martes, 16 de junio de 2009

Las cosas que no deben esperar más

 

in_my_bed_by_ZiggyAnn

 

Un golpe de efecto.

Eso era lo que necesitaba Loliana. Algo que diera al traste con todas esas barreras que no conseguía derribar. Porque ya estaba bien. Harta estaba de soportar tantas indecisiones. Estaba mal, lo sabía, pero se daba lástima de sí misma. ¡Qué patética podía llegar a ser!

Loliana era virgen. Un bien muy preciado hace unos años pero que en la actualidad no tenía sentido. Y menos con 40 años recién cumplidos. Es que cada vez que lo pensaba se ponía de los nervios. Ninguno de los pocos hombres que habían tenido la gentileza de escucharla la habían creído.

Loliana lo entendía. No era fácil alcanzar esa edad intacta porque aún cuando una no tuviera atributos físicos o de personalidad atrayentes, siempre existían oportunidades para todos y más con un margen de edad tan grande, digamos que de 22 años, desde los 18 (vamos a ser prudentes) hasta los 40.

Y a Loliana nunca le habían faltado pretendientes, la verdad. Porque lejos de lo que pueda parecer era muy atractiva. Delgada, rubia de mechas pero con gusto, elegante, con una cultura general media, espontánea y con una sonrisa a flor de piel para cada ocasión que lo merecía sin escatimar.

Sólo faltaba escoger el sujeto adecuado para poner sus planes en marcha. Porque si algo tenía claro Loliana era que no pasaba de este verano. No quería morirse virgen y después de los 40 podía pasar de todo. Bueno, está bien, a veces se ponía negativa de más, pero no quería correr riesgos y que se le hiciera tarde.

Así que empezó a poner en marcha sus planes. Quería dejar todo atado y bien atado para que a última hora no le entrase un ataque de ansiedad e intentara evadirse de la tarea encomendada. Pero Loliana no sabía que en ciertos asuntos, con tanta meticulosidad, estaba ya poniéndose a la defensiva.

¡Ay, Loliana! No contaba con el destino. Ese que nos alcanza cuando, como y donde quiere. Es así para todo el mundo, sin excepciones. Y estaba a punto de suceder algo completamente imprevisto que iba a cambiar todas las cosas, y hacer tambalear su mundo pero desde los cimientos más profundos.

Así que Loliana entró en el ascensor como de costumbre, sin ningún tipo de miedo. Eran las dos de la madrugada y volvía de una cena de trabajo, tan cansada que no se dio cuenta que justo detrás se colaba ya en el último minuto el vecino del 10º, el viudo: agradable y de buen ver, como se lo describía a sus amigas.

El reloj comenzaba ya su cuenta atrás. Tic-tac, tic-tac, tic-tac. Loliana estaba viendo a su vecino más guapo que de costumbre. ¿Sería el vino? Su cabeza volaba a mil por hora. Hasta le habían empezado a sudar las manos. ¡Y como le sentaba ese traje de raya diplomática que llevaba!

No podía ser. Era descabellado. ¿O no? ¿Por qué no podía ser? ¿Y sí…? No, Loliana, no seas loca, ésto no resultaría. ¿Y sí te rechaza? ¿Y sí…? Pero el destino ya sabía lo que tenía que hacer. Estaban en plena conversación intranscendente y vanal cuando su vecino soltó: “No tengo nada de sueño”.

Y siguió como una metralleta: “Siempre me sucede lo mismo, cuando paso de una hora me desvelo y no soy capaz de dormirme. ¿Te apetecería subir conmigo hasta el 10º y tomarte algo?" Loliana no daba crédito. Si antes sudaba un poco ahora su cuerpo se puso a temblar como un junco.

Y sin explicarse cómo fue capaz, se vio respondiendo: “Me encantaría”. Y él soltó una sonrisa franca y espontánea como de haber recibido una gran alegría. Y Loliana se sintió tan desconcertada con el gesto que volverse atrás le pareció una descortesía tan inoportuna e impropia de su educación que se armó de valor.

Y el resto llegó sin artificios. Poco a poco. Porque así lo quiso el destino.

 

La imagen está sacada de aquí

10 comentarios:

PereGil dijo...

que bonitoooooooooooooo.

Manuel de la Rosa -tuccitano- dijo...

allí está donde menos te lo esperas... yo no concebía tenr pareja y menos casarme....y mira ahi tiene ellos 8 y 15 años.....y ella que me quiere...besos

iliamehoy dijo...

Y que así sea...
Porque la premeditación, con nocturnidad y alevosía casi nunca traspasa la piel.
Una sonrisa

Francisco Méndez S. dijo...

Tantos planes. Se le olvidó un detalle:
"el destino no existe"

Saludos

Belén dijo...

Si el tema es lanzarse!

Y además, oye, quien sabe... igual son pareja :)

Besicos

Pedro Ojeda Escudero dijo...

...pero esos destinos hay que buscarlos...

fonsilleda dijo...

¡Bien por Loliana! y que se repita.
Buena historia, bien construída, estupendamente bien escrita. Estoy empezando a creer que los ascensores algo tienen de ´¿mágico?, ¿erótico? porque hace nada escribí un micro semi-erótico en un ascensor. Y resulta increíble e impensable en mi.
Ahí encerrados veo los anhelos, los temores y las ansias de tantas y tantas mujeres.
Seguro que existen "Lolianas" todavía.
Bicos.

Carlos dijo...

Porqué a mí nunca me pasan estas cosas; tengo que empezar a tomar ascensores. :)

Bello relato.

Biquiñetes.

Juanjo Montoliu dijo...

El 10º. Si me dices que no tenía ascensor, pensaré que era una encerrona con todas las de la ley. Una vez arriba, no hay quien te baje en dos horas.

Pero hay encerronas que valen la pena, y ahora... a encerrarse tocan.

Rubén dijo...

ME PARECE UNA HISTORIA TIERNA Y MUY ELEGANTE EN SU EXPRESIÓN. NO HACE FALTA SER VIRGEN A LOS CUARENTA PARA ESPERAR ALGO BUENO, CONOZCO VARIAS MUJERES QUE SE ACERCAN A ESA EDAD, YA NO SON VÍRGENES, POR SUPUESTO, PERO SEGURAMENTE ESPERAN, COMO LA PROTAGONISTA, A ESA PERSONA QUE LES PERMITA COGER EL ÚLTIMO TREN ANTES DE QUE SEA DEMASIADO TARDE. ¿QUÉ PASA CON LOS HOMBRES DE HOY EN DÍA PARA QUE HAYA TANTA TREINTAÑERA SIN PAREJA Y SIN ESPERANZA?