miércoles, 15 de octubre de 2008

Cerrando puertas

 

dirty door - Terry Gilroy "Dirty door" - Terry Gilroy

 

- ¿Diga?

- ¿Ángel?

- Sí.

- Soy Marta.

- ¡Marta!, no te había reconocido, lo siento.

- No importa, es lógico. Ha pasado mucho tiempo. ¿Qué tal estás? ¿Qué tal tus hijos?

- Mis hijos bien. Mi madre se murió el año pasado, ya sabes que estaba muy delicada de salud.

- Lo siento.

- Cosas de la vida ¿Y a ti, cómo te va?

- Bueno, supongo que no te importa demasiado ya que nunca te preocupaste de llamarme.

- Sólo intento ser educado.

- Gracias. En realidad sólo te llamo por un motivo. Tengo que pedirte algo. Algo que para mí es muy importante. Algo que te pedí un día y tú me negaste. Hoy tengo que intentarlo de nuevo.

- Tus cartas.

- Sí, mis cartas.

- No puedo devolvértelas. Debería decir: no quiero devolvértelas, Marta. ¿Me devolverías tú las mías?

- No. Y tienes que reconocer que es diferente. Yo te quise de verdad, para mí tus cartas significaron muchas cosas. Todavía me gusta leerlas de vez en cuando. En cambio, estoy segura que las mías, si es de que las conservas, lo único que hacen es estorbar… son sólo la muestra de una aventura más.

- Eso sólo lo estás diciendo tú.

- Es así como lo veo.

- Pues estás equivocada. Yo también me enamoré de ti.

- Permíteme que lo ponga en duda. Tienes que reconocer que te portaste mal conmigo. Sería humano por tu parte y me haría sentir mejor si al fin lo reconocieras, siempre y cuando lo hagas con sinceridad. Yo ya puedo oírlo, ya soy mayor para entender todo.

- Ya sé que es un poco tarde, es verdad, pero siento que hayas sufrido.

- ¡Y no sabes cuánto!

- Lo siento.

- Mira, ahora me pareces sincero, aunque ya no me sirva de mucho a estas alturas.

- En tu tono de voz hay mucha acritud.

- No te preocupes, olvídalo. Verás, he ensayado está conversación miles de veces… en muchos aspectos no he cambiado y durante mucho tiempo tuve la sensación de vivir una “historia sin final” que me producía un malestar profundo. En multitud de ocasiones he estado tentada de coger el teléfono y llamarte… y me decía: ¿para qué?… Pero nunca he podido olvidar las cartas. Si me las devolvieses yo podría echar el cierre definitivo a ese capítulo de mi vida.

- Tus cartas para mí también fueron y son importantes. Ya sé que no me crees por la manera de comportarme pero es la pura verdad. Yo también las leo alguna vez. Y siempre siento lo mismo: fuiste de lo mejor que pasó por mi vida y te traté mal, muy mal. He pensado en ello mucho tiempo. Quizá si te las devuelvo te demuestre…

- Por favor, no sigas por ahí. Ya no has de demostrarme nada. No te he llamado para oírte decir palabras bonitas, esas palabras que tu sabes manejar tan bien. Solo se trata de que me contestes con un sí o con un no. Es muy sencillo.

- No tanto. No quiero desprenderme de ellas.

- Sé que voy a sentirme liberada definitivamente el día que las tenga conmigo. No puedes negarme eso y lo sabes. Sabes que me lo debes.

- Está bien. Tendrás que darme la dirección de tu nueva casa. Espero que el cambio fuese agradable.

- Sí.

- ¿Marta, te encuentras bien?

- Perfectamente. Toma nota, por favor: Marta Suárez Robles. C/ Tambre, 25, 2º izda. Cerceda. A Coruña.

- Marta, siento haberte hecho daño… Ahora al oírte de nuevo me doy cuenta de todo lo que te hice. Te pido que me perdones.

- Ya te he perdonado hace tiempo, no te preocupes.

- ¿Eres feliz? Si alguien merece encontrar el amor, esa persona eres tú. Y no estoy tratando de ser amable. Es de corazón.

- Te creo, gracias. Siempre intento ser feliz, ya lo sabes. Vamos a dejarlo así.

- Te deseo lo mejor, Marta. Mañana iré a correos y enviaré el paquete certificado para que no haya ningún problema.

- No sabes lo mucho que significa para mí.

- Lo sé.

- No sé qué más puedo decir… yo.

- Gracias, Ángel, de verdad.

- Marta….

- Un beso.

El sonido de la línea telefónica al colgar inundó el silencio de la habitación. Marta se levantó del sofá y fue a mirar por la ventana el cielo nocturno. Una lágrima resbalaba por su cara.

 

 

24 comentarios:

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Así Marta no cerrará su historia.
Es un diálogo tenso y bien construido. Me he reconocido en algunas frases de Marta y en algunas frases de él.

Manuel de la Rosa -tuccitano- dijo...

la misma idea desde puntos de vista diferentes... y encontrados. Eso es lo malo cuando existe el desencuentro es imposible el acercamiento. saludos

entrenomadas dijo...

Jo, Aldabra de mi alma me he quedado tocada.
Muy bien construido ese diálogo, que por cierto es muy difícil.
Bello texto.

Un beso,

Marta ( pero la del blog)

Titajú dijo...

Las cartas, de siempre, mejor quemarlas.
Las puertas siempre es mejor dejarlas abiertas.
Recién casada releí todas las cartas que mi padre me escribió en su larga vida de marino. Acabé llorando, y al día siguiente decidí quemarlas y llevarlas en mi memoria.
Son cosas que pueden caer en malas manos, y mejor deshacerse de ellas.

Dante dijo...

El genero epistolar tuvo su momento, y poco a poco fue sustituyendose por el teléfono, incluso antes del invento de los móviles.
Ahora volvemos a escribirnos por internet y creo que, en parte, aunque parezca mas frio que el calor de la tinta, se esta recuperando.
Tu diálogo me recuerda ese pasado y más de una carta que también escribí incluso desde el otro lado del océano o desde la lejana India, enviadas por corro normal, que era mas barato, aunque sabia que tardarían un mes en llegar, pero no me preocupe de recuperarlas porque siempre tuve bastante desapego con el pasado.
Internet tiene la ventaja de que la carta que escribes tambien te la puedes guardar abriendo una carpeta.
En fin, esto me recuerda que para repasar la literatura epistolar, voy a leer las Cartas Marruecas de José Cadalso, que estudié en mis tiempos universitarios.
Tu diálogo es perfecto. Creo que se podria incluso escenificar.
Bicos

Anónimo dijo...

el vello de punta, qué intensidad!! me encantó...

Carlos dijo...

Amén de recuperar sus cartas, Marta deberá quemar las de él, o devolverlas, o usarlas como posavasos deshechables, sólo así podrá cerrar su historia. (digo)

Un beso.

TORO SALVAJE dijo...

Que bien escrito está.

Tienes una sensibilidad extraordinaria.

Besos.

fotosbrujas dijo...

Esa puerta abre a una curiosa historia, a un ainteresante, nunca sabemos que hay detrás, hace tiempo hice una foto parecida. Mejor la tuya
saludos brujos

Anónimo dijo...

Es imprescindible cerrar puertas para no mirar atrás, y cuanto antes, que si no el tiempo las corrompe y deforma, y cada vez cuesta más hacerlo.

Besos.

Juanjo Montoliu dijo...

Hay tradiciones que se pierden, y una de ellas, relacionada con el intercambio epistolar, era devolver las cartas cuando terminaba una relación. Era el acto de ruptura definitivo, el portazo que titula la entrada. Pero ella también debería devolver las suyas. Ese debería ser el trato.

El diálogo, encantador.

Besos.

dijo...

sin palabras...
sos Genial Aldi...
besos

guillermo elt dijo...

Bueno, sí... Yo en mis relaciones nunca he pedido nada... No, por "nada"..jeje... No, en serio... no me ha preocupado... Bueno, no todos somos iguales.

Yo, del fulano, si verdaderamente me importaran las cartas de Marta, les sacaba antes fotocopias... Jojojo... qué malo soy... Sí, de verdad, cierto... Pero no creo que eso sea maldad... No.
Besicos.

(A Marta le gusta la música movidita... verdad?)

Victor Manuel Jiménez Andrada dijo...

Precioso diálogo en el que dos presonas calientan sus almas al rescoldo de un amor que se apaga sin remedio. Todos tenemos cartas por devolver y que, egoistas, nos quedamos. Son aquellas que quedan impresas en el corazón, en los sentimientos y en el tiempo.

Wycherly dijo...

Probablemente de las ultimas que resbalen, acerca de Angel...

Muy bonito me gusta como paa un cortometraje.

saludos

jg riobò dijo...

Los desencuentros se producen por no ponerse en lugar del otro.

Anónimo dijo...

Adgnosco veteris vestigia flammae.

Belén dijo...

Yo es que no hubiera ni llamado... pero claro, quizá necesitaba oir su voz...

Que debiles somos...

besicos

Escéptica al revés dijo...

Lo peor es la sensación de saber que las cartas, los correos, fueron escrit@s por un@ mismo. Las palabras se las lleva el tiempo, la sensación permanece.
Salud. :)

Eva Luna dijo...

quizas este sea uno de los textos que mas me han tocado de todos los que he leido. me he sentido marta en todo momento.
precioso, si señor.

un abrazo

Abedugu dijo...

No creo que cerrar una etapa se pueda hacer con la devolución de las cartas, pues aunque se quemen quedan en la memoria. Además si ella no devuelve las de él seguro que seguirá leyéndolas y así no hay forma de terminar con esa relación.
Muy buen texto.
Un saludo

guillermo elt dijo...

Aldi... puedes pasarte a por tu regalo.
Besicos.

matrioska_verde dijo...

Buenas noches a todos

Veréis, algunos pensáis que así Marta no cierra su historia pero la recuperación de las cartas quiere ser más bien algo simbólico.

Las cartas de Marta llevan parte de su vida y tiene miedo, como bien dice Titajú, de que caigan en malos manos. Las palabras puede que se las lleve el viento pero las palabras escritas quedan escritas por siempre jamás. Por eso quien escribe una carta sincera deja en ella su alma.

Este texto es la parte final del relato posterior que trata de la dependencia emocional, así fue como empezó todo. Por eso Marta le dice a Ángel que se protó muy mal con ella y que le debe ese gesto. No creo que le pida mucho.

En fin, que cada uno se haga su propia composición de lugar.

Bicos,

horabaixa dijo...

Hola Aldabra,

Hay cosas que es mejor quemar. El fuego quema cosas de tiempos pasados. Nada vuelve a ser núnca como entonces.

Bicos