viernes, 20 de febrero de 2009

A la sombra de un gigante

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Faro Punta Frouxeira - flpazos - Flickr

 

Al despertarse aquella mañana como tantas otras se sintieron invadidos por un deseo urgente. Y sin prisa, pues era domingo, hicieron el amor. Un hecho intrascendente si no fuera porque a veces el destino juega malas pasadas.

- ¡Mierda! No puede ser.

- ¿Qué es lo que no puede ser?

- Mira. No está.

- ¡Oh, mierda! No, por favor. Voy a buscarlo.

- Venga, no te pongas nerviosa ¿Quieres que lo intente yo?

- No, espera.

- Vale, relájate. No pasa nada. No te preocupes.

- Es que no puedo. No lo encuentro.

- Deja que pruebe yo. Tiene que estar.

- Inténtalo tú. Es mejor.

- Ya está ¿ves? Ha habido suerte.

- Menos mal. Es un alivio. No es el final que esperábamos pero nada es perfecto .¡Mierda! ¡Mierda!

- Ven, dame un abrazo. Son cosas que pasan y además tienen solución.

- Ya, pero…

- Venga, vamos a vestirnos. Y no le des más vueltas.

Blanca se duchó rápidamente y Guillermo hizo otro tanto. Apenas se dirigieron la palabra al cruzarse en los trayectos al baño, a la habitación, a la cocina… Casi terminaron al unísono. Iban ya a salir por la puerta cuando a Blanca, por efecto del nerviosismo casi seguro, le entraron ganas de ir al baño.

- Lo siento, tengo que hacer un pis.

- Bueno, sacaré el coche del garaje mientras tanto. Te recojo ya fuera.

- Son dos minutos.

- No hay prisa, no seas tonta.

Nada más cerrar la puerta Blanca se echó a llorar unas cuantas lágrimas. Tampoco podía permitirse más. No era el momento. Hizo pis lo más rápido que pudo y bajó por las escaleras para no tener que esperar al ascensor. Guillermo ya estaba en frente al portal con la puerta del coche semiabierta. Al entrar Blanca al coche le preguntó:

- ¿Estás bien, cariño?

- Sí. Supongo que sí.

- No puedes mentirme. Has llorado.

- Sólo un poco, de verdad. No pude evitarlo.

- Entiendo como te sientes.

- Anda, vamos que el tiempo se echa encima.

Guillermo arrancó el coche y se incorporó a la vía sin problemas. Los domingos siempre había poco tráfico por la zona. Predominantemente era un área comercial así que apenas circulaban coches.

- Escucha, deja que hable yo ¿vale? Ya verás como no nos ponen problemas.

- Cruzo los dedos para que no nos toque un quisquilloso. Si se niegan a darme las pastillas tendré que esperar a mañana y habrá más peligro.

- Mujer, seguro que ponen pegas a los jóvenes pero a nosotros…

- Ya.

- Son cosas que pasan. Y seguro que es más habitual de lo que nos pensamos.

- Bueno, tienes razón. Habla tú. Siempre acabo enredándolo todo y más cuando no puedo pensar con claridad.

- Ya llegamos.

Aparcaron un poco más adelante de donde estaba situada la rampa de acceso y bajaron del coche. Guillermo cerró y se apresuró a coger de la mano a Blanca. Entraron al ambulatorio y el celador de guardia los atendió enseguida. Pasaron a la Sala de espera. No había nadie esperando.

Desde la consulta que estaba situada en el pasillo se oyó:

- El siguiente, por favor.

Guillermo le dijo a Blanca:

- Vamos.

Entraron para ser recibidos por un médico de mediana edad con gesto agradable:

- Buenos días. Siéntense, por favor.

- Gracias – respondieron Blanca y Guillermo al unísono.

- Bien, ustedes dirán.

- Verá. Esta mañana mi mujer y yo hemos mantenido relaciones y… Nos ha pasado algo con el preservativo. Se le ha quedado dentro aunque conseguimos sacarlo. Es un poco embarazoso a nuestra edad pero así ha sido –dijo Guillermo azorado.

- No se preocupen. Tendrá que tomarse unas pastillas que le voy a recetar .

- ¿Les ha sucedido alguna que otra vez?

- No, es la primera –dijo Blanca

- Bien. Entonces les explicaré como deben administrarse. Son dos pastillas. La primera debe tomarse lo más pronto posible desde el momento de haber mantenido la relación y la segunda a las doce horas. Si vomita o tiene diarrea vuelven por aquí. Tendría que empezar de nuevo el proceso ¿Es alérgica a algo?

- No.

- Pues entonces, tranquila que todo irá bien. No obstante, debe visitar a su ginecólogo. Tal vez sería conveniente que empleasen otro método de anticoncepción.

- Estamos en ello – siguió diciendo Blanca.

- Pues yo ya he terminado -dijo el médico con ademán de empezar a levantarse para despedirse.

- Gracias –respondieron los dos.

- ¿Me pueden avisar por favor al siguiente?

- Sí.

- Hasta luego.

- Hasta luego.

Guillermo se acercó a la Sala de Espera para avisar al próximo paciente que en este caso era una pareja jovencita. Y dejaron el ambulatorio. Mientras caminaban por la acera para ir a una cafetería cercana Guillermo agarró a Blanca por los hombros y le dijo, al mismo tiempo que la besaba en la frente:

- ¿Ves? Ya te decía yo que no íbamos a tener problemas.

- Tengo hambre –dijo Blanca cambiando de tema.

- Y yo.

- La ansiedad siempre me aviva las ganas de comer.

- Pues vamos a ello.

- Por cierto, no me había dado cuenta de que lloviznaba.

- Hoy empieza el otoño ¿recuerdas?

- Es verdad. Se me había pasado por completo.

La puerta de la cafetería estaba abierta. Como era temprano todavía no había mucha gente desayunando. El local siempre estaba bastante concurrido porque gozaba de un prestigio más que merecido por los dulces y tartas que servía. Todo tenía una pinta extraordinaria. Pena que aquél día no fuesen a degustar tales delicias como correspondía.

Se sentaron en la mesa del fondo y pidieron el desayuno al camarero que estaba en la barra:

- ¿Qué van a tomar?

- Para mí un Cola Cao con tostadas –dijo Blanca.

- Y para mí un café cortado con un croissant –dijo Guillermo.

Blanca estaba algo nerviosa y no podía parar quieta:

- Voy a coger el periódico.

- Ya me levanto yo, deja.

- Así podremos mirar la Farmacia de Guardia.

- Blanca, desayuna como si no pasara nada. No te agobies.

- Es que…

- ¿Qué piensas?

- Nada, es una tontería.

- Seguro que no lo es. Cuéntamelo, anda.

- En otro momento.

- Como quieras. Sabes que puedes decírmelo cuanto te apetezca.

- Lo sé. Venga, coge el periódico.

- Ya, ya.

Al volver a la mesa y mientras que el camarero colocaba todo sobre la mesa, Guillermo ya buscaba la página en cuestión.

- Es justo la que hay un poco más abajo.

- Pues casi me acerco corriendo y así yas la tomo ahora.

- Si te vas a quedar más a gusto…

- Sí.

- ¿Voy yo?

- No. Échame el sobre de Cola Cao en la leche que tardo dos minutos.

- Tú y tus dos minutos –dijo Guillermo sonriéndose.

Blanca soltó un beso zalamero en la mejilla de Guillermo y salió a la carrera. Al llegar a la farmacia entregó la receta, pagó y salió con la caja de pastillas. Efectivamente había tardado más de dos minutos pero tampoco mucho más. Se sentó de nuevo al lado de Guillermo y desayunó en silencio. Cuando iba a ingerir la primera pastilla, Guillermo le preguntó:

- ¿Estás segura de que quieres hacerlo?

- Ya lo hemos hablado muchas veces. No puedo tener un hijo ahora. No es el momento.

- Tal vez ya no tengas muchas oportunidades. Lo sabes.

- Sí, lo sé. Pero no puedo afrontar un embarazo en las circunstancias actuales. Tú no quieres tener hijos y siempre lo he respetado.

- ¿Y tú que quieres Blanca?

- No importa lo que yo quiera. Y todavía tengo tiempo. Así que cuanto más pronto tome la pastilla, mejor.

Sin demorarlo más sacó la pastilla del envase y la ingirió con un sorbo de Cola Cao. Ya estaba decidido.

- Guillermo, hay algo que quiero pedirte. Quiero ir a nuestro faro –comenzó a decir Blanca.

- ¿Ahora? –dijo Guillermo sorprendido.

- Sí.

- ¿Y eso?

- No sé. Siento necesidad de ir allí. Nos dará tiempo antes de que vayamos a comer con tus padres.

- No es por el tiempo. Es que me parece raro. Pero venga, vamos.

Pagaron la cuenta y se dirigieron de nuevo al coche. Iniciaron la marcha en silencio hasta que Blanca comenzó a hablar como si lo hiciese con ella misma

- ¿Sabes? Es que a veces me suceden cosas extrañas. No voy a saber explicártelo muy bien. Hace ya muchos años, todavía no te conocía, un día fui allí. Era de noche. Siempre había tenido ganas de ver el faro iluminado de cerca. Aquél día estaba muy triste. Intenté bajar del coche pero fui incapaz. El viento invernal casi me arrancó la puerta. Por aquella época me gustaban mucho los Bee Gees y sonaba una de sus canciones en el radio cassette. En realidad aquel día quería morirme. Viendo la luz como giraba y giraba comprendí que también mi vida daba vueltas. No quiero contarte ahora porque estaba tan triste, no viene a cuento. Pero sentí algo en el faro. De repente lo vi todo claro. Ahora mismo estoy muy confusa. No sé porque he tomado la pastilla. En realidad quiero ser madre y mi reloj biológico está completando su ciclo. Tienes razón. Tal vez allí comprenda lo que quiero, qué debo hacer. Como aquel día. Ya sé que te está sonando todo a chino. Es que se me ocurrió de repente que todavía tengo una posibilidad porque siento algo dentro de mí. 

- Blanca, no sigas. Estás diciendo tonterías.

- No son tonterías, Guille –dijo Blanca al borde del llanto.

- Te estás dejando llevar por tus fantasías.

- Puede ser. Pero también podría resultar que tengo razón.

- No llores, por favor. Me duele verte así. En realidad no soporto verte llorar.

- Pues para el coche. Ya estamos llegando. Puedo ir a pié el resto del camino.

- ¿Ves como dices tonterías? Ahora no te encuentras bien.

- Para el coche. Tengo ganas de vomitar.

- Ya casi llegamos, ¿no puedes aguantar?

- Lo intentaré.

- Baja la ventanilla para que te dé el aire.

- Me estoy mareando Guille –dijo Blanca, lívida.

- Ya llegamos, relájate.

- Quiero tener ese hijo. Tiene que ser ahora o nunca.

- Está bien. Lo hablaremos con calma pero tranquilízate.

Nada más aparcar el coche Blanca abrió la puerta abruptamente y sin tener tiempo de poner los pies en el suelo se puso a vomitar como si escupiese todas sus frustraciones, sin dejar de llorar. Guillermo le acariciaba el pelo sin saber muy bien que hacer ni como consolarla.

- Venga, cariño, ya pasó.

Blanca, como un volcán en erupción seguía arrojando fuera aquella papilla que le llenaba toda la boca impidiéndole hablar. Las arcadas se sucedían unas a otras sin dejarle un respiro hasta que de pronto cesaron. Las lágrimas seguían resbalando por su cara.

- Blanca, cariño…

- Estoy bien, Guille. Ahora estoy bien. Quiero tener ese bebé, contigo o sola. Lo quería antes y el destino juega en este momento a mi favor.

- No sé que decirte. Ya sabes lo que pienso.

- Sí y no te pido nada. Todavía tendrás algún tiempo para decidir qué hacer. Entenderé cualquier decisión que quieras tomar. Te quiero.

- Siempre has sido muy valiente pero tengo que pensarlo.

- Lo comprendo.

- ¿Quieres bajar?

- No. Llévame a casa. Discúlpame con tus padres. No iré a comer con vosotros. Necesito descansar.

- Me quedaré contigo.

- No, necesito estar sola y empezarían a hacer preguntas. Es mejor que vayas.

- Quiero decirte algo, pequeña. No lo tengo claro pero lo intentaré. Sin promesas. Es todo cuanto puedo decirte. Ahora sé lo importante que es para ti.

- Es más que suficiente.

Blanca desvió la mirada y dijo en alto:

- ¿Está bonito el faro con la luz de esta mañana, verdad?

- Si que lo está –dijo Guillermo mientras encendía de nuevo el coche para regresar a casa.

 

 

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16 comentarios:

matrioska_verde dijo...

He intentado arreglar unas cosillas en el relato y se han borrado vuestros comentarios. Los pego yo ahora que los saqué de la confirmación del correo. Os pido disculpas.

Aldabra había dicho:

Es un relato un poco más extenso de lo que acostumbro a publicar pero me gustaría saber vuestra opinión. Gracias por leerlo y buen fin de semana.
Biquiños,




Titajú había dicho:

La pena más grande que tengo es la de no haber tenido el tercer hijo.
Mi marido sólo quería dos, y yo tres. El ginecólogo me ha prohibido tener más, pero aún no pierdo la esperanza.
También a mi se me puede quedar el preservativo dentro.
Pero yo no acudiré a ningún lado

Ulysses había dicho:

larga e instructiva conversación.

Bambú Blanco dijo...

El relato es cotidiano. Lo de "hacer un pis" es muy tuyo. Me parece interesante la historia, querer ser madre cuando el reloj ya se ha puesto a contar marcha atrás. Hay cierto temor salvaje, como la leona que protege a sus cachorros... en este caso, aún no nacidos.
Un besito Aldabra.

Estela dijo...

Es un relato muy interesante que hace reflexionar,a veces lo que cres en un momento de tu vida que no te conviene te puede dar toda la felicidad del mundo.

Los hijos son un regalo es lo unico que realmente es tuyo de verdad.

UN beso!!

Unknown dijo...

He estado leyendo varias entradas, y me parece genial!!! :) ¿por qué no tendremos tooodo el tiempo del mundo? Jo! pero aunque sea a ratitos, volveré :) yo también vi The reader y Bienvenidos al norte, y las dos me parecen, cada una en su estilo, fantásticas, una para reir y la otra, para sentir, porque son muchos los sentimientos que provoca.

Manuel de la Rosa -tuccitano- dijo...

Como la vida misma... hay ciertas decisiones que no pueden ser tomadas unilateralmente...son cosa de dos...un abrazo

Pd: realista sin duda tu relato

Anónimo dijo...

Lo encuentro un relato muy real que podría ser el diágolo en un corto. Me ha enganchado por la incertidumbre de la reacción tanto de ella como de él. A veces hay decisiones que o se toman así aprovechando el momento o se nos pasa el arroz...los hijos son un regalo de la vida.

Besos,

Silvia dijo...

Haí me has tocado la fibra sensible. Tengo un instinto maternal enorme y si no encuentro a la persona adecuada tendré un hijo de soltera tarde o temprano. Lo que nunca podré perdonarle a mi ex-pareja fue que me dijera "quiero tener hijo, pero no contigo".
Me ha gustado mucho, Aldi.
Biquiños

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Este relato está escrito con la emoción en la piel. Y no es largo, tiene la dimensión exacta.
Besos.

Silvia dijo...

Quise decir "ahí" jejeje. Ups, un lapsus. Bicos

guillermo elt dijo...

Vaya... Guille, eh?... :)... Bueno, parafraseandola a Ud, le diré que es una historia creible...sí, de verdad, no por copiarte... jeje...
Los sentimientos a veces nos traicionan o nos hacemos un lio con ellos... mente-corazón... Qué domina en las decisiones???... pues ambas, según ocasiones o el estado de ánimo.

La cuestión en todo esto es saber tomar la decisión que no nos haga arrempentirnos el resto de nuestras vidas porque... porque las repercusiones, aunque no lo parezca en estas cuestiones, son... bueno... sabes lo que es la cagadica de mosca, no?... Pues sencillamente que aunque lleves una vida blanca y radiante como un traje de novia, en algún momento de la vida siempre sale el puntico negro y nos puede amargar un tiempo... Que se pasa, claro, pero de una forma uotra, siempre vuelve a recordárnoslo.

Estas cosas se llevan siempre, como... como el borracho a su botella, como la muerte a la vida... como el beso a la pasión.

Besicos.

Pd.- El recital...ssspendo, ya te contaré... Estoy invitado en Junio a Las Palas a otro recital.

Francisco Méndez S. dijo...

El Santo Oficio
¿Qué canción cantaban las sirenas?

without comments

¿Qué canción cantaban las sirenas?, preguntaba Sir Thomas Browne.

Las sirenas ( «Embrolladoras» ) eran una Tríada – tal vez originalmente un grupo de nueve, pues, según Pausanias, en una ocasión compitieron desafortunadamente con las Nueve Musas – y vivían en una isla del mar Jónico. Según Platón, eran hijas de Forco y según otros de Calíope o de algua otra de las musas…

Se les llama con diversos nombres: «Persuasiva», «Rostro brillante» y «Encantadora»; o «Rostro de virgen», «Voz chillona» y «La blanqueada». Sus alas eran quizás alas de lechuza, pues Hesiquio menciona una variedad de lechuza llamada «La Sirena», y porque las lechuzas, según Homero, vivían en la isla de Calipso, la Ogigia rodeada de alisos, juntamente con los cuervos marinos oraculares.

Todo esto significa que eran un colegio de nueve sacerdotisas de la Luna orgiásticas que actuaban en el santuario de una isla oracular. Su canción, de nueve estrofas, puede ser reconstruida siguiendo el modelo de canciones análogas de la antigua literatura irlandesa: por ejemplo, «The Sea God’s Andress to Bran» en The Voyage of Bran, Son of Febal, y «Mider’s Call to Befind» en The Wooing of Etain.

Ambos poemas son versiones ligeramente cristianizadas de un tema antiguo, el viaje del héroe del aliso y el cuervo Bran ( Cronos ) a su isla Elíseo. En el primer poema el que habla debió ser originalmente la Reina de la Isla, no el dios del Mar; en el segundo Befind y Mider han trocado claramente sus papeles, pues la invitación original era de la princesa al héroe, y no viceversa. La leyenda homérica del danaeno Odiseo y las sirenas indica que Odiseo era un título de Cronos y se refería a su rostro artificialmente pintado de carmesí con el tinte del aliso sagrado. El origen de la leyenda de que Odiseo se tapó los oídos con cera para no oir los requerimientos de las sirenas es probablemente que a fines del siglo XIII a.c. un rey sagrado de Itaca, representante de Cronos, se negó a morir al final de su reinado. Eso explicaría por qué mató a todos los que pretendían la mano de su esposa Penélope después de disfrazarse de mendigo durante la habitual abdicación temporal.

Bienvenida de las Sirenas a Cronos

Cronos Odiseo, dirige tu nave

hacia la isla de plata desde la que cantamos:

aquí pasarás tu vida.

A través de un espeso bosque de alisos

vemos claramente, pero no nos ven,

ocultas en una bruma dorada.

Nuestro cabello tiene el matiz de la gavilla cebada,

nuestros ojos el matiz de los huevos de mirlo,

nuestras mejillas son como asfódelos.

Aquí florece aún la manzana silvestre,

los reyezuelos juegan en las ramas de la plata

y te hacen buenas profecías.

Aquí no se halla nada malo ni desagradable.

Cronos Odiseo, dirige tu nave

a través de estos plácidos estrechos.

Por turno con cada una de nosotras,

que te esperamos, en el verde césped

acostado, tu placer hallarás.

Ni pesar ni tristeza, ni enfermedad ni muerte

nuestra larga tranquilidad perturban

ni tampoco la traición y codicia.

Comparadas con esto, ¿qué son las llanuras

de la Elide, donde como rey gobernabas?

Ciertamente un desierto.

Corona rutilante espera tu cabeza,

para tí se prepara un banquete de héroes:

carne de cerdo, leche y también aguamiel


Un regalo para ti espero que te guste

Saludos

Verbo... dijo...

Lo importante por ahora es que se tienen a ellos dos, y por lo que leí, tienen buena comunicación.

Todo a su tiempo :)

CURSO TTS MENORCA 2009 dijo...

Luz y sombras de momentos en que un simple gesto nos cambia el destino de la vida y del sendero supuestamente marcado, la vida es algo dinamico, es como el tiempo, que parece que con un reloj lo controlamos, pero la realidad es que el es el que hace tic tac a nuestra existencia.
petonets

matrioska_verde dijo...

Buenas noches a todos y muchas gracias por vuestros comentarios.

Con este texto intenté hacer/me algunas reflexiones: las múltiples formas que existen de tomar decisiones, la complejidad que supone ser o no madre, la tolerancia en una pareja a la hora de decidir temas importantes... espero al menos haberlo conseguido aunque haya sido por unos momentos.

Ulysses: gracias por tomarte la molestia de tu comentario... como ya te dije en tu blog me gustaría ser una "sirena encantadora".

bicos a todos... me voy a la cama que ya no puedo más.

matrioska_verde dijo...

Bego: Se me olvidó darte la bienvenida, vuelve cuando gustes.
bicos,

Teresa dijo...

Mi opinión:

Verás para mí es muy difícil escribir como escribes tú, porque relatas todos los detalles de la escena. Y es lo primero que he pensado. Creo que la historia puede continuar perfectamente porque deja en el aire muchas cosas.