Hay días en los que dentro de mí hace frío. No se trata de alguna corriente externa ni nada de eso. No, es un frío interior. Un frío que no se me pasa por más mantas o abrigos que me ponga. Para que se me pase necesito pensar en cosas agradables, por ejemplo, en que estoy tumbada al sol sobre la arena o en que me tomo una coca-cola con muchos cubitos de hielo. También me sirve que voy en moto. O que me estoy comiendo galletas de esas que llevan mermelada de naranja y chocolate negro.
La primera vez que sentí este frío interior me pareció raro. No conseguía encontrarle explicación alguna. Porque a mí me gusta siempre cerrar todas las puertas y todas las ventanas. No obstante, siempre volvía a echar un vistazo por si acaso. Todo en orden. Lo que más me cuesta cerrar siempre es la puerta del desván donde guardo las cosas que quiero que se cumplan. Pues eso, que todo bien cerrado a cal y canto y el frío no se iba.
Las otras veces ya fue distinto. Como ya lo había sentido antes no me causó tanta extrañeza. Y además en seguida descubrí como echarlo de dentro de mí. Creo recordar que fue la cuarta vez. Estaba yo en la cama arrebujada y casi sin poder respirar por todo el peso que tenía encima. Hubo un momento en que pensé que iba a ahogarme así que me dije: “Esto no puede seguir así. Un día te vas a morir sin darte cuenta”. Me levanté de la cama y me fui a la cocina, descalza y sin ponerme la bata ni nada. Y decidí encender la tele y un cigarrillo. Primero la tele y luego el cigarrillo. No, creo que fue primero el cigarrillo y luego la tele. Bueno, da igual. El caso es que estaban echando un documental de osos polares. A mí los osos polares me gustan mucho. Y me gusta ver esos reportajes aunque sea verano. El caso es que había una mama oso jugando con su osezno. Era como un peluche móvil. Me emocioné tanto que me puse a llorar. Mis lágrimas salían calientes. Casi me queman la cara. Y al mismo tiempo que salían mis gotas de lluvia (a veces las llamo así) se me iba pasando el frío. Entonces me dije: “Ya está. Cuando tenga frío sólo tengo que pensar en cosas bonitas y se me pasará”.
Poco a poco, el frío, lejos de molestarme, se convirtió en un buen aliado. Porque quisiera o no me obligaba a pensar en cosas bonitas. Y eso se contagia. Ahora nos llevamos bien y ya no me incomodan esos días. Es más, los comparto con mis amigos y con algunos enemigos también. Porque es que hay gente a la que le gusta estar siempre de mal humor y todo eso, entonces yo, para chincharlos les contagio mi frío y el antídoto para combatirlo. Tienen tanto frío que no les queda más remedio que pensar cosas agradables porque tienen miedo a morirse. Porque la gente que es mala tiene más miedo que la otra. Bueno, eso es lo que creo yo.
En fin.
4 comentarios:
En lo días fríos que suelen ser bastantes seguidos para mi, también pienso en cosas bonitas, lloro de emoción viendo una peli, busco en mis albunes de fotos los momentos inolvidables que tiene la vida, esa que fué, y se enciende algo que me abriga y me da calor...
Y a la gente que legusta estar de mal humor...trato de no registrarla, y a los tristes trato de darles un poquito de calor, para que la tristeza se vaya un rato...
Gracias por prentarle tus alas de cartón a Elbi, yo le doy un globo, un globo desde el cual también pueda volar cuando se canse de las alas y mirar al mundo hecho canica... desde tan tan alto y estar feliz,
te quiero amiga...
besos
No había tenido oportunidad de leer esta entrada....
Eres una buena amiga....una buena persona....siempre dispuesta para ayudar....transmitiendo optimismo y cariño....
Eres una buena primahermana.
Un besazo.
Gracias, Aldabra. Qué hermosa entrada. Me ha gustado como lo describes. Ese frío... y la forma de combatirlo...
Gracias por prestarme tus alas..seguro que están hechas de calor, mucho calor. Me recuerdan a las de Rox...yo siempre le digo que es mi mariposa violeta.
Me ha gustado el texto, me ha llegado dentro. Mejor que pedirte prestadas tus alas, te voy a pedir que me enseñes a fabricar unas. :)
¿Te parece bien?
Un fuerte abrazo...
hola chicos...
¡¡que alegría me da sentir que te hayas recuperado Elbereth, sino del todo al menos un poquito, lo suficiente para visitarme!!... ¡¡me alegro mucho!!...
lo de que te enseñe a hacer las alas dalo por hecho... aunque estoy segura que a estas alturas tú ya sabes como se hacen, si no son iguales al menos unas que cumplan la misma función que las mías...
Álex, primo hermano... no sé si soy buena persona y buena amiga pero lo que sí sé es que siempre lo intento... y en los momentos bajos es cuando más nos necesitamos unos a otros por eso me gusta cuidar y preocuparme de los que "sufren"...
besiños fuertes,
Aldabra
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