo...

Como muchas veces, haces que rescate sentimientos paralelos de personas cercanas a las que tampoco tuve tiempo de conocer por dentro; seguro que me perdí un pozo de cosas buenas... Un abrazo

iliamehoy dijo...

Me gustaría pensar, que mientras acompañamos con dolor el sufrimiento de los que queremos, se tejen esos hilos finos pero inquebrantables que permanecen incluso, más allá de las palabras que nunca les dijimos.
Una sonrisa

Silvia dijo...

Cierto que cuándo alguien se va para siempre siempre te queda la culpa de no haber pasado más tiempo con ella, de no haber hecho más. También es cierto que las personas nunca mueren si las recordamos. Mi abuela todavía me da buenos consejos por sueño.
Un abrazo

Carlos dijo...

Nadie se va del todo en tanto permanece dentro nuestro.

Un beso.

Rubén dijo...

Al leer tu entrada he recordado a mi abuelo moribundo en el hospital de Oviedo, hace casi veinte años. Al verlo allí me acordé de aquella frase que dijo alguien una vez: "Qué duro es morirse".
También tengo la incómoda sensación de no haber llegado a conocer bien aquella persona, por circunstancias de la vida. Qué se le va a hacer.
Biquiños.

Camille dijo...

Es lo que más temo de la vida: la muerte.

matrioska_verde dijo...

Gracias a todos por vuestros comentarios y por compartir conmigo vuestras propias vivencias.

Me asusta la muerte en sí aunque siempre digo que estoy preparada para morir cuando tenga que ser, ahora más que nunca, ya que por fin he saboreado la paz que siempre había estado buscando. Me gustaría vivir muchos años con sus cosas buenas y sus cosas malas pero si me muriese ahora me sentiría dichosa.

Cuando estaba en el hospital con mi abuela me daba mucho miedo que se muriera conmigo porque es un trance por el que todavía no he pasado y que supongo que algún día tendré que vivir (ojalá que no fuera así). Y mientras estaba con ella pensaba en lo que somos.

Biquiños vivitos y coleando.

Juanjo Montoliu dijo...

Siempre falta tiempo. Cuando te has dado cuenta ya no queda, y la persona ya no está o ya se ha ido.

Me pregunto si sería bueno saber el tiempo que nos falta.

irene dijo...

Este sentimiento lo tengo yo muchas veces, y es muy duro, al menos para mí, me entra una gran impotencia al pensar que tal vez pude hacer mucho más. Me quedo con tu último parrafo, mientras se recuerden no se habrán ido del todo.
Biquiños, Aldabra.