A veces, como ayer,
Congo me bebe a sorbos.
Me saborea despacio
en la sobremesa,
mezclada con café Ristretto
y azúcar moreno.
Sumisa,
me dejo deslizar por su boca,
por su garganta húmeda,
cálida
mientras voy acariciando
a Congo por dentro:
sus órganos,
sus humores,
sus agujeros secretos...
A veces,
como ayer,
Congo me bebe a sorbos,
en la sobremesa,
y yo sé
que no se puede llegar más lejos.
Textos antiguos, como yo.
Hace 6 horas
1 comentario:
Bonito, dulce, tranquilo... sosegado
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