miércoles, 10 de marzo de 2010

Volare

20090918-Avion 

 

Llegaba tarde, lo habitual. Se maldijo a sí misma como tantas otras veces pero de nada servía. Siempre se hacía mil propósitos infructuosos. Ahora estaría ya todo el mundo sentado en el avión y tendría que pasearse hasta llegar a su asiento con cientos de ojos puestos en ella. ¡Mierda!. Se sentía sofocada y algo nerviosa. El ansiolítico no le había hecho efecto de momento. Pero llevaba más por si fuese necesario. ¡Y a ver al lado de quien le tocaba! Por favor, por favor, que me toque alguien agradable, dijo casi en alto.

Al terminar las escaleras una azafata de vuelo estaba ya esperándola con la sonrisa de oreja a oreja para darle la bienvenida.

- Lo siento, llego un poco tarde, dijo Clara.
- No se preocupe, todavía falta un pasajero, dijo la azafata cortésmente.
- Bueno, da gusto comprobar que no soy la única.
- Mi compañera la acompañará hasta su asiento, le dijo, indicándole que entrase ya al pasillo.
- Gracias.

Otra azafata muy agradable la acompañó hasta el lugar en el que pasaría ocho horas. Había dos asientos vacíos. El suyo era el de ventanilla. Con lo cual, posiblemente, el pasajero que faltase sería su compañero de viaje. ¡Que casualidad! No tardó ni tres minutos en comprobar que efectivamente así era. Aquel chico que entraba por el pasillo debía ser el pasajero del asiento vacío. No estaba mal, pensó con una sonrisa interior pícara.

- Este es su asiento, le dijo la azafata.
- Gracias, contestó sonriendo el chico que no estaba mal.

Y se quedaron los dos solos en aquel avión rumbo a Buenos Aires. Clara seguía nerviosa. Era la primera vez que volaba tantas horas. No sabía como lo iba a llevar. Todos la animaban diciéndole que entre las películas, la música y la lectura el tiempo pasaría más rápido de lo que imaginaba. Pero tenía sus dudas.

El chico agradable miró para ella y le sonrió. Tendría unos 37 años, unos cuantos más joven que ella.

- Hola, me llamo Gabriel, pero puedes llamarme Gaby. Es que no creo que pueda soportar estar ocho horas sin hablar con nadie, le dijo dirigiéndose a su mano para estrechársela.
- Mi nombre es Clara, dijo, girándose para darle la mano. Se dieron un buen golpe en la frente sin querer y Clara no pudo reprimir un ¡ay! quejumbroso.
- Lo siento, lo siento, dijo Gaby.
- Es que ya soy torpe por naturaleza… Y estoy un poco nerviosa. Es la primera vez que voy a volar tantas horas.
- No te preocupes. Es normal. Yo voy casi todos los años y tampoco puedo evitar la ansiedad. Así que no te sientas incómoda por eso. Nací en Buenos Aires y todos los años viajo a ver a mi familia.
- Yo voy de vacaciones.
- ¿Viajas sola?
- Pues sí. También es mi primer viaje sola.
- Los argentinos somos buena gente. Seguro que te sentirás como en casa.
- En realidad llevo todo organizado y no creo que me sobre mucho tiempo para andar deambulando por ahí. Además me daría un poco de miedo.
- La vida es riesgo, dijo Gaby, abriendo los brazos y poniendo las palmas de las manos hacia el techo del avión.
- Todavía tienes mucho acento. ¿Llevas muchos años entre nosotros?
- Sólo cinco. Vine en un principio sólo uno por cuestión de trabajo y ya llevo una eternidad.
- ¿Y qué tal la experiencia?
- No me puedo quejar, la verdad. Laboralmente me ha ido muy bien. Pero la familia siempre se echa de menos.
- Lógico.

Una azafata cogió el micro para dirigirse a los pasajeros deseándoles un feliz viaje, que no dudasen en preguntar o pedir cualquier cosa que necesitasen y enseñando las normas de seguridad que deberían cumplir para que el viaje transcurriese sin contratiempos. El capitán les iría indicando en cuanto estuviesen en el aire la velocidad, la altura, la temperatura así como cualquier otra cosa que fuese de interés para los pasajeros. Y dándole las gracias por su atención les pidió que se abrochasen el cinturón que iban a despegar.

Clara se agarró con las dos manos a los brazos de su asiento y se notaba agarrotada. Gaby se dio cuenta enseguida.

- Verás, Clara, si me lo permites, sin enfadarte, te daré unos cuantos consejos.
- Por mi perfecto.
- Respira con normalidad. No pasa nada, en serio. Es que cuanto más pienses en ello peor te vas a encontrar. Te lo digo por experiencia.
- Gracias, es que me está pasando una cosa por el estómago. Me tomé un ansiolítico pero no noto nada.
- Todo va a ir bien, ya verás. Es sólo porque estamos despegando. Son unos minutos.
- Uf!, sí, ya me siento mejor.

Una de las azafatas indicó a los pasajeros que ya podían desabrocharse los cinturones y que disfrutasen de la estancia en el avión.

- Bueno, pues ahora a relajarnos y a esperar que se pasen las horas lo más pronto posible, dijo Gaby.
- No soy capaz de desabrocharlo. Creo que se me ha atascado, dijo Clara un poco apurada.
- A ver, déjame echarle un vistazo, dijo Gaby acercándose al cierre del cinturón de Clara. No sale. Es mejor que llamemos a una azafata.
- Lo que me faltaba ya. Justo uno que se atasca y ese va a ser el mío. ¡Por Dios santo! ¿Es que todo tiene que pasarme a mí?
- Le puede pasar a cualquiera, no seas fatalista.
- A ver que lo vuelvo a intentar, no te desesperes. Bueno, ya está. Hemos tenido suerte.
- Gracias. Es que me gusta pasar desapercibida.
- Pues no creo que sea tan fácil
- ¿Por qué lo dices?
- Por tu preciosa melena, tu altura y porque eres muy guapa. Lo digo con objetividad y sin ninguna intención.
- Verás, si me estás tirando los tejos tengo que decirte que estoy casada, dijo Clara en un tono un poco impetuoso.
- Me parece estupendo, te felicito por tu matrimonio. Y te diré que yo también estoy comprometido aunque no estoy casado.
- Pues me alegro.
- Bien. Aclaradas nuestras intenciones podemos continuar o no nos dirigimos la palabra en lo que queda de trayecto.
- Lo siento, me he portado como una estúpida.
- No importa. Te lo perdono porque estás nerviosa y porque eres muy guapa, dijo Gaby soltando una carcajada.
- Vale, vale. Asumo el castigo.
- ¿Amigos?, dijo Gaby, tendiéndole la mano de nuevo.
- Amigos.
- ¿Por qué no intentas dormir un rato?
- No sería capaz.
- ¿Es verdad que estás casada?
- No, dijo Clara, y se echó a reír. ¡Que tontería!, no sé porqué lo he dicho. ¿Y tú estás comprometido?
- No, yo tampoco tengo pareja. Sólo lo dije para ponerme a tu altura.
- Menudo par de estúpidos.
- Venga, volvamos a empezar como si nos conociésemos ahora.
- Vale. Hola soy Clara ¿qué tal?
- Bien, bien. Mi nombre es Gaby. Encantado de viajar contigo. Y de nuevo se chocaron las manos.
- Asunto arreglado. Verás, me gustaría leer un rato porque es lo que más me relaja.
- Bueno, pues yo aprovecharé para dormitar un poquito. Estoy cansado y además esta noche pasada apenas dormí. Salí con unos amigos para despedirme y nos liamos hasta las tantas.
- Pues que tengas dulces sueños. ¿Roncas?
- Espero que no… por lo menos aquí. Sí que ronco un poco.
- Te daré un pequeño golpecito en el brazo con tu permiso, ¿te parece?
- Tienes mi permiso.

 

Los que me conocéis tanto en persona como a través del blog, ya sabéis que soy un poco "Clara" porque los viajes me alteran un poquillo bastante (mañana por la tarde vuelo Coruña-Madrid y tengo la bolsa casi lista desde ayer... je je je). Hasta que veo a Congo, esperándome en el aeropuerto con los brazos abiertos, no respiro tranquila. Y no es que me provoque miedo volar, más que nada me pone nerviosa el tema del billete, la facturación, que pierda la maleta, que el avión tenga turbulencias... ese tipo de contratiempos. Supongo que esta pequeña historieta, que tiene ya bastantes años, la escribí pensando en estas alteraciones mías.

26 comentarios:

josef dijo...

El relato es muy bueno, mantiene el interés todo el rato. Podrías continuarlo? jajaja. es que ya me hice adicto a él y quería ver loque pasaba entre ellos.
Gracias de todos modos ha sido unplacer leerte.
UN abrazo.

Chousa da Alcandra dijo...

E mira ti por onde...imos compartir temática. Claro que ti traballáchela mellor, doña Clara!

Un bico voador

Juanjo Montoliu dijo...

Espero que lo pases muy bien en Madrid con Congo, y que el viaje no te estrese demasiado.

Besos.

galmar dijo...

boa viaxe! :) lin as entradas de corrido! saltárame algunhas e hoxe aproveitei! gústame tamén o debuxo :) ten que estar agora bonita Madrid, coa chegada do bo tempo :) un biquiño!

Titajú dijo...

Yo lo que peor llevo son los viajes por encima del mar, ¿verdad que es una tontería? Es que no puedo ni mirar por la ventana.
Pásalo bien.

TORO SALVAJE dijo...

Que tengas un buen vuelo.
Y que lo pases muy bien.

Besos.

iliamehoy dijo...

No me gusta volar. Pero siempre, siempre acabo llegando a la conclusión que merece la pena por lo que tras el aterrizaje me espera. Sea lo que sea.
Disfrútalo.
Una sonrisa

mariola dijo...

Me gusta el final porque lo dejas abierto, y a mi modo de ver eso es muy bueno.BICOS.

Belén dijo...

Jo, pues esos viajes molan mucho, los que conoces a gente y tal. Me ha recordado uno que tuve en tren, que tuvo que parar por un incendio ene l monte y acabé comiendo pastas con el chico que se sentó a mi lado.

Besicos

Cele dijo...

Volar, por encima de las nubes de algodon, rondando los sueños y que te esperen los brazos de quien amas al otro lado. Eso es estupendo
¡DISFRUTALO!
Besos y Feliz vuelo

Pedro Ojeda Escudero dijo...

¡Buena forma de despedirte! Pásalo bien.

Carlos Sousa dijo...

Bueno, de primeiro que se che pase rápido a viaxe. Total Coruña-Madrid, unha horiña, máis ou menos.
Agora sería bó que retomaras a historia, roncou? deche lido? que fixestes ó chegar a Bos Aires?... Cantos interrogantes deixa a historia.
Grazas polas felicitacións, se me paso por Narón xa te aviso para o viño, jeje. Un bico.

Andy Pática dijo...

Me encanta!
Es tan divertida, romántica, tan, tan, natural!
Sin duda muy buena.

Un beso

Silvia dijo...

Me encantan las historias de encuentros :). Un abrazo

Rubén dijo...

Es un texto muy ameno, bonito y bien escrito, el diálogo es ágil y muy divertido con sus equívocos que al final se deshacen.
Buen viaje.

guillermo elt dijo...

No sería el arcangel san gabriel, que iba a llevarse a todo el avión, menos a Clara???... Jo!... jajajajaja... vaya con mi cabeza... cómo maquina... Voy a desenroscarla un ratico y la pongo al fresco... jeje

Besicos y BUEN FINDE.

Paz Zeltia dijo...

bueno, pois xa estarás en madrid, clariña... e agora a disfrutar, e espero que che fixera efecto o ansiolítico!
eu vou ter que tomar outro só de ler a historia que contaches (como sabes teño aerofobia, e paseino mal so de pensar en viaxar 8 horas en avión) uffff, porfavó el trankimazín, un lexatin o algo

Myriam dijo...

Vehhhhh casi nada te altera hija.... si lo que ha de pasar pasará igual con o son nervios... Mucha suerte y Feliz Viaje. Besos

Myriam dijo...

Vehhhhh casi nada te altera hija.... si lo que ha de pasar pasará igual con o son nervios... Mucha suerte y Feliz Viaje. Besos

jg riobò dijo...

Viajar en avión es ajeno a lo humano.

Froiliuba dijo...

Osea que estás en mi `pueblo jejejeje

Bueno, si ves un puñado de Varaderos el sádado por la carretera de la Coruña , esos somos nosotros jajajaja


A mi me pone de los pelos el avión, no soporto estr allí enlatada tanto tiempo


Seguro que el argentino se la liga, es de cajón, algo genético que tienen estos chicos, y ese acento...


bss y disfruta

Carlos dijo...

Los que te leemos sabemos que eres "clara y transparente" :)

Buen viaje, buen fin de semana y a disfrutarlo.

Un beso.

matrioska_verde dijo...

Muchísimas gracias a todos por dejarme vuestras impresiones.

Al final el vuelo, tanto la ida como la vuelta, bien, pero aún con todo no deja de ser un "stresssss".

Biquiños.

Alegría dijo...

Yo no tengo ningún miedo a volar: es más, me relaja, pero nos parecemos muuuucho, jajaja.
Me encanta tu relato.
Un beso.

irene dijo...

Una bonita historia y muy entretenida, a mí me encanta viajar y no me da miedo el avión, pero me pongo de los nervios al pensar que tengo que estar ocho horas metida en un bicho de esos, qué aburrido, quizá sea esa la razón por la que no he cruzado el charco.
Biquiños, Aldabra.

Teresa dijo...

Me da miedo el avión cuando despega y aterriza. Arriba procuro no pensar en ello.

Lo del macizorro en el asiento de al lado a mí no se me cumple nunca.