Agarrada a la mano de Congo me dejo caer hasta lo más oscuro de mí misma. Allí, por los rincones, busco al miedo que me llevó hasta el tejado y una vez que lo atrapo le pido a Congo que me ayude a matarlo.
Siempre regreso con las manos en carne viva, una mirada perdida en los ojos y nunca vuelvo ser la misma que era antes de.
1 comentario:
te robo la imagen. es tuya? sino dime de quien. la pongo en mi blog como base de un texto. si no quieres, obviamente la quito. Un beso
PD: de hecho he llegado a tu blog buscando una imagen de un pozo. me gusta lo que escribes.
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