miércoles, 23 de febrero de 2011

Naturaleza sanadora




Primero empecé a caminar despacio, como si estuviese aprendiendo. Por la arena de la playa. Al borde de los acantilados. Por el paseo de la ría.

Después me decidí con la bicicleta. Algunos trayectos pequeños hasta que dí el gran salto: El Camino de Santiago. Si podía con eso, podría conseguir otras muchas cosas.

Derramé muchas lágrimas por el esfuerzo y por la pena que todavía tenía dentro.

De pronto un día me fijé en una amapola que había nacido en una acera. La recogí y la guardé en un libro. No me gustaba coger las flores así pero aquella amapola tenía las horas contadas.

¿Dónde estará ahora? Lo he olvidado. ¡Esta cabeza mía!

De repente otro día, como un milagro, me fijé en las conchas. Y en las caracolas. Empecé a recoger esas pequeñas obras de arte con mimo y entusiasmo y a depositarlas por la casa en tarros de cristal.

Y así, reconciliándome con la natualeza, comenzó a curarse mi corazón roto.


43 comentarios:

matrioska_verde dijo...

Esta entrada quiero dedicársela a Semilla Negra, ella ya sabe por qué.

Biquiños a todos.

Teresa dijo...

:D :D :D
Amiga....
Si vieras mis caracolillos... Y eso que aquí no hay playa, vaya, vaya...

Eso sí, lo que da la felicidad, a veces, también da un buen disgusto. Pues no se me cayó a la cabeza un tarro gigante repleto de conchas el miércoles pasado. Me agaché como si tuviera casco porque aquello se me venía encima. No vi pasar mi vida en segundos, vi pasar el tarro...
Mis conchas y yo bien gracias...

Estoy espesa, en vez de amapola, leí mariposa y de pronto yo sola me pensé que las metías vivas en libros.... arf, necesito una tila o algo, sí...

Humberto Dib dijo...

Ahora sí, aquí puedo seguirte, muy buen relato, espero que estemos en contacto.
Humberto.

Asun dijo...

Jajajajajaja. Me he reído con el comentario de BIPO. Mejor si se le queda el tarro de escafandra con las conchas pululando en el interior.

A mi me encanta sentarme en la playa mirando el horizonte y dejando pasar el tiempo, absorta en mi mismidad. Me da mucha paz.

Besos

galmar dijo...

Mazás asadas, que case saen queimadas, despisteime, xa tomei unha, estaba boa, bicos

Merche Pallarés dijo...

Bipo es ¡única! También me he reido con su comentario... Me encanta coleccionar conchas, tengo unas preciosas que recogí en una playa de Colombia (Bipo y Asun, están sobre la mesita de la sala que nunca pisábamos...) Es que estuvieron en mi casa, Aldabriña... Besotes, M.

TORO SALVAJE dijo...

Buena estrategia para curar los corazones rotos.

Seguro que le gusta.

Besos.

Mobtomas dijo...

y soy el abogado del diablo. Uno hace dalo, a veces sin queres (que se vayan al diablo los que hacen daño queriendo). Uno no sabe qué corazones rompe en el camino, jodio quier rompe corazones sabiendo. Y semilla negra, que perdone si fue sin querer, que olvide si el tipo lo hizo queriendo. Y fue tu dedicatoria la que me divagó. Pero retomando, me gustó tu escrito, aunque hice del abogado del diablo.

Mobtomas dijo...

traducción: jugaré al abogado del diablo. Uno hace daño, a veces sin querer (que se vayan al diablo los que hacen daño queriendo). Uno no sabe qué corazones rompe en el camino, jodido quien rompe corazones sabiendo. Y semilla negra, que perdone si fue sin querer, que olvide si el tipo lo hizo queriendo. Y fue tu dedicatoria la que me divagó. Pero retomando, me gustó tu escrito, aunque desempeñé el papel del abogado del diablo.

Manolo dijo...

No hace falta llevarse retazos de naturaleza a casa, basta con pasearla. Y se evitan accidentes como a Bip.
Besos

pancho dijo...

Las amapolas en los libros son más inofensivas que las conchas en los tarros. Tuvo suerte, la salvaste de morir marchita.

¿Recuerdas la amapola
que calcinó el verano,
la amapola marchita,
negro crespón del campo?... A. Machado.

semilla dijo...

Gracias preciosa...¿como consigues escribir tan bien y decir tanto con tan poco texto? ¡envidia me da!....la amapola no la olvidaré hasta que pase mucho tiempo...tengo el corazón demasiado entregado y roto aún hasta que la rabia, el olvido o lo que quiera que sea me lo devuelva, por suerte no siento mi dignidad herida ni tengo sensación de ridículo, simplemente estoy enamorada y esto no se cura de un día para otro. Mob hay quien hace daño sin querer pero concurre lo que en Derecho se llama "dolo eventual" es decir, sin intención de hacer daño pero sabiendo que puede ocurrir...como el que conduce borracho, no quiere dañar pero en su mente se representa la posibilidad de que el daño ocurra....pues este es el caso....uno deber ser consciente de en que se mete y si no no lo hagas......Aldabra eres un sol espero que en breve estaré recogiendo conchas y llenando un tarro de diez kilos...y a lo mejor en el ínterin me encuentro alguna sirena que me haga creer en la magia...biquiños

iliamehoy dijo...

Dicen que a veces cuesta dar pasos; será tal vez esa manía de querer ir dando saltos.
Y regresar a la tierra, o al mar, una sanación absolutamente recomendable.
Una sonrisa.

Paco Cuesta dijo...

Amapolas y Camino tienen en mi caso una valoración especial, entiendo la cura de corazón.
Un abrazo

Nanny Ogg (Dolo Espinosa) dijo...

Con un poco de naturaleza y un poco de tiempo cualquier corazón sana, seguro...

Besos

Paz Zeltia dijo...

un lindo cuento de amapolas y caracolas
también son buenas las canciones para curar los corazones.

un abrazo muy especial para semillanegra.
[démonos unas pomaditas, que también yo tengo algunas penitas]

apertiñas

Titajú dijo...

¡Qué bonitas las fotos! ¿Sabes que mis hijas tienen prohibido traer conchas a casa? Siempre les digo: "si todo el mundo coge conchas, el agua de mar no podrá hacer su función y nos quedaremos sin arena en las playas, y llegará un día en el que no podamos ir a la playa en verano".
Sólo tienen una cada una, de recuerdo. Las conchas, después de recogerlas, las vuelven a tirar al mar.

Sergio Vallejo dijo...

recoger piedras y conchas es una buena terapia para el estrés...

Belén dijo...

Qué bonito, Aldabra... la verdad es que tienes razón, el pegamento de los corazones está en la naturaleza...

Besicos

Dilaida dijo...

Seguro que la amapola se encuentra escondida en algún libro y la encontrarás el día menos pensado.
Bicos

PABLO JESUS GAMEZ RODRIGUEZ dijo...

Triste es decirlo, amiga, pero todo lo cura el tiempo y un buen paseo.

Un abrazo.

Myriam dijo...

No hay mejor forma de curar un coazón roto que esa...

Un fuerte abrazo

labertolutxi dijo...

La naturaleza y un poco de voluntad hacen milagros, que no son tan milagros.


Besos.

Andy Pática dijo...

Dios! que fotazas!
Pobre amapola perdida...:( jaja
Me encanta.
Un besito!

mariola dijo...

Qué bomito, Aldabra.
La verdad es que la naturaleza cura muchas heridas y si la escuchamos bien-como tú has hecho, mirando esa amapola, esas conhas o esas caracolas- curan mas que un corazón roto.
Ojalá sigas escuchándola.
UN BICO .

fonsilleda dijo...

A veces cuesta mucho esfuerzo reconciliarse con la naturaleza, con los vecinos, con las calles y hasta con nosotros mismos.
Pero, al final, creo que siempre vale la pena el esfuerzo.
Biquiños para ti y también, por si los necesita, para "semilla negra".

Gabriel Martínez dijo...

la naturaleza te da vida, la naturaleza también es injusta, como hacer nacer a una flor en una acera... la naturaleza te quita vida también... recogiendo parte de ella quizas el dolor es mayor cuando desaparece, pero mientras tanto te tratará mejor...
bien contado, muy bonito

un abrazo y tres besos, sirena

p.d. sobre tus anonimos, aunque no te nombres tus "biquiños" te delatan

Unknown dijo...

Pues me has chafado, no te preocupes, la sonrisa que traia era tonta, pero me siento triste. Si, claro, con esperanza, me encanta que se te cure, pero me jode que se te rompa, y lo tengas jodido.
Un beso enorme guapisssssssima
Anda cuida que te quiero
Pau

jg riobò dijo...

Todo un botín.

Concha L. F. dijo...

Que ten a natureza que, a poucos que nos paremos a gozar dela, sempre acaba sanando o espíritu´?

As cunchas e as caracolas, o mesmo cas flores teñen algo que relaxa, aínda que non sei o que é.

Bicos.

Juanjo Montoliu dijo...

Esta entrada parece tener relación con la anterior. Es sólo las conchas o algo más.
O es que reconforta conservar parte de la belleza, algo de lo que fue.

En cualquier caso, si sirve para aliviar un dolor, bienvenido sea.

Besos.

susana moo dijo...

Es que a veces nos olvidamos de que nosotros mismos somos naturaleza,...

Carlos Alberto dijo...

Me encanta ese contacto con la naturaleza, buena idea lo de las caracolas. Un placer el visitarla.

Inma dijo...

Un abrazo y un biquiño

josef dijo...

Cuando quieras y como quieras enlazas mi historia a tu blog. Será mi sirena de regalo: Un Tritón ¿no te parece?
besos mi estimada Aldabra.

beker dijo...

Cuantos efectos regenerativos tiene el mar y sus cosas... viaje en el tiempo con tu escrito y recogí de nuevo esos pequeños cristalitos de colores pulidos, donde en cada uno buscaba otra energía


Abrazos

Silvia dijo...

Cierto que cuando una pena grande atormenta no hay mejor cura que el encuentro con la naturaleza. Me ha encantado. Biquiños

Chousa da Alcandra dijo...

Se te sanan...aínda que non estén incluidos na lista do Sergas, valen!

Bicos

guillermo elt dijo...

Y es que, a veces, más de las que quisiéramos, no oímomos a la Madre Naturaleza lo "boniko" que nos habla. Hasta que llega el día señalado en el que estamos preparados para hacerle caso, porque es, en ese preciso momento, en el que estamos lo suficientemente maduros, como para emprender un nuevo viaje.

Besibrazos.

Tonet dijo...

Amapolas y caracolas....yo también las conservo en mi caja de tesoros...jeje
Pero nunca las había imaginado como "un nuevo camino".
Me gustó mucho tu entrada.

Besitos para ti y para "Semi". Tenemos mucha suerte de contar contigo :)

Anónimo dijo...

Recién llegada de tu costa y bufff!. Vaya gesto el tuyo y vaya entrada más increíble. Semilla, agradecida y yo me quedo con esa amapola que sobresalta en medio de este escrito y con la belleza de esas conchas .

Un abrazo grande, muy grande

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Yo le llevo algo dolorido ahora.
Besos.

Toupeiro dijo...

El poder curativo del contacto con la naturaleza