Quiero dormir toda la noche de un tirón, sin pastillas. Acostarme y despertarme ó bien con el despertador (¡que alegría!), o porque el amanecer ya entra por las persiana de mi habitación que siempre dejo entreabierta.
Pero no, mi sueño anda de cachondeo. Por eso ahora son las 6 de la mañana, es sábado y no tengo horario para levantarme y estoy aquí, sentada en la cama, escuchando música y escribiendo por hacer algo de provecho. Y no es justo.
Antes de llegar a este estado siempre pruebo todo. Me despierto en la noche y no me atrevo a mirar el despertador siguiendo alguna recomendación de uno de esos manuales de autoayuda para recuperarse de cuaqluier tipo de enfermedad o adicción. Y me quedo agazapada entre mis sábanas tratando de moverme lo menos posible hasta que ya, con miedo de quedarme rígida para siempre, mi cuerpo, por si solo, empieza a dar vueltas: una para aquí, otra para allá, otra para más aquí… Y ya lanzada a la aventura oprimo el botón de la luz de mi despertador y veo que son las 5:30 ¡Bien!, digo yo, he mejorado. Antes sucedía a las 5. No tengo porque preocuparme porque todo sigue su curso normal como acostumbran a decir los médicos.
Ahora ya sé la hora que es, ya sé que no me dormiré y entonces ya puedo organizar mejor mi vida… mi resto de noche, debería decir. Por fín enciendo la luz y dejo de dar vueltas a las ideas estúpidas que siempre me acometen en las noches de vigilia.
Es que antes... antes de no dormir, yo tenía un método infalible. Cuando me despertaba esporádicamente en la noche y no me pregunten por qué, era algo instintivo, me masturbaba. Era un sedante excepcional y placentero. Pero claro, ahora, como mi libido se ha ido en busca de mejores camas y mejor cuerpo que el mío junto con mi sueño, pues aunque me toque no encuentro más que un cuerpo vacío de sensaciones.
Si se duerme acompañado hay algo que se suele hacer pero que no funciona. Créanme. Yo le llamo “joder por joder”. No duermes y entonces sientes que la persona que está a tu lado se da una vuelta y piensas: Tal vez él tampoco duerma. Y te acercas sigilosa para preguntarle ¿Cariño, duermes?. Por favor, no lo hagan nunca si no tienen la certeza de que de verdad no duerme porque es nefasto. Corre el riesgo de que su relación se vaya al traste y fíjese usted por qué tontería.
Alguna vez he probado a hacer puzzles. Nunca en mi vida los hice y no sé por qué me los compré para el insomnio porque no consigo nunca que me encaje nada y menos 500 o mil piezas. Eso es delirante. La verdad es que acabo poniéndome más de los nervios todavía. Por cierto, si alguien los quiere sólo tiene que darme su dirección porque se los enviaré todos. Algunos aún están sin abrir.
También he probado a hacer punto de cruz en la cama y escuchar la radio. Y hay veces que la radio de noche es jodida. Porque las personas no razonamos como de día. Si es que es normal que se vea todo más oscuro porque es de noche.
Total, que lo mejor es tomárselo con filosofía y no desesperarse. Levantarse de la cama y dirigirse a la cocina para atiborrarse de galletas con colacao. Dicen que el chocolate da sueño y es un sustitutivo del sexo. También se puede pasear por casa, aprovechar para planchar, leer revistas del corazón de esas en que lo único que hacemos es pasar hojas para ver las mansiones y las caras superperfectas… Porque claro, aunque te entren ganas de poner la máquina de coser a esas horas… vamos, que no se le ocurra a nadie o le echarán de la comunidad de vecinos.
En fin.
Y ahora que les he contado mi problema muchos se preguntarán ¿Por qué esta mujer tendrá insomnio? Si no se lo dicen a nadie lo confesaré en bajito. Tengo ansiedad. Y no es de Tenerte en mis brazos como decía Nat King Cole en aquella canción, con su acento extraviado y que yo tantas veces escuché de pequeña. Tengo ansiedad porque algo se ha removido en mis adentros y hasta que vuelva a ponerse todo en su sitio me toca padecerla con la mayor dignidad posible.
Gracias a todos por escucharme. Y no intenten comprenderme. Créanme, yo llevo 42 años en ello y todavía sigo sin ser capaz.
De todos modos ya se ha hecho tarde y ahora sí que es hora de levantarse…
¡Que gusto!.
Pero no, mi sueño anda de cachondeo. Por eso ahora son las 6 de la mañana, es sábado y no tengo horario para levantarme y estoy aquí, sentada en la cama, escuchando música y escribiendo por hacer algo de provecho. Y no es justo.
Antes de llegar a este estado siempre pruebo todo. Me despierto en la noche y no me atrevo a mirar el despertador siguiendo alguna recomendación de uno de esos manuales de autoayuda para recuperarse de cuaqluier tipo de enfermedad o adicción. Y me quedo agazapada entre mis sábanas tratando de moverme lo menos posible hasta que ya, con miedo de quedarme rígida para siempre, mi cuerpo, por si solo, empieza a dar vueltas: una para aquí, otra para allá, otra para más aquí… Y ya lanzada a la aventura oprimo el botón de la luz de mi despertador y veo que son las 5:30 ¡Bien!, digo yo, he mejorado. Antes sucedía a las 5. No tengo porque preocuparme porque todo sigue su curso normal como acostumbran a decir los médicos.
Ahora ya sé la hora que es, ya sé que no me dormiré y entonces ya puedo organizar mejor mi vida… mi resto de noche, debería decir. Por fín enciendo la luz y dejo de dar vueltas a las ideas estúpidas que siempre me acometen en las noches de vigilia.
Es que antes... antes de no dormir, yo tenía un método infalible. Cuando me despertaba esporádicamente en la noche y no me pregunten por qué, era algo instintivo, me masturbaba. Era un sedante excepcional y placentero. Pero claro, ahora, como mi libido se ha ido en busca de mejores camas y mejor cuerpo que el mío junto con mi sueño, pues aunque me toque no encuentro más que un cuerpo vacío de sensaciones.
Si se duerme acompañado hay algo que se suele hacer pero que no funciona. Créanme. Yo le llamo “joder por joder”. No duermes y entonces sientes que la persona que está a tu lado se da una vuelta y piensas: Tal vez él tampoco duerma. Y te acercas sigilosa para preguntarle ¿Cariño, duermes?. Por favor, no lo hagan nunca si no tienen la certeza de que de verdad no duerme porque es nefasto. Corre el riesgo de que su relación se vaya al traste y fíjese usted por qué tontería.
Alguna vez he probado a hacer puzzles. Nunca en mi vida los hice y no sé por qué me los compré para el insomnio porque no consigo nunca que me encaje nada y menos 500 o mil piezas. Eso es delirante. La verdad es que acabo poniéndome más de los nervios todavía. Por cierto, si alguien los quiere sólo tiene que darme su dirección porque se los enviaré todos. Algunos aún están sin abrir.
También he probado a hacer punto de cruz en la cama y escuchar la radio. Y hay veces que la radio de noche es jodida. Porque las personas no razonamos como de día. Si es que es normal que se vea todo más oscuro porque es de noche.
Total, que lo mejor es tomárselo con filosofía y no desesperarse. Levantarse de la cama y dirigirse a la cocina para atiborrarse de galletas con colacao. Dicen que el chocolate da sueño y es un sustitutivo del sexo. También se puede pasear por casa, aprovechar para planchar, leer revistas del corazón de esas en que lo único que hacemos es pasar hojas para ver las mansiones y las caras superperfectas… Porque claro, aunque te entren ganas de poner la máquina de coser a esas horas… vamos, que no se le ocurra a nadie o le echarán de la comunidad de vecinos.
En fin.
Y ahora que les he contado mi problema muchos se preguntarán ¿Por qué esta mujer tendrá insomnio? Si no se lo dicen a nadie lo confesaré en bajito. Tengo ansiedad. Y no es de Tenerte en mis brazos como decía Nat King Cole en aquella canción, con su acento extraviado y que yo tantas veces escuché de pequeña. Tengo ansiedad porque algo se ha removido en mis adentros y hasta que vuelva a ponerse todo en su sitio me toca padecerla con la mayor dignidad posible.
Gracias a todos por escucharme. Y no intenten comprenderme. Créanme, yo llevo 42 años en ello y todavía sigo sin ser capaz.
De todos modos ya se ha hecho tarde y ahora sí que es hora de levantarse…
¡Que gusto!.
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