martes, 4 de mayo de 2010

La venganza de Lola

dos

- Y bien, Lola, ¿empezamos?
- Si hay que hacerlo...
- ¿Has escrito algo esta semana?
- Sí, algo sí.
- ¿Y sobre qué has escrito?
- Prefiero que lo leas.
- ¿No prefieres leerlo tú misma?
- Me da un poco menos de vergüenza si lo haces tú.
- Pues leeré yo entonces.

Y Cristóbal, sentado en su silla, al otro lado de la mesa, comenzó con la lectura, mientras Lola, acostada en el diván trataba de permanecer relajada; cosa difícil porque desde el martes apenas podía controlar la ansiedad.

"Esta semana he hecho una tontería. Bueno, igual  no lo es. Ya no tengo nada claro. Aunque seguro que sí lo es. Es que cuando tomé la decisión estaba convencida de que hacía lo correcto pero ahora sé que he hecho el ridículo. Creí que podría hacerlo y no pude. ¡Seré imbécil!

El martes pasado quedé con Marcos en mi casa. Resulta que en clase había vuelto a decir que mis pechos eran grandes. Y esta vez lo había oído todo el mundo. Quería retarlo y darle un escarmiento. Él vino como un corderito.

Me desnudé delante de él obligándolo (casi) a que dijese que mis pechos eran normales y que a partir de ese momento debería convertirse en mi ángel guardián para que cuando alguien se metiese con mis pechos, él le callase la boca.

Ya sé que tengo que pasar de esos comentarios, que tengo que procurar que no me afecte las cosas que digan los demás sobre mí pero no puedo evitar sentirme mal. Me obsesiono pensando que todo el mundo me desnuda con la mirada y me siento desprotegida y frágil.

El caso es que cuando me desnudé, Marcos tuvo una erección. Hice como que no me daba cuenta pero luego, unos minutos después, pensé que podía aprovechar su calentura para seguir con mi venganza. Eso me vendría muy bien para lo que tenía planeado.

Así que me abalancé sobre Marcos, que estaba sentado en mi cama. Y comencé a desnudarlo despacio para que se excitara mucho. Quería ponerlo a cien, que no se le olvidará aquel momento jamás de los jamases. Después de la camiseta la emprendí con su vaquero que parecía que iba a reventar de la presión a que estaba siendo sometido, sobre todo en la entrepierna.

Pero ahí comenzó a torcerse mi plan. Estaba excitándome a un ritmo inesperado. Y es que Marcos me gustaba, a pesar de que fuera un gilipollas integral.

Me agaché para quitarle el pantalón y cuando estaba de rodillas en el suelo, su... bueno, su... pene me dio de lleno en la cara. Era la primera vez que veía uno a esa distancia. No tenía ninguna experiencia, a decir verdad, pero debía disimular para que todo pareciera real y Marcos no se mosqueara.

Me incorporé tratando de no perder la compostura y seguí dándole besos por todo el cuerpo. Marcos también me besaba. Sin querer me estaba dejando llevar, y olvidando el motivo por el que Marcos estaba en mi casa, en mi habitación, en mi cama porque todo lo que sentía era nuevo, y gratificante, y excitante, y...

Le pregunté a Marcos si llevaba condones. El respondió que sí. Yo le contesté por qué no se ponía uno. Y él, convincente, dijo:

- Termina de desnudarte Lola. Por favor.

Una vez que me quité los pantalones y el tanga, Marcos que se había levantado, añadió:

- Túmbate en la cama boca abajo y no te des la vuelta hasta que yo te lo diga. ¿Lo harás?
- Sí, le respondí.

Aunque debí desconfiar, no lo hice. Ya no podía pensar en otra cosa que en Marcos, en cuanto me gustaba, en que aquella iba a ser mi primera vez.

El muy cabrón se vistió rápidamente y una vez que estaba listo me pidió que me diese la vuelta, me miró triunfante y escupió por su bocaza:

- Tienes unas tetas estupendas, Lola, las más bonitas que he visto hasta la fecha, me lo puedes creer.

Yo no podía articular palabra. Y Marcos siguió con su discursito:

- Nada me gustaría más que follarte pero no me lo  hago con niñatas. Cuando crezcas y aceptes que a tus tetas no les pasa nada, sino que tu problema está en tu cabecita de niñata, me llamas ¿vale. Te estaré esperando.

Seguía sin poder decir nada. Estaba aguantándome las ganas de llorar. Mal como pude agarré la colcha de la cama para cubrirme porque me moría de la impotencia, la rabia y la vergüenza.

Marcos se fue hacia la puerta para salir al pasillo, mientras decía jocoso:

- No te levantes a despedirme que ya conozco la salida.

Cuando sentí el portazo que pegó la puerta de entrada, las lágrimas ya salían a raudales y comenzaban las arcadas.

Desde ese día no he vuelto al instituto. A pesar de que mi madre me llevó al ambulatorio y el doctor dijo que no tenía nada, que sería un virus, todos los días por las mañanas finjo que me encuentro fatal y exagero los síntomas. Pero no creo que pueda mantener la farsa por más tiempo.

Todo ha sido una mala experiencia de principio a fin y me va a costar olvidarlo pero lo peor es que no puedo dejar de pensar en Marcos, en sus besos, en sus manos, en su pelo, en su olor...

¡Joder!"

Cristóbal dobló el folio por las mismas marcas que tenía la hoja y miró a Lola, que permanecía con los ojos cerrados.

- ¿Y cómo te sientes ahora, Lola?
- Si te soy sincera casi tengo ganas de reírme. Pero claro, aquí me siento protegida, a salvo. A esto se le llama "Ir por lana y salir trasquilado", ¿no?
- Supongo que sí.
- ¿Y cual era tu plan, Lola?
- Me da un poco de apuro contártelo pero que más da.
- Venga, Lola, ya hemos hablado que no hay que tener miedo a expresar los sentimientos y a comunicarse con los demás. Y conmigo ya tienes confianza, mujer.
- Ya lo sé pero es que se me hace difícil hablar de estas cosas, no estoy acostumbrada.
- Lo entiendo, respondió Cristóbal en tono comprensivo, mientras le guiñaba un ojo para darle apoyo moral.
- Pues quería darle un buen mordisco en su... pene. Como Marcos piensa con él, quería que le doliera un poco la cabeza.
- ¡Pero mujer...!, le dijo Cristóbal a Lola, conciliador. Ese tipo de situaciones sólo te pueden traer problemas. Mira lo que te ha pasado. Pero bueno, ahora ya está y hay que pensar en seguir. "A lo hecho, pecho", como dice el refrán. Bueno, perdona, Lola, que todo esto empezó por tus pechos... 

A Cristóbal se le escapó una pequeña sonrisa.

- Si es que es normal que te rías, apostilló Lola también riéndose.
- Mira, al final, ya se te ha cambiado esa cara alargada que traías.
- Tienes razón.
- ¿Qué piensas que va a pasar ahora Lola?
- Que Marcos se lo contará a todo el mundo y que ahora todo el mundo me mirará más que antes.
- Bien, ahora vas a ir visualizando situaciones, desde la peor que se te pueda ocurrir hasta una en la que estés más tranquila, ¿de acuerdo? Y lo vas hacer siguiendo todos los pasos que has aprendido.
- Vale
- Venga, pues ya sabes como se hace. Empezamos. Y recuerda que debes respirar hondo. 

24 comentarios:

Titajú dijo...

Bueno, esto corrobora mi teoría: nunca le des la espalda a un hombre con una erección.

Rubén dijo...

Estupendo punto y final para el relato. Está muy logrado el giro inesperado de la historia, todos damos por hecho que se la va a tirar y resulta que al final hace algo mucho peor, la humilla sin ningún escrúpulo.
Excelente, como todo lo tuyo. Besos.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Experiencias que hacen crecer, sin duda...

guillermo elt dijo...

No hay nada como quedar como una "gilipollas", para, aprendida la lección, distinguir de lejos a un gilipollas.

Besicos.

maría dijo...

q se puede decir,al respecto q ya no se sepa..

iliamehoy dijo...

No será que el sujeto en cuestión no había visto nunca unas tetas????
Ella, a la meditación y él.... a mirar páginas pornográficas. Fijo.
Una sonrisa

paideleo dijo...

Esta historia non pode rematar aquí.

Zeltia dijo...

fixéchesme rir. porque ainda que esto sexa un conto, mira que facemos tonterías ás veces...
argallamos plans que despois de pasados pensamos se teriamos un tornillo floxo...

eu tamén digo que o show este must go on

aapayés dijo...

Lo has escrito maravillosamente bien.. muy claro..

Que gusto volver a leerte..

Un Abrazo
Con mis
Saludos fraternos de siempre..

TORO SALVAJE dijo...

Vaya con Lola.
Que ideas tiene....
Marcos debería ir con cuidado.

Besos.

dijo...

De haber sido yo Marcos la trama habría tenido otro final más previsible. Me ha gustado.

fonsilleda dijo...

Tremenda la experiencia de Lola y espero que también fructífera porque supongo que no nos dejarás aquí deseando una venganza que no nos enseñas.
Aquí estaré esperando, presta a leer la continuación.
Bicos

Cele dijo...

Miedo me dan a mi las venganzas y Lola es mucha Lola,y hay cosas que no se olvidan, por que supongo que esto continua.....
Un abrazo

irene dijo...

Ay Lola, Lola... ya me gustaría que me dijeran a mí eso, no está nada mal tener las "lolas" grandecitas, porbre Marcos, no creo que quede la cosa sólo en eso, esto parece el comienzo de una bella historia de amor, veremos.
Besos, Aldabra.

d2 dijo...

No sabes lo que JODE leerte por partes…. ¿lo he oído yo alguna vez? Porque claro, esto continua seguro. Sinceramente creo que eres un poco bruja, Marta era la heroína y la victima del primer relato, lograste que nos cayera de PM, en el segundo Marcos es el jefe a altísima distancia, Marta una niñata y el Cristóbal la quinta esencia del sentido común….¿cuándo sabremos quién es el protagonista guay del cuento? Un beso enorme

PD. Me marcho de vacaciones a tomar el aire. Por fin un amigo me ha recomendado que deje de castigaros…. Seguiré leyéndote y cuando regrese te aviso.

Belén dijo...

La vengadora vengada!

jajajajajajja

Besicos

LLONXANA dijo...

Siempre he sospechado que la venganza no trae nada bueno pese a las tremendas ganas que pueda tener uno de hacer pagar a alguien una afrenta. Encima a Lola se le ha escapado de las manos... Creo que en lo único que no se ha equivocado es en propiciar el nacimiento de esta historia...

ALBINO dijo...

La historia me parecio divertida dentro de su sexualidad. Marcos se libró de un buen mordisco, pero no lo hizo por listo sino por idiota.
Por cierto, no pienso que el sexo y el cerebro de las mujeres este en sus pechos ni que los hombres lo tengan en su pene.
Un bonito dialogo es a veces más exicitante ¿Seré realista o tambien tonto?
En fin, quedato con mi anciano cariño. Es lo que tengo para dar.

jg riobò dijo...

El deseo nubla.

Rubén dijo...

De todas formas, completando mi comentario inicial, a ella por vengarse, como alguien ha comentado antes, se le escapa de las manos la historia, y él se comporta como un auténtico cabrón (dicho sea con perdón - vaya pareado - ).
Es lo que suele pasar, que por arreglar una situación molesta, lo único que se consigue es su agravamiento.

Abedugu dijo...

Para poder hacer una buena venganza no basta con querer, hay que ser lo suficientemente listo para llevarla a cabo y está claro que Lola de lista no tiene nada.
No se por que me da que esta historia no termina aquí, así que esperaré por si Lola espabila aunque tampoco veo que tuviera un motivo importante para ninguna venganza, ya que ¿qué importa lo que piensen los demás de una?.
Un saludo

Juanjo Montoliu dijo...

Tu historia ha tomado un giro totalmente inesperado, y merece la continuación.

Me gusta sobre todo lo bien que retratas las vergüenzas de la adolescencia, los problemas psicológicos de las jóvenes, que ahora nos causan risa, pero para ellas (y también ellos) son gravísimos.

Para ir a una terapia, o incluso cosas peores.

Besos.

Silvia dijo...

Cuando él le dijo que el problema estaba en su cabeza no en sus tetas, fue muy esclarecedor. Muchas veces nos tomamos demasiado en serio las bromas de los demás por propia inseguridad. Muy buen relato. Besos

Anónimo dijo...

Supoño que será unha caste estraña de solidaridade de xénero, ou algo ben raro de explicar, pero mesmo se a dentada non chegou a materializarse (de momento, que vexo a Lola algo cabreada) parta un raio se non doeu... Carallo se doeu !!

Bicos baixo dun sol coitadiño