lunes, 25 de enero de 2010

A veces llegan cartas

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Segovia, a 1 de noviembre de 2005

 

Querida Amelia:

¿Qué tal va todo, hija? ¿Sigues tan contenta en el máster como al principio? Seguro que sí. Siempre me enorgulleció de ti que fueses tan camaleónica. Te ha hecho la vida mucho más sencilla. No como yo ¿verdad?, que si me sacan de mis "cosas" ya no soy nadie.

Tengo que decírtelo o me moriré: estoy deseando que vuelvas. Tengo tantas ganas de darte un abrazo... pero estoy bien. No te preocupes por mí. Tu hermano viene a verme todos los días, incluso alguno me obliga a bajar con él al parque. Ya sabes que bonitos se ponen los árboles de la plaza en el otoño. Pero no es lo mismo con él. No me río tanto como contigo. Sabes que os quiero a los dos por igual y que daría mi vida por cualquiera de vosotros pero no existe la misma complicidad que entre las dos. Hija, tu hermano es tan seriote que no sé a quién ha salido.

Por cierto y antes de qué me olvide. ¿Cómo te va con aquel chico italiano del me que hablabas en la última carta? ¿Ha habido algún acercamiento o seguís mirándoos como si fueseis dos chiquillos? Debes hacerme caso, Amelia y hablo muy en serio, no dejes pasar de largo ninguna oportunidad de ser feliz aunque tan sólo sea por un corto periodo de tiempo, incluso unos instantes. Cuando llegues como yo a la vejez, lo único que dará calor a tus tardes de invierno van a ser esos pequeños o grandes recuerdos de la juventud, que se habrán ido almacenando año tras año, en la trastienda de la memoria. Aparecerán de pronto sin orden ni concierto pero dejarán una sonrisa secreta en tus labios.

Esta semana no tengo muchas novedades para contarte pero tengo una que se que te entusiasmará. El martes fui a la biblioteca a preguntar por el libro que me recomendaste y tengo que decirte que me está encantando. Me lleva un poco de tiempo porque la letra es demasiado pequeña pero no tenían otra edición y quería leerlo a toda costa, ya sabes lo cabezota que soy.

Bueno, no quiero desviarme del tema principal. El caso es que empecé a leerlo y cuando iba más o menos por la mitad, es decir, el viernes noche para ser más exacta encontré un folio doblado entre sus páginas. Es una idiotez, lo sé, pero el corazón me dio un vuelco. Estaba escrito por una de las carillas con una letra muy cuidada y parecía una carta. Pensé en tirarlo sin mirarlo siquiera pero ya sabes como soy de fantasiosa (en eso has salido a mí así que sabes de que te hablo) y pudo más mi curiosidad. No sé si está bien lo que hice pero la leí. Era una carta. Una carta que te voy a transcribir a continuación porque no puedo esperar hasta tu vuelta para que la leamos juntas. Desde que la he leído no dejo de pensar en esas personas, Amelia. Es que la vida siempre tiene unas historias increíbles que contarnos ¿verdad? Está fechada el 12 de noviembre de 1998. Casi la misma fecha que hoy pero hace siete años. Dice así:

12 de noviembre de 1998

Querido amigo:

¿Recuerdas la última vez que nos vimos?

"¿Es que no vas a sacarme a bailar?", te pregunté. Y tú, victorioso y travieso, me contestaste: "Deseaba que tú me lo pidieras. Ni por todo el oro del mundo  me perdería un momento así". Y te echaste a reír, cómplice, cogiéndome de la mano.

Y en medio de aquel bullicio nocturno, arropados por la música, te acercaste a mí oído para susurrarme todas aquellas palabras que no podíamos decirnos a la luz del día.

Tal vez te suene cursi o "lugar común", pero entre tus brazos me sentí como si fuésemos dos mitades, que sólo adquiriesen sentido al ritmo de unos compases. No importaba si había que bailar más deprisa o más lento porque sentí que ninguno de los dos, estábamos ya en aquella pista.

Te estoy imaginando ahora como te sonríes mientras lees. No lo hagas, no seas malo, ya sabes que siempre me ha gustado disfrazar las cosas que me suceden para adaptarlas a mi mundo particular, para que no me haga daño sentir. De otro modo ni te podría haber sacado a bailar, ni podría haber estado escuchando tus palabras de amor.

Me dejaba llevar apurando cada paso y deseando que el reloj se detuviera por un breve espacio de tiempo. Quería soñar. Quería vivir aquella otra vida nuestra un poco más. Pensaba en otro lugar donde pudiéramos abrazarnos y besarnos sin que estuviese mal visto a los ojos del mundo.

Me gustaría que cuando te acuerdes de mí, pienses en el apretón que te dí en la mano, al salir de la pista de baile, en el que intenté transmitirte que siempre serías especial, que te habías quedado con  un trocito de mi corazón y que te... Eso también ya lo sabes.

Un fuerte, fuerte abrazo,
Sara.


¿Qué opinas, Amelia? ¿No es una carta hermosa? No dejo de pensar en como serían Sara y su "amigo". ¿Por qué no se dirigirá a él por su nombre? Por miedo, seguro. Tal vez Sara también sea un nombre ficticio. No sé. El amor siempre es tan complicado. Se pueden sobreponer unos amores a otros y mezclarse, cada uno aportando algo único que lo hace diferente a todos los demás. Sin duda estaban casados, pero por separado, claro. Al menos es lo que deduzco. ¡Que lío, hija! Conforme va pasando la vida, si volvemos la vista atrás, recordaremos un beso, una palabra, un gesto, una canción, una foto, el apretón de manos de la carta... ¡Ay, Amelia!, recuérdalo: Sentir con todo el corazón es lo mejor que nos puede suceder. Estoy convencida de ello, aunque a veces se haga duro.

Y ahora tengo que dejarte ya que voy a preparar la cena. Quiero estar sentada en el sofá cuando empiece mi serie favorita. Está en un punto muy interesante. Creo que por fin hoy Jorge se le va a declarar a Monse. Y no será sin tiempo después de los capítulos que llevan tonteado. A veces, si me lo pusieran delante, me comería al guionista porque me pone de los nervios, terminando cada capítulo en lo mejor. Pero claro, sin eso no hay enganche.

Bueno, no me lío más. Te envío un beso especial de los nuestros, de los de cuando eras pequeña: sabor zumo de naranja, manzana y pera.

Tu madre que te quiere,
Manuela.

 

(la foto es mía)

28 comentarios:

Juanjo Montoliu dijo...

Aquí siempre llegan buenos textos.

Tiene mucha razón la mujer. Hay que aprovechar todas las oportunidades de felicidad que de la vida.

Un beso.

El Pinto dijo...

Queridos padres y hermanos, Dios quiera que a la llegada de esta se encuentren bien...
La hermosura de la letra sobre papel, comportaba sentimientos profundos y entrañables.

Sunny dijo...

Que razón tiene Manuela,debemos guardar esos recuerdos como si fuesen tesoros porque eso es lo que son. Pequeños grandes momentos que en algún instante de nuestra vida nos volverán a hacer vibrar.

Besinos.

beker dijo...

Con las nuevas tecnología hemos mejorado la comunicación, a todos los niveles, pero escribir cartas tenía también un punto muy especial, sobre todo en esa parte de lo personal y más íntimos sentimientos... aunque a veces era un fastidio esperar la respuesta. Besos

aapayés dijo...

Maravilloso es leerte por que siempre nos entregas excelencias en tus letras..


Un abrazo
Saludos fraternos...

Estela dijo...

Preciosa carta de una madre a su hija, vivimos de los buenos recuerdos y lo que disfrutamos explicando a nuestros hijos esas pequeñas cosas que nos hicieron vibrar en el pasado.

Un Abrazo!!

TORO SALVAJE dijo...

Me has llenado de ternura.
Y de nostalgia.

Besos.

Belén dijo...

Pero qué madre más maravillosa no???

Joe que bien :)

Oye, que a veces llegan cartas o paquetes olorosos que guardas como si fuera algo tan tuyo que te dolería perderlo...

Besicos

T.M. dijo...

Cuando recibo alguna carta "a la antigua usanza" mi corazón salta de alegría. Deberíamos mezclar la comunicación de hoy en día, rápida, con la de antes, en la que se esperaban las cartas con tanto deseo.
Y qué razón tiene la señora, hay que saber vivir todos los "amores" que se nos cruzan aunque sepamos de antemano que no serán duraderos.
Besos.

Alegría dijo...

http://www.goear.com/listen/04b08b6/recibes-cartas-presuntos-implicados

Me siento siempre tan "yo" leyéndote... salvando las circunstancias...

Un beso, Aldabra.

carapuchiña dijo...

Con una sonrisa embobada leí yo la carta, las cartas...
me encanta como transmites;-)

Chus dijo...

¿Pequeños o grandes recuerdos de juventud?
Muchos de los mios se han almacenado en esa trastienda y he perdido la llave, ojala pudiese sacar un molde de esa cerradura para poder recuperarlos, pero los que han quedado fuera son tan gratos y tan intensos que cuando pienso en ellos me llenan por completo y siento añoranza, no por los años pasados, sino por las vidas que han quedado atras, pero me quedan sus cartas que guardo como el mas valioso de los tesoros y aunque ya no pueda verlos ni oirlos sigo sintiendo que estan aquí conmigo siguen formando parte de mi.
Dulce juventud, cuantos bellos recuerdos atesorados y que maravilla tener con quien compartirlos.
Preciosos pluma Aldabra, que nunca se te seque el tintero

guillermo elt dijo...

Las cartas, la escritura a una persona tienen el encanto de que, a veces, solo a veces, tal vez más de las que creemos, rebosa nuestro corazón de sinceridad que, cara a cara, tal vez, nuestros labios no se atreverían a decir.

Una carta puede ser la ventana por la cual, podemos echar a volar.

Besicos.

Paz Zeltia dijo...

´sé que no tiene mucha relación,
pero me recordaste una vez que yo presté un libro a un conocido (ni siquiera era amigo)
y cuando me lo devolvió me dijo con gesto serio pero socarrón:
cuando prestes un libro asegúrate primero que no lleva nada entre sus páginas"
yo ya pensé inmediatamente en alguna carta "subidita de tono" que un día había escrito y luego no llegué a entregar porque decidí "pensármelo un poco",
con la cara a cuadros ya, recogí el libro,
dí un rápido repaso a las hojas... y allí estaba:
12 billetes de mil pesetas nuevecitos, sin una sola doblez.
no recordaba para nada haberlos puesto allí,
ni nunca los eché en falta.
pero sí que tenía esa manía de -para no llevar demasiado dinero encima- dejar unos billetes en el primer libro de la estantería...

moraleja:
ai>antes de prestar un libro, o devolverlo a la biblioteca, hay que mirar qué nos hemos podido dejar entre sus hojas...

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Una carta dentro de una carta dentro de una carta, dentro de...
En el fondo siempre buscamos la dirección correcta o, al menos, que no nos la devuelvan sin abrir.

Chousa da Alcandra dijo...

Canta ilusión facía recibir unha carta. E máis según quen fose o remitente...
Actualmente as únicas cartas que se reciben adoitan traer facturas ou recibos.
Pena

Bicos por avión

Andy Pática dijo...

Que bonita carta. Yo espero poder disfrutar de hasta el más pequeño instante de felicidad también.

Un beso.

galmar dijo...

es lindísima! me ha hecho gracia porque acabo de utilizar la palabra cursi en un correo-e y al leerla en otra voz, no me siento tan cursi :) moitos biquiños :))

fonsilleda dijo...

Me han encantado esas cartas cruzadas. Una parece extraída de cualquier casa, la mía, la tuya...
La otra más complicada pero posiblemente más frecuente de lo que se ve.
Buen texto.
Bicos.

jg riobò dijo...

Escribir a mano es todo un placer. Sobre todo si tiene destinatario.

Susana dijo...

He pasado por aquí, llegada desde el blog de Carpe, y me encuentro con un relato sobre cartas, precioso, lleno de sentimiento.
Llamadme tonta, o antigua, pero soy de las que aún escriben cartas. ¿Quién sabe? Tal vez algún día llegue una a mi casa....

Un abrazo.

iliamehoy dijo...

Qué bonito sería que de vez en cuando siguieran llegando cartas...
Una sonrisa

Carlos dijo...

En estos tiempos de correos virtuales, las cartas parecen elementos paleozoicos, por eso, benditas las que llegan.

Te mando un beso con franqueo pago.

(me gustó mucho la peli de Reitman)

galmar dijo...

el otro día no escuchara la canción de Raphael, y he vuelto para tener un ratito de banda sonora :) una bonita canción también (aunque me gusta más tu historia:) biquiñossss!!

Silvia dijo...

Es curioso; hace poco tiempo tuve entre mis manos unas cartas de un medio novio que tuve yo de Segovia. Comencé a ojear algunas de ellas y me di cuenta que con este chico era muchísimo más sincera emocionalmente que en seis años de relación real con mi ex-pareja. Añoro mucho ese tipo de comunicación. Los mails son más frios. Estar a solas con el papel y el boli hace que los pensamientos afloren con mayor facilidad, o al menos así lo siento yo. Precioso tu relato. Un abrazo

irene dijo...

Estas cartas, las cartas en general me traen grandes recuerdos, de cartas esperadas, de cartas que nunca llegaron, de algunas que te hacían sentir muy feliz y de otras que te rompían el alma, los momentos antes de abrirlas eran mágicos e inquietantes.
Me quedo con esta frase de Manuela, sentir con todo el corazón es lo mejor que nos puede suceder.
Besos, Aldabra.

Teresa dijo...

A mí la madre -al principio- me pareció una chantajista emocional.

El título del libro jugaría un papel muy importante, de protagonista.

No sé si es por tu fotografía pero yo he pensado en un soldado de permiso que conoce a una chica a la que no volverá a ver y de la que sólo conserva esa carta.

Myriam dijo...

¡Sabia la madre que sabe lo que es sentir con todo el corazón!

Besos