Mi querido amigo Roberto:
Vas a pensar que te escribo porque estoy al borde de la muerte o algo así. Y no sé que decirte, tal vez dentro de un rato me dé un infarto porque estoy metido en un lío del carajo.
Siempre nos lo contamos todo que para eso somos amigos desde pequeños pero hay algo que te he mantenido oculto. Intentaré relatarte los hechos tal y como sucedieron.
Hace un año, aproximadamente, tuve una comida con los compañeros del banco y después de salir del restaurante nos fuimos a tomar un café. Y allí me encontré a Anita ¿Te acuerdas de aquella Anita, la de nuestro curso, que nosotros llamábamos “la cachonda” porque era con diferencia la que mejor estaba de todas las de la clase? ¿Te acuerdas como despertaba nuestras lujurias con aquellos ojazos verdes y aquellos pechos incipientes? Pues sí, me la encontré aquella tarde después de hacer mil años que no sabía nada de ella. Fíjate lo que es la vida. Total... que si me alegro de verte... que cuánto tiempo... que, que bien te veo... Lo de rigor. Nos intercambiamos los números de teléfono para tomar cualquier día un café y recordar viejos tiempos. Para ser sincero algo se me revolvió dentro del cuerpo porque sigue tan espectacular como yo la recordaba pero no le di importancia. El caso es que una semana después estaba llamándome para quedar. Me dijo que tenía muchas ganas de que la pusiera al día de todos los antiguos compañeros del colegio ya que ella había estado unos años fuera de la ciudad y perdiera muchos contactos.
Bueno, pues no me preguntes cómo pero acabamos la tarde en su casa. Más concretamente en su cama. Yo nunca engañé a Carolina, es la primera vez pero desde hace un año no soy capaz de desengancharme de esta mujer. Me vuelve loco. Es como si hubiesen despertado todas mis fantasías juveniles ¡Es la leche, Roberto!
Hasta aquí ya sé que no ves dónde hay un problema porque tú llevas años engañando a tu mujer cuando has tenido ocasión sin ningún remordimiento de conciencia. Siempre te gustó alardear de que tu corazón era demasiado grande para una sola mujer. Entre nosotros, una bravuconada. A veces ni uno mismo se explica las cosas, ahora lo comprendo.
Y a mí no es que me remuerda la conciencia, exactamente... Pero Carolina no se merece este engaño. Para ser totalmente sincero he intentado dejar de ver a Anita. Y he de reconocer que no puedo, es una droga.
Carolina creo que nunca sospechó nada en este tiempo pero el otro día cuando salíamos del apartamento de Anita cogidos de la mano (sigue soltera, no te lo he dicho)... justo en ese momento pasaba Carolina en el coche con los niños. Vendría de recogerlos en la piscina. Ya sabes que con el tiempo la desconfianza se relaja y pensando que estamos a salvo nos saltamos los semáforos en rojo. Yo creo que Carolina nos tuvo que ver, tuvo que hacerlo porque yo crucé mi mirada con la suya. Pero cuando volví a casa, tarde, no dijo nada fuera de lo normal.
Yo no quiero dejar a Carolina porque sabes que es la mujer de mi vida. Nos conocemos desde siempre, además de ser una mujer de bandera... una madre excelente, una mujer excepcional y en la cama... siempre me hizo feliz.
No sé qué hacer, Roberto, no sé qué me está pasando. No sé cómo salir de los brazos de Anita y volver al redil porque en realidad soy feliz con las dos. Son el complemento perfecto a la medida de mis deseos y de mi fantasía. Pero estoy asustado, no quiero perder a Carolina. No sé qué haría sin ella y los niños. Lo son todo para mí...
Me gustaría que me aconsejaras. Rober, ¡Joder! Estoy perdido. Piensa en ello unos días o el tiempo que te haga falta y me escribes. Envía la carta a la oficina, ya sabes.
Tu amigo, Manuel.
P.D.: ¡Que complicada es la vida, tío!
Vas a pensar que te escribo porque estoy al borde de la muerte o algo así. Y no sé que decirte, tal vez dentro de un rato me dé un infarto porque estoy metido en un lío del carajo.
Siempre nos lo contamos todo que para eso somos amigos desde pequeños pero hay algo que te he mantenido oculto. Intentaré relatarte los hechos tal y como sucedieron.
Hace un año, aproximadamente, tuve una comida con los compañeros del banco y después de salir del restaurante nos fuimos a tomar un café. Y allí me encontré a Anita ¿Te acuerdas de aquella Anita, la de nuestro curso, que nosotros llamábamos “la cachonda” porque era con diferencia la que mejor estaba de todas las de la clase? ¿Te acuerdas como despertaba nuestras lujurias con aquellos ojazos verdes y aquellos pechos incipientes? Pues sí, me la encontré aquella tarde después de hacer mil años que no sabía nada de ella. Fíjate lo que es la vida. Total... que si me alegro de verte... que cuánto tiempo... que, que bien te veo... Lo de rigor. Nos intercambiamos los números de teléfono para tomar cualquier día un café y recordar viejos tiempos. Para ser sincero algo se me revolvió dentro del cuerpo porque sigue tan espectacular como yo la recordaba pero no le di importancia. El caso es que una semana después estaba llamándome para quedar. Me dijo que tenía muchas ganas de que la pusiera al día de todos los antiguos compañeros del colegio ya que ella había estado unos años fuera de la ciudad y perdiera muchos contactos.
Bueno, pues no me preguntes cómo pero acabamos la tarde en su casa. Más concretamente en su cama. Yo nunca engañé a Carolina, es la primera vez pero desde hace un año no soy capaz de desengancharme de esta mujer. Me vuelve loco. Es como si hubiesen despertado todas mis fantasías juveniles ¡Es la leche, Roberto!
Hasta aquí ya sé que no ves dónde hay un problema porque tú llevas años engañando a tu mujer cuando has tenido ocasión sin ningún remordimiento de conciencia. Siempre te gustó alardear de que tu corazón era demasiado grande para una sola mujer. Entre nosotros, una bravuconada. A veces ni uno mismo se explica las cosas, ahora lo comprendo.
Y a mí no es que me remuerda la conciencia, exactamente... Pero Carolina no se merece este engaño. Para ser totalmente sincero he intentado dejar de ver a Anita. Y he de reconocer que no puedo, es una droga.
Carolina creo que nunca sospechó nada en este tiempo pero el otro día cuando salíamos del apartamento de Anita cogidos de la mano (sigue soltera, no te lo he dicho)... justo en ese momento pasaba Carolina en el coche con los niños. Vendría de recogerlos en la piscina. Ya sabes que con el tiempo la desconfianza se relaja y pensando que estamos a salvo nos saltamos los semáforos en rojo. Yo creo que Carolina nos tuvo que ver, tuvo que hacerlo porque yo crucé mi mirada con la suya. Pero cuando volví a casa, tarde, no dijo nada fuera de lo normal.
Yo no quiero dejar a Carolina porque sabes que es la mujer de mi vida. Nos conocemos desde siempre, además de ser una mujer de bandera... una madre excelente, una mujer excepcional y en la cama... siempre me hizo feliz.
No sé qué hacer, Roberto, no sé qué me está pasando. No sé cómo salir de los brazos de Anita y volver al redil porque en realidad soy feliz con las dos. Son el complemento perfecto a la medida de mis deseos y de mi fantasía. Pero estoy asustado, no quiero perder a Carolina. No sé qué haría sin ella y los niños. Lo son todo para mí...
Me gustaría que me aconsejaras. Rober, ¡Joder! Estoy perdido. Piensa en ello unos días o el tiempo que te haga falta y me escribes. Envía la carta a la oficina, ya sabes.
Tu amigo, Manuel.
P.D.: ¡Que complicada es la vida, tío!
17 comentarios:
Qué bueno el cruce.
Ya lo decía yo: la infidelidad está sobrevalorada. Este pobre chico ni siquiera es verdaderamente infiel.
¿Continuará?
El Manuel ese es un jetas, un cabrón, vamos. Que no sabe que hacer dice.
Lo que merece es que su amigo Roberto tenga un lio con su tan querida Carolina y su nuevo descubrimiento, Ana, lo dejo tirado.
Si se quiere a un apersona si se sabe que hacer.
Besos
Buf, tu crees que los tíos le dan tantas vueltas a la cabeza? jajajajj chica, yo no lo creo, sin mas...se nota que el que lo ha escrito es una mujer ;)
Besicos
Joerrr......Pues no se como va acabar esto...Debe ser verdad eso de como amar a dos mujeres a la vez y no estar loco.JAJAJAJJA. Bueno, ya seguiras contando. Besos de traicion.
Roberto es el confidente, es la Elena Francis, la Chelo García Cortés del siglo xxi
Voy viendo como se implica la peña en el relato y va tomando partido, yo, neutral, sigo leyendo.
Entre paréntesis:
(Quiero acampar con celo combativo,
detrás de la muralla de tus dientes,
sentir que sigo vivo,
(menos cautos los dos y más valientes)
Devotos de los labios y creyentes
del verbo imperativo,
que nos vuelve, del alma, confidentes,
por el mismo motivo.
Con un gesto de suave impertinencia,
tentar tu adolescencia,
con exceso,
tomarte por asalto la sonrisa,
quitarte la camisa,
de botón en botón, de beso en beso.)
La madre excelente y la mujer excepcional queda para casa, Anita ocupará el tiempo libre.
Seguiré visitándote. Un saludo.
Qué complicada es la vida, tio???
Qúe complicada nos la hacemos nosotros!!!, qué leches!!! Vamos culpando a los demás de lo que hacemos, sin tener narices para asumir nuestras propias acciones... La vida!!!... si, si.
Elbi...No sé, pero creo que entre amigos colegas que se cuentan estas cosas, lo que menos se diría es que una tía te provoca lujuria... Cualquier palabro más... más, mássss,menos ese... que digo yo. Que a lo mejor el Manolo este, es así de fissno.Jejejejejeje...
Bromita.
Bueno, niña... que besos y vamos con la tercera... óle!!! como las sevillanas.
Besos.
¿complicada la vida?
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vaya manía que tienen estos dos de meter a Roberto por medio...
Tremendo lio el corazón compartido????
mitad arriba del cuerpo, carolina mitad abajo de anita será?
Pedro: Infravalorada o no está claro que existe, más de lo que nos creemos, la mayor parte de las veces. Supongo que la "curiosidad" es una característica innataa del ser humano.
Eifonso: Me temo que disiento de tu opinión. No sé trata de querer o no querer, a veces hay más cosas de por medio, créeme. Ojalá nunca te veas en tal encrucijada.
Belén: También disiento contigo. Y no se trata de que hoy esté por llevaros la contraria. Hay hombres con principios y mujeres con principios y hombres que le dan vueltas a la cabeza igual que las mujeres que lo hacen. Yo, sinceramente, no pienso que seamos tan diferente. Es más cuestión educativa y cultural.
Sol solito: Creo que es posible amar a dos personas a la vez aunque de forma diferente a cada una de ellas.
Martín: ¡¡Que gracia lo de Chelo!! La casualidad puede enrevesarlo todo.
Carlos: te mereces que te conteste aparte. Ahora estoy contigo.
Aná: Te digo lo mismo que dije antes. No todo es blanco ni negro. Entre ambos colores hay una gama inmensa de matices.
Guillermo: ¿Por qué no decís lujuria? ¿Es que sólo decís las cosas de forma ordinaria? No me creo nada, y tú lo sabes. Guiller, tú eres un tío delicado, venga, no vayas ahora de duro. Tú podrías decir lujuria perfectamente.
d2: Complicada y muy complicada.
Aunqueyonoescriba: Les ha dado por ahí chica. Ahora ¿a ver para dónde tira Roberto que sabe lo que piensan los dos?
Wycherly: Posiblemente es así en la mayoría de los casos, simplemente una cuestión de química sexual, pasión desenfrenada...
aysssss!!
Un besito muy fuerte a todos. Pronto sabréis el desenlace . Me encantaría que me comentáseis si os resulta creíble, si esperábais algo así. Para mí es importante saber si los argumentos de los personajes os convencen
Bicos,
Aldabra
Carlos: Hoy te mereces... Bueno, te lo mereces siempre pero hoy te has superado a ti mismo.
¡¡Cómo me ha gustado ese pedazo de poema a mis dientes!! Me ha hecho mucha ilusión, no sé si me mereceré tanta atención por tu parte. Te estoy muy agradecida.
Es un poema arrogante, apasionado, sensual, tierno... es... me encanta.
Me encantaría ponerlo en el blog, si te parece bien, diciendo por supuesto que tú (con tu link) me lo has dedicado.
Mañana va la tercera carta y última por el momento, el viernes lo tengo comprometido para Amaro pero luego me gustaría pegar en el blog el poema. Y si aceptas me gustaría que le dieras título ¿o es el título "Entre paréntesis"?.
Espero tu contestación.
Muchos besos y un abrazo fuerte fuerte fuerte
Aldabra,
Si Aldi, por supuesto que puedes publicar "tu" soneto y me encanta que te haya encantado. (sólo espero que Congo no se haya enojado)
Y te mereces eso y mucho más, por mantener la fidelidad de tu paso, por decirme lo que piensas de lo que escribo, por engancharme con tus historias, por tus bicos.
Al soneto, si te parece bien, vamos a llamarlo "Asalto" y como yo vivo modificando mis letras, te cambio un pasaje del mismo: "benditos de las manos y creyentes"
Y coincido contigo acerca de la carga de sensualidad que el soneto lleva en sí, tal cual pasa en tus relatos.
Un beso muy grande.
Muchas gracias, Carlos
besos de buenas noches, hasta mañana
Aldabra
Buena tarde,Aldabra LLego tan tarde que ya todos te han dicho todo lo posible. Así que me quedo sin palabras.
Me gustan los vericuetos a los que se ven sometidos tus personajes. Disyuntivas de vida, que nunca se sabe a dónde les conducen.
¿Sabes lo que me ha impresionado de esta entrada? La parte en la que él cree que ella le ha visto. Esa me ha erizado la piel. Y me ha puesto triste. Me la he imaginado a ella, aferrada a ese volante, conteniéndose. Y me ha parecido muy duro. Mucho.
Esas situaciones son reales, y por eso también me he puesto triste. Quedan muy lejos los cuentos de princesas de pequeña.
Un beso muy fuerte.
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