jueves, 10 de marzo de 2011

Adela

16_mujeres-detalle-2

Adela se despertó aquel domingo a golpe de despertador, igual que el resto de los días de la semana laboral. Un catarro pre-pri-maveral insidioso y pertinaz, la obligó a tener que tomar unos sobres efervescentes durante unos días.

Abrió los ojos mal como pudo al oír el sonido de la alarma, apagó el aparato malévolo, encendió la luz, se puso la bata de casa que dejaba siempre echa un rebujo sobre el primer cajón de la mesita de noche y se fue hacia la cocina, todavía un poco zombie. Ya de paso decidió prepararse un café y tomarse un par de galletas.

Levantó la persiana de la ventana de la cocina y comprobó, para su sorpresa, que hacía un día estupendo. Pero a ella sólo le apetecía volverse a la cama. Y eso es lo que hizo nada más terminar con su escueto desayuno.

De regreso en la habitación y otra vez desnuda, se metió en la cama, apagó la luz y se acurrucó como si fuera a pasar la noche entera. E intentó reanudar sus sueños donde los había dejado.

Vuelta para la derecha y vuelta para la izquierda. No había manera. No le llegaba la inspiración para continuar con aquella historia en la que se había visto envuelta hacía poco. Así que decidió encender la radio del despertador. Una música ligera se desperdigó por la habitación. Adela sintió como si a los muebles, a la lámpara, a las alfombras de lana, a las cajas de encima de la cómoda, les gustase aquella melodía. Y poco a poco, sin darse casi cuenta, un sopor extraño que no la llevó del todo al sueño relajado la cogió por sorpresa y acercó hasta su mente el cuerpo de Roberto con aquella camisa de franela de cuadros rojos y verdes.

¡Roberto!

¿Pero cómo aparecía Roberto ahora después de 12 años? No había vuelto a verlo desde que se trasladara del Instituto de Roces.

Roberto. Pelo claro. Ojos verdes. Con aquella voz tan sensual y profunda. Roberto. Un tipo fuerte pero no musculoso. Divertido, un poco loco.¡Ay, Roberto! ¿Por qué no se habría acostado con él cuando tuvo oportunidad? ¡Que tonta había sido, demonios! Hoy se hubiera comportado de otra forma, ya lo creo que sí. Hoy lo habría exprimido totalmente. ¡Pero si Roberto era lo que más deseaba en el mundo, por aquel entonces! ¡Cuántas veces lo había imaginado desnudo, haciéndole cosas, las cosas que a ella le gustaban, diciéndole cosas en francés… porque Roberto hablaba francés como un nativo. Es más, si se apuraba un poco, todavía le encantaría verse envuelta entre los brazos de Roberto. Envuelta y algo más. Claro que igual Roberto ya no estaba igual de bueno que antes… Y ahora ella no podía porque ahora ella ya no estaba sola. ¡Pero qué tonterías estaba pensando!

Sonó el teléfono en la mesita de noche y a Adela le dio un vuelco el corazón y sufrió una pequeña taquicardia con el susto repentino.

- ¿Diga?
- Hola cariño, ¿te he despertado?
- No, intentaba dormir pero no hay forma.
- Es que recordé que tenías que tomarte los sobres para el catarro y pensé que igual no te acordabas y por eso te llamo tan temprano.
- Pues me acordé y puse el despertador.
- ¿Te encuentras mejor?
- Sí, me ha hecho bien tomarlos.
- ¿Y no tienes sueño?
- Sí pero parece que me he desvelado.
- ¿Y qué hacías? ¿No estás leyendo?
- No, no tenía ganas. Estaba intentando dormir, ya te lo he dicho.
- Seguro que estabas pensando en mí, ¿a qué sí? –dijo Miguel riéndose cariñosamente.
- Pues claro, tonto, ¿en quién si no?
- Ya te tengo dicho que no pienses que no te sienta bien, mujer.
- Espera que vuelvas y verás.
- Bueno, cariño, te dejo que salgo ya para el aeropuerto.
- Nos vemos esta noche.
- Bye.
- Bye, bye.

Adela colgó el teléfono y una sensación de mal humor se apoderó de su metro sesenta. Hasta tuvo un sofoco, probablemente con enrojecimiento de mejillas. Así que se levantó de la cama, se vistió su ropa de deporte y salió a la calle. A correr.

Mientras desquitaba su mala leche por el asfalto se sentía como una mentirosilla pillada en un renuncio y no entendía porqué. Roberto era sólo una fantasía y las fantasías no había porqué contárselas a nadie. No contaban. Desear a Roberto no era nada malo. Era algo normal. Lo decían todos los libros de psicología y todos los tratados de sexualidad. Si es que era una tonta.

- Sí, hija sí, Adelita, eres una tonta retrógrada y reprimida. Tus fantasías son tuyas y a menos que tú digas nada, nadie es capaz de ver tu cabecita y saber lo qué y en quién estás pensando… –lo dijo en alto pero muy bajito para que ninguna persona con las que se cruzaba, la pudiese oír.

Durante la media hora que duró su recorrido siguió y siguió razonando con su cabeza, tratando de convencerse de que todo estaba bien, de que no era un bicho raro, de que no le pasaba nada que no le pasara a otros millones y millones de personas en el mundo…

¡Ay que ver cuánto daño le habían hecho las monjas! Con casi 50 años y todavía estaba así. No tenía remedio.

Cuando entraba de nuevo en casa, ya en plan pitorreo y casi al borde de la carcajada, Adela se colocó en frente al espejo del pasillo y comenzó a darse golpes teatrales en el pecho:

- Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa…

 

El dibujo es de Mariana Laín y lo encontré aquí 

40 comentarios:

labertolutxi dijo...

El sentimiento de culpa es odioso.
De todas esas cosas malévolas que nos han hecho creer, te puedes desprender de casi todo, pero la culpa no nos deja en paz, es como pegajosa.

fonsilleda dijo...

Si es que la culpa y más todavía la educación recibida marcan mucho.
La realidad es que no me cuesta ningún trabajo ponerme en su lugar, notar su frustración, darme cuenta de que es una bobada y, a pesar de todo, sentirse mal.
Jajajajaja.
Me ha encantado el relato.
Bicos.

Anónimo dijo...

Jajajajjajaj es Genial de la HOSTIA . En mi puta vida he ido a un colegio de monjas, pero reconozco perfectamente el sentimiento. Lo bueno es que se puede “pecar” miles de veces sin que te pillen nunca… Es lo bueno. Lo malo… que casi mejor un mal polvo real que un buen sueño. Es lo que tiene la realidad, casi siempre mejora a la ficción. Un beso enorme. Me encantas. Gracias.

Asun dijo...

Jajajajajaja, esa entonación del "mea culpa" está genial.

Si es que lo que nos han metido en la cabeza es que incluso fantasear es pecado, y no sólo las monjas, que yo no fui a colegio de monjas pero los mensajes llegaban igual.

En fin, más vale que nos hemos dado cuenta de que no es así, aunque el subconsciente todavía de vez en cuando nos traicione.

¡Viva las fantasías erótico-festivas!

Besos, y a fantasear.

TORO SALVAJE dijo...

Al menos no se azotó en la espalda como penitencia.

Besos.

Concha L. F. dijo...

Seguindo o fío da culpa, vaia maneira de comernos a cabeza ás veces por ter pensamentos. Que sería de nós se non os tivésemos?
Eu neste caso igual me sentía culpable, non de ter calado en quen estaba pensando, senón de non ter collido un tren no seu momento. Ademais, os nosos segredos son nosos e se con eles non facemos dano a ninguén, por que sentir culpa?


Bo relato, coma sempre.

Bicos.

semilla dijo...

Ese sentimiento de culpa lo siento últimamente y además exacerbado....¿por qué? si yo como Adela me limito a pensar, ¿será quizás porque me siento desleal a mi MIguel particular? pues eso, no es cuestión de monjas o curas, es algo que te hace sentirte mal simplemente por no poder ser fiel de pensamiento a la persona que libremente elegiste en su día...y lo que es peor porque en un momento dado efectivamente te acostarías con tu Roberto particular y te sentirías traidora......en fin es lo que hay......

jg riobò dijo...

El remordimiento es motor de cambio. Sin él la frialdad te hace inhumano.

Anónimo dijo...

El que esté libre de remordimientos... deberías saber disfrutar de las fantasías sin más, y creo que la educación ha hecho un papel decisivo a la hora de soñar y ser libres, ¿no?.

Un beso, Aldabra

Manolo dijo...

¿Por qué la culpa? La imaginación es libre, ¿O no?.
Besos.

susana moo dijo...

Sí, castradas hasta para fantasear, mimadriña!!

Sergio Vallejo dijo...

Es que la doble moral de la iglesia tiene unos brazos muy largos... tanta represión, con lo facil que sería que todos viviesemos fieles a nuestros mismos y sin hacer daño a nadie... en fin, vamos avanzando aunque sea a paso minúsculos... un beso

Rubén dijo...

Me fascina la sencillez y la visión cotidiana, tan cercana, de tus historias.
Biquiños.

Maribel-bel dijo...

Aunque dos personas pasen a ser una, de mutuo acuerdo y acompasadas, siempre queda un trocito que es tuyo, que no se comparte y que te ayuda a guardar tu esencia. Pienso yo que no es malo,esconder esos pequeños sueños que nos aceleran y nos hacen sentirtnos vivos.Un bonito relato, como siempre. Un beso

PABLO JESUS GAMEZ RODRIGUEZ dijo...

Me resulta muy familiar, ese correr para despejar la mala leche y ese sentimiento de culpa imbuido por una educación arcaica que en España hemos tenido hasta hace poco...

Muy familiar esas sensaciones.

Estupendo post.

Besos y feliz fin de semana.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

No debería haber puesto el despertador.
Besos.

Silvia dijo...

Esta Adela me recuerda mucho a mi hace pocos años. Jaja, la cantidad de cosas que nos hemos perdido Adela y yo por ser demasiado responsables! Un beso

Gabriel Martínez dijo...

si es que, ¿a quien se le ocurre ponerse en despertador un domingo? Hasta la cosa mas tonta te va a dar vueltas en la cabeza todo el día...

un abrazo, dos besos, sirena
au revoir!

Belén dijo...

¡Ay ese recuerdo que siempre acaba minando las morales!

Besicos

pancho dijo...

Desde que Clinton salió libre de culpa de su affaire con la becaria, las cosas han cambiado mucho.

En serio, supongo que todo depende del grado de compromiso que tengas con tu pareja. Estas cosas suelen ser quid pro quo.

Un abrazo

Manuel de la Rosa -tuccitano- dijo...

Soy de los que perdieron oportunidades que ya...ahora no llegarán...a veces pienso en ese dicho: "de aquí te pillo aquí te mato"...las ocasiones son únicas...

maría dijo...

la culpa es algo q llevo siempre hasta por las dudas

Paco Cuesta dijo...

Narras una situacíón posiblemente muy corriente en un segmento de la sociedad al que nunca le explicaron que el pensamiento es libre y propiedad exclusiva de cada uno.

Teresa dijo...

Esas monjas pecadoras, COMORRRR, fistro sexuarrrr y pecadoras de la pradera...

No sé lo que tienen y lo que no tienen que fíése usted de las apariencias y guardaban en el cepillo un millón de euros.

-Son de pintar

No te jode...

De tu relato no me gustó nada el idiota de Miguel

"no pienses que no te sienta nada bien"

¿será?

voy a correr un poco...

Andy Pática dijo...

Las fantasías son buenas, y son solo nuestras.
Me encanta el final..
Un beso enorme!

Chus dijo...

Yo, remordimientos, ninguno, catarro, no se si es primaveral, lo que si se es que lo he pillado y bien fuerte.
Un besiño

irene dijo...

Me encanta, me ha parecido muy divertido y totalmente real. Hay que ver los prejuicios que se tienen por culpa de las monjitas, jajaja, las fantasías nunca pueden ser malas, digo yo.
Biquiños, Aldabra.

Myriam dijo...

No se como tuvo fuerzas de correr con gripe... Terrible lo que enseñaban las monjas con respecto a la sexualidad y la culpa.

Besos

Abejita de la Vega dijo...

El sentimiento de culpa lo tenemos muy arraigado, es la herencia de nuestra cultura cristiana. Aunque no hayas ido nunca a las monjas, es mi caso...

Me gusta tu relato, pobre Adelita.

Biquiños

MucipA dijo...

Los pensamientos a veces no se pueden controlar y no por eso hemos de sentirnos culpables.
Un relato magnífico. ¿Continuará?
Biquiños.

Tonet dijo...

Jeje,fantástico sirenita ;)

Bendita fantasía, que nos arrastra a un carousel de emociones jeje

Maldita culpa arraigada en ideas arcaicas que ensucian hasta lo que nos hace humanos.

Besssosss :)

Mobtomas dijo...

No es de obra, ni d eomisión, es de pensamiento, sí aplica y entonces a confesarse y penitencia. Así la gente va sintiendo que cuando anda lleva una piedra de molito colgada al cuello. Por mi culpa...

Juanjo Montoliu dijo...

Desde luego, hay remordimientos absurdos, como el que tan bien has descrito. Y también me parece muy natural buscar culpables fuera de nosotros mismos. Incluso cuando no hay necesidad de encontrar ninguno.

Besos.

mariola dijo...

Muy bueno el final Aldabra. Este sentimiento de culpa, que todos hemos tenido alguna vez, fruto de nuestra educación, que nos hace mas mal que bien es hora de dejarlo atrás. Somos libres para pensar y ser uno mismo.
un besazo,guapa.

iliamehoy dijo...

Siempre me he preguntado cómo hemos podido sobrevivir a esas últimas palabras de tu relato... y a todos sus múltiples significados.
Una sonrisa

Ele Bergón dijo...

La culpa es un autocastigo. Como nadie me castiga, pues me castigo yo.
¡Cuanto daño hace la culpa! A mi no me gusta hablar de esa palabra, prefiero la de "responsabilidad", pero vamos en este caso yo diria: Disfruta, disfruta, disfruta...


Un abrazo

Luz

Paz Zeltia dijo...

Tremendo.
No salgo de mi asombro.
Lo que han hecho con nuestra generación... cómo el sentido de la culpa nos persigue hasta en sueños.

Dile a Adela que practique más.
Que o comer e o rañar todo é empezar. E este refrán pódese aplicar a case todo.
(que lle pregunten aos políticos corruptos como empezaron eles)

Misón dijo...

Me quedo más tranquila después de leer tu relato, jejeje. Si es que es tan común que lo extraño sería que no nos pasara. Un beso Aldabra y gracias por mostrarnos las radiografías de la cotidianidad de nuestros sentimientos más ocultos.

Carlos dijo...

Aldabra, creo leer entre líneas algo de biográfico en estas líneas y apostaría a que tu has ido a un colegio de monjas. :)

Por suerte algunas cosas han cambiado, no tanto como quisiéramos, pero la culpa como sentimiento, va perdiendo diariamente su batalla.

Un beso.

galmar dijo...

Es una forma de control, como la que apunta Bipolar de Miguel, majete él sí; la culpa es lo más feo del catolicismo, y desde mi punto de vista (bastante profano e inculto) uno de sus pilares; un biquiño grande antes de dormir, para levantarme temprano y corregir, a ver si esta vez no me tengo que quedar una noche entera corrigiendo:) muacsss