Al llegar a casa después del trabajo, no pude evitar sentirme un poco desolada y me dejé caer desmadejada e inerte en uno de los sofás de la salita. Y me he puesto a mirar como una estúpida para mis manos.
Mis manos no me gustan. Son anchas, con los dedos cortos y ahora están delgadas y blancas. Se transparentan las venas y los músculos se hacen demasiado visibles cuando muevo los dedos. Llevo las uñas muy cortas (así me gustan) aunque mis manos parezcan todavía más anchas si cabe. Pero sé que su tacto lleva todavía la tibieza de las caricias de una madre. A veces me gusta tocarme las mejillas, los ojos, los labios, despacio, para sentir cómo es su rastro por una piel. Mientras lo hago ahora mi cuerpo se estremece porque están frías. Sí, mis manos y mis pies siempre están fríos aunque mi cuerpo lleve contenido todo el calor de una hoguera. No sé cuál es la explicación.
Miro con cariño las figuras de las estanterías del mueble, un montón de muñecas que conservo desde que era pequeña, los búhos de la suerte, portarretratos con fotos y mis queridos y amados libros; los de lectura y la colección de Grandes maestros de la pintura clásica y moderna. Busco el de Hopper, mi favorito y al azar se abre en la lámina que se titula “Habitación en Brooklyn”. En él hay una mujer sentada en una mecedora de espaldas, frente a un gran ventanal cubierto por unos estores amarillos que están subidos hasta la mitad de los cristales. En una esquina de la habitación reposa un florero lleno de vida sobre una pequeña mesa redonda cubierta por un tapete azul plomizo. El cuadro está lleno de luz y su presencia deja en el suelo del espacio interior un rectángulo amarillo que contrasta con el vestido oscuro de la mujer que parece triste por la postura de su cabeza. Fuera se divisa el cielo despejado, de un azul intenso, y una hilera de edificios rojos rectilíneos coronados por chimeneas.
Cierro el libro, lo dejo de nuevo en su lugar y vuelvo a dejarme caer en el sofá. Sigo paseando la mirada por la silla de mimbre, la que rescaté hace 18 años de la polilla del patio de mi casa de chica y que yo misma barnicé con devoción y esmero, el faro-vela azul y blanco, las brujas, los cuadros que pintó Senia de pequeña y las plantas. Y pienso que aquí me siento segura y que es aquí donde quiero seguir construyendo futuro.
Todavía no me he sacado ni la trenka ni las botas. Me gustaría permanecer inmóvil sin tener que hacer nada más que mirar y mirar y que otras manos, con tanto corazón como las mías, vinieran a despertarme de este letargo invernal.
Mis manos no me gustan. Son anchas, con los dedos cortos y ahora están delgadas y blancas. Se transparentan las venas y los músculos se hacen demasiado visibles cuando muevo los dedos. Llevo las uñas muy cortas (así me gustan) aunque mis manos parezcan todavía más anchas si cabe. Pero sé que su tacto lleva todavía la tibieza de las caricias de una madre. A veces me gusta tocarme las mejillas, los ojos, los labios, despacio, para sentir cómo es su rastro por una piel. Mientras lo hago ahora mi cuerpo se estremece porque están frías. Sí, mis manos y mis pies siempre están fríos aunque mi cuerpo lleve contenido todo el calor de una hoguera. No sé cuál es la explicación.
Miro con cariño las figuras de las estanterías del mueble, un montón de muñecas que conservo desde que era pequeña, los búhos de la suerte, portarretratos con fotos y mis queridos y amados libros; los de lectura y la colección de Grandes maestros de la pintura clásica y moderna. Busco el de Hopper, mi favorito y al azar se abre en la lámina que se titula “Habitación en Brooklyn”. En él hay una mujer sentada en una mecedora de espaldas, frente a un gran ventanal cubierto por unos estores amarillos que están subidos hasta la mitad de los cristales. En una esquina de la habitación reposa un florero lleno de vida sobre una pequeña mesa redonda cubierta por un tapete azul plomizo. El cuadro está lleno de luz y su presencia deja en el suelo del espacio interior un rectángulo amarillo que contrasta con el vestido oscuro de la mujer que parece triste por la postura de su cabeza. Fuera se divisa el cielo despejado, de un azul intenso, y una hilera de edificios rojos rectilíneos coronados por chimeneas.
Cierro el libro, lo dejo de nuevo en su lugar y vuelvo a dejarme caer en el sofá. Sigo paseando la mirada por la silla de mimbre, la que rescaté hace 18 años de la polilla del patio de mi casa de chica y que yo misma barnicé con devoción y esmero, el faro-vela azul y blanco, las brujas, los cuadros que pintó Senia de pequeña y las plantas. Y pienso que aquí me siento segura y que es aquí donde quiero seguir construyendo futuro.
Todavía no me he sacado ni la trenka ni las botas. Me gustaría permanecer inmóvil sin tener que hacer nada más que mirar y mirar y que otras manos, con tanto corazón como las mías, vinieran a despertarme de este letargo invernal.
28 comentarios:
Si extiendes la mirada acaso alcances a verme...
(me gusta esa silla)
Mañana será otro día.
Te dejo un beso.
Saca las bota y la trenka...
..date un buén paseo..
Esas manos existen..las que te despertarán del letargo del invierno..y de la vida..
Bicos
Hopper es el rey de la melancolía...¿por qué no buscas algo chillón, transgresor, efusivo y energético? Busca por ejemplo un cuadro de Warhol y sonríe ante los colores que nos planta en la cara la vida.
Muchos bicos.
Hola Aldabra!
Tu descripción del entorno da ganas de tirarse en el sillón y estar en silencio por un buen rato. ¡Me ha gustado!
La próxima vez quédate ahí sin hacer nada, no importa que el mundo se venga abajo...¡La vida es una sola!
Un abrazo.
Cuando vuelves del curro y estás en casa sin hacer nada son momentos que valen su peso en oro!!!!!!
Te felicito, guapa
Besicos
Cada uno tenemos nuestro rincón particular....Me gustan tus cortinas de encaje (que tonteria no?) Pues me gustan...Besos
A veces llamamos tiempos muertos, a lo que en realidad son paréntesis de vida plácida y maravillosa; como ese de sentarse en un sofá y dejar la mirada que vague límpia y clara.
Nut.
disfruta de tu momento, no te recrees en lo que falta, sino en lo que tienes... besines!!!
A mi me parece un sitio espléndido para construir futuro.
P.D. A mi la mujer no me inspira tristeza por la posición de la cabeza, sino esperanza de ver aparecer por la ventana alquien a quien esperas hace mucho.
Cuando se llega del trabajo suele haber un silencio algo más agudo que el habitual. Me gusta romperlo con el sonido de las cacerolas de la comida que bulle al calentarse deseando de ser comida. Pongo la mesa, miro al frente a la estantería que me sé de memoria y contemplo las hojas de los potos que coronan el último estante y que me acompañan desde que inicié este vivir sola. Miro el plato y comienzo a comer, saboreo cada bocado, lo mastico, lo trago, como hago con cada segundo de la vida. Una vida única e irrepetible. Pueden venir otras pero serán diferentes. Después de comer, se me cierran los ojos, y me dejo llevar, me recuesto, recojo mis piernas, las nivelo con el resto del cuerpo, me tapo, y me arrullo, en un interior cálido que me acoge y me descansa. Cuando abro los ojos, repaso lo que he soñado y comienzo a tomar un té donde a cada sorbo planifico qué puede ser de mi tarde, mi única tarde, mi irrepetible tarde. Cada momento es único e irrepetible, cada día, algunos son mejores otros peores, ninguno es entero maravilloso, ninguno es entero un desastre, todo es como se vea por dentro, como se vea por fuera. Enciende el motorcito que llevamos dentro, y déjate mecer y déjate volar...
Muchos besos.
Me encantan los cuadros de Hopper en especial "Nighthawks".
Besos prima ;)
Aldabra, tus manos bellas no están solas... ese hilo invisible hace que lleguen las mías para darte una caricia...
Se que querrías otras manos, per solo puedo darte estas... te quiero.
Y ese rincón, de luz, es bello, sentate y disfrutalo, sin lágrimas y con una sonrisa en los labios.
Te quiero
""Mi casa, mi castillo, mi hogar, mi descanso. Y tus manos acariciando la esperanza de nuestro futuro""
Porque, a veces, solo a veces, es más importante que acaricien nuestras esperanzas que nuestro cuerpo... Poquito a poco, todo llega... lo ves?... poquito a poco.
Besos grandes.
Jajajaja....."Enredada"....que bien le va ese nombre a esta chiquilla, por dios....jajaja
¿El parentesco?....Lo decia Aldabra....si ella es mi prima-hermana y Guille es su amigo, pues eso...como primos segundos...o algo así...ya se sabe, que los amigos de mis amigos son mis amigos....
Ademas, no quiero engañar a nadie....Biene bien un nuevo tio, para compartir "gastos", pues los tiempos que corren son de "vacas flacas"....jajajajaja
Así, que si Guille acepta, ya tiene una familia completa virtual como la vida misma....jajajaja
Creo que las mujeres de la familia ya te aceptaron desde el primer dia y yo.....ya te lo dije....la carga compartida es mas llevadera....jajajaja...
Ademas hacia falta otro hombre mas en la familia....que narices...jajaja
¿Aceptas pulpo, como animal de compañía?..
Este comentario se copio a las tres.....que lo sepan tambien....
Para tí....muchos besos.
Que tal si te asomas por la ventana? podrian aparecer esas manos, solo es cuestión de abra cadabra...
Abrazo.
Hay letargos más infames que el invernal. El intelectual, por ejemplo. Ese no lo padeces, aprecio. Gran relato. Saludos.
LIBROS REPLETOS DE LETRAS
CLAVELES ROJAS
SILLA SOLITARIA
UNA VENTANA CON LUZ AL EXTERIOR
MADERA CON BRILLO EN EL SUELO
CORTINA CON BORDADOS
ALFOMBRA ROJA FUERA DE LOS OSCARS
EN FIN MI NIÑA SAL YA A PASEAR TUS EMEOCIONES FUERA DE ESTAS CUATRO PAREDES..... MERECES TODOS LOS COLORES DEL MUNDO Y SOLO TE QUEF¡DAS CON UN ARCO IRIS PINTADO POR TI.......
UN BESO DE LOS DE CORAZON.... COMO TU ME DICES.........
EL INVIERNO HACE TIEMPO QUE PASO, ESTAMOS EN EPOCA DE ALTERAR LA SANGRE........ DA UN SALTO, GRITA, ENFADATE, RIETE DE TODO...... SE FELIZ Y OLVIDATE DE TU JAULA.
MAS BESITOS
buena noche Aldabra Voy a sentarme contigo, a tu lado, en otra silla...¿puedo? Voy a contemplar tus manos y luego las mías. También llevo las uñas cortas --nunca me han gustado largas-- y sin pintar, y mis dedos son pequeños, mi mano es pequeña...
¿Sabes la suerte que tienes en sentirte segura ahí, en tu hogar? Eso es mucha suerte... Y estoy segura que ese corazón ya ha echado andar y va en tu busca. Segura.
Hopper me encanta, lo comparto contigo. Yo me quedo con sus paisajes. :)))
Me gusta este carácter intimista de la entrada, como un susurro quedo en nuestro oído.
Me hace sentir bien. Gracias.
Un beso muy grande, Aldabra.
Esas manos que tan poco aprecias son, sin duda, las mismas que han escrito este texto. Bendícelas, hija mía, bendícelas, que leyéndote se quedaría uno un buen rato en tu habitación observando cuadros de Hopper.
Besos.
Las manos son la parte que más nos recuerdan a los otros: el tacto es el sentido de la piel.
Qué texto más emotivo.
Buenas noches a todos:
Carlos: a mí también me gusta esa silla, mucho... me gusta porque resistió y sobrevivió a su etapa de sol, lluvias y tormentas... es un símbolo.
Moira: siempre hay unas manos esperando, sólo hay que saber mirar.
38 grados: no puedo evitar que me guste Hopper, no puedo escoger a otro sólo porque es el rey de la melancolía... acepto todos las emociones y busco el lado positivo, en este caso la melancolía me llevó a crear un instante que ya nunca morirá.
Vivian: aprecio mucho las cosas que tengo, tienen muchos años y han vivido mucho.
Belén: hay veces en que es necesario pararse y dejar que el mundo avance sin nosotros y luego cuando ya hayamos recuperado las fuerza, continuar.
Sol solito: ¿has visto que he añadido otra fotografía de la cortina? la hice para tí, porque me has dicho que te gustaba. A mi también me gusta, de hecho la hice yo... je je je.
Two: me encanta lo de "paréntesis de vida plácida"... gracias.
aunqueyonoescriba: siempre intento aprovechar mi vida al máximo.
Sommer: hace falta unos buenos cimientos para que se sostenga el resto de la casa... mis cosas, son mis cimientos y en ellas también me apoyo.
Cariátides: lo que dices desprende optimismo por los cuatro costados. Me has contagiado.
J.C.:; Buscaré ese cuadro, no recuerdo ahora cuál es. Me alegra que coincidamos.
Enre: acepto tus manos, te acepto a ti, quiero tus manos, te quiero a ti. Ven a mi rincón de luz y nos contaremos.
Guiller: ¿cuándo te vas a venir por aquí? tengo una silla esperándote.
Alex: ¡como ha crecido esta familia nuestra!... ahora ya somos cuatro... guau!... ojalá crezca más.
Wych: Abracadabra... que aparezcan. Tachán. Ya las tengo Wych. ¡Que suerte!
Migramundo: coincido contigo en que el letargo intelectual es mucho peor. Y es verdad que no lo padezco mi cabeza siempre está pensando, creando paisajes... tatuando páginas en blanco.
Steve: ¡que bonito lo que dices! Has observado minuciosamente ese rincón como buen fotógrafo.
Elbereth: Veniros, tú y Enre (a los chicos Alex y Guiller los dejamos aparte)... tengo dos sofás, uno para cada una y yo me sentaré en la silla que siempre me espera paciente... y como le dije a Enre, nos hablarmos, nos dibujaremos... y nos querremos como se quieren las buenas amigas.
Juanjo: ¡Cuanta razón tienes! No sólo la cara es el espejo del alma ¿verdad? también las manos lo son.
Pedro: Las manos transmiten calor o frío, acarician, hacen daño, sienten...
Gracias a todos por leerme y por dejar vuestros comentarios.
Esta noche os soplo un beso fuerte. Acerco mi mano derecha a mi boca y emito un beso sonoro que se estrella contra los dedos y luego, extiendo la mano y...
¿os ha llegado?
Síiiiii, cierra los ojos, ¿lo oyes? ahí va el tuyo...
Me sentaria a tu lado, en la silla vacia contemplanto el cuadro de Hopper y luego cambiando la mirada, lanzar la vista por la ventana porque seguro que allá a lo lejos estará el mar. Y cogería tu mano suave para calentártela.
Y al final nos miraríamos cara a cara, oko a ojo.
No pido más.
Con eso me conformo.
Besos
Bueno. Tal vez llegue tarde. Como de costumbre. Pero te digo que se siente uno mirón al leer esto y al ver tus fotografías. Como si invadiera tu intimidad...
Un abrazo de éstos de internet.
Cariátides: he recibido el beso al leer tu comentario... ¡¡que dulce!!
Fortimbras: ¡¡que tierno eso que dices!!... detrás de mis ventanas siempre hay un mar... siempre...
Martín: a mi casa nadie llega tarde, se llegue a la hora que se llegue se es siempre bien recibido... no has invadido nada porque yo te he invitado a entrar...
Bicos a todos... y hoy son como los abrazos de Martín... bicos de internet...
Buenas noches,
Aldabra
También a mí me encanta Hopper. Yo creo que esa mujer ante el ventanal también espera, como tú, unas manos repletas de corazón que la despierten de su letargo.
Un beso
Sirena Varada: me alegra que coincidamos en Hopper. No me canso de mirar sus cuadros.
bicos,
Aldabra
Miña avoa sempre dicía "mans frías, corazón quente". Non hai dúbida neste caso, e aínda engadiría: mans pequenas, de escrita grande. Encantoume o ritmo suave, morno, con que fuches deitando as palabras dende esas mans, para chegar suavemente a Hopper, ao velador, e regresar á súa inmobilidade que semella letargo, pero só debía ser cansazo.
Gustei moito deste monólogo.
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