Querido Joaquín:
No sé qué habrá sido de tu vida y tengo que decirte que tampoco me importa demasiado. Sinceramente, nunca supe muy bien qué pensar de ti. Por más que pensé en aquel entonces no tenía claro si eras gilipollas o te estabas quedando conmigo. Me inclino por lo primero; lo siento. Puede que a día de hoy hayas madurado, han pasado ya… dejémoslo en algunos años. ¿Qué mas da?.
Fui a por ti: directa, determinada, abiertamente. Y todavía puedo recordar con total claridad mental aquella primera vez en tu casa. Nunca me sentí mejor en una situación parecida. Para ser mi debut después de tanto tiempo de celibato voluntario y modestia aparte, creo que estuve soberbia.
No sé qué habrá sido de tu vida y tengo que decirte que tampoco me importa demasiado. Sinceramente, nunca supe muy bien qué pensar de ti. Por más que pensé en aquel entonces no tenía claro si eras gilipollas o te estabas quedando conmigo. Me inclino por lo primero; lo siento. Puede que a día de hoy hayas madurado, han pasado ya… dejémoslo en algunos años. ¿Qué mas da?.
Fui a por ti: directa, determinada, abiertamente. Y todavía puedo recordar con total claridad mental aquella primera vez en tu casa. Nunca me sentí mejor en una situación parecida. Para ser mi debut después de tanto tiempo de celibato voluntario y modestia aparte, creo que estuve soberbia.
¿Te acuerdas cuando te pregunté si tenías novia o estabas saliendo con alguna chica? Tú me contestaste que sí estabas con alguien. Y yo muy digna te respondí: “No me gusta compartir cama. Tres somos multitud. Me marcho”. Tú te quedaste estupefacto.
Me vestí sin mediar palabra y me dirigí a la puerta. Una vez allí, agarrada a la manilla, pensé: “O lo haces ahora o no te liberarás nunca. Vuelve”. Y así hice, volví. Entré de nuevo en tu habitación y me desnudé de nuevo para ti y te dije: “Quiero hacerte el amor”. Seguiste sin hablar pero no pusiste ningún reparo porque sabía cuánto me deseabas. Y, prácticamente, sin casi enterarme de nada, para tí la fiesta ya se había terminado. Abatido, dijiste: ”Lo siento, no sé qué me ha pasado”. Yo quería morirme de la risa. Pero ese era mi gran momento. Con ironía te respondí: “Pues sí que ha sido mala suerte. Esperar tanto para esto… Otra vez será. Ahora te dejo porque después de tanto esfuerzo debes estar terriblemente cansado”.
Me vestí y me marché. Esta vez sin vuelta atrás.
Volvimos a vernos en alguna otra ocasión. Y un día te envié aquel regalo por correo, un libro que para mí tenía un significado especial y unas ilustraciones preciosas. Siempre me gusta dar sorpresas y oportunidad a las personas para darse a conocer y cuando me llamaste para decirme que querías devolvérmelo… ¡No podía salir de mi asombro! ¿Nadie te enseñó que los regalos no se devuelven? ¿Qué pretendías? Nunca lo entendí. Cada vez que te encontraba por la calle, la misma cantinela… “Tengo que…” Y yo decía para mis adentros: “No lo digas, no seas imbécil”. Por supuesto, nunca volvió a mis manos. Era de esperar. Una pena porque aquella edición me gustaba mucho. Que sepas que me lo compré hace poco con las ilustraciones en blanco y negro, una edición de bolsillo… la que tú deberías de tener.
Y fíjate sentí pena por ti, por no saber comportarte como el adulto que eras. Creo que después recapacitaste y en un momento de lucidez pensaste que yo merecía otro trato. Y aunque ya habían pasado muchos meses, aprovechando las fechas dejaste un mensaje en mi contestador deseándome Feliz Navidad. Un gesto que te honraba.
He sentido la necesidad de escribirte estas letras para decirte que la conclusión que yo he sacado de esta historia es que yo te “molaba mucho”, como se dice hoy en día”, pero, simplemente, no era tu tipo. Y es que estar a la altura de alguien como tú es bastante difícil. Imagino que ahora ya habrás bajado el listón.
Deseándote, por supuesto, todo lo mejor. Recibe un fuerte abrazo de ésta que no te olvida.
Ana,
Volvimos a vernos en alguna otra ocasión. Y un día te envié aquel regalo por correo, un libro que para mí tenía un significado especial y unas ilustraciones preciosas. Siempre me gusta dar sorpresas y oportunidad a las personas para darse a conocer y cuando me llamaste para decirme que querías devolvérmelo… ¡No podía salir de mi asombro! ¿Nadie te enseñó que los regalos no se devuelven? ¿Qué pretendías? Nunca lo entendí. Cada vez que te encontraba por la calle, la misma cantinela… “Tengo que…” Y yo decía para mis adentros: “No lo digas, no seas imbécil”. Por supuesto, nunca volvió a mis manos. Era de esperar. Una pena porque aquella edición me gustaba mucho. Que sepas que me lo compré hace poco con las ilustraciones en blanco y negro, una edición de bolsillo… la que tú deberías de tener.
Y fíjate sentí pena por ti, por no saber comportarte como el adulto que eras. Creo que después recapacitaste y en un momento de lucidez pensaste que yo merecía otro trato. Y aunque ya habían pasado muchos meses, aprovechando las fechas dejaste un mensaje en mi contestador deseándome Feliz Navidad. Un gesto que te honraba.
He sentido la necesidad de escribirte estas letras para decirte que la conclusión que yo he sacado de esta historia es que yo te “molaba mucho”, como se dice hoy en día”, pero, simplemente, no era tu tipo. Y es que estar a la altura de alguien como tú es bastante difícil. Imagino que ahora ya habrás bajado el listón.
Deseándote, por supuesto, todo lo mejor. Recibe un fuerte abrazo de ésta que no te olvida.
Ana,
7 comentarios:
Ay, Joaquín, Joaquín!!!... en qué estarías pensando???
Qué suerte tuviste con que te llegó el libro!!!
Guillermo
Ufff, me encanta Aldabra tu ritmo es buenísimo, me trago siempre las entradas, y luego releo párrafos.
Ese tal "Joaquín" ayyyy....en fin para echar ranas por la boca mejor me callo.
¿Sabes que a mí también me encanta hacer regalos? Hace muchos, muchos años, hice un regalo parecido al de Ana, con similar respuesta.
Grande, generosa, abierta..así te veo.
¡Un gran fin de semana, muchos besos, y nos leemos!
Me gusta leerte, mucho. :)
Ana.....me gusta mucho ese nombre..
Coincido con Elbi....¡grande, generosa y abierta!...por eso pienso que, con tu permiso, le doy la "vuelta" a tu frase: ..."Y es que estar a la altura de alguien como tú es bastante difícil"...
Creo, que es justo lo que pasó por la cabeza de Joaquin, desde el dia que no supo estar a la altura de las circunstancias.....
Y , tal vez, todavia no lo haya superado....jajajaja
Primi, eres un encanto...
Te está pasando como a mi, hasta que me lo dijeron....tienes que poner el reloj en hora...creo que está en las obciones de la configuración....no es que tenga mucha importancia, pero es mas "real" la hora que se refleja en las entradas y en los comentarios...
Una carta llena de pasión y sinceridad...casi me dan ganas de tirarle a la cabeza el libro al tal Joaquín.
Enhorabuena
genial Aldabra...
mil besos y Feliz día mujer!
buenas noches a todos... y gracias por vuestros comentarios...
Elbereth... ¡que mala suerte haber dado con otro de esos que no saben para y porqué son los regalos! ¡no sabes como lo siento!... esperemos que hayan aprendido algo... je je je
Álex... gracias por lo del reloj, la verdad es que no me había fijado... soy terriblemente despistada... y enhoabuena por haber dado con el nombre de la ciudad de la exposición de Sorolla... pero es que te lo puse muy facil... je je je...
Carlos... aleja tu agresividad, hombre, que no merece la pena... je je je...
Enredada... besitos para ti también...
¡¡feliz fin de semana a todos !!
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