viernes, 27 de noviembre de 2009

Y punto.

PB260001

Esta caja lleva conmigo desde el año 1973. Bueno, en realidad conservo dos cajas que utilizo, como podéis ver, para guardar collares y colgantes (adornos ambos que me encantan). En ese año se celebró la boda de un tío mío y esas cajas eran las que contenían los puros: 25 quijotes "La marina". No era casi consciente de que la caja tenía una escena de El Quijote hasta que el otro día pensando en la imagen para ilustrar este post, se me vinieron a la cabeza las cajas. Las comprobé y las fotografié. Y ahora, aquí las tenéis.

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“Mover una sola coma puede alterar por completo no sólo el sentido de un escrito sino el futuro de una persona. Cuentan que un rey cambió una dura resolución: “Perdón imposible, que cumpla su condena” por la clemencia: “Perdón, imposible que cumpla su condena”. ¿De dónde vienen esos pequeños signos que aparecen entre las letras? ¿Cómo se usan?

La puntuación es un arte que exige al que escribe ponerse en el lugar del lector.

¡Qué bien/mal puntuaba Cervantes!

¡Que matices podemos encontrar en su inmortal Quijote!

¡Pero un momento, un momento…! Vayamos a la primera edición:

Pasemos por alto la curiosa ortografía de las palabras, que el editor claramente ha modernizado (por suerte para nuestra lectura), y concentrémonos en la puntuación: en una enumeración que ya se ha hecho famosa, ¡Cervantes escribió una coma antes de la conjunción y!: “rocín flaco y galgo corredor”. ¡Y esa coma nos la han hurtado los editores modernos! Una cosa es que hayan cambiado “vn” por “un” para nuestra comodidad, y otra cosa es que le quiten una coma a… ¡Cervantes!

Durante un larguísimo periodo de tiempo, que llega prácticamente hasta nuestros días, el responsable último de la puntuación no fue el autor, sino el componedor (que en la primera imprenta, como el propio nombre indica, componía los libros letra a letra) o el corrector. No se ha conservado el texto a partir del cual se compuso el Quijote, pero en los manuscritos que nos han llegado vemos que Cervantes no usaba coma, ni punto y coma, ni dos puntos. ¿Por qué? En buena medida, porque los autores de la época confiaban la puntuación a la imprenta. Y las imprentas –dependiendo del momento- tenían distintos usos; por ejemplo: poner coma ante la y. Y –lo que es peor- hacían uso de los recursos de puntuación de forma inconsciente…

Para hacernos una idea veamos el primer capítulo del Quijote. El lector no necesita leer las páginas; sólo tiene que mirarlas como si fueran cuadros. ¿Qué ve, aparte del arranque del primer capítulo y el comienzo del segundo?: una sucesión de bloques cuadrados… ¿No le sorprende?

¡Un momento! No hay ni un punto y aparte en todo el capítulo… Pero en las ediciones modernas incluyen nueve.

Pues sí: la composición del Quijote no usaba apenas puntos y aparte. Ni siquiera para los diálogos, que estaban sumergidos en el texto circundante, y no tenían rayas que marcaran ni el inicio de cada personaje, ni los incisos dentro del diálogo. La primera edición que dividió en párrafos el Quijote fue la que publicó el dramaturgo Juan Eugenio de Hartzenbusch (1862), de modo que la obra circuló durante un cuarto de milenio como un bloque compacto de texto… ¿Cómo pudieron aclararse entretanto los lectores?

La respuesta es que la mayoría del público de la época de Cervantes no era lector, sino escuchador de libros. La lectura colectiva en voz alta era la forma prioritaria por la que los libros llegaban a sus destinatarios. Y –recordémoslo- igual en ausencia de puntuación que con una puntuación imperfecta, la mejor forma de entender un texto es leerlo en voz alta.

Volvamos a la pregunta inicial: ¿qué se puede hacer hoy en día ante un texto lejano en el tiempo, puntuado de forma inconsciente por la imprenta que lo editó, y con un autor que no se preocupaba por esas cosas? La respuesta tiene que pasar por conocer qué quería Cervantes con el Quijote, y por suerte lo sabemos: la había escrito “para universal entretenimiento de las gentes”. Y el editor moderno tiene que procurar proporcionar un texto que no rechine ante nuestros ojos de principios del siglo XXI, y facilitar su lectura… aunque sea a costa de reinventar, prácticamente, toda su puntuación.”

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Este texto está sacado íntegramente del libro “Perdón, imposible” (escogí los párrafos que me parecieron más interesantes), de José Antonio Millán, lingüista, editor (en papel y en formato digital), traductor, articulista y escritor nacido en Madrid en 1954. Cabe destacar su labor al frente del equipo creador del primer diccionario electrónico en español en 1995 y la dirección del Proyecto del Centro Virtual Cervantes en Internet (1997).

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Quiero dejar aquí incorporado al post, este comentario de Guillermo Pardo, del blog Migramundo, porque me parece un buen complemento a lo dicho anteriormente:

"Creo que el proceso impresor de los libros era un poco más complejo del que dice Millán, puesto que desde que salía de manos del autor hasta que llegaba a la imprenta pasaba por varias manos más, que no perdían ocasión para hacer sus aportaciones. En los preliminares de cualquier edición anotada del Quijote aparecen los nombres de una serie de personas que bien pudieron retocar el texto. Entre esos nombres figura el del escribano del rey, Juan Gallo de Andrada, que certifica y da fe de que, "habiéndose visto por los señores del un libro institulado... tasaron cada pliego...". ¿Quién puede asegurar que "los señores del" no añadieron ni quitaron? ¿Y qué papel jugó la censura en la revisión del original? Hay muchos cabos sueltos que no se podrán atar nunca, me temo. Pero una cosa sí podemos decir prácticamente con certeza: ningún texto ha llegado tal cual del autor al lector. En el teatro áureo, por ejemplo, el autor (que no era el dramaturgo, sino el que le compraba la obra para luego representarla) hacía y deshacía a su antojo para rentabilizar la representación."

22 comentarios:

matrioska_verde dijo...

Y como ya casi todos sabéis, sigo la lectura de El Quijote con Pedro Ojeda, del blog "La Acequia", y ésta es una pequeña aportación más, para unir a los cientos que lleva ya reunidas.

¡¡Un hurra por este grandioso proyecto y su éxito!!

biquiños,

aapayés dijo...

Gracias por compartirlo.. es un gusto inmenso pasar por tu blog..


Un abrazo
Saludos fraternos

Que tengas un feliz fin de semana...

TORO SALVAJE dijo...

Que curioso.
No tenía ni idea.
Gracias.

Besos.

Belén dijo...

Curioso que me vengas ahora con los puntos y las comas después de mi post ;)

Besicos

Titajú dijo...

La gente ya no da importancia ni a la puntuación, ni a las faltas de ortografía, ni nada.
Y es algo fundamental en un idioma, sobre todo el nuestro, tan rico en matices.

iliamehoy dijo...

Para mi, la puntuación es a menudo más esencial que el contenido. Será que me gusta escribir como hablo, a veces a la carrera, y otras estudiadamente pausado, masticando el significando poniendo el alma en cada trazo.
me gusta aprehender, con esa forma tuya que facilita el entendimiento, que hace posible un cálido abrazo entre mirar y sentir.
Una sonrisa

galmar dijo...

a mí a veces también me pierde la falta de puntuación, o más bien, escribir tooooodo seguido :)) no tenía ni idea, es curioso como algo así puede cambiar tanto los significados :))
un biquiño :)))

beker dijo...

Un proyecto muy interesante, aunque a mi es una obra que no he podido con ella, pero sigue ahí. Un abrazo

Merche Pallarés dijo...

¡Hola Aldabra! Es la primera vez que entro en tu blog pero te leo siempre en nuestro querido profe, PEDRO O.E. Muy interesante lo que has escrito sobre la puntuación porque tampoco tenía ni idea. Tambien es preciosa la caja. Muchos besotes quijotescos, M.

Juanjo Montoliu dijo...

A mí me gusta el colgante que sale de la caja. El de la salamandra.

En cuanto a la puntuación, es tema de discusión típico en casa con mi pareja. Ella siempre pondría o quitaría alguna coma.

Besos.

Manuel de la Rosa -tuccitano- dijo...

Existe una sentencia...que varió por borrar una coma...de pena de muerte a perpetua...fue en época del Gran Capitán....

Un post original... y la caja fantástica...gracias por tu aportación porque tu lectura es una realidad....besos

T.M. dijo...

Bonita caja e interesante todo lo que nos has contado.
Besos.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

El libro que citas es más que recomendable. Efectivamente, la puntuación -y la ortografía- se dejaba para los especialistas que trabajaban en la imprenta -según las épocas, diferentes oficios-. Hoy pasa también, pero mucho menos. Una de las cosas más soprerdentes es cotejar el manuscrito de un autor y la edición de su obra. En la imprenta se hacía más caso de la forma convencional de la Ortografía de cada momento: de hecho, la regularización de ésta costó mucho y no se impuso hasta la generalización de la alfabetización.
Excelente aportación, que faltaba en nuestra lectura. Y bien ilustrada: con un recuerdo personal lleno de recuerdos personales.
Besos y mil gracias.

Chousa da Alcandra dijo...

:-)
;-)
:-(

Como que non se usan os signos de puntuación na actualidade?

E brincando de tema, xa que deberíamos preservar as tradicións; cando vas vir lernos un anaco do Quijote, da Odisea ou de Carapuchiña Vermella a Antas?.

Bicos con puntos e comas

EL SUEÑO DE GENJI dijo...

Amiga Aldabra, por aquí me paso después de largo tiempo y me leo tus últimos posts. Comenzando por Boba hasta este último acerca de la puntuación (falta de) del Quijote original. No se por donde empezar. Tal vez sea esta la gran maldad del ausente; que cuando vuelve quiere decir tanto en tan poco espacio de tiempo que, por lo general, termina siendo no escuchado o marginado. Sobre la interpretación de los textos a mi particularmente me gusta la subjetividad. Me gusta encontrar un doble mensaje al releer una obra. Un significado oculto, un detalle. Tal vez sea por eso por lo que me gusta tanto la literatura Japonesa aunque casi siempre y por motivos de traducción, se pierda toda la riqueza que esta literatura tiene. Con un idiograma que puede significar decenas de cosas, aún pronunciándose de idéntica manera como no puede jugar un escritor como un mago con su chistera?

Afan por descubrir algo nuevo es lo que nos mueve a leer y por eso me he despachado a gusto este tu último post sobre el Quijote. La verdad es que es curioso que el amigo Cervantes escribiera de corrido al son que le dictaba su imaginación sin preocuparse de "pequeñeces" ortográficas...¡Válgame Dios!!. Como se dice por estas tierras catalana, se nota que iba "por faena". (Y bien que lo hizo¡¡)..

Sobre el post de la violencia de género...¿qué puedo decir? qué no sea que siento ASCO por alguien que puede maltratar, amedrentar, amenazar, e incluso matar a un ser débil, léase mujer, niño, anciano o ánimal.

Para estas personas no creo que haga falta que discutamos si el alcohol es un eximente o un atenuante...Para estas personas, maltratadoras, sólo hace falta que les obliguemos a cumplir sus penas integras o mejor dicho cadena perpetua para que así al menos no amenacen a nadie más...

Perdonad si me excedo pero es que hay pocos temas que me saquen de mis casillas y este, "el de los bravucones que se ceban en el débil". Es un de ellos.

Bueno me retiro a mis cuarteles de invierno. Bicos amiga mia (Ah y la foto de la sirena - en pose sensul -te hace "MUCHA JUSTICIA".

Bicos dende o outro lado.

ALBINO dijo...

Es curioso pero yo tambien acabo de comprar el libro "Perdón, imposible" porque me interesa mucho la lingüística y además porque esa frase siempre nos la pusieron como ejemplo en los ejercicios de redacción tanto en la Facultad de Filología como en la de Periodismo. Incluso creo recordar que la utilizó Benavente en "Los intereses creados".
La puntuacion, en la historia de la escritura, puede considerase casi contemporanea o al menos moderna, por esa razon que tu explicas que antes no se leía, sino que se recitaba y era el recitador quien sabia hacer las pausas aunque no estuvieran señaladas.
Hoy se lee bastante (no diré que mucho) y hay que cuidarlo mas, sobre todo el punto y la coma, porque curiosamente, y no se si será una moda, practicamente ha desaparecido el punto y coma, pese a que tambien cumplía su función.
Esta es una larga historia en la que Azorín fue el gran maestro pues llegó a poner dos o tres puntos seguidos en la misma linea.
Quizá se pasó un poco...
Bicos

migramundo dijo...

Creo que el proceso impresor de los libros era un poco más complejo del que dice Millán, puesto que desde que salía de manos del autor hasta que llegaba a la imprenta pasaba por varias manos más, que no perdían ocasión para hacer sus aportaciones. En los preliminares de cualquier edición anotada del Quijote aparecen los nombres de una serie de personas que bien pudieron retocar el texto. Entre esos nombres figura el del escribano del rey, Juan Gallo de Andrada, que certifica y da fe de que, "habiéndose visto por los señores del un libro institulado... tasaron cada pliego...". ¿Quién puede asegurar que "los señores del" no añadieron ni quitaron? ¿Y qué papel jugó la censura en la revisión del original? Hay muchos cabos sueltos que no se podrán atar nunca, me temo. Pero una cosa sí podemos decir prácticamente con certeza: ningún texto ha llegado tal cual del autor al lector. En el teatro áureo, por ejemplo, el autor (que no era el dramaturgo, sino el que le compraba la obra para luego representarla)hacía y deshacía a su antojo para rentabilizar la representación.
En cualquier caso, muy buen post. Bicos.

necora 56 dijo...

Bueno Aldabra, ante algún comentario que aquí leo sobre tu post, veo que hay gente muy documentada es estos temas.
El tema ortográfico/linguístico no es precisamente mi fuerte; aunque en el caso del texto que tu referencias en el post, si lo he leido montón de veces por exigencia del sistema educativo de la época; soy casi de la quinta de Don José A Millán.
Efectivamente el "baile" de una coma en una sentencia firme, pudo haber dado con los huesos de alguien en la horca, o por ejemplo algo mas simple como una representación teatral en la cual se eliminen los tiempos y las pausas, pueden hacerla totalmente irreconocible para cualquier amante del teatro.
Os dareis cuenta que quizás si seguimos por este camino, habría que hablar de las continuas propuestas de relevantes políticos de este pais, para los cuales parece no tener demasiado interés el comentario inicial del ahorcado... les daría igual que fuera "miembro" o "miembra" de esta nuestra comunidad.
Hay quien defiende y propone que la RAE adopte como norma este tipo de ideas geniales. Alguno de tus lectores quizás nos podría dar mas luz sobre este tema.
Hoy en día a nadie van a mandar a la horca en España; pero una coma que cambie de sitio, por ejemplo en una Especificación de Contrato del tipo que tú bien conoces... puede hacer que una Empresa "palme" montón de dinero.
El sentido de lo que se quiere expresar, no puede estar a expensas de que me guste o no me guste poner una coma... nuestro idioma es sobradamente rico para poder expresar cualquier cosa.

fonsilleda dijo...

A veces, muchas en realidad, me quedo delante de un texto, grande o pequeño porque "algo no marcha" y, generalmente es la puntuación.
Al final, actúo por intuición más que por normas o reglas.
Recuerdo haber leído a Cela sin comas, punto y coma, puntos y puntos aparte. Nada de nada, todo seguido. Resultó una lectura francamente incómoda y fea.
Bicos.

migramundo dijo...

Me alegro de que consideres útil mi aportación. Y gracias por el destacado y el enlace. Besos.

matrioska_verde dijo...

Muchísimas gracias a todos por vuestros comentarios.
El Quijote todavía seguirá dando de sí años y años.

biquiños,

h_lee_pooh dijo...

¿que si cambia una coma una frase...?
" El dia que los hombres se den cuenta de lo que valen las mujeres,se pondrian de rodillas"

(ahora pon la coma despues de "valen")



...no os lo tomeis por el lado malo.

Bicos(mierda de teclado, no me funcionan los acentos)