Esta fotografía que os dejo hoy me la hace llegar Marcela desde Argentina. No tiene blog propio pero es asidua lectora del blog de Pedro Ojeda; en él me descubre y es así como llega hasta Congo y yo.
El mundo,
una tela de araña gigantesca.
La fotografía fue sacada en un viaje que hizo con su familia desde Buenos Aires hasta Bariloche y pertenece a Villa Traful, una villa turística perteneciente al Corredor de los Lagos, situada en el extremo Sur de la provincia de Neuequén, Norte de la Patagonia, enclavada dentro del Parque Nacional Nahuel Huapi sobre la margen sur del Lago Traful. El nombre de la villa es de origen mapuche y proviene del topónimo “Travül”, que significa junta o unión, haciendo referencia a la junta de los ríos Traful y Limay.
Fue fundada oficialmente por Parques Nacionales en 1936. Sin embargo sus orígenes se remontan a fines de 1800, cuando, pobladores en su mayoría de origen mapuche y algunos norteamericanos, habitaron el valle con la finalidad de criar ganado y cultivar la tierra.
Marcela me cuenta en su correo que se sintió impactada por lo silencioso del lugar, los colores del paisaje que parecían un lienzo de Van Gogh y que de los indios casi no hay rastro ya que la mayoría fueron diezmados en la Campaña al Desierto. Me escribe un pequeño esbozo de este episodio pero quiero saber más y busco por la red.
Las historias se repiten en todos los lugares.
Los fuertes derrotan a los débiles por la fuerza.
A grandes rasgos, la Campaña al Desierto fue una campaña militar llevaba a cabo por el gobierno argentino contra los pueblos mapuche, tehuelche y ranquel, con el objetivo de obtener el dominio territorial de la Pampa y la Patagonia oriental hasta entonces bajo control indígena.
Después de que en 1877 Adolfo Alsina muriera, el general Julio Argentino Roca fue nombrado Ministro de Guerra y prosiguió su trabajo. En contraste con Alsina, Roca creía que la única solución contra la amenaza de los indígenas era exterminarlos, subyugarlos o expulsarlos. Se estima que en la campaña murieron más de 1.000 indígenas
Las tribus que sobrevivieron fueron desplazadas a las zonas más periféricas y estériles de la Patagonia. Unos 10.000 nativos fueron tomados prisioneros y unos 3.000 enviados a Buenos Aires, donde eran separados por sexo, a fin de evitar que procrearan hijos. Las mujeres fueron dispersas por los diferentes barrios de la ciudad como sirvientas mientras una parte de los hombres fueron enviados a la isla Martín García, donde murieron, en su gran mayoría, a los pocos años de reclusión.
Cada país tiene su propia vergüenza.
Recordar esos muertos inocentes,
una forma de honrarlos
de darles el lugar que se merecían.
Hoy y en el futuro.
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